Disclaimer: Los personajes de Hey Arnold no me pertenecen y yo hago esta histora sin fines de lucro, respetando al creador de tan magnífica serie y sólo usando los personajes con el fin de crear una historia.

Advertencia: la historia contiene lenguaje soez y algunas especificaciones de tipo sexual por lo que recomiendo discreción al lector así como una mente abierta para manejar los temas que se aborden.


No puedo vivir sin tí

Una luz roja parpadeaba constantemente mientras una joven de cabellos rubios acomodaba la cámara para que pudiera captar detalle de todo lo que les rodeaba.

"Bien, soy Helga G. Pataki y estoy..."

"¿Pataki?"- se escuchó al fondo. Helga le miró molesta y suspiró.

"Bien, Shortman. Soy Helga G. Sh-"

"¿Ge?"- se escuchó de nuevo.

Helga miró al cielo pidiendo paciencia- "¿Quien va hacer el video diario, tu o yo cabeza de balón?"

Se escuchó una risa ronca-" Lo siento cariño. Amo verte molesta"

Helga suspiró de nuevo- "Soy Helga Geraldine Shortman y este es nuestro nuevo departamento"- decía al tiempo que mostraba el departamento de arriba a abajo y pasaba por todas las habitaciones abarrotadas de cajas y muebles empaquetados.


Capítulo 1. ¿Coincidencias?

La guardería, un lugar lleno de colores por todas partes y figuras de animales que saludaban inertes desde cada pared a quien llegaba y el visitante anunciaba su llegada al hacer sonar la campana que se encontraba cerca de la puerta, al abrirla.

Una joven de cabellos rubios pasó bajo el umbral de la recepción y se acercó a la barra tranquilamente.

"Buenas tardes"- se dirigió a la joven del otro lado.

"Oh, señora Pataki, ¿ha venido ya por sus gemelos?"- preguntó la asistente- "Es más temprano de lo acostumbrado"- aseguró la pelinegra mientras revisaba sus registros en la computadora.

"Lo sé, pero no tuve la clase completa y no tiene caso que mis nenes se queden un poco más"- respondió tranquila.

"En un momento se los traigo"- respondió la joven y le entregó una carriola doblada.

"Muchas gracias"- respondió al tiempo que desdoblaba la carriola doble.

"Muy bien, aquí esta Gerry"- le dijo la joven al momento que le entregaba a una bebé de cabellos castaños.

"Hola mi amor"- contestó Helga al tiempo que la alzaba sobre su cabeza y la nena reía alegremente, sus ojos verdes se posaron sobre los azules de su madre y esta le sonrió, sintiendo como si el sol le iluminara, le dio un beso y la acomodó en la carriola.

"Y aquí está Phillip"- le comunicó la joven al tiempo que se lo entregaba a su madre.

"Hola mi vida"- le dijo la rubia al ver al pequeño rubio de una sola ceja y ojos azules como los suyos, aún estaba somnoliento, lo besó sonriente y lo acomodó a lado de su hermana- "¿Qué tal se portaron?"

La pelinegra le pasó un par de pañaleras y dos mantas mientras le respondía- "Muy bien, comieron muy bien y estuvieron muy tranquilos, señora Pataki"

Helga acomodó las mantas sobre sus pequeños para evitar que el aire de la tarde les hiciera daño y colgó las pañaleras del amplio manubrio- "Muchas gracias por cuidarlos, Ivette"

"No señora, no hay de qué. Para eso estamos"- sonrió la joven- "Nos vemos mañana"- se despidió.

"Nos vemos mañana"- dijo Helga mientras se dirigía a la amplia salida, empujando la carriola con suavidad.

Caminó dos cuadras más hasta llegar a un edificio alto con amplias puertas y un lobby muy amplio, subió al ascensor que para su fortuna también era amplio, o de lo contrario tendría que cargar a sus dos pequeños ángeles hasta su departamento junto con todo lo demás.

Por suerte, ese día estuvo bastante bien, el tiempo fue tranquilo y no hubo brisas repentinas, además que hacía una temperatura agradable por lo que no hubo mucho problema en llevarlos con las mantas un poco abajo, y el ascensor funcionaba perfectamente.

Llegó al piso de su departamento y caminó hasta llegar a su puerta.

"Buenas tardes, Helga"- saludó una señora que pasaba muy cerca de ella en dirección al ascensor.

"Buenas tardes, señora Peterman"- contestó la joven madre y entró a su departamento- "Por fin hemos llegado"- dejó salir un respiró de cansancio y de inmediato sacó a sus niños del carrito para llevarlos a su habitación, sus angelitos se habían dormido durante el trayecto y al llegar a su departamento no se habían despertado- "Tienen el sueño sumamente pesado, igual a su padre"- rió ante este pensamiento, pero de inmediato su sonrisa se borró. Se quitó los zapatos antes de entrar a la habitación de sus hijos y los acomodó suavemente en su cuna. Sabía que cada uno debía tener su propia cuna pero por alguna extraña razón, cada vez que los separaba, estos empezaban a llorar sin control, por lo cual había decidido mantenerlos en la misma cuna.

Encendió el monitor y salió de la habitación, cerrándola con suavidad para evitar que despertaran y al llegar a la sala se dejó caer en el sillón, esa tarde había sido bastante intensa. El día había empezado bien, el problema había sucedido al salir de la universidad. Jamás pensó verlo.

Flashback

"Nos vemos después, Helga"- había dicho una joven de cabellos azules mientras se despedía de esta.

"Sí, nos vemos después, Betsy"- contestó a su despedida mientras veía por donde se retiraba y emprendía su camino en sentido opuesto.

"Helga"- escuchó a su espalda y logró que se detuviera por completo.

Miró sobre su hombro, esperando que el dueño de aquella voz no estuviera realmente ahí pero al voltear, notó como este se acercaba más a ella.

"Arnold"- sus ojos le miraron sin creerlo y su voz salió en un murmullo, de verdad no podía creer que estuviera ahí, hablándole- "¿Qué haces aquí?"- sólo eso atinó a preguntar.

"Vine a hablar contigo"- respondió el joven. Su rostro se notaba cansado, oscuras ojeras resaltaban debajo de sus tiernos ojos verdes y su cabello se encontraba desordenado. Evidentemente llevaba mucho tiempo ahí.

"¿Hablar?"- respondió Helga sin creerle- "¿De que quieres hablar ahora?"- se cruzó de brazos y frunció el ceño, no podía creer la desfachatez del cabeza de balón- "Pensé que habíamos dejado claro todo la última vez que nos vimos"

"Helga, se que no me crees pero te juro que he cambiado y de verdad, de verdad estoy muy arrepentido"- dijo dolido- "Te he buscado como loco y..."

"Ah, en serio. Pues lo que yo sé es que no has estado sólo y siempre has sabido en donde encontrarme o acaso el cabeza de cepillo ya no te reporta nada"- respondió con acidez ante la mirada atónita de Arnold. Helga suspiró y le miró bastante dolida- "Te pedí que no me buscaras. Te exigí que no volvieras a comunicarte conmigo de ninguna forma. Y créeme cuando te digo que el que me hubieras botado por la estúpida de Lynett, ha sido lo mejor que me ha paso en la vida. Sí Arnold, aunque no lo creas. Soy muy feliz sin ti. No me haces falta y no te quiero de nuevo en mi vida"- reprochó- "Así que de nuevo te exijo que te alejes de mí y no me vuelvas a buscar o contactar de ninguna forma"- espetó al tiempo que se daba la vuelta y corría hacia la esquina para tomar un taxi, dejando a Arnold en la entrada de la universidad.

Fin del Flashback

"¿Cómo pudo presentarse? ¿Qué esperaba? ¿Qué me arrojara a sus brazos?"- una lágrima resbaló sobre su mejilla y la rubia la apartó furiosa, no iba a llorar por ese idiota.

