Operación: C. E. L. D. A.

Caóticas

Emociones

Luchan (contra)

Desdenes

Afectuosos

Personajes reales:

Heinrich Von Marzipan, Abigail Oliveira, Barba Pegajosa, Guardia 1, Guardia 2, Número 60 (no habla).

Personajes irreales o de humo:

La Abigail Imaginaria, (Musulmana), 1 imaginario, 2 imaginario, 3 imaginaria, 4 imaginario, Señor Oliveira imaginario, el Diablo, la Muerte (no habla).

Summary: Este es mi primer "fic"... Estar en prisión apesta ¿Verdad? Heinrich Von Marzipan, luego de una de sus acostumbradas peleas con Abby, recibe la inesperada visita de Barba Pegajosa, quien le ofrecerá unos dulces que al final acabarán por dañarlo... Hasta el grado de confundir la "imaginación" con la "realidad".

Adoro lo psicológico... Siempre me ha gustado la idea de mezclar a través de una historia lo imaginario con lo real... Esta será la narración sobre la lucha del consciente contra el inconsciente, o mejor dicho, la razón contra el sentimiento.

ACTO PRIMERO

Escena I

(Siete de la noche. El villano alemán se localiza solo en su helada celda de la prisión ártica de los Chicos del Barrio. Lo único que se halla adentro es un catre, un espejo, un lavabo y un banco sucio y mohoso en una esquina. A la derecha, están la entrada y los barrotes. Afuera pasan guardias que vigilan todo el lugar. Heinrich escribe sobre un papel viejo y maltratado hasta que lo llaman.).

GUARDIA 1¡Heinrich Von Marzipan, tienes visita!

HEINRICH: (fastidiado)¡Ya voy!. ¡Siempre cuando estoy concentrado

(Guarda el papel con el que estaba escribiendo en su bolsillo. Entra Abigail.)

ABIGAIL. ¡Hola, Heiny!

HEINRICH. ¡Me llamo Heinrich Von Marzipan!. ¡Te lo he dicho mil veces!

ABIGAIL. ¡Ay, Heinrich!. ¿Otra vez...

HEINRICH. ¿A que vienes, ahora?. ¿De nuevo a burlarte de mí?

ABIGAIL. (Da un suspiro). Nunca me he burlado de ti, Heiny... digo Heinrich.

HEINRICH. Und la última vez, liebchen?. ¿O la ocasión anterior a ésa?

ABIGAIL. ¡No me burlé de ti!... ¡Al contrario!. ¡Te regalé la hamburguesa con queso que tanto deseabas!

HEINRICH. …Minutos más tarde me di cuenta de la hermosa bromita sobre agregarle pepinillos... sabiendo que los detesto.

ABIGAIL. Yo no sabía que los pepinillos te molestaban...

HEINRICH. ¡Ya, basta!. ¡Tu falsa amabilidad no funcionará conmigo, Abigail!. ¡Ya he sido burlado por tu cortesía una vez, pero nunca más!. Como pasó en Guate...

ABIGAIL. ¡¿Quieres dejar de hablar sobre lo de Guatemala?!. ¡Ya supéralo!

HEINRICH. Sí, porque te conviene ¿verdad?...

ABIGAIL. (Se queda callada, de nuevo suspira) Mira Heinrich, no vengo a pelear contigo, sino a regalarte ésto (Le da una bolsa de papel). Son de tu país. Fui hasta allá para conseguirlos...

HEINRICH. (Recibe la bolsa; se fija en lo que hay dentro.) Está bien, Abigail Oliveira... acepto este detalle. Estoy en una etapa en la que recibo cualquier cosa. ¡Todo es mejor que la basura que sirven en este bodrio!...

ABIGAIL. (Se ríe) Siempre he tenido muy claro que SÓLO a través de tu estómago conseguiría...

HEINRICH. (La mira despreciativamente) Liebchen... Ésto NEIN pagará la deuda que me tienes por lo de Guatemala... ¿Pensaste de nuevo en eso, verdad?

ABIGAIL. Ay Heinrich, yo...

HEINRICH. ¡Ni se te ocurra, Abigail!. ¡Aunque me dieras todos los caramelos del mundo yo...!

