ANTES REMAKE

Se levantó de noche, recorriendo los oscuros pasillos de aquella ya desgastada mansión. De nuevo el insomnio le hacía presa, pero esta vez, a diferencia de las anteriores, no pensaba luchar contra él. Al contrario, lo aprovecharía. Tomó asiento en el escritorio y al candor de una vela humedeció la pluma en el tintero:

"Tuvo un mal momento y rompió las reglas.

Él le ofreció la aventura vulgar del enredo en un cuarto de hotel.

Amor no es literatura si no se puede escribir en la piel..."

Abrió los ojos repentinamente, no recordaba que había soñado, pero estaba segura que lo había hecho. El susurro de la lluvia tocaba sus sentidos con una leve caricia a su piel que la erizaba, la niebla cubría su ventana, amenazando con amanecer en cualquier momento; aunque aún no era tiempo. Aun traía puesta la ropa del día anterior y ahora, a pesar de su cansancio, debía consumar esa tarea postergada durante el preludio de la noche.

Se quedó mirando el ventilador con ambas manos sobre el estomago, hondeaba lentamente, produciéndole cierto alivio que no podía explicarse a si misma. Era una chica rara. Se viró, al instante sintió un vacío en su estomago, a su lado encontró un libro a tan solo diez páginas del final. Hizo una rabieta de furia al tiempo que lo cerraba violentamente, se levantó y tomando el libro entre sus manos, lo aventó lo más fuerte que sus lánguidas manos se lo permitieron.

No quería pensar, por primera vez no quería hacerlo.

A su lado, sobre la mesita de noche hecha de vieja madera de pino, un foco viejo y amarillo que solía utilizar para leer hasta tarde, la hacía sentir en casa...

—*Luz* —pensó.

Si, electricidad. Sonrió estando segura de que los cuadros no tenían movimiento, las viejas hojas del periódico regadas por el suelo, lo único que tendrían era tinta corrida por el tiempo. Pero nada se movía, nada era mágico. Todo era tan...

—*Normal* —retumbo en su mente más como un evo que como un pensamiento.

¿Qué era ser normal? ¿Resignarse a una vida aburrida y sin nada interesante?... Pues entonces lo rechazaba. No deseaba sentirse así, se odiaba a si misma por pensar así pues había nacido de dos...

—*Muggles* —palabra que no existía en el mundo en el que se encontraba.

Todo etiquetado para rellenar un espacio inservible y vació que la hacía sentir miserable. Impuros; una palabra creada por mortífagos. Volvió a recostarse, virándose de lado, encogiéndose fetalmente. Alzó su brazo para desconectar la lámpara y se fijó en que el reloj marcaba las 3:30 A.M...

Volvió a concentrarse en el susurro de la lluvia, aspirando fuerte el aire frío con olor a tierra mojada. Cerró lo ojos y una imperceptible lagrima escapó por su mejilla.

Él representaba a todos los que odiaban a los que eran como ella, ni si quiera tuvo consciencia de estar pensando en él...

-0-

Él no recordaba que su habitación fuera tan calurosa.

Abrió los ojos bruscamente parecía que algo dentro de él se negara a hacerlo, pero derrotó esa vocecilla que se lo impedía, así como siempre acallaba su conciencia. Se incorporó con sobresalto y golpeó el pilar de mármol que sostenía su cama.

Intentó respirar sin conseguirlo correctamente y se tumbó de nuevo con ambos brazos extendidos en forma de cruz, sopló hacía arriba y los cabellos de su frente inundada de sudor revolotearon con la leve brisa que emanó de sus labios. En unas horas tendría que volver a ese asqueroso colegio lleno de...

—*Sangres sucias* —una mueca natural de asco se hizo presente en su gesto.

Los odiaba a todos sin diferencia; para él eran solo malditas escorias que ni si quiera habían escuchado de Hogwarts hasta que recibieron su carta y eso lo enfermaba, que ellos tuvieran por suerte lo que a él le había tocado por destino. No tenían derecho a nada y mucho menos a la magia.

Todo lo contaminaban, todo era impuro solo porque ellos existían, odiaba tener que seguir a uno de ellos. ¿A caso no era algo patético?... Lord Voldemort solo era otro asqueroso impuro que debería vivir con los de su raza trabajando para los que por derecho les correspondía el poder.

Sonrió con sarcasmo para si mismo al pensar que profesaban amor y unidad junto a los traidores de la sangre.

Amor...

—*No existe*... —no es su mundo al menos. Algo que no conocía.

Exhaló un aire caliente que hizo que sus pulmones ardieran al tiempo que se viraba con el vientre hacía abajo; la marca verde en su hombro derecho brillo como diciéndole "estoy aquí", pero no necesitaba que se lo recordara pues cada día era consiente de ello… Del orgullo de su padre y de su fatal destino que encaminaría su alma directo a donde estaba el dolor.

Maldito fuera el primer sangre sucia y maldito fuera aquel que lo había ayudado a tener magia.

Cuando alguien quiere hablar de personas incompatibles que por azares del destino se encuentran, todos suelen esperar una bella historia de amor… Yo quiero contar, algo diferente, que está en mi mente como si fuera mío y en parte, lo es.

La historia no empezó cuando tenían 11 años y se vieron por primera vez, la historia, su historia en realidad comenzó muchos años antes. Cuando quiso matarla...