El sonido del celular le sacó de sus pensamientos y de inmediato contestó- "Bueno"- carraspeó para evitar que notaran su acongojo- "Hola papá. No, no, estoy bien. ¿qué sucede?"- no quería que su padre se pusiera a preguntarle el porque sonaba tan apagada por lo que decidió ir al grano, si le hablaba a esa hora, seguro era para avisar que irían pronto ó- "Entonces ¿Olga llega a las siete?... Pensé que Patrick y ella estarían ocupados con lo de la boda... Ya veo, entonces la espero"- Helga movió su mano de forma circular con hastío, ya no se llevaba mal con Olga pero seguía siendo la hijita perfecta de papá- "Como si tuviera a otro lugar a donde ir"- respondió mentalmente ante la insinuación de Bob de irse de ahí y dejar esperando a su hermana- "Sí, Bob, te aviso cuando llegue. Adiós"- terminó la llamada y aventó el celular al sillón continuo.

En sí, el departamento no era suyo pero Olga había insistido en que vivieran ahí pues estaba bien ubicado y ella no lo ocuparía al estar del otro lado del mar, o por lo menos no mientras trabajara y después cuando se casara.

El timbre sonó y miró su reloj de pulso, apenas eran las seis por lo que no podía saber quien podría visitarla y sería muy pronto para que llegara Olga. El timbre sonó de nuevo y se levantó con pereza.

"Ya voy"- miró por el visor y se sorprendió- "Supongo que su vuelo si se adelantó"

"Hermanita bebé"- exclamó su hermana al entrar con tremendas bolsas en sus brazos y abrazarla con fuerza- "Te extrañe mucho"- declaró.

"Olga, me estás ahogando"- reclamó la rubia estrujada y tomó un respiro hondo cuando por fin la mayor le soltó- "Pensé que llegarías más tarde"- comentó Helga al tiempo que cerraba la puerta.

Dejó las bolsas a un lado y se quitó la gabardina- "Oh, no podía esperar tanto para ver a mis sobrinos"- decía Olga con una mirada soñadora mientras se dirigía a la habitación de sus sobrinos. No había cambiado en nada, siempre viéndole el lado rosa a la vida y tan alegre con un rayito de sol, a veces lograba crispar los nervios de Helga y evidentemente había salido apenas del teatro y se había dirigido hacia allá, estaba demasiado arreglada aún para los ensayos- "Patrick quería venir conmigo pero tenía una junta con otros accionistas y sólo me pidió que te dijera que llegaría mañana. Adora a los niños como si fueran sus hijos, dice que es una pena que no pueda llegar conmigo pero que esperaba que cuando estuviera aquí, pudiésemos salir con los niños todo el tiempo. Después de todo, nos vamos de luna de miel en dos semanas por casi un mes y con los preparativos de la boda, prácticamente estaremos muy cortos de tiempo"- le dijo embelesada su hermana mientras miraba a sus sobrinos desde la puerta.

"No vayas a despertarlos"- advirtió la menor, al ver que se acercaba a ellos y Olga le guiñó un ojo- "Voy a hacer mi tarea, ¿puedes quedarte con ellos?"- preguntó sabiendo que no tardarían mucho en despertar.

"Por supuesto"- susurró la hermana mayor.

Horas después...

Helga se estiraba en su asiento para relajar sus músculos después de estar tanto tiempo sentada y escribiendo en la computadora, por fin había terminado su reporte de libro y aunque fuera algo sencillo para ella, el terminar el libro había sido todo un logro pues sus niños habían estado algo inquietos esa semana y apenas había podido leer tres cuartas partes del libro entre los momentos que dormían y sus descansos entre clases, por lo cual apenas ese día había terminado el libro en la mañana y de hacer el reporte para la clase del día siguiente a primera hora.

Su hermana había sido de gran ayuda, pues sus hijos no habían tardado tanto en despertar hambrientos, alertando a Helga de inmediato, pero se habían callado al poco tiempo.

"Todo bien, hermanita bebé"- le había dicho su hermana asomándose desde el pasillo.

Tal vez no soportaba la actitud tan alegre de Olga pero el hecho de que adorara a sus hijos, le hacía ignorar por completo el hecho.

El timbre se escuchó en el departamento y Helga sólo miró la puerta con desconcierto, no esperaba visitas y dudaba que la vecina o el vecino no tuvieran azúcar o algo, por lo regular llegaban muy tarde y era muy rara la vez que se topaba con ellos en el pasillo.

Un par de toques se escucharon en la puerta y eso logró que Helga se dirigiera hacia la puerta, era claro que quien fuese, tenía la intención de que le abrieran. Miró por el visor y sólo atinó a taparse la boca, no podía creer que estuviera afuera de su puerta, a un paso de ella. Dio un par de pasos hacia atrás, como si eso pudiera hacer que él desapareciera, y casi cae con las bolsas que había llevado su hermana.

Un rayo cruzó por el cielo y en seguida el sonido del trueno se hizo presente al tiempo que los toques en la puerta eran más insistentes. La lluvia comenzó a caer con dureza contra las ventanas y el techo, y la voz del otro lado de la puerta le llamó.

"HELGA"

Su hermana se asomó por el pasillo y Helga sólo miró sobre su hombro para negar con su cabeza y mover su mano para que se mantuviera con sus hijos.

"HELGA"- exclamó de nuevo- "HELGA, QUIERO HABLAR CONTIGO"- aún no entendía como había llegado a su departamento- "HELGA, POR FAVOR. YO NO LO SABÍA"- rogó y tocó con fuerza- "POR FAVOR, ÁBREME"- pidió pero la rubia no quería moverse de su lugar, aún se encontraba atónita- "HELGA, POR FAVOR, SON MIS HIJOS TAMBIÉN. NO TIENES DERECHO A NEGÁRMELOS"- exigió esta vez y Helga, iracunda, abrió la puerta para encontrarse con un Arnold bastante agitado.

"¿Derecho? ¿DERECHO?"- cerró la puerta tras dejarle pasar, mirándolo incrédula- "¿TÚ ME VIENES A EXIGIR A MÍ, EL DERECHO DE VERLOS?"- reclamó- "TÚ PERDISTE TU DERECHO CUANDO TE COGISTE A LYNETT, CUANDO ME CAMBIASTE POR ELLA"- espetó y caminó de un lado al otro del pasillo que iba de la cocina a la entrada, a un costado de la sala- "Así que no"- siseó.

"Yo no sabía que estabas embarazada cuando..."- Helga se paró de golpe, de espalda a Arnold y se giró para mirarle con dureza.

"¿No sabías? ¿Y qué, buscar nombres de bebés en un libro o internet no significa nada?"- se escuchó otro trueno y Arnold se mordió los labios, sabía que había sido una excusa patética- "¿Tengo que recordarte lo que habíamos prometido?"- preguntó con ironía mientras el rubio no sabía en donde meter la cabeza.

"Yo... YO"- el ojiverde sólo negaba.

"¿O qué, a todas las mujeres con las que has estado, les prometes lo mismo?"- reprochó. Una risa desagradable salió de su garganta y le miró de nuevo- "Crees que puedes venir y esperar a que me arroje a tus pies y te diga que volveremos a ser una pareja y formaremos una familia"- negó con insistencia haciendo que sus rubios cabellos se alborotaran, ya no llevaba sus características coletas ni su moño rosa, mucho menos su uniceja, eso había quedado atrás junto con Arnold- "Estás mal"

"No puedes impedirme que vea a MIS HIJOS"- reclamó y Helga le lanzó una servilleta.

