N/A: Este es el primer longfic Drarry que escribí y que nunca llegué a publicar. Lo terminé hace más de un año y no sé porqué nunca llegué a ponerlo en ningún sitio.
Esta navidad estuve a punto de hacerlo, pero con el Drarrython se me quitaron un poco las ganas de Drarryear...
No sé cuándo subiré el siguiente capítulo, si esta misma semana o la siguiente. Pero como máximo os aseguro que una semana estará subido, los capítulos ya están todos beteados gracias a mi querida Gi Gina, a la que agradezco mil veces que hiciera de mi beta desinteresadamente ^^
A través del puente
Capítulo primero
"Vamos, hazlo; nadie te va a echar de menos, lo sabes.
¿A quién le va a importar? Sabes que estás solo, que no tienes nada. No hay nadie a quien le vaya a importar.
Nadie.
Vale, sí, quizás alguien suelte alguna que otra lagrimilla, pero nada más. No tienes familia, tus amigos te han abandonado.
¿Por qué?
Porque no vales nada, tus días de gloria han pasado, ahora todo el mundo te da la espalda, eres un monstruo. Ni siquiera esa gente a la que podrías considerar familia te quiere, no al menos, desde que la dejaste. Porque no la amabas, no la quieres de esa forma.
Estos años has estado engañándote; aferrándote.
Porque lo sabías, sabías que en el momento en que la dejaras todos te odiarían y perderías a las únicas personas que alguna vez has considerado tu familia. Por eso has aguantado estos años, pero la quieres, le tienes cariño y como buen Gryffindor, no podías hacerle esto. Ellos tan solo te querían porque con ella formabas parte de su familia, pero ¿Qué sucedió cuando todos se enteraron? ¿Qué pasó cuando todos supieron que la habías dejado? Ya no te volverán a querer en su casa; no volverás allí.
Has perdido lo único que tenías."
"Vamos, hazlo.
Ya no eres útil.
Todos sabían para que estabas aquí, ya has cumplido. Ahora serás uno más durante el resto de tu miserable vida.
Admítelo, no le importas a nadie, si no, no estarías al borde de este puente y con este tipo de ideas en tu cabeza. Ya has oído lo que la gente opina de ti. Ahora que todo ha pasado, no le interesas al mundo.
Estás solo.
"Vamos, hazlo.
Te has enfrentado a cosas muchísimo peores, más difíciles. Ya es hora de que asumas que tu vida termina aquí.
No va a venir nadie a decirte que no lo hagas. Nadie te va a parar. Ni siquiera ella, ni él.
Nadie quiere a Harry, todos querían a Potter; todos, excepto tú. ¿Por qué miras abajo? Ya sabes lo que hay, lo que te espera.
El vacio, la nada. La muerte.
Tú elegiste este camino. ¿Por qué alargarlo? Vamos, ya lo has pensado un millar de veces, y siempre te echas atrás. Pero no es la primera vez que te subes aquí, aunque quizás sí sea la última…"
Sus ojos verdes se cerraron. Los agujeros de la nariz se abrieron para dar una gran aspiración. Suspiró pesadamente. Volvió a abrir los ojos y miró de nuevo al vacio. Las olas arremetían contra el muro de piedra en el que se encontraba. Trago saliva y miró al frente, auto convenciéndose de que estaba haciendo lo mejor para todos.
Se quitó las gafas y las guardó, al fin y al cabo, con la lluvia no veía nada a través de ellas; y no las iba a necesitar más. Movió inquieto los pies. Se humedeció los labios, mientras su mente no hacía más que decirle una y otra vez las mismas palabras: "Vamos, hazlo"
Nunca había sido un cobarde, pero aquella decisión lo estaba desquiciando desde hacía un tiempo sin que lograra decirse. Siempre daba un último paso hacia atrás.
Justo cuando su pie derecho se había adelantado ligeramente, oyó un ruido a su alrededor. Primero pensó que sería algún gato huyendo de la lluvia. Pero cuando entrecerró un poco los ojos, pudo distinguir la figura de otra persona. Como no llevaba gafas no pudo diferenciar bien si era un hombre o una mujer; ni si era joven o mayor. Solo que llevaba una sudadera gris y la capucha le tapaba la cabeza. Estaba empapado igual que él y por sus pasos desorientados pudo imaginar porque estaba ahí.
