Prologo

Estaban Lovino y Feliciano Vargas, frente a la que seria su futura casa, ambos de 23 y 22 años respectivamente, los hermanos se miraban con una sonrisa y observaban la casa que estaba frente a ellos.

-Bien Feli… vamos a llamar a la corredora de propiedades que esta a cargo de esta casa- Lovino sonríe sin dejar de observar al menor.

-Ve~ si fratello – responde Feliciano, sacando su celular para marcar al numero.

Feliciano le pasa a su hermano el móvil y poder repactar la compra de aquella casa que seria su hogar ya que se habían querido independizarse de sus padres.

Una vez que ya habían tenido ya la compra hecha y la casa era legalmente suya, la arreglaron a su manera, pintándola por fuera con un tono blanco y arreglando el interior con todos sus muebles, teniendo hasta un huerto que Lovino se esforzó tanto en construir, todo era perfecto hasta cierta noche. Feliciano escucho unos ruidos en el primer piso y comenzó a mover a su hermano, este despertándose le mira.

-Que sucede Feliciano?- Lovino reacciona abriendo sus ojos para mirar al menor.

-Parece que hay alguien abajo-Feliciano responde un poco asustado.

-Tranquilo yo voy a ver…-Dice Lovino acariciándole el cabello levemente.

Lovino se levanta, colocándose unos jeans y una camisa negra, baja y ve a un hombre de unos 30 años que escapaba de la policía ya que era un asesino en serie buscado en todo el país, sin previo aviso Lovino furioso con aquella presencia baja los últimos peldaños de la escalera para enfrentarse al hombre.

-QUE MIERDA HACES ACA BASTARDO?! – Lovino molesto con la presencia, sin percatarse de que su vida corría riesgo en ese momento.

-CALLATE NO TENGO QUE DARTE EXPLICACIONES – con voz autoritaria le responde el hombre al joven italiano.

-Tsk… es mi casa idiota sale de acá – Lovino mas molesto, y aun sin percatarse de que su hermano menor estaba bajando la escalera.

-Jeje…. Cállate de una vez!- El hombre molesto ante el Joven mayor que no le hacia caso, se acerca sacando una cuchilla y enterrándolo en el cuerpo de este.

Lovino cae al suelo ante el corte propinado y otras estocadas en su cuerpo, ante la atenta mirada de Feliciano que miraba asustado la escena en que su hermano resultaba gravemente herido, baja rápidamente lo que le restaba de escalera, acercándose al cuerpo de su hermano que ya estaba rodeado en un charco de sangre.

-Idiota, mira lo que le hiciste a mi fratello – furioso y triste Feliciano trata de mover al mayor para que se moviera.

-Fe….li….cia….no….co…rre –Alcanza a decir Lovino con la poca y nada de vida que le quedaba.

-Ve~! No pienso dejarte aquí-Feliciano llora al ver a su hermano en tal estado, ante la mirada del asesino.

-No pienso dejarte aquí~ jejeje que cosa tan pobre – El hombre se burla del menor de los italianos- Es mejor que acompañes a tu hermano al infierno!

El hombre toma el cuchillo con el que había asesinado a Lovino y se lo lanza a Feliciano, llegándole justo en el pecho, este cae de rodillas junto al cuerpo ya inerte de Lovino, y sin dejar de mirar a su asesino que se burlaba de ambos. El hombre se acerca al menor y le quita la cuchilla del pecho donde lo tenia clavado, a su vez dejando a los dos y corre como alma que se lo lleva el diablo.

-Fratello…. Hermanito respóndeme….-lloraba Feliciano mientras se dejaba caer a un lado del cuerpo de su hermano, alcanzando a entrelazar su mano con la fría y mortificada mano del mayor, falleciendo a su lado mientras que el charco de sangre crecía a alrededor de ambos cuerpos.

Pasaron los días, y la madre de ambos italianos los había ido a visitar, comienza a tocar la puerta al notar que no había bullicio, pero había luz y la puerta estaba entre abierta, se asoma encontrándose con la horrible escena, encontrando los cuerpos de sus hijos tendidos en el suelo donde estaba el charco de sangre que ya a estas alturas estaba seca, la madre comenzó a llorar desconsolada al verlos tendidos sin ninguna reacción.

-No puede ser que haya pasado esto-decía entre sollozos la madre de ambos italianos- Tengo que llamar a mi esposo y a su nonno….-se sienta aun llorando a marcar el numero de su marido y su padre.

Al lado de los cuerpos estaban los espíritus de los jóvenes, ambos con expresión triste al ver a su madre llorando, nunca le habían visto así y eso les hacia mal, Lovino da un suspiro, se mueve y busca una hoja de papel y un marcador dejándole un mensaje en este para después dejarlo caer a un lado de donde se encontraba su madre.

-"Tranquila mía mamma, te queremos….no importa en que estado nos encontremos estamos tranquilos, ah y Feliciano te manda saludos….No queremos verte llorando perfavore nos esta haciendo mal verte así. Te quiere Lovino y Feliciano" – El fallecido espíritu de Lovino se mueve alrededor de su madre, mirándole atentamente.

La mujer al leer aquella nota, suspira al ver que era la letra de su hijo mayor, el grosero y insultador que a veces le hacia rabiar pero aun así lo quería por su manera de ser y como podía ser amable cuando quería, sabia que están hay lo supo cuando leyó la nota. Feliciano estaba al otro lado de su madre al igual que Lovino, ambos la miraban preocupados.