ABIGAIL. (Se ríe de su actitud) Oh, ya cálmate, melodramático Heiny.

(Se quedan los dos callados. Heinrich, después de sentarse en su catre, inmediatamente comienza a sacar el primer dulce de la bolsa para introducirlo en la boca. Abby sonríe ante su inocencia; luego, pone en evidencia su cansancio, quiere sentarse. Tiene dudas de preguntar algo a Heinrich... al final lo hace.)

ABIGAIL. Oye, Heinrich…

HEINRICH. (Con el caramelo en la boca) ¡¿Qué?!...

ABIGAIL. ¡La palabra es "mande", niñito grosero!... Es que vengo cansada del viaje y de una misión muy difícil... así que... quería pedirte si podrías ofrecerme asiento.

HEINRICH. (Señala el banco localizado en la esquina.) ¡Ahí está!

ABIGAIL. ¿Estás loco?. ¡Ese banco está bastante sucio y una de sus patas está a punto de romperse!

HEINRICH. ¡Pues nein hay más!...

ABIGAIL. Más bien me refería que si pudieses dejarme un espacio en tu catre...

HEINRICH. ¡Estás idiota!

ABIGAIL. Sólo quiero "sentarme" ¿Entiendes?. ¡Qué mente tan depravada tienes!... ¡Y el idiota eres tú!

(Se queda callado. Luego de dudar un momento, comienza a darle espacio a Abigail, ella se sienta a su lado.)

HEINRICH. ¿Hay noticias sobre Barba Pegajosa?

ABIGAIL. Dicen mis compañeros que está ganando dinero de forma sucia...

HEINRICH. ¿A qué te refieres?

ABIGAIL. No sé exactamente... indican que está haciendo algo muy grave con los dulces, algo verdaderamente inmoral. Me sorprende de él, ya que siempre lo hemos conocido como un tipo que trata a los caramelos con el mayor respeto y ética posibles...

HEINRICH. ¡Nein comprendo!

ABIGAIL. ¡Ni yo, eso me toca investigar!. ¡No tengo una idea clara sobre lo que están diciendo los de la base! Sólo sé hasta ahora que está elaborando algo repugnante...

(Heinrich se queda pensativo. Comienza a pararse del catre para ver el exterior de su celda acercándose a los barrotes. Por un descuido, se le cae la hoja de papel que tenía guardado en el bolsillo, Abigail la recoge.)

ABIGAIL. (Desdobla el papel y lo ve.) ¿Qué estás escribiendo, Heinrich?. ¿Poesía o algo así?... ¿Son versos?...

HEINRICH. (Voltea a Abby, y comienza a enojarse y a ponerse nervioso) ¡Deja eso!. ¡No te interesa!. ¡Dámelo!… ¡Nein!

ABIGAIL. ¡Oye!. Tranquilo… no iba a leer nada… de todas maneras no sé alemán.

HEINRICH. ¡Vollkommen!. ¡Ahora fuera de aquí!. ¡Lárgate!

ABIGAIL. (Enojada) ¡Muy bien! Entonces no tendrás problema para regresar mi regalo...

HEINRICH. (Queda en silencio... Mirándola desdeñosamente, devuelve la bolsa con bastante coraje). ¡Ten!. ¡Toma tu basura!. ¡No necesito tu caridad, liebchen!

(Heinrich, luego de aventarle a su rival la bolsa en la cara, hay un momento de pausa. Ella, después de contenerse por darle un puñetazo... lo ve con lástima.)

ABIGAIL. Qué pena que pienses así de mí, Heiny... digo Heinrich. Veo que nunca seremos verdaderos amigos...

(Heinrich voltea hacia otro lado, dándole la espalda; hace como que no escucha y la ignora, cruzando los brazos. Llegan los guardias para abrir los barrotes y Abby sale. Los barrotes vuelven a cerrarse. Heinrich, solo, se acuesta en su catre y vuelve a seguir escribiendo en la hoja de papel.)

Escena II

(Eran las dos de la mañana cuando Heinrich trataba de dormir; tiembla en medio de la helada noche. Se oyen ruidos por el pasillo de la celda. El chico se levanta del catre y se asoma, aproximándose a los barrotes).