"¿Tus hijos?"- le lanzó una manzana y Arnold la esquivó- "¿TUS HIJOS?"- lanzó un plátano y Arnold lo esquivó de nuevo- "No recuerdo haberte visto en las consultas"- le lanzó una naranja que le rozó el brazo, Arnold le miraba sorprendido- "O en la sala de partos"- le lanzó otra naranja que le dio en la pierna y el rubio se limitó a sobarse- "O en la consulta con el pediatra"- le lanzó un kiwi al estómago que sí logro atrapar- "¡Tú no les has dado de comer ni los has vigilado cuando han estado enfermos ni has ido a la guardería, no los cambias ni los bañas! NO ERES SU PADRE"- bramó con lágrimas en los ojos, mientras le lanzaba distintas frutas y Arnold se limitaba a esquivarlas. Pataki no podía soportar que sus emociones se desbordaran en ese momento y se mostrase débil, además que su puntería era horrible.

"¡PUES TAMBIÉN SON MIS HIJOS PORQUE LLEVAN MI SANGRE TE GUSTE O NO!"- declaró.

Helga al escuchar esto tomó lo primero que alcanzó su mano y lo lanzó con todas sus fuerzas hacia el rubio, dándole en la cabeza y logrando que este se desvaneciera por el golpe.

"¡Criminy!"- exclamó sorprendida y corrió hacia él- "¡Arnold!"

Miró la frente de Arnold notando la marca rojiza que había quedado al chocar con su frente y la pequeña cortada que había logrado, buscó con la mirada lo que fuese que había lanzado y encontró la taza rota cerca de la pared.

Minutos después...

"¿Qué-me-pasó?"- preguntó un Arnold bastante atolondrado, intentaba enfocar la figura que se encontraba frente a él pero la luz a su alrededor le nublaba la vista. Su mano tocó su frente y sintió ardor al contacto con ella.

"Lo lamento"- escuchó a su lado, sintió como su frente era cubierta por algo pegajoso y tieso- "Me excedí"- contestó esa voz suave. Arnold cerró sus ojos y volvió a abrirlos para encontrarse con los zafiros consternados de la rubia, ver esos ojos le hizo sentir que el centro del universo volvía a acomodarse para él y que él volvía a encontrar su camino- "No quería lastimarte con la taza"- le decía mientras limpiaba alrededor de la herida.

Arnold se enderezó pero un mareo lo sobresalto, haciendo que volviese a recostarse. Helga se levantó del sillón y el rubio dejó de sentir su peso y su calor, había estado a su lado durante el tiempo que había estado inconsciente. No pudo evitar sentirse desilusionado.

Helga caminó hacia la pared y regresó varias veces, intentando ordenar sus ideas, sentía la mirada de Arnold sobre sí y eso le ponía bastante nerviosa. Por fin, después de unas cuantas vueltas, se plantó frente a él y le miro con decisión.

"Puedes ver a nuestros hijos"- Arnold se levantó de inmediato pero Helga le impidió el paso- "Cuando me traigas una orden legal que te reconozca como el padre biológico de ellos"- terminó como si fuera una sentencia.

Lo que había sido alegría en el rostro de Arnold, de inmediato cambio a desilusión, una sonrisa triste se asomó en su rostro- "Creí que podríamos resolver esto"- su voz áspera y profunda habló con aflicción, le miró desconsolado y Helga se limitó a evitar su mirada.

La rubia suspiró- "Quieres resolverlo, entonces tendrás que hacerlo a mi manera"- fue una afirmación, no una cuestión. Caminó hacia la puerta y la abrió, le miró esperando a que se levantara y saliera por ella.

Arnold le miraba impresionado, se daba cuenta que la Helga que alguna vez conoció y amó, aquella que se desvivía por el, había desaparecido y no podía encontrar rastro de ella. Eso estrujo su corazón y no le quedó más remedio que caminar hacia la puerta.

"Cuando traigas la orden, podrás ver a nuestros hijos, hasta entonces no quiero verte rondándome, ni en la universidad, ni en el edificio, ni en ningún otro lugar. No te quiero cerca de mí o de mis hijos"- demandó con frialdad y cerró la puerta ante la mirada incrédula del rubio sin esperar respuesta.

Se recargó en ella y después se deslizó hacia el piso y comenzó a llorar amargamente. No podía creer que Arnold fuera a reclamarle sus hijos ni mucho menos que su corazón latiera tan fuerte que sintiera que iba a salirse de su pecho por aquel a quien consideraba fuera de su vida y por tanto, fuera de su corazón.

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Arnold caminaba desconsolado por la acera del edificio donde se encontraban los amores de su vida. Aún no podía entender como había sido tan tonto como para no darse cuenta de lo que tenía a su lado, de todo lo que ella era para su persona.

Quizá era la fuerza de la costumbre lo que había logrado separarlos, quizá sí se había enamorado de Lynett, quizá sólo había sido un ingenuo que en lugar de fijarse en la mente de una persona se fijo en una cara bonita y un bonito cuerpo, quizá tenía miedo... Y por la razón que fuera, había logrado perder todo lo que de verdad importaba.

"¡Hey Arnold!"- escuchó que le llamaban. Miró a un lado y ahí se encontraban Gerald y Phoebe, en el auto de este.

Arnold lo miró un instante y al siguiente, se encontraba pateando con toda su fuerza la puerta del coche, logrando espantar a Phoebe y que un muy enojado Gerald bajara para detenerlo.

"Oye, ¡oye!"- le llamó la atención, empujándolo hacia la pared para evitar que siguiera pateando el auto- "Viejo, ¿qué te pasa?"- le preguntó sin entender su comportamiento.

Arnold le miró con evidente molestia y Gerald de verdad comenzó a sudar, esa mirada la conocía bien y sentía que en cualquier momento lo mataría- "A-arnold"- Arnold lo tomó de su chaqueta y lo empujó hacia la pared. Los papeles se habían invertido, ahora Gerald estaba acorralado.

"Tú lo sabías"- afirmó- "Tú sabías de mis hijos"- acusó y Gerald de inmediato supo que habían llegado tarde.

"Phoebe"- le llamó nervioso y la asiática sólo asintió. Salió del auto y caminó en dirección del departamento de Helga.

Gerald le miró a Arnold mucho más serio, lo sujetó de los brazos y se limitó a pedirle- "Viejo, tenemos que hablar"- Arnold le miró impertérrito pero lo soltó, Gerald arregló su chaqueta y caminó hacia su auto- "¿Quieres respuestas?"- inquirió señalándole el coche, esperando a que subiera.

El ojiverde subió al auto aún molesto, no sabía que era lo que más le afectaba: ¿el hecho de que Helga jamás le haya dicho sobre sus hijos o que su mejor amigo haya encubierto a su ex-novia y le haya ocultado el hecho de que tenía hijos? Pero de algo estaba seguro, iba a tener respuestas a todas sus preguntas y no se iría sin ellas.

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"Helga, Helga"- le llamó su hermana, sacudiéndola suavemente, tratando de calmarla- "por favor, hermanita bebé"- pidió. Helga la miró y se levantó, Olga la sentó en el sillón mirándola realmente preocupada, jamás pensó que podrían tornarse de esa forma las cosas.- "Helga, ¿por qué lloras? Pensé..."- Helga negó fervientemente y Olga no pudo terminar la oración.

"No"- chilló la menor de las Pataki- "No puedo dejar de amarlo"- se cubrió los ojos con vergüenza, no podía creer que su corazón se viese descubierto de nuevo.

"Pero Helga"- intentó debatir su hermana.

"No, no puedo"- sollozó- "No puedo...no puedo...sacarlo...de mi corazón...ni...ni de...mi mente...a pesar...a pesar de lo que me hizo"- dijo entre sollozos- "Aún...lo...amo"- gimió con dolor y su hermana la abrazó con fuerza.

