Tontería que se me ocurrió D:
Ayer no, hoy sí.
—Saku… ra —respondió casi sin mover la boca. Excesivamente serio y molesto. Haruno frunció sus cejas rosadas, negó con la cabeza gravemente, esa no era la forma que había pedido—. Saku… ra.
—No fue así —le dijo, quería estar enfadada pero el recuerdo la hacía reír como tonta. Sasuke frunció la boca y expulsó aire por la nariz, miró hacia otro lado y fulminó todo lo que sus ojos tocaron. Sakura era molesta, lo estresaba y frustraba como ella no tenía idea. La chica volvió a exigir, poniendo una mano sobre su rodilla. Ante el tacto, el otrora desertor se sobresaltó—. Dilo, Sasuke-kun. No te costó tanto ayer.
El día anterior no contaba, quiso decirle eso pero solo frunció la boca. Se sentía vulnerable y ridículo allí, sentados en el parque. El atardecer estaba ante ellos y la noche no tardaría en aparecer, haciendo un poco más fácil su vida. En la noche no se veía el rojo que ligeramente cubría su rostro cuando Sakura le pedía que lo dijera. No contaba esa vez del día anterior.
—Es fácil —insistió, sus pupilas negras se movieron hacia ella, estaba divertida y esperanzada, y él demasiado avergonzado como para querer seguir ahí. Volvió la vista al frente, digno y temible. En la gente de la aldea todavía infundía miedo y rechazo, pero con la chica de cabellos rosados era totalmente opuesto. Lo veía, sonreía y lo abrazaba. La acompañaba durante el día, cargaba unas cuantas cosas por ella en silencio y luego, en la noche, compartían una que otra cosa. Pero esa palabra que salió de sus labios esa vez no contaba. Ella se lo había pedido, él accedió sin pensar mucho en lo que significaba—. Saku…
Sasuke gruñó ante la reiteración.
—No pido mucho. —Sakura se cruzó de brazos, esperando la respuesta que se estaba tardando más de lo que pensaba. Suspiró, miró el cielo, quedaban pocos minutos para que el día acabara y tuviera que volver al hospital. Volvería a ver el día cuando tu turno acabase. Miró a su acompañante, no se movía de su posición de gárgola. Podría haber vuelto, establecido en la aldea, tomar algunas misiones…, pero seguía siendo el mismo de siempre. Un poco de calor a esa fría personalidad le traía malos ratos. Sonrió, le gustaba ser esa molestia en su vida—. Debo irme, dilo. Dilo por mí.
—Saku… —dijo, dudó, cerró los ojos. Inhaló y gruñó. Luego, cuando la noche apareció, abrió la boca—, chan.
¡Victoria! Sakura se sonrió divertida por su sonrojo que rosaba lo imperceptible. Le besó la mejilla y se levantó del asiento de piedra en medio del parque. Ayer no contaba, hoy sí. Ayer estaba fuera de sus cabales, el mínimo roce con el cuerpo de la chica hacía que le cumpliera sus más tontos deseos. Saku-chan.
Gracias por leer,
Le SS.