HEINRICH. ¡Ah, eres tú!

BARBA PEGAJOSA. ¡Hola, grumete!

HEINRICH. (Con arrogancia) Mi nombre es Heinrich von Marzipan para tu información.

BARBA PEGAJOSA. Sí, siempre fastidias a todo el mundo con tu nombre...

HEINRICH. ¡¿Qué quieres und cómo entraste aquí?!

BARBA PEGAJOSA. Ofrecerte algo espectacular que estoy seguro te fascinará... ¡Ah! Y entré fácilmente porque el velador estaba dormido... ¡Aaaaarrrrrrrrrrrrr!

HEINRICH. ¿Ofrecerme dulces¡¿Desde cuando compartes tus pertenencias¿No que sólo deseas tener todos los dulces del mundo para dich? (Irónico) ¿A qué se debe el cambio, amiguito?

BARBA PEGAJOSA. En Suecia descubrí un templo secreto, en medio de un lugar deshabitado y lejos de las ciudades y la civilización... Muy al norte, cerca del círculo polar, por lógica fue construido por los antiguos celtas.

HEINRICH. Und?...

BARBA PEGAJOSA. Que el templo guarda dulces verdaderamente extraños, más de mil años sin haberse probado. En ninguna otra parte del mundo se encontrarán. Son lo mejor que tengo en la mano, muchacho.

HEINRICH. ¿En serio? Que yo sepa nein existe ningún templo de dulces en Suecia...

BARBA PEGAJOSA. ¿Vas a contradecirme, chamaco?

HEINRICH. Pues... Ja. Yo soy el que sabe mejor que nadie dónde se encuentran todos los templos de caramelos en el mundo... und jamás he escuchado sobre el que mencionas.

BARBA PEGAJOSA. Pues ya sabes que has fallado en ésta... je, je, je.

HEINRICH. (Con pedantería.) Eso es cabalmente imposible, caballero. A mí me parece que usted está mintiendo...

BARBA PEGAJOSA. ¡¡¿Mentiroso yo?!!... ¡Bah!. ¡Acepta que fallaste!

HEINRICH. Me niego...

BARBA PEGAJOSA. Bueno, entonces si no los deseas, me voy… (Se prepara para retirarse.)

HEINRICH. (Se arrepiente) ¡Okay, Okay!... Me equivoqué. Pero no te marches... Dame lo que sea... la comida de aquí es terrible... ¡Bitte, no te vayas!

BARBA PEGAJOSA. Je, je, je, je, je... Sin mí estarías perdido, muchacho... je, je, je.

HEINRICH. ¿En realidad es todo cierto lo que dices?

BARBA PEGAJOSA. Te doy mi palabra.

HEINRICH. ¿Y se puede saber POR QUÉ deseas vender algo tan valioso?

BARBA PEGAJOSA. Tengo deudas. (Con tristeza) Debo mucho por jugar en los bolos cada martes, por mencionar alguno de los motivos. Por eso estoy en situaciones desesperadas.

HEINRICH. ...Ah...

BARBA PEGAJOSA. Entonces… ¿Aceptarás?

HEINRICH. No sé... nein tengo dinero ahora.

BARBA PEGAJOSA. Puedes pagarme cuando salgas de aquí... ¿Cuándo sales?

HEINRICH. En ein mes y medio.

BARBA PEGAJOSA. ¡Muy bien¡Es tiempo suficiente!

HEINRICH. Espera... ¿Qué TIENEN estos dulces? Porque obviamente los celtas serían incapaces de hacer cosas insignificantes... ¿Alguna característica en particular que me puedas mencionar?

BARBA PEGAJOSA: (Lo mira con una sonrisa sardónica) ¿No te ASUSTARÁS?

HEINRICH. (Lo mira confundido)... Nein.

BARBA PEGAJOSA. (Se ríe de su inocencia) ¿En serio?

HEINRICH. (Se confunde más) Nein.

BARBA PEGAJOSA. Está bien... acércate.