De repente oyó un grito desgarrador y vio que aquel tipo apoyaba las palmas de las manos en el borde y agachaba la cabeza, para inmediatamente dar un salto hacia el borde y tomar la misma posición en la que él se encontraba. Se quedó paralizado por un momento. En su cabeza, aquella idea no era tan descabellada, pero ver hacerlo a otra persona salía de sus esquemas.
Su sangre de héroe, esa que todos dicen que corre por sus venas, se removió en su interior. Tenía que hacer algo. Pero luego lo pensó: "¿Qué vas a hacer tú? Si estás en la misma situación, o peor, mejor será que lo olvides y te decidas de una vez por todas".
Volvió a mirar al frente. Iba a hacerlo, no se iba a echar de nuevo atrás.
Como siempre, por enésima vez, volvió a mirar al mar, volvió a respirar hondo una vez más. Esas cosas se habían vuelto una costumbre en sus viajes al puente.
Apretó los puños con fuerza y dio otro paso al frente. Cerró los ojos. "Sí, esta vez lo haría"
Puso sus pies justo al borde. No había marcha atrás.
Entonces, sintió como alguien lo agarraba de la tela del pantalón y giró la cabeza. Por un momento sintió que perdía el equilibrio, pero la persona a sus pies lo agarró fuertemente por las piernas.
—Eh, eh, para; cuidado —le decía en voz baja. Era un hombre; joven.
Cuando hubo recuperado la estabilidad, lo miró con cautela. Solo le veía los labios finos y pálidos, que en ese momento arrastraban gotas de lluvia.
—Vamos, baja de ahí, no seas estúpido —volvió a dirigirse a él con petulancia.
—Créeme, es lo más inteligente que podría hacer —le respondió intentando zafarse de su agarre sin éxito.
—Cualquier cosa que te ocurra, ten por seguro que alguien podrá superarla, seguramente, yo. Así que baja de ahí —añadió tendiéndole una mano.
—Me hace gracia que precisamente tú, que hace menos de cinco segundos estabas a unos metros de aquí con estas mismas intenciones, sea quien me diga que me baje de aquí —si quería ser irónico, él sabía cómo serlo.
—Está bien, tírate, allá tú. Seguramente la salida más fácil a cualquier problema sea esta. Al menos es la más rápida —dijo ahora sin darle ninguna importancia al asunto.
Harry lo miró por un momento sin parpadear, pero no respondió ni se movió de donde estaba. A los pocos segundos notó como el otro se subía también al borde y se ponía a escasos metros de él.
—Para mí también sería una salida fácil, y rápida. No creas que no lo he intentado pero quizás me falta algo de valor —el chico hablaba, pero ni siquiera tenía la certeza de que lo fuera, solo por su voz ya que con la capucha mojada sobre su cabeza apenas le veía la boca y la quijada— ¿serías capaz de hacerlo? Te estado observando y pareces tener muchas dudas. No sé qué es lo que habrás hecho para acabar aquí, pero te aseguro que hay algo mucho más rápido aunque no más fácil… huye.
—No he hecho nada —se apresuró a decir— no huyo de nadie, simplemente mi vida es un asco, no tengo a nadie ni nada que me importe o yo le importe. Todo sería más fácil si yo no estuviese aquí —la última frase la dijo de forma suave y baja.
—Deja de auto compadecerte, me exasperas. Hay cosas peores en la vida que sentirse solo, créeme. Ojalá yo solo huyera de la soledad; eres demasiado dramático.
A Harry le sorprendió que aquel tipo le hablase así. Suponía que si alguna vez alguien venía a impedir que se tirase de aquel puente no lo haría precisamente con esas palabras, sino con algunas de apoyo y comprensión.
—¿Qué sabrás tú cómo es mi vida? O si es lo suficientemente miserable para que desee morir.
—Sólo tengo que mirarte para ver que en realidad lo único que te ocurre es que te sientes mal y solo; probablemente porque ha ocurrido algo recientemente que te ha dejado un poco deprimido, pero nada más. Ah… te quejas de vicio, seguro.
—¿Sí? ¿Y que se supone que ves? —le preguntó algo harto ya de aquel análisis que no había pedido ni quería.
El chico lo miró duramente un minuto (o al menos eso suponía ya que no le veía los ojos "¿Dónde había guardado sus gafas?") y al momento volvió la vista de nuevo al mar.
