Konnichiwa! No creais que descuido a mis historias i me dedico a hacer una nueva, no, simplemente esto es lo que he decidio que voy a hacer por estas navidades, i claro, tengo que empezar a subir-lo ya, porque sino, se me van a acabar los días :)
Van a ser diferentes drabbles de varias parejas, espero que os guste y no espereis lemon, todos van a ser románticos :)
Disclaimer: Hetalia no es mío.
Feliz fin del mundo (O eso dicen XD)
Primer cuento de navidad (Ludwig & Feliciano)
La ciudad de Berlín estaba cubierta de una gruesa capa de nieve blanca que solo hacía que dar más luz a las luces que adornaban las calles durante aquellos días. Era veinticuatro de Diciembre y a pesar de que Ludwig no era muy propenso a celebrar nada, la Navidad era una de sus épocas preferidas. A pesar de ser las nueve de la noche algunos de los niños aún estaba jugando con la nieve y el mercado navideño aún estaba lleno de gente. Ludwig despegó la vista de la ventana y observó como Feliciano acababa de poner algunas bolas que había comprado en el mercado al árbol. Lo efusivo que su pequeño compañero se ponía durante aquellas fechas no podía sino alegrarle los días. Con un arrebato de ternura se acercó al italiano y lo abrazó por la espalda, haciendo que el más bajo sonriera feliz.
-Luddy~ Me encanta como te pones durante la Navidad, vee~ - dijo el italiano con su usual sonrisa de pura felicidad. Italia puso la ultima bola y se giro para abrazar a su pareja, colgándose del cuello del alemán. Ludwig sonrió al sentir que el italiano le besaba la mejilla. Feliciano se deshizo de los brazos de su pareja y se fue saltando ala cocina. - ¡La comida ya debe estar hecha!
El italiano, en honor a ambos países, había hecho comida navideña típica de Alemania e Italia. Ludwig le ayudó a llevar la comida en la mesa y los dos se sentaron. La Navidad era una época que había que pasarla en familia, pero para ellos su familia, además de sus hermanos, eran sus parejas. Cada uno había hecho sus planes con su pareja, así que todo el mundo tenía alguien con quien pasar las navidades.
En acabar de comer ambos se sentaron delante de la chimenea que habían encendido y hablaban tranquilamente, comiendo las postres que había preparado el italiano. Aquella era una de las pocas veces que el alemán se permitía cambiar las reglas y comer en el sofá, aunque cabe decir que a Ludwig le encantaba pasar aquellos momentos junto a Feliciano.
Cuando ambos ya habían terminado de comer y habían charlado un rato el italiano se levantó se sopetón.
-¡Luddy, cierra los ojos! - el alemán le miro extrañado.- ¡Vamos! - Ludwig cerró los ojos dudando si era seguro o no.- ¡Y no vale abrirlos, eh! - exclamó el italiano mientras corría por la casa. El alemán estuvo a penas un minuto con los ojos cerrados cuando oyó que el italiano volvía corriendo del piso de arriba. Sintió las manos del italiano en su rostro y abrió los ojos. Feliciano le sonreía felizmente. -¡Mira debajo del árbol! - el alemán miro el árbol que había en el salón y vio que un paquete decorado con un papel brillante de color rojo con dibujos de árboles de navidad descansaba debajo de él. Ludwig sonrió y se levantó. - ¡Vamos! ¡Ve a abrir tu regalo!- pero no hizo falta que el alemán se moviese porque el italiano, a pesar de haberle dicho que fuera, cogió el paquete y se lo llevó a su pareja.
Ludwig cogió el paquete y empezó a desenvolverlo con cuidado de no romper el papel de colores. Dentro se encontró una caja de una joyería. La abrió y se encontró con un reloj que debía haberle costado muy caro al italiano. Con una sonrisa sincera el alemán besó al italiano quien le abrazó con una sonrisa.
-Se que no es muy personal, ni es una gran cosa pero siempre te quejabas que tu reloj se retrasaba solo y pensé que necesitabas una nuevo...- explicó el italiano.
-Es genial Feliciano, muchas gracias, de verdad.- abrazó mas estrecho al italiano y le besó la cabeza. El alemán se levantó y sacó un paquete envuelto en papel de colores y se lo entregó al italiano. Feliciano lleno de emoción lo tomó y empezó a desenvolverlo. También había una caja de una joyería dentro, pero más pequeña que la del reloj. El italiano la abrió y se encontró con un hermoso anillo de oro y plata, simple y masculino pero aún así bonito. - Feliciano...- empezó el alemán. Italia le miró expectante.- ¿Te casarías conmigo?- le preguntó Ludwig. A Feliciano se le llenaron los ojos de lágrimas y se mordió el labio inferior.
-Luddy...- dijo con la voz rota.- ¡Claro que sí!- exclamó lanzándose a los brazos de su pareja. Ludwig sonrió y correspondió al abrazo estrechando al italiano contra su cuerpo. Feliciano le besó por todo el rostro hasta acabar en los labios. El beso fue largo y tendido hasta que ambos se separaron y Ludwig cogió el anillo para ponerlo en el dedo de su nuevo prometido. Ambos se miraron a los ojos con cariño y se volvieron a besar.- No sabes cuanto tiempo he estado esperando que me lo pidieras Luddy~.
-Lo siento.. Tenía miedo de que digeras que no.
-Vee~ ¡Eso es imposible! Sabes que te quiero mas que a nada, Ludwig. Incluso más que a la pasta.- dijo el italiano sinceramente. Ludwig sonrió y abrazó a su pequeña pareja.
-Es la cosa más romántica que me han dicho nunca.
Fine
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