(Le dice la información al oído. Heinrich, mientras el pirata le narra todo, se queda cada vez más perplejo).

HEINRICH. Oye... ¡Eso es ILEGAL!. ¡Abigail me dijo que haces algo horrible y ya veo por qué!... Damals estos dulces tienen...!

BARBA PEGAJOSA. Oye... ¡Cállate!

HEINRICH. Jedoch... Jedoch...

BARBA PEGAJOSA. Llevas quejándote conmigo sobre la comida de aquí desde que entraste... Que te aburres del encierro y todo eso... Ahora que te doy el remedio... ¡Estás haciendo escándalos ridículos!... Contéstame esta pregunta¿No quieres sentir la brisa caliente en tus mejillas?...

HEINRICH. Ja, jedoch...

BARBA PEGAJOSA. ¿No deseas estar en manantiales donde cae azúcar desde la altura de una cascada?

HEINRICH. Ja...

BARBA PEGAJOSA. ¿No buscas EVADIRTE de este lugar horrible?. ¿No te gustaría IMAGINAR que te localizas en otra parte, en otro lugar donde el calor de las aguas mediterráneas logre acariciar las plantas de tus pies?

HEINRICH. ...Ja, pero...

BARBA PEGAJOSA. ¿No te gustaría imaginar que tienes la compañía de esa persona especial?...

HEINRICH. Ja, pero... (Lo mira sospechosamente, volviéndose histérico.) ¿De qué persona especial estás hablando?

HEINRICH. (Se queda sorprendido por su cambio de actitud repentino.) Oye... de ninguna, niño. ¿Qué te pasa? Nada más decía... ¡Cálmate!. Necesitas mejorar ese carácter, amigo... Ahora¿No...

HEINRICH. (Con arrogancia). ¡Ya, ya, ya... ya capté la idea!

BARBA PEGAJOSA. ¿Entonces?... ¿De qué te quejas?. ¡Estos dulces son la puerta para todas esas bendiciones, chamaco!

HEINRICH. (Vuelve a poseer el tono apagado). Pero es que Abigail...

BARBA PEGAJOSA. ¿Desde cuándo te importa lo que diga 5?

HEINRICH. Nein!... nada... nada más que... ella... ¡¿Me darás esos malditos dulces o no?!

BARBA PEGAJOSA. Aquí están.

(Le da una bolsa de papel, Heinrich nota que es parecida a la que le había dado Abigail hace horas.)

HEINRICH. (Con poco ánimo)... Dankeschön...

BARBA PEGAJOSA. ...Oye... ¿No estás feliz?. ¡Pensé que dándote algo como ésto te alegraría! (Mira al rubio detenidamente) ¿Te dijo algo 5, verdad?

HEINRICH. ...Nein... dijo lo de siempre... que soy un malagradecido y toda esa basura... nada de novedad...

BARBA PEGAJOSA. Oh... YA VEO... (Comienza a reírse ligeramente).

HEINRICH. ¡¿De que te ríes?!

BARBA PEGAJOSA. (Tratando de contenerse) No, de nada. Je, je, je. Un chiste que me contaron esta tarde... je je.

HEINRICH. (Se fija en el contenido de la bolsa) ¡Oye!. ¿Ésto es lo único que tenía ese tan misterioso templo?. ¡Es demasiado poco!

BARBA PEGAJOSA. ¡Claro que no son los únicos!. ¡Aaaaaaarrrrrrr!. ¡Había cientos! Pero ni loco te vendería todos... es más... eres la única persona con la que los estoy compartiendo... ya que, junto con 5, eres de los que no puedo estafar...

HEINRICH. ¿Y si te pago más me darás otro conjunto?

BARBA PEGAJOSA. No lo sé... no debo agotarlos... además... se deben comer de forma especial...

HEINRICH. ¿Cómo?

BARBA PEGAJOSA. Sólo se prueban UNO A LA VEZ... de lo contrario, el exceso de su contenido puede hacerte daños terribles y...

HEINRICH. (Con arrogancia) ¡Sí, sí, Ya me dijiste todo! Ahora vete que alguien viene...

BARBA PEGAJOSA. Bueno... hasta luego, muchacho... y ten cuidado al comerlos...