-Lovino, Feliciano… no llorare mis niños…. ¿donde están?- la mujer se le dibuja una sonrisa en su rostro, mientras miraba hacia todos lados buscando alguna señal de que sus hijos estaban bien.

-Fratello~ hagámonos notar ante nuestra mamma~ - Sonríe un fallecido Feliciano, mientras miraba a su hermano.

-Si Feli….-Lovino se levanta de al lado de su madre y va a buscar una hoja al segundo piso, se escuchaban resonar los zapatos que llevaba en las escaleras, haciendo que su madre girara su cabeza hacia la escalera, el mayor baja sentándose en la mesita de centro que tenia entre el sofá.

-"Mamma estamos a tu lado, Feliciano quiere abrazarte al igual que yo, pero antes de que me olvide… vez ya la casa esta vacía…. Y queremos que tu decidas que hacer con ella…."-Lovino una vez que escribe su nota la gira para que la vea su madre.

-Hijos pueden abrazarme si quieren…-Su madre les sonríe, haciendo que los podía ver.

-Madre te queremos-se escucha las voces de los hermanos, haciendo reaccionar a su madre, con el abrazo que ambos le daban.

Al momento después llegaba el padre y el abuelo de los italianos, al ver a la mujer sentada en el sofá, mueven la vista encontrándose con la horrorosa escena que se presentaba, el abuelo desesperado llama a la policía mientras el padre se iba a acercar a ver los cuerpos de sus hijos en el suelo.

-No puede ser quien diavolo hizo esto?!-molesto el padre tratando de aguantar la furia y el llanto que le golpeaba para salir.

-Tranquilo…hable con los chicos me dijeron que estaban bien-le dice la mujer a su esposo.

-No puedes hablar con los muertos por un demonio!- la desesperación del hombre era evidente.

En un instante llega la policía y al ver la escena y a los padres y al abuelo hay tratan de calmarlos, llevándoselos hacia la calle.

Meses después ese caso no fue resuelto y los padres decidieron vender la casa, y la madre se dedico a limpiar, la casa como debía y al momento de llegar a la mancha de sangre la comenzó a limpiar pero esta no salía con nada así que le puso una alfombra para taparla, ella entre veces sentía unos brazos que la rodeaban y unos labios que le besaban una mejilla, eran los dos jóvenes que seguían en la casa no en cuerpo solo en alma.

Al terminar de limpiar sale hacia el jardín y ve lo que había echo Lovino con este, un bello huerto con tomates y varias flores de colores, vuelve a entrar, suspira y piensa "Todo esto fue lo que mis pequeños hicieron solos" sonríe, y sale hacia la calle y ve a cuatro jóvenes con sus maletas y cosas, la miraban atentos y ella se acerco, a veces sin dejar de mirar las ventanas de la que era la casa de sus hijos.

-Ciao ustedes son los que compraron esta casa?-sonríe amable la mujer italiana.

-Si nosotros somos~ - contesta un chico de descendencia española.

-Nos presentamos señora, Yo soy Francis Bonnefoy, este de acá es Gilbert Beilchmist-el francés apunta a un joven de ojos rojizos y pelo platino-El que esta a mi otro lado es Antonio Fernández Carriedo-apunta a un Español de pelo castaño oscuro y de ojos verdes- y ese jovencito de cabello rubio es hermano de Gilbert el se llama Ludwig Beilchmist~ -termina de decir el francés mientras apuntaba a un joven rubio de ojos celestes.

-Bene, aquí tienen las llaves… ah pero perfavore no saquen nada de lo que hay ahí si?-sonríe amable la mujer mientras ve las sombras que se notaban en la ventana.

-Por que no podemos-pregunta Ludwig, con un semblante serio mientras comenzaba a buscar con la vista hacia donde miraba la mujer.

-ah eso es por que le pertenecía a mis dos hijos…-da un suspiro la mujer, sin dejar de sonreír.

-Y que les paso a sus hijos?- le pregunta Antonio al notar una sombra por una ventana-Wow que fue eso?

-Ellos….-vuelve la mujer a fijar su miraba en los cuatro jóvenes-Fueron asesinados…-dice secamente, sin mostrar ninguna emoción y que dejo a los jóvenes blancos como papel.

-Como?! Asesinato-Gilbert traga saliva un poco asustado con la reacción de la mujer.

-Pero no pasa nada ellos están bien-sonríe nuevamente la mujer, cosa que a los jóvenes les dio un poco de miedo el cambio de emociones de esta.

-Como esta usted tan segura de eso?-pregunta Ludwig tratando de seguir con su semblante serio.

-Ah mi Lovino me lo dijo~ y mi Feliciano como siempre me deja un obsequio- La mujer muestra una pequeña cajita que tenia el nombre de ambos.

-aah…-los cuatro se miran entre si como diciéndose "esta señora esta loca por la perdida".

Desde adentro Lovino y Feliciano, sonríen se mueven de un lado a otro para ver la reacción de esos jóvenes que llegaban a su hogar.

-Ne~ fratello nos vamos a entretener~-Feliciano mira a su hermano fallecido, mientras se acariciaba el pecho donde tenia el corte.

-Si Feli~ esto será muy bueno- Lovino ríe, resonando su risa por toda la casa, se topaba las estocadas de su cuerpo y el corte de su cuello.