Olga no quería que su hermanita estuviera peor, pero tenía que preguntarle que le había hecho ese hombre y porqué no habían seguido juntos, porque hasta donde ella tenía entendido, hasta habían intercambiado anillos de ónix en señal de que estarían siempre juntos. Por supuesto, sabía que habían terminado y él le había puesto el cuerno, pero no sabía ningún detalle de eso.

"¿Qué sucedió Helga?"- preguntó con el mayor tacto posible y algo nerviosa- "¿Por qué? ¿Por qué terminaron?"- le miró sin entender y Helga enjugó sus lágrimas.

Miraba sus manos arrugando su playera de forma nerviosa, sabía que algún día tendría que resolver todo eso y tendría que dar explicaciones pero esperaba que no fuera tan pronto o bueno, tan cerca de la boda de su hermana.

"Helga..."- le llamó su hermana.

"Fue por culpa de Lynett"- murmuró Geraldine sintiéndose derrotada y suspiró.

Flashback

"Cielo, no voy a poder ir a la hora que quedamos, ¿te parece que vaya más tarde?"- decía un nervioso Arnold.

"Claro, nos vemos más tarde"- respondió algo contrariada, Helga- "Te am..."- escuchó el tono del teléfono, quedándose perpleja- "Te amo"- repitió antes de colgar el teléfono, sabiendo que no habría contestación alguna del otro lado. Sentía que algo no le daba buena espina pero intentó distraer ese absurdo presentimiento.

Minutos después, llamaron de nuevo.

"¿Diga?"- preguntó de inmediato, esperando que fuera Arnold.

"Helga"- no era él, de hecho, era la voz que menos deseaba escuchar.

"¿Qué quieres Lynett"- preguntó la uniceja con hastío.

"Helga, quiero hablar contigo"- pidió.

"Pues a mi no me interesa hablar contigo"- espetó.

"Por favor, quiero arreglar las cosas"- pidió- "Se que no somos amigas, pero quisiera que arreglásemos nuestras diferencias"- su melosa voz lograba crisparle los nervios.

"Ajá"

"Te lo digo en serio, Helga. Nos vemos a las 4 en el gimnasio" - se despidió sin darle oportunidad a reprochar o negarse- "Adiós, adiós. Besos"

"Esa mujer de verdad me irrita"- pensó irritada Helga con el auricular en la mano. Tendría que ir a ver que quería esa pesada y regresar para esperar a Arnold.

4 p.m. Gimnasio de Hillwood H.S.

Pensó varias veces en no ir, quedarse en su casa y ver la televisón o leer un libro o estar en internet con la firme intención de distraerse pero no lo había logrado, razón por la cual ahora se encontraba en el gimnasio, buscando a la desagradable chica.

"Lynett"- le llamó al llegar al gimansio.

"Helga"- le llamó una chica de cabello castaño, tan plástica como la misma Lynett- "Lynett me dijo que se cansó de esperarte afuera y que prefería esperarte en el vestidor del gimnasio".

"¿En el vestidor?"- eso le extrañó pero aún así la siguió- "¿Para qué fue al vestidor, Addison?"- la desconfianza hacia la morena y su amiga crecía, no tenían la mejor reputación del mundo y mucha gente les temía, más por sus arrebatos de princesas y venganzas que por otra cosa. No quiso seguir caminando pero la morena la tomó de la mano y la llevó tras ella.

Había algo que no encajaba y sonidos extraños se esparcían por la habitación.

"Ay, no sé. Sólo me pidió que te esperara y que luego te llevara"- contestó molesta Addison por tener que guiar a Helga hasta el vestidor- "Ahí mira, ahí está"- avisó contenta y señalaba hacia un rincón cerca de las regaderas.

Helga siguió su dedo y sus ojos desorbitados, miraban sin creer la escena.

Lynett y Arnold, la primera recargada en la pared mordiéndose los labios y sus ojos cerrados con una mueca de placer mientras que el segundo la sujetaba de sus glúteos mientras la penetraba constantemente. Lo que había escuchado eran gemidos y no los había reconocido hasta ese momento, muy a pesar de que conocía a la perfección los gemidos del rubio.

De repente, los ojos aceitunados de Lynett se encontraron con los llorosos azules de ella y una sonrisa de satisfacción pero sobretodo de placer, se hizo presente en el bonito rostro de la joven de rizos castaños con rayos dorados.

Helga se soltó de la mano de Addison con violencia y salió corriendo de la escuela. No supo cuanto corrió ni en que momento había comenzado a llorar pero en el instante en que vio aquel árbol en el centro del parque, subió como alma que lleva el diablo y se escondió de las miradas de los curiosos.

Siguió llorando de rabia y coraje arriba de aquel árbol hasta que poco a poco, logró calmarse. Decidió que ya era hora de bajar, tenía muchas cuentas que aclarar con aquel traidor cabeza de balón pero de inmediato escuchó unas voces conocidas, subió un poco más y se recostó sobre la rama para observar mejor.

"Entonces ¿crees que funcione?"- preguntó Addison con curiosidad.

"Por supuesto que funcionará. Nadie puede seguir con su novio después de ver como está con otra persona"- rió jocosa- "Y menos si YO soy la otra persona"- aseguró.

"Pero pensé que no querías a Arnold"- dudó la morena.

"Y no lo quiero, pero por favor... Que Arnold, el chico más popular y conocido en toda la escuela, y esa marimacha de Helga Pataki estén juntos. Es todo menos correcto. Lo correcto es que él esté con la chica más bonita, sexy y popular de la escuela. O sea, yo"- dijo con una risita- "Además, cuando salgamos de la escuela pues romperemos porque en la universidad tengo que mantener mi imagen y me vería muy mal al estar con un perdedor de primer año."- respondió con hastío mientras arreglaba su lápiz labial en el espejo de su polvera.

"Ay, eres taaaan buena"- le respondió Addison, a quien evidentemente le hacía falta un pedazo de cerebro- "Y jamás pensé que dejarías que Helga te viera con Arnold"- Lynett rió.

"Bromeas, cuando nos vio me excité aún más, es decir, Arnold coge rico y todo pero he tenido mejores"- aseguró con un guiño.

"Eres tan voyerista"- respondió su amiga con admiración y a Helga le dio ganas de dejar caer un gargajo en sus cabezas.

"Lynett"- se escuchó a lo lejos y de inmediato voltearon todas las chicas. Arnold se acercaba con Gerald a su lado y al parecer, el moreno venía de muy mal genio.

"Arnie, nos vemos mañana amor. Tengo cosas que hacer"- le dijo con la voz más empalagosa que pudiera existir para después plantarle un beso. Miró a Gerald y una mueca de asco apareció en su rostro al tiempo que decía- "Agh"- miró a Adisson y se enganchó a ella del brazo- "Vamos Addy, tenemos cosas que hacer".

Helga tronaba los nudillos de ver el descaro que tenía la castaña semioxigenada aunque no dudaba que fuera completamente oxigenada y llena de cirugías.

Arnold movía los dedos de arriba a abajo con el rostro embelesado de ser tan afortunado por estar enamorado y correspondido de la chica más bonita de la escuela, mientras Gerald le miraba ceñudo con los brazos cruzados y de verdad, no podía entender que vería en esa chica.

"Arnold"- le llamó- "Arnold"- rodó los ojos y le jaló del hombro hacia él- "Viejo, ya se fue, tiene como media hora que se fue"- le miró desconcertado- "Aún no entiendo que puedes ver en ella que Helga no tenga."

"Pues..."- comenzó a comparar a ambas chicas y antes de que su razonamiento llegase a más, Gerald prefirió interrumpirlo.

"¡¿Qué? ¿En serio, Arnold?!"- le miró con reproche- "No estarás hablando en serio. Es decir, tú y Lynett. ¿De verdad vas a romper con Helga sólo por estar con Lynett?"- no podía creer lo que su amigo decía. Siempre era la voz de la sensatez y la moralidad, y ahora se comportaba peor que cualquiera incluso que Thorvald y después de conocerlo, no era tan malo sólo estaba confundido.