HEINRICH. Auf Wiedersehen!

(Esconde la bolsa debajo del catre, con el propósito de que los guardias no la descubran. Vuelve a acostarse. El guardia 1 se fija detenidamente en la celda, luego de examinar todo se retira. Heinrich se queda dormido minutos después...)

Escena III

(Heinrich despierta temblando por las brisas de la fría noche. Todo se encuentra en silencio. Mientras se queda mirando el vacío, se le antoja comer el primer caramelo de Barba Pegajosa. Una vez que lo ingiere, cierra sus ojos para recuperar el sueño. Segundos después, una sombra negra y extraña comienza a verse desde las paredes de hielo).

DIABLO. ¡Guten Tag, Heinrich!…

HEINRICH. (Abre los ojos con dificultad para ver quién lo llama) ¿Quién es usted?. ¿Cómo entró aquí?. ¡Lárguese!

DIABLO. (Se ríe) ¡No te haré nada, muchacho! (Lo examina) ¡Déjame verte!. ¿Puedo?

(El alemán se levanta del catre, asustado por la sugerencia. Se va al otro extremo de la celda, sentándose en el maltratado banco localizado en la esquina.)

HEINRICH.¿Qué busca?

DIABLO. Sólo quiero ver algo... (Se acerca a él. Mientras el chico tiembla de miedo, el Diablo le toca la panza, como a un osito de felpa) Oye... en serio necesitas correr más... ¿Entiendes?. ¿Sabes lo que necesitas, Heinrich?... ¡Una chica!... ¡Consíguela cómo puedas, niño! Te hace falta una parejita que te motive a ejercitarte y mejorar tu forma física... ¿En verdad eres feliz comiendo dulces, queridito?… ¡Oh, mira nada más!. ¡Tienes un adorable color de ojos!. ¿Por qué no te quitas ese tonto monóculo? (Se lo quita y lo coloca frente al espejo) ¡Observa la diferencia!…

(Con una tristeza, voltea su mirada al cielo un breve momento, con una nostalgia apenas insinuada)

Me recuerdas a mí durante mis primeros días… cuando era otro… tú sabes… los tenía exactamente de tu color…

HEINRICH. (Con una mezcla de terror y petulancia) ¿En serio quiere que crea todo eso, extraño?

(El diablo se queda callado unos segundos, mirándolo, pero prosigue.)

DIABLO. Sí que eres muy parecido a ese doctorcillo racionalista que frecuenté hace ya casi quinientos años; ése que se la pasaba filosofando y hablando mucho sin aclarar nada. Obviamente no eres ignorante para que no te hallas enterado de Fausto... ¿Verdad?

HEINRICH. (Incrédulo) ¿A Fausto?. ¿En qué mundo enfermo soy similar a ese imbécil?

DIABLO. ¡Ja, ja, ja, ja, ja!. ¿Ves lo que te digo?... Tú y él... ¡Alemanes!. ¡Siempre con el afán de ser los únicos en algo!. ¡Con la preocupación de dar en todo el primer paso!. ¡Con la ambición eterna por tocar el infinito con las yemas de sus dedos! Unas llamas que arden dentro de un cubo de hielo...

(Silencio)

HEINRICH. (Tratando de calmar su miedo) Ahora que ha terminado con su discurso, Herr, con todo respeto... ¡Lár-gue-se!

(De nuevo se le cae el papel que anteriormente Abigail le había descubierto. El Diablo lo recoge).

DIABLO. (Lee) Hmm… bonitas metáforas, pequeñito. Me recuerdas a unos poetas que conocí hace apenas dos siglos... Seguro que has leído los versos de Jean Paul y de von Goethe. ¡Qué forma tenían para manejar sus sofisticados estilos!... ¿Y qué me dices de los franceses? Veo también en ti influencias de Baudelaire, Rimbaud y del Conde de Lautréamont... ¡Qué hermosos poemas escribió Baudelaire en mi honor! y...

HEINRICH. (Con indiferencia) ¡Ja, he leído y estudiado a cada uno de ellos! Jedoch nunca más se atreva a compararme con ningún maldito francés... ¿Entendió?