—Vas bien aseado, vestido; no estás delgado por lo que deduzco que recibes tus raciones de comida diarias. Lo único que tienes es barba de un par de semanas y el pelo bastante largo y despeinado y empapado, claro; probablemente porque tu inclinación al drama ha hecho que te descuides algo para dar más pena. Pero nada que no se arregle con un buen afeitado y corte de pelo —respiro hondo y prosiguió— mírame a mí, llevo bastante sin recibir una ducha o comida caliente, mucho más sin ver algo de ropa limpia —volvió a suspirar— en fin, supongo que cada uno tiene lo suyo —añadió de forma sarcástica y dio un salto para bajar del borde.
Harry por imitarlo, y sin darse cuenta de lo que hacía, bajó del borde, lo siguió y se encontró de pronto enfrente de aquel tipo. Lo miró de arriba abajo y se dio cuenta de que había dicho la verdad. Su ropa estaba algo ajada y olía bastante mal. A través de aquellos vaqueros gastados se veía que sus piernas eran muy delgadas y sus brazos presentaban el mismo aspecto escuchimizado.
Harry se echó el pelo para atrás, lo tenía empapado y apenas veía nada. Cogió una goma elástica que llevaba en la muñeca y se ató el pelo en una coleta baja. Inmediatamente después sacó sus gafas y se las puso. Cuando volvió sus ojos hacia el chico, pudo ver que lo observaba con la boca ligeramente abierta.
—Ostia puta… —dijo casi sin cerrar la boca— Eres Potter… joder…
—Mierda —alcanzo a decir Harry— mierda —repitió— ahora irás a todos con el cuento de que el niño-que-vivió ha intentado matarse, ¿me equivoco? —dijo poniendo los ojos en blanco.
Harry se quedó parado con los brazos cruzados viendo como el otro no reaccionaba. Pero de repente, se echó hacia atrás la capucha que le tapaba, y entonces fue él quien se quedó con la boca ligeramente abierta.
—¿Malfoy? —Pudo vocalizar— ¿Draco Malfoy? —terminó de decir.
Ahora ya podía ver los ojos grises y el cabello rubio de Malfoy que estaban igual de empapados y desarreglados que el suyo.
—Eres un puto hipócrita, Potter —le dijo con su habitual tono despectivo— vienes aquí a compadecerte de que tu vida perfecta tiene una pequeña grieta…
—Que mierda sabrás tu, Malfoy, mira quien fue a hablar, el heredero sangrepura…
—¿Estás ciego imbécil? No sé de qué herencia hablas, mírame, ¿acaso te parezco eso? —Y luego en un susurro añadió—: Gilipollas.
—¿Yo soy el gilipollas? Grandísimo idiota, me sorprende que no estés en Azkaban con el resto de los mortífagos —no pudo terminar la frase porque Malfoy se había abalanzado sobre él.
—No me llames así, maldito Gryffindor engreído, ¿Qué sabrás tu? —le dijo mientras intentaba darle un puñetazo que Harry esquivo fácilmente.
—Para de una vez, Malfoy, ya no somos niños, no te servirá esto contra mí —lo agarró del brazo con el cual pretendía pegarle y continuo hablando— no sé cómo será tu vida, pero tú no sabes cómo es la mía y quizás no sea peor, pero no sabes nada de mí, así que mejor será que te calles.
—Sí sé de tu vida, ¿o es que crees que no he leído los periódicos? —le dijo con asco— tienes una vida perfecta, en tu casa perfecta, pronto te vas a casar con tu perfecta novia y sus perfectos y pelirrojos familiares.
Harry soltó una risa irónica y estruendosa.
—Ves, te equivocas, no tengo nada de eso; eso es lo que dicen en las revistas, pero es totalmente falso, de ser así, ¿Qué crees que hago aquí? Payaso arrogante; ni sin un céntimo dejas de ser un altanero y creerte superior a los demás.
—Tienes a Granger, a Weasley y a toda su familia, que no es poca, no me vengas ahora de víctima.
—Ella ni siquiera vive aquí y los Weasley no me hablan desde que dejé a Ginny. No tengo familia, ni siquiera una familia llena de mortífagos y asesinos cobardes como la tuya...
No le dio tiempo a continuar porque Draco le había dado una bofetada que se había escuchado a lo largo de todo el puente.
—Mi madre no era una asesina y muchísimo menos una cobarde —dijo con toda la rabia que pudo contener— jamás vuelvas a nombrarla, quizás te creas el héroe del mundo mágico pero hasta tú pusiste sangre en tus manos y ella nunca le hizo daño a nadie; por culpa de gente como tú ahora está muerta. Hipócrita.
Harry lo miró un momento a los ojos, y pudo ver sus pupilas muy contraídas.
