Under the Sheets.

En el santuario de Atenas se escuchaba un gemido constante proviniendo de la casa de Marin, estaba acompañada. El joven caballero dorado se encontraba ahí, estaba recostado en la cama, sudorosos y gimiendo, ella dulcemente se acerca a él y de manera delicada posa sus manos alrededor de su cuerpo intentando calmarlo, pero ella de alguna manera se encontraba divertida jamás lo había visto así, además jamás había tenido la oportunidad de escucharlo gemir de esa manera, en uno de sus intentos, ella posa sus manos en su fornido brazo causando escalofríos en él. Causando a su vez que ella misma se sonrojada ante dicha respuesta, ella simplemente suspiro.

-A… agua, necesito agua.- Aioria estaba agotado. Y la joven pelirroja que estaba al costado de la cama le proporcionaba todo lo que él necesitaba e incluso más.

-Claro, dame un segundo.- Respondía mientras llenaba una copa con agua, y mientras el caballero dorado bebía aquel liquido inocuo, ella le entrega unas pastillas.

-¿Te has vuelto loca? ¿De nuevo?- Eran unas pastillitas de color azul. Él se sentía desvanecer estaba realmente exhausto. Y sin embargo su compañera de cuarto no parecía tan alterada.

-Claro que no, anda tómatelas, créeme, las necesitas.- Aioria la miro atontado, y sin reclamar agarro una pastilla azul y la consumió con un poco de agua para pasar el mal sabor.

-Marin, por favor, no doy más.- Ella era conocida por ser muy exigente y en esta área no iba a ceder.

-Aioria, por favor, no es para tanto, incluso cuando yo estuve así lo llevé con dignidad ¿recuerdas?- Él se sonrojo, claro que ella lo había llevado con dignidad, y sin embargo no podía olvidar que ella hubiese estado igual que él. Completamente cansada y acalorada, ver su rostro desnudo había sido una de las pocas experiencias que él recordaba de manera tan gratificante, además ella había sido muy dócil en esos días. Mientras tanto Marin se cruzaba de brazos mientras él la observaba y recordaba lo pasado, llevaba así dos días y al parecer no podía seguir así.

-¡Pero si eso fue hace un par de días!- Le recordó, Aioria se sienta en la cama con su torso desnudo. Haciendo que la joven se sonroje, a pesar de no haberse quitado la máscara en ningún momento Aioria ya le había visto la cara unos días atrás pero nuevamente ella quería tener esa barrera contra él, se sentía más segura y esperaba que no descubriera que ella estaba apenada.

-¡Y no te discutí como tú lo estás haciendo ahora, fui bastante obediente! ¡Hice caso a cada una de tus peticiones!- Le bramó la pelirroja, y sin más de un tirón hizo que se recostara.

-Pero… pero eso fue distinto, jamás te obligue a tomarte estas asquerosas pastillas.- él agarro su mano fuertemente.

- Es por qué tú las necesitas. Este resfrió no se te pasara hasta dentro de siete días, de verdad lamento mucho haberte contagiado-

-Vale.- dijo resignado el caballero dorado.


N.A:

Ok, este es mi primer drabble jamás pensé que podría relatar algo en menos de 500 palabras. ¡Pero lo hice! Espero que les guste.

En vista y considerando que son cortos, aceptaré algún reto pongan una palabra o frase (no me lo hagan muy difícil ¿vale?) y una pareja aunque preferentemente no escribo yaoi si me lo piden podría hacer algo así como ¿shonen-ai?