DIABLO. ¡¿Qué?!. ¿Todavía conservan esos odios históricos?... Ya no sé si sentirme orgulloso porque mi trabajo tiene frutos o aburrido por lo mismo... ¿Por qué te enfadas tanto conmigo, niño?. ¿No ves que esos halagos no se los doy a cualquiera? Digo, para tu corta edad es sorprendente la forma cómo manejas artísticamente tu propia lengua...

HEINRICH. (Ya calmado) Mire, Herr, no lo conozco ni me interesa conocerlo. Por última vez se lo digo... re-tí-re-se. Como sea, gracias por sus críticas y...

DIABLO. ¡Uuuuy, qué descortés he sido!. ¡Perdona¡Estuve tan concentrado en criticarte que olvidé presentarme!… Buenas noches... soy el Diablo...

(Heinrich se queda perplejo, retorna su terror. Se levanta del banco, precipitado, y se va hacia otro rincón.)

HEINRICH. ¿Q-q-qu-i-i-é-n?

DIABLO. ¡Ay, POR FAVOR, muchachito!. ¿Quién más pudo haber sido capaz de conocer en persona a todos los individuos que acabo de mencionar?. ¿De qué otra manera pude saber tu nombre sin habérmelo dicho?... ¿Entonces pensaste que hablaba puras incoherencias, eh?

HEINRICH. (Lo ve detenidamente) Pero, usted no parece...

DIABLO. ¡Ah!. ¡Era eso!. ¿Esperabas que me viera con mis cuernos, mi tridente y mis patas de macho cabrío, no es cierto? Esa horrible caricatura de mi persona que me pusieron mis predicadores. (Se ríe) ¿También pensaste que con mi olor a azufre iba a neutralizar la peste de este lugar?. ¡Ja, ja, ja, ja!

(Heinrich se queda en silencio, sudando en frío.)

¡Ya, ya, no te haré daño! Y no te preocupes. No estoy ofendido. Así siempre ha sido mi voz: una ironía triste que trata de abatir la torre de papel que han construido los malos teólogos.

HEINRICH. Mire… Será mejor que se retire, Herr, ya falta poco para que todos los guardias despierten… usted comprende…

DIABLO. ¿En serio no quieres nada de mi parte, Heinrich?

HEINRICH. (Arrinconado y ocultando su cabeza en la esquina de la pared) ¡Nein, Herr!

DIABLO. (Suspira desilusionado) Bueno, muchacho. Vine porque de alguna manera "sentí que tú necesitabas de mis ya conocidos... NEGOCIOS".

HEINRICH. (Tembloroso) N-noo-o... Und no sé de dónde consiguió esa idea...

DIABLO. (Se acerca al niño, dirigiéndose al rincón. Lo hace voltear hacia él; dulcemente toca su barbilla, contemplando su cara.) Tranquilo. Recuerda que yo nunca hago las cosas en contra de la voluntad de nadie... Y que tampoco obligué nunca a Eva comerse la manzana (como algunos ignorantes piensan)... ¿Puedo ver tu mirada unos segundos? Necesito saber algo...

HEINRICH. (Más asustado) ...¿Saber qué?

DIABLO. La razón por la que, después de solicitar mi ayuda, ahora la estás rechazando...

HEINRICH. Was? Yo NUNCA solicité su ayuda.

DIABLO. ¿Puedo ver tu mirada por favor?

(En una larga pausa... examina los ojos de Heinrich.)

¡Oh, Ya veo!... Ya comprendo todo... ¿Temes que en con ELLA sientas mi presencia, verdad? Tienes miedo de ver mi mirada a través de sus ojos... entiendo.

HEINRICH. (Confundido) Oiga. ¿De qué...?

(Antes de que logre terminar de hablar, la sombra del Diablo desaparece. Heinrich vuelve a quedarse solo. Estupefacto, se acuesta de nuevo en el catre y se queda dormido poco a poco. Treinta minutos después, las voces de los guardias anuncian la hora de despertarse.)