"Es qué, me E-N-A-M-O-R-É"- respondió sonrojado y Gerald no cabía en su asombro.

"Dime que estás bromeando"- y al ver que Arnold no reía, de verdad se espantó- "Arnold, por favor, recapacita. Sé que Helga y yo nunca hemos tenido la mejor de las relaciones pero te juro que ahora nos llevamos mejor que antes y te puedo asegurar que jamás, JAMÁS vas a ser feliz con alguien más que no sea ella."- afirmó.

"Estás exagerando, Gerald"- le miró escéptico- "Nadie está destinado a estar con una persona. Es decir, puede que ahora seas feliz con Phoebe pero quizá después te fijes en Addison y..."- el grito de Gerald lo interrumpió, su expresión desencajada le decía lo malo de la idea en general.

"¡PERO DE QUÉ ESTÁS HABLANDO! Phoebe y yo cambiamos anillos al igual que Helga y tú. Hicimos una promesa y un compromiso en serio."- le miró con seriedad señalando su dedo anular donde mostraba un anillo de ónix, de verdad no podía creer que ese fuera Arnold, alguien le había cambiado a su mejor amigo y lo había sustituido por la parte que pensó jamás ver en él, la peor parte.

De acuerdo, tal vez Helga y el cabeza de cepillo jamás han tenido la mejor de las relaciones, pero de algo podía estar segura, y era que la estaba defendiendo, y eso se lo agradecería cuando acabara con el idiota intento de Tarzán.

Arnold suspiró- "Gerald, si me he enamorado de Lynett, quiere decir que lo que siento por Helga entonces no es tan fuerte como pensé y creí. Así que sí, Gerald. Estoy enamorado de Lynett y voy a romper con Helga"- Gerald lo miró con los ojos abiertos de par en par y justo en ese instante, una iracunda Helga caía sobre su amigo con todo su peso.

Esa declaración había sido el colmo y no dejaría que pasara un minuto más con esa farsa ni con ese grandísimo imbécil, por lo que se dejó caer sobre él y vaya que le había atinado. Arnold había cedido ante su peso y había evitado que ella se lastimara de cualquier forma. Apenas se escuchó un leve auch por parte del rubio y la rubia se limitó a verlo con furia.

Gerald la miró con sorpresa pero después le ayudo a enderezarse y el le miró preocupado, Helga le mostró una sonrisa triste y se limitó a asentir. El moreno entendió aquel gesto como gratitud, tal vez Helga jamás lo diga pero el hecho de que le haya dado ese asentimiento y esa sonrisa, era suficiente para entender que había escuchado todo y que le agradecía el apoyo que le brindaba. El también sonrió.

"¡LEVÁNTATE, HOMBRE MONO!"- demandó Helga, sus ojos comenzaba a llenarse de lágrimas- "Repite lo que dijiste hace un momento".

Arnold la miró entre sorprendido y avergonzado, no quería que se enterara de esa forma pero lo hecho, hecho estaba. Se levantó y sacudió su camisa. Miró a Helga desde arriba, había crecido mucho más que ella y por tanto, ella apenas rozaba su hombro.

"Helga, quiero romper contigo por que quiero estar con Lynett"- se lo azotó a la cara directo y sin censura.

Helga le miró decepcionada- "¿Por qué?"- tenía que escucharlo, debía escucharlo para creerlo. No podía ser realmente eso pero debía escuchar que se lo dijera a la cara.

Arnold suspiró- "Es que me enamoré de Lynett"- respondió después de unos instantes de ver los mares azules de Helga. No quería lastimarla pero si había escuchado aquella conversación, entonces no tenía caso seguir fingiendo ni negando nada.

"Para poder enamorarte de una persona, primero debes pasar tiempo con ella, saber cosas de esa persona y te deben gustar..."- Helga detuvo en seco su alocución al caer en cuenta de que ese encuentro casual en el gimnasio no era el primero ni tampoco era la primera vez que seguramente le mentía. No sabía desde cuando le había comenzado a mentir para poder ver a Lynett pero sabía a ciencia cierta que la plástica había hecho un excelente trabajo para separarlos-"Esto se terminó, Arnold"- le dio la espalda mientras Gerald le miraba sin entender- "Sólo entérate, que Lynett, así como te consiguió a ti, puede conseguir a alguien más y tu serás su plato de segunda o tercer mesa. Y lo peor de todo es que no te darás cuenta"- declaró con tristeza, no podía creer que el camarón con pelos de verdad fuera tan cabezota como para hacerle esto y creer en eso.

Arnold alzó una ceja y de verdad le molestó lo que le decía- "Estás celosa"- aseguró.

Helga volteó de inmediato con el ceño fruncido- "Sí, POR SUPUESTO QUE ESTOY CELOSA, MUY CELOSA"- reclamó apuntando con su dedo al pecho de Arnold- "ESA MALDITA ZORRA ME QUITO A LA PERSONA QUE MÁS AMO EN ESTE MUNDO Y NI SIQUIERA SABE VALORARLO"- sus lágrimas brotaron sin importarle ante la mirada sorprendida del rubio y del moreno.

"Tal vez, me excedí"- pensó el ojiverde- "Helga, perdóname, yo..."

"¡CÁLLATE! ¡No me vuelvas a dirigir la palabra, ni a mirar ni a buscar ni a nada! ¡Aléjate de mí, no quiero volver a saber de ti!"- bramó la rubia y salió corriendo en dirección a su casa, de verdad no podía creer que ese idiota prefería una chica plástica que a ella.

Fin del Flashback

"...Y eso fue lo que pasó"- terminó de contarle a su hermana, quien estaba verdaderamente sorprendida por todo lo que Helga le había contado- "Eso paso poco antes de mi cumpleaños, así que yo apenas tenía unas cuantas semanas de embarazo. Se supone que él y yo íbamos a estudiar aquí e íbamos a trabajar para mantener a nuestros hijos y..."- sus manos cubrieron de nuevo sus ojos y comenzaron a llorar de nuevo- "No es justo"- sollozó.

Olga no podía creer todo por lo que había pasado su pequeña hermanita y sentía un enorme enojo por que aquel, que se decía fiel hasta la muerte y más allá, le había lastimado en más de una forma. La abrazó con dulzura y acarició su cabeza, realmente no sabía que decirle pero ahora sabía, que no podían haber palabras adecuadas para su situación.

El timbre volvió a sonar y esta vez Olga se levantó hecha un volcán, no permitiría que ese imbécil volviera a revolverle la cabeza a su hermanita para que se saliera con la suya, aunque al abrir la puerta jamás pensó encontrar a otra persona.

.-.-.-.-.-.-.-.-.

Se estacionaron en un restaurant cercano, el moreno sabía de antemano que si quería evitar un fuerte arrebato por parte de su mejor amigo, lo mejor era llevarlo a un lugar público para evitar que hiciera una escena.

"Dos cafés"- pidió Gerald a la camarera, estaba ansioso y sabia que el café lo pondría aún más ansioso pero también sabía que le debía unas cuantas explicaciones a su mejor amigo. Le miró por el rabillo y notó la cara molesta y seria de Arnold. Tragó pesado y respiró un poco cuando la mesera regresó con el café.

Cuando la mesera se retiró, Arnold por fin habló- "¿Y bien?"- su mirada adusta provocó un escalofrío en Gerald quien se limitó a mirar por la ventana, por lo que se cruzó de brazos esperando a que le explicara por qué demonios el desconocía la existencia de sus hijos.

"Viejo, antes que nada. Disculpa por no habértelo dicho pero era necesario"- Arnold alzó una ceja de forma escéptica- "De verdad. Aunque también está el hecho de que pensábamos que te habías desentendido"- ahora Arnold fue el sorprendido.