—No lo sabía —dijo un poco avergonzado— lo siento, no pretendía…
—No pidas unas disculpas que no sientes, Potter ¿acaso te importaba lo más mínimo? No; así que deja de compadecerte y hacer un drama de todo.
Harry iba a contestar algo igual de ácido cuando unos pasos apresurados se oyeron a sus espaldas. Ambos se giraron y vieron al menos a cuatro hombres que miraban a su alrededor como buscando algo. Miró a su derecha y vio como Malfoy había sacado su varita y estaba muy tenso.
—Vete de aquí Potter —dijo sin mirarlo.
—¿De qué hablas? ¿Qué está pasando? —preguntó mirando intermitentemente a ambos lados.
—Lárgate de aquí, ¿no me oyes? —seguía insistiendo— al menos es lo que yo voy a hacer.
De repente uno de los tipos pareció verlos, los señaló y comenzaron a caminar muy deprisa en su dirección.
—Joder —dijo Draco— ya me han visto. Vamos Potter, ¿a que se supone que estas esperando?
— ¿Tú no te vas? —le preguntó mirándolo con curiosidad.
—Ahora ya no, me han visto.
— ¿Por qué te persiguen esos tipos? —dijo observando cómo cada vez estaban más cerca.
—No es asunto tuyo, y ¿quieres irte de una maldita vez?
—Ellos son cuatro y tu uno, no tienes ninguna oportunidad. ¿Por qué no te apareces en tu casa o en algún otro sitio? —Malfoy parecía que perdía la paciencia por momentos.
—No tengo ningún sitio a donde ir, ¿no te das cuenta? —De repente Draco se posiciono con su varita en alto y se dirigió por primera vez a aquellos tipos—. Ya me habéis encontrado, ¿Qué queréis?
—Sabes muy bien qué es lo que queremos Malfoy —dijo uno con voz grave.
Los cuatro eran muy corpulentos, sus edades debían rondar los cuarenta al menos. A Harry le pareció un poco exagerado que esos cuatro tipos tan grandes fueran tras alguien tan menudo como Malfoy. Y lo que le pareció aun más increíble es que aun no hubieran conseguido atraparlo.
—Pues deberíais saber también que no tengo nada, sabéis que era mi padre quien llevaba eso…
—Sí claro, y te crees que muerto el perro se acabo la rabia, ¿no? ¿Te parece que somos estúpidos?
Harry permaneció en un segundo plano mientras Malfoy discutía con aquellos tipos. Parecía que venían a reclamar algo, que al parecer Lucius Malfoy, les debía o les había robado. No lo entendía muy bien.
Llevaban un rato batallando, pero no sabía por qué no entraban en razón, por más que Draco les decía que él no tenía eso que ellos buscaban. De repente uno lo agarró por el cuello de la camisa y lo levantó unos pocos centímetros del suelo para amenazarlo.
—No nos toques los cojones pequeña rata inmunda, sabemos que Lucius te lo dejó todo, así que date prisa si no quieres que empecemos a cobrarnos en ti —y dicho esto lo agarró de un brazo y se lo retorció.
A Harry lo que más le sorprendió es que el rubio no soltó si quiera un gruñido ante eso y tenía que dolerle. Seguía con su máscara de indiferencia diciendo que él no tenía nada que les perteneciera.
—Vamos chicos —dijo uno dirigiéndose al resto— enseñémosle a la escoria lo que pasa cuando uno no recibe lo que viene buscando.
Fue todo muy rápido, los otros tres levantaron sus varitas; incluso uno casi llegó a decir crucio completamente cuando Harry con un movimiento de su mano y un expelliarmus los mandó a los cuatro al menos a cinco metros y acabaron tirados por el suelo y doloridos.
Draco abrió los ojos como platos cuando se vio librado de aquel matón y observó a Potter.
—¿Cómo demonios has hecho eso? —Le preguntó más que sorprendido—. Joder…
—Yo… —tartamudeo— yo no… no ha sido mi intención… ha sido sin querer…
Mientras Malfoy lo miraba entre asombrado y agradecido, se percataron de que los hombres se habían levantado y se dirigían de nuevo hacia ellos.
—Vaya —dijo uno— parece que te has buscado un guardaespaldas, veremos si puede hacer algo contra esto — añadió con intención de lanzar otro crucio a Draco.
Este se giró y miró a Harry abriendo mucho los ojos, esperando que les lanzara otro hechizo igual de potente o algo así. Pero Harry asustado, no se le ocurrió otra cosa que agarrar a Draco de un brazo y desaparecerse.