Escena IV

(Toda la celda de Heinrich se ilumina de extraños colores luego de haber digerido el segundo caramelo. En el fondo se escucha de repente el estilo de guitarra de Jimmy Hendrix... Regresa el silencio. Aparece de la nada una playa, la costa del Mediterráneo en Líbano, en un mediodía hermoso donde se contempla a la perfección un cielo azul. Heinrich, con disfraz de caballero medieval, se queda viendo todo el paisaje, maravillado.

HEINRICH. ¡Barba Pegajosa!... ¡Eres único!

(Sale una niña musulmana, que está toda cubierta según la milenaria costumbre, junto con 4 imaginario, disfrazado de escudero. El alemán, por otra parte, llevaba una armadura medieval hecha de caramelo, igual el casco y la espada).

MUSULMANA. Heinrich, querido. Tengo miedo...

HEINRICH. ¿Por qué?

MUSULMANA. Mi papá me buscará... y nuestras diferencias culturales no permitirán nuestra relación, amado mío...

HEINRICH. ¡¡¡¡¡¡Escudero!!!!!!

CUATRO IMAGINARIO. (Fastidiado) ¿Sí, mi señor?

HEINRICH. Vigila nuestros alrededores, y avisa si vienen tropas enemigas o intrusos que intenten molestarnos, quiero estar a solas con ella, por favor.

CUATRO IMAGINARIO. Lo que diga, señor.

(Se retira. Antes de irse le hace una señal de complicidad a la musulmana. Heinrich, sin darse cuenta de ese detalle, se hallaba entretenido en dar mordidas a su propia armadura.)

HEINRICH. Bueno… ¿En dónde estábamos? (Limpiándose con la mano las manchas de dulce que tenía en la boca.)

MUSULMANA. Necesito decirte que mi amor llega de aquí a la luna. No importa lo que diga mi religión o cualquier miembro de mi familia, nunca, nunca me separaré de ti, amado mío... A pesar de todos los males que se enfrenten, jamás desprenderé mis labios de los tuyos, jamás separaré tu cuerpo del mío... Y jamás dejaré de decirte... que te amo.

(Heinrich comienza a reírse a socapa)

MUSULMANA. (Enojada) ¡¿Queeeeeeeeeeeeeeé?!. ¿De qué diablos te ríes?

HEINRICH. Ja, ja, ja... es que... ja, ja, ja, ja, ja... nein... ja, ja, ja, ja... dich...

(Empieza a carcajear más fuerte).

MUSULMANA. ¡Qué descaro!

HEINRICH. ... ja... es que... (Se calma al fin) Es que¿Cómo se te ocurre? Es lo más estúpido que he escuchado... ¡Ja, ja, ja, ja, ja!

MUSULMANA. (Confundida) ¿Qué?...

HEINRICH. Tur mir leid... "¿Mi amor llega de aquí a la luna?", "¿Amado mío?", "¿Nunca me separaré de ti?", "¿Te amo?"... ¡JA, JA, JA, JA, JA!

MUSULMANA. ¿Cuál es el problema?

HEINRICH. ¿Cómo puede ser posible, que en la orilla de este mar tan bonito, nada más me digas "Te amo"¡Me dices puros clichés, mein Liebling! Esperaba más... no lo sé... algo más... original.

MUSULMANA. ¿Desde cuándo me tienen que decir cómo debo decir las cosas? Soy doncella, y...

HEINRICH. Pues déjame decirte que eres demasiado estúpida como doncella. ¡No estamos en Hollywood!. ¡Vamos, mein chica!. ¡Sé que puedes ser más creativa que eso!

MUSULMANA. (Harta de escucharlo) Si no te gusta mi trabajo... ¡Adiós! (Se da la vuelta para irse).

HEINRICH. ¡Nein, nein, nein, nein… NEIN!. ¡Espera! (La detiene, tomándola de las manos) Nein te vayas, podemos arreglarlo! (Piensa unos segundos) ¡Hagámosle como en "Werther"!

MUSULMANA. ¡¡¿Cómo en qué?!!

HEINRICH. ¡Hagámosle como en el libro! Es una novela escrita por von Goethe... ¿Lo conoces?

MUSULMANA. Pues... no.