"Jamás..."- intentó defenderse Arnold pero Gerald lo interrumpió seguro de lo que diría.

"Lo sé, es sólo que cuando terminaste con Helga por Lynett... Bueno, tu nos habías comentado que Helga y tu habían estado escogiendo nombres de bebés y que si es que resultaba así, pues ustedes criarían a su bebé mientras estaban en la universidad y buscaban trabajo y demás"- Arnold iba a pedirle que fuera al punto pero Gerald alzó su mano en señal de que sabía lo que pensaba- "El punto es, que pensamos que Helga y tú estaban seguros de lo que hacían y que la única razón por la que ya no quisieras ese mundo, es porque... Quizá ya no estabas seguro de que quisieras ser padre tan pronto y tan joven. Entonces no vimos relevante el asunto de decirte nada."- Arnold volvió a alzar la ceja- "Pero también pensamos que quizá no lo sabías, pero que lo mejor sería que tú lo supieras por boca de Helga y no por la nuestra. A nuestra defensa, sólo puedo decir que siempre quisimos que arreglaran las cosas pero no podíamos meter nuestra cuchara y hacerla nuestra pelea, porque al final, los únicos que deberían buscar la solución son ustedes y no nosotros."- Johanssen le miró pidiendo clemencia y Arnold sólo suspiró, tenía que aceptar que habían hecho hasta cierto punto lo correcto aunque no estuviera de acuerdo.

Gerald suspiró y le miro serio- "Cuando terminaste con Helga, rompiste el compromiso que hiciste y no fue sólo con ella, fue con todos nosotros. Con Lila, James, Phoebe y conmigo... ¡Todos estuvimos presentes cuando tu y Helga cambiaron anillos!"- tomó un sorbo de su café y miró hacia la calle iluminada por los faros y los transeúntes que pasaban- "Nadie nos obligo ha hacer ese pacto-compromiso-promesa, como quieras decirle. Nosotros lo decidimos y juramos que era para siempre"- le miró con reproche y melancolía- "De todos, jamás pensé que serías tú el que lo rompería"- Arnold le miró sorprendido- "Recuerdas lo emocionadas que estaban Phoebe y Helga cuando se enteraron de que Lila y James habían hecho ese juramento y les contaron, eran la pareja más seria entre nosotros"- le sonrió.

Flashback

Lila movía sus dedos frente a sus amigas haciendo lucir el anillo de ónix que portaba en el dedo anular.

"Es tan hermoso"- decía Phoebe entusiasmada mientras que Helga sólo asentía.

"¿Entonces dices que hicieron un compromiso para toda la vida?"- preguntó con inocencia Helga. Esa mueca le formó una sonrisa muy amplia a Lila, eran pocas las veces que podía ver a Helga como una niña pequeña ante un regalo sorpresa.

"Sí, James se va este año a la universidad y como no es legal que nosotros nos casemos"- comenzó a decir.

"Aún"- añadió Phoebe.

Lila asintió- "Entonces decidimos hacer una especie de boda simbólica y ustedes, han sido testigos de ello"- respondió sonriente. Ambas chicas pensaron que sería lindo que hicieran una de la misma forma.

Y así había sido, la pareja había citado a sus compañeros debajo del árbol del parque, el favorito de los rubios, sin comentarles lo que harían realmente, y cuando llegaron todos a la hora citada, tanto James como Lila habían dado a sus amigos los anillos que intercambiarían. Nadie imaginaba lo que estaban por hacer.

Cuando recitaron sus votos, sus amigos les miraron confundidos y cuando pidieron los anillos, y después los intercambiaron, todos quedaron atónitos por lo que acababan de presenciar mientras Lila y James, sellaban su pacto con un beso.

"De verdad me impresionas"- elogiaba Gerald mientras miraba por el hueco del anillo y por el otro lado saludaba Arnold- "Es decir, el matrimonio es algo serio"- le miró inquieto. El quería casarse con Phoebe, pero no tan pronto.

James rió y tomó el anillo- "Lo es, pero no podemos casarnos todavía. Lila aún es menor de edad y sería un delito"- comentaba mientras miraba el anillo con una sonrisa- "Así que decidimos hacer una ceremonia simbólica frente a todos ustedes"- tomó el anillo y lo puso de nuevo en su dedo. Sentirlo ahí, le daban cosquillas pero le inundaba de una infinita felicidad- "Y por el momento es lo único que podemos hacer. Para nosotros es como si de verdad estuviéramos casados, por lo que Lila sería Butler y no Sawyer, y sí alguien nos pregunta, diremos que estamos casados. Después, cuando ella salga de la escuela, haremos la boda de verdad y obviamente, están invitados"- les había contestado.

Gerald sonreía de lado, entendiendo su razón, mientras que Arnold miraba con atención a la rubia y se imaginaba despertar con ella a su lado todas las mañanas, como aquella vez que se había quedado en su casa.

Fin del Flashback

"Sí, de hecho fue por ellos que nosotros también lo hicimos"- sonrió con melancolía- "Lila y James intercambiaron anillos y desataron la idea en ellas, les pareció romántica y nosotros dijimos que era..."

Gerald le interrumpió-"Que era un compromiso para toda la vida".- recargó su cabeza sobre su mano, en efecto se habían casado sus amigos y todos habían asistido, pero Helga se había ido mucho antes de que repartieran el pastel y Arnold se había mantenido en un rincón, apartado de todo- "No entiendo que te sucedió. Incluso cuando Lila quiso hablar contigo, tu fuiste un ogro con ella, le dijiste que no era su problema"- le recordó.

"Lo sé"- recordar como había tratado a Lila de verdad le afectaba, siempre hubo esa confianza inquebrantable entre ellos dos y de repente, el la mandaba al diablo. Había perdido una amiga por alguien que no valía la pena.

Flashback

"Arnold, sabes que somos amigos y te respeto mucho por las decisiones que tomas, pero ¿de verdad crees que Lynett haya sido la mejor opción para ti? Creo que..."

El sonido del casillero al cerrarse de golpe interrumpió la perorata de Lila, quien lo miraba bastante sorprendida. Arnold la barrió con la mirada y su cara de pocos amigos de verdad indignó a Lila.

"No es tu problema, Sawyer. Se que sólo vienes a alegar por Helga pero todos tienen que entender algo"- le miró con frialdad- "Ya no me interesa Helga"- Lila sólo pudo verlo con ¿compasión?- "Así que hazme el favor de no hablarme de ella ni de asuntos que no valgan la pena"- respondió tajante.

Lila se quedó atónita por la respuesta, jamás le habían hablado de esa forma, mucho menos él, y su única reacción fue la de plantarle una tremenda cachetada que dejó una marca rojísima en su rostro.

"Eres-Te has convertido en una persona desagradable, Shortman. Creo que separarte de Helga fue lo mejor, no se merece a alguien como tú. Merece alguien mejor"

Fin del Flashback

Su voz, aún resonaba en su memoria. Cierto, se había comportado como un patán y lo peor de todo, es que había sido propiciado por la persona que jugó con él y puso su mundo de cabeza, de tal forma que ya no sabía cuales eran los pies.

"¿Y de qué te sirvió?"- le preguntó algo molesto el moreno.

El ojiverde negó suavemente- "De nada, me arrepiento de ello a diario"- respondió molesto y es que, aún no podía creer todo lo que había cambiado por una persona. Arnold tomó un sorbo de su café y miró por la ventana, melancólico- "Helga no quiere que arreglemos lo nuestro"- Gerald le miró atento y Shortman lo miró por un segundo para después mirar su café- "Sólo quiere que arreglemos lo concerniente a nuestros hijos"- rió con pesadumbre- "Jamás pensé que fueran dos, llegué a pensar que de haberse dado el embarazo, ella me buscaría para que fuera parte de sus vidas pero no sabía que el resentimiento iba a ser tan grande, que no me permitiera ser parte de ellos" -su triste sonrisa la regresó el reflejó en el café- "Entiendo que no quiera confiar en mí, después de todo... yo la traicioné. Aún si no sabe que me metía con Lynett, puede imaginárselo"- Gerald se atragantó con el café y el ojiverde lo miró curioso.