HEINRICH. Es sobre un cursi ridículo que se da ein disparo por una mujer. ¡Me encanta mofarme de ihn cada vez que lo leo! En él hay una escena que ich quisiera que imitáramos.

MUSULMANA. A ver... ¿Cómo es?

(El rubio, luego de dar una mordida a su propia espada de dulce, comienza poco a poco a abrazarla. La inclina un poco, como en las antiguas películas europeas. Él, luego de cerrar sus ojos, la besa en todo el rostro. La chica intenta descubrir su cara, pero él la detiene.)

HEINRICH.¡Nein, por favor!

(Tapa sus ojos con la mano para no descubrirla.)

HEINRICH. ¡Nein me muestres tu identidad¡Es mejor con tu rostro cubierto para agregarle suspenso!

MUSULMANA. (Sorprendida por el comentario) Ah... Está bien. (Se cubre otra vez.)

HEINRICH. (Vuelve a besarla. La aprieta más contra su pecho. Pasados unos minutos, se detiene un momento, permaneciendo sus ojos cerrados)... ahora llora... Jetzt!

MUSULMANA. ¿Qué?

HEINRICH. Ja, te pido que llores. (Le pisa un pie)

MUSULMANA. ¡Aaaaaahhhhh¡Aaaaaahhhhh! (Saca una lágrima.)

HEINRICH. GUT! GUT! GUT!...

(El rubio le destapa un poco la cara, pero procurando no abrir los ojos. Besa la boca de la chica, siguiendo por sus ojos, como queriendo chupar sus lágrimas. Le besa la nariz y la barbilla, pisándole el pie en el transcurso de ese tiempo. Después de terminar, la cubre otra vez, y abre los ojos)

HEINRICH. Guau, lloraste a gota gorda, con mocos además, Ausgezeichnet!

MUSULMANA. Eres A-S-Q-U-E-R-O-S-O. ¿Nunca consideraste ir al psiquiatra?. ¿Me crees otro de tus caramelos o qué?

HEINRICH. (Se ríe) Sólo trato de poner en práctica la escena de un clásico de literatura... ¿Acaso es ein crimen?

MUSULMANA. (Fastidiada) ¿Y ese afán por no saber quién soy?

HEINRICH. No sé… Siento que puede ser más divertido que todo se encuentre en el misterio… Tu voz obviamente me parece conocida, jedoch aún así nein me interesa saber quién eres…

(Se queda mirándolo fijamente)

MUSULMANA. (Irónica) Sí que sabes tratar a las mujeres... Bueno, como ya cumplí mi tarea... bye.

HEINRICH. (Contento) Auf Wiedersehen!

(La playa desaparece poco a poco, y vuelven aparecer las paredes y los barrotes de la celda. Heinrich, cansado pero feliz, vuelve acostarse y se queda inmediatamente dormido. La musulmana, que no se había desvanecido como la playa, se quita su vestimenta. Una vez que destapa su cara, se descubre como la Abigail imaginaria. Ve a Heinrich roncando).

ABIGAIL IMAGINARIA. Torpe... (Se masajea el pie lastimado).

...TRANSMISIÓN INTERRUMPIDA

Sí, ya sé que lo último deja bastantes dudas. Se aclararán, lo prometo... Bueno, si ustedes quieren.

Quise eliminar esta historia porque en realidad en el fondo NO queria publicar. Me arrepenti de hacerlo y quise desaparecerla de la pagina. Si, ahora todos se preguntaran porque oooooootra vez he publicado la misma historia con la duda si eliminar de nuevo esto...

La razon es que, en todos los fics de habla hispana solo hay sobre las parejas de 3/4 y 1/5... y de repente me siento incomoda presentarme con esto, sobre todo porque Heiny (¡Me encanta llamarlo asi!) no es un personaje muy popular... Sin embargo lo veo como un lienzo en blanco. Precisamente porque casi nadie lo ha tratado, me siento feliz de ser de las primeras personas en hacerlo.

Eliminare de nuevo esto, si ustedes lo desean, no habra ningun problema.

Ah, se me olvidaba, quiero agradecer a Jazzfive por haberme avisado que si necesitaba corregir esto. Agradezco infinitamente su honestidad.