"Bueno...eh...Viejo, tengo que decirte algo al respecto de eso"- le comentó el moreno algo nervioso.

Le miró preocupado y comenzó a explicarle con detalle el hecho de que Lynett sabía que Helga iba a ser botada por él, que se las había ingeniado para que llegara al gimnasio donde él y ella estaban y que era la razón por la que se había enterado del plan de Lynett y había terminado en lo alto del árbol para que al final le advirtiera de la situación, a pesar de cómo él le había despreciado.

La cara de Arnold pasó del asombro al horror pues comprendió, muy tarde, que Lynett realmente había sido una pérdida de tiempo, que separarlos siempre había sido su plan, razón por la cual, su relación había fracasado poco tiempo después de eso y se había dado cuenta de que había perdido lo más importante, a Helga y por ende, a sus gemelos.

"La misma Helga escuchó todo y se lo contó a Phoebe, y como es lógico, ella me lo contó a mi. también me contó que sabía que Helga estaba embarazada, porque se lo confirmó al mes siguiente, pero que no te diría nada porque ya no quería tener nada que ver contigo"- Arnold le miró culpable, dejó caer su cabeza sobre la ventana aún sin poder creer lo bajo que había caído- "Tanto Phoebe como yo, le recomendamos a Helga que te dijera, pensamos que quizá ella te recuperaría de esa forma pero ella nos dijo que no quería que estuvieras con ella por el bebé, no sabíamos que iban a ser gemelos, así que dijo que no te diría nada hasta que llegases a preguntarle en persona o en todo caso, lo descubrieras. Dijo que si regresabas con ella, tenía que ser porque de verdad la amabas y no porque estabas solo o despechado, pero que si tardabas demasiado, no había garantía de que ella siguiera enamorada de ti"

Shortman suspiró y miró de nuevo su café, como si tuviera todas las respuestas- "Helga tenía razón, al final Lynett me lo confesó todo y yo nunca me di cuenta de nada hasta que terminamos al final del año".

Flashback

"Arnold, cariño, tenemos que hablar"- le dijo una Lynett muy entretenida en su cabello, sentada en las gradas del gimnasio.

"¿Qué pasó mi cielo?"- dijo un galante Arnold, se sabía muy bien esa rutina y al final siempre tenía un desenlace muy agradable en las regaderas o en las mismas gradas- "¿Todo bien?"

"En realidad no"- dijo con simpleza y Arnold la miró confundido- "Como este año iremos a la universidad y no vamos a ir a la misma, debemos terminar"- y así sin más se lo dijo.

Arnold la miró estupefacto- "P-pero ¿porqué?"- apenas pudo decir, su voz salió sin fuerza y con temor- "Lynett, te amo"- le dijo esperando que ella le dijera que era una broma.

"Ay Arnold, por dios, crece un poco"- dijo al tiempo que retocaba su labial en el espejo de la polvera- "Ash, vamos a estar con chicos más grandes y bueno... Tengo una reputación que cuidar y conservar"- le respondió como si fuera lo más evidente del mundo. La cara desencajada del rubio le indico que no lo entendía- "O sea, no puedo entrar en la universidad y que me vean con un novato, ¿que sería eso? No, no, Arnold. Además"- se checó el rimel y el delineo de sus ojos, sí se seguía viendo bonita y perfecta- "Ya no me gustas y el universo está en orden"- el ojiverde enarcó una ceja incrédulo ante lo que su, ahora, ex-novia le decía- "Es decir, tú y la marimacha de Helga Pataki juntos. Ugh por-fa-vor"- su cara de asco le impresionó bastante, jamás había visto ese gesto y de repente, recordó como se dirigía Gerald cada vez que lo veía y de verdad se sintió mal por eso. Siempre había discriminado a su mejor amigo, en frente de sus narices y él JAMÁS le había dicho algo al respecto- "No me lo agradezcas, fue un placer."- aplicó un poco de rubor y por fin le miró a los ojos- "Debemos madurar, Arnold y tu ya eres muy pequeño para mí, así que terminamos"- le dijo con una sonrisa, se levantó, guardó su maquillaje en su bolsa y le dio un beso en la mejilla a Arnold- "Adiós"- le dijo sin remordimiento mientras la castaña se iba tranquilamente del gimnasio y dejaba atrás a un destrozado Arnold.

Apenas se estaba dando cuenta de todo lo que había perdido, por una cara y cuerpo bonitos.

Fin del Flashback

Se mantuvieron callados un momento mientras acomodaban sus ideas, cada uno sabía que el otro tendría más preguntas y que serían resueltas en ese instante.

"¿Cómo sabía que veía a otras personas?"- preguntó sin dejar de mirar a la calle, viendo los coches ir y venir, sólo deteniéndose al semáforo.

"Phoebe le dijo y yo le permití que lo hiciera"- Shortman le miró incrédulo.

"¿Y tú no podías decirme lo de mis hijos?"- reprochó.

"Sí y no"- tomó un sobro de su café y también miró por la ventana- "Así como ella se enteraba de tus romances, tu enteraste de los de ella, que en realidad son nulos porque se dedica en cuerpo y alma a sus hijos"- el moreno le dio una mirada reprobatoria que Arnold sólo supo afrontar tomando su café- "Ella no sabía que tu vives cerca de la guardería de los niños, ni que asistes a la misma universidad. Ella pensaba que vivías con nosotros e ibas a nuestra universidad. Si te das cuenta, ninguno sabía su paradero pero sí sabían lo que él otro hacía."- Arnold lo miró serio- "Sin embargo, el hecho de Lynett te haya dejado, no te excusa de que hayas salido con otras mujeres. Sabes bien que no lo apruebo. Sé que es tu vida y tienes derecho a rehacerla pero ¿salir con esas mujeres? No me mal entiendas, no eran malas pero ninguna tiene lo que realmente te gusta. ¿Qué querías probar?"- le preguntó ahora Johanssen bastante intrigado.

"Ne-necesitaba saber que podía seguir con mi vida"- para que negarlo, si sabía que Gerald podía leerlo como un libro abierto al igual que Helga y viceversa- "Que Helga no era relevante para mi vida ni para nada de lo que yo hiciera, que había sido un amor de adolescente y nada más, que no significaba nada"- sus manos se cerraron con fuerza hasta que sus nudillos se tornaron blancos- "Pero cada vez que empezaba una nueva relación, me daba cuenta que me hacía más falta de lo que de verdad pensaba. Todo lo que ella es, me hace falta y hoy"- suspiró- "Vi sus ojos tan cerca, tan preocupados, tan tristes y tan llenos de amor, que de nuevo supe por donde tenía que ir, cual era el rumbo de mi vida"- jugaba con la cuchara y el plato sobre el que estaba su taza de café, mientras su rostro lo mantenía sobre su mano- "Me arrepiento tanto de haberla sacado de mi vida por... por una cualquiera"- espetó y Gerald le miró un poco más animado.

"Bueno, ya es algo"- el moreno sonrió y el rubio igual- "Por cierto, ¿qué te pasó en la cabeza?"- preguntó bastante intrigado, a decir verdad no había podido quitar la mirada de la bandita con ositos rosas que tenía sobre la ceja.

"Ah...eh"- carraspeó y acercó la taza a su boca- "Helga me lanzó una taza"- dijo avergonzado mientras Gerald se botaba de la risa de solo imaginarlo. Sí, esa era la reacción que pensaba tendría el moreno cuando se lo dijera.

Gerald secó las lágrimas que habían salido a causa de la risa y sólo miró sonriente a Arnold- "Es lo menos que te merecías, cornudo"- recriminó de forma burlona.

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Phoebe le miró intrigada por la posición de Olga y esta se limitó a soltar el aire, tenía el pecho hinchado y listo para iniciar un combate verbal, pero ver a la asiática en la puerta le cambiaba los planes por completo.

"Estuvo aquí, ¿no es así?"- fue más una afirmación que una duda. La asiática no esperó a que le invitase a pasar y caminó directamente hacia Helga- "Helga"- le llamó suavemente y ella se abrazó a Phoebe con insistencia. Sus ojos grisáceos le miraban enternecida, recordaba perfectamente las veces que por culpa del ojiverde, ella había tenido que mantenerla cuerda- "Gerald y yo quisimos llegar antes, pero con la lluvia y el tráfico se nos hizo imposible localizarte. Llamamos varias veces a tu celular e incluso aquí pero por lo visto, ninguna de nuestras llamadas entraron"- Helga le miró con tristeza.

"No es su culpa"- sollozó, su hermana se sentó a su lado justo cuando escuchó llorar a los bebés.

"Yo me hago cargo"- aseguró Olga y se retiró a la habitación de los gemelos.

Helga miró por donde había desaparecido Olga, sin poder creer por la suerte que corría ese momento- "Esto iba a pasar eventualmente. Ustedes intentaron disuadirlo de que me buscara e incluso de que preguntara por mí y aún así, lo hizo. Me encontró. Supongo que era cuestión de tiempo"- suspiró con melancolía.

Phoebe alzó una ceja y la tomó de las manos- "Helga, Arnold vive a dos cuadras de aquí y por si fuera poco, está en la misma universidad que tú con la esperanza de encontrarte."- Helga le miró sorprendida, esos datos no los sabía- "Sé que no te lo habíamos dicho porque no te había encontrado, pero esta mañana Arnold le dijo a Gerald que te había visto en el campus y que iba a esperarte en la entrada para poder hablar contigo"- la mirada consternada de Helga se había perdido en el tapete- "El no sabía de sus hijos, nosotros no le dijimos nada..."- Helga volteó a verla nerviosa sin entender pero Phoebe habló antes de que pudiera decir una palabra- "Arnold te siguió, nos dijo que te había encontrado y que había hablado contigo pero que tu no le creíste nada de lo que te dijo y preferiste irte. Dijo que te vio tomar un taxi en la esquina y que supuso que te perdería, así que decidió irse a su casa y que lo intentaría mañana y el día siguiente y así hasta que te decidieras a hablar con él, pero cuando estaba por cruzar la calle, te vio salir de la guardería con sus hijos y decidió seguirte para saber donde vivías, cuando llegó al edificio nos comentó que de verdad se sorprendió de saber que vivías aquí. Dijo que iba a subir con la esperanza de hablar contigo en privado, que no podía creer que tuvieran hijos. Que al principio creía que te había perdido para siempre porque pensó que él había llegado demasiado tarde y ya estabas con alguien más, pero dijo que recordó que tu podrías estar embarazada y que si concordaban las fechas, entonces esos eran sus hijos. Dijo que no podía creer que se lo ocultaras pero que tampoco creyó que hubieras seguido con ello, pues ustedes habían terminado pero que ahora que sabía que ellos estaban, aún tenía una oportunidad contigo y que iría hablar contigo pero que cuando subió no supo cuál era tu departamento, así que esperó a que salieras o algo y que de repente, llegó Olga y supo justamente a donde dirigirse, dice que pensó mucho en lo que iba a decirte y que esperaba que le dieras una oportunidad, que pudieran estar juntos de nuevo"- la cara de Helga era de incredulidad total, jamás pensó que él haría semejante cosa y mucho menos que esperaba todo aquello.

Helga se levantó del sillón y caminó hacia el ventanal, se abrazaba a sí misma, insegura de lo que debería hacer y aún así, sabiendo que sólo había una forma de solucionar por lo menos una parte de ello.

"Le pedí a Arnold que me entregara un oficio legal en donde especificara que era el padre biológico y por tanto, podría ver a los niños"- respondió al fin con una mueca derrotada reflejándose en el vidrio.

"Pero"- intentó objetar la asiática.

"Le dije, que si quería arreglar las cosas sería a mi manera y sólo a mi manera"- suspiró al ver la cantidad de gente que caminaba en la acera y era iluminada ocasionalmente por los faros cuando caminaban debajo de ellos, cada una con sus propios problemas, sin saber que quizá el que pasaba junto el, tenía exactamente el mismo problema. Se giró para mirar a Phoebe quien se había acercado hasta ella- "Hablé con un abogado poco después de que Geraldine y Phillip nacieron. Le expliqué la situación y me recomendó que en caso de que se presentara, lo mejor que podía hacer para defenderme era pedir una prueba de paternidad, dijo que el juicio de por sí iba a ser intenso pero que si lográbamos comprobar que Arnold se había comportado de forma desobligada al respecto, entonces no le darían a los niños y que de cualquier forma, es muy difícil que el pueda tener los niños al ser el padre. Por lo regular, se da la preferencia a la madre a menos que se compruebe que no es capaz de cuidarlos o que esté muerta"- Phoebe la miró ceñuda- "Se que no es la mejor forma de solucionar las cosas y se que, de demostrarse su paternidad, si paga la multa por manutención, si llegaba a darse el caso por desconocimiento de causa, entonces el podría ver a los niños cada vez que quisiera y estar presente en su crianza. Claro se buscaría un asistente social que esté presente cada vez que estén con él para evitar alguna mala jugada"- frotó su sienes con el pulgar y el dedo medio, estaba tensa y le empezaba a generar un gran dolor de cabeza- "Pero después de un tiempo, si Arnold comprueba ser un padre responsable entonces nos iríamos a juicio por tutela compartida"- Phoebe no supo que pensar, Helga se había adelantado tanto a los sucesos que su plan parecía no tener defecto alguno.

"Helga"- no sabía como tocar el tema- "Una cosa es que le hagas las cosas difíciles a Arnold por los niños, pero ¿y tú?"- Phoebe la miró aprehensiva y Helga le miró preocupada.

"Sólo me queda intentar mantenerme cuerda"- miró sobre su hombro y de nuevo a Phoebe- "Todavía lo amo Phoebe, pero no estoy segura de que Arnold hable con la verdad, de que de verdad merezca una oportunidad"- suspiró y Phoebe pasó sus manos sobre sus brazos en señal de apoyo- "Me traicionó una vez, quien me asegura que no volverá ha hacerlo."- cerró sus ojos con dolor y Phoebe la abrazó, haciéndola sentir, menos sola- "Desearía que las cosas fueran diferentes".

"Yo también amiga, yo también."


N/A: Y después de darle muchas vueltas, al fin me he decidido a publicar esta historia, la razón es muy simple, se me ocurrió y tenía algo de tiempo con mi pequeña obsesión de leer y dibujar y buscar cosas de Hey Arnold!, así que cree esta historia. Con respecto a la historia, originalmente iba a empezar en orden pero decidí que había ciertas circunstancias que se explicarían mejor a manera de Flashbacks. Así que, dejo mi historia a su criterio como lectores y espero les guste.

Saludos y muchas gracias por leer :)

Lebel27

PD. Si alguien ha leído otras historias mías y obvio, esta es mi primera de Hey Arnold!, sabrá que tengo mis historias en progreso en stand by, la razón es porque aún estoy terminando los capítulos de estas y afinando varios detalles, por lo cual no he publicado los capítulos siguientes. Si, dejé las historias en stand by desde hace mucho pero pretendo terminarlas. Subiré los capítulos una vez estén bien terminados y revisados.