Sé lo que pensais todos, que nunca acabo nada pero he entrado en una nueva obsesión: Repo! Así que intentaré escribir mientras perdure. Y, por favor, tenemos que sacar más fics en español de este tema. RR please!
Se despertó y estaba en el frío suelo. Todo daba vueltas. Le dolía la cabeza. Se levantó ayudándose de las manos. No sabía dónde estaba. Abrió los ojos poco a poco y las luces la cegaron. A los pocos segundos vio que estaba en medio de un callejón, sola. Caminó pegada a la pared por si caía.
A los pocos metros la calle se dividía en dos, por la derecha no se veía ninguna luz, por la izquierda había bastante gente corriendo y chillando. Fue por la izquierda. Calló al suelo al ser empujada por la gente. Varios la pisaron y se hizo un ovillo en el suelo. Gritó pero su voz no se reconocía entre todos los gritos. De pronto todo se calmó y se levantó, la gente se había calmado.
- ¿Y tú quién eres, preciosa?- le susurraron en el odio.
- Yo... yo...- se sorprendió al escuchar su voz, no era distinta, simplemente no se acordaba de ella.
- No tengas miedo, princesa- el extraño hombre se colocó delante de ella y le acarició la mejilla- no te pasará nada conmigo.
Después todas las mujeres que había a su alrededor se rieron y comenzaron a rodearla. Mirara donde mirara no había salida. Giraba en círculos pero la gente se acercaba más y más. Aquel hombre entró en el círculo con ella y volvió a acariciarla. Ella no pudo zafarse por el miedo que tenía, estaba completamente paralizada. El hombre bajó la mano y pasó por su cuello, por sus hombros, sus brazos y se debuto en sus caderas. De un tirón la pego contra él y se rió en su oído. Todos se reían cada vez más alto. Cerró los ojos pensando que solo era una pesadilla. Sintió que la empujaban contra algo que la empezaba a tocar por todos lados, era como un juguete nuevo.
Gritaba pero a nadie le parecía importar. No supo cuanto tiempo estuvo así, pero cuando quiso darse cuenta le habían arrancado varios trozos de ropa y se veía su blanca piel a través de ellos.
- ¡Largo!- más que un grito era un rugido.
Todas las manos desaparecieron y se dejó caer al suelo. Todos corrían y gritaban como antes y entonces le vio. Era bastante alto y llevaba puesto una mascara que solo dejaba al descubierto sus ojos. Llevaba puesto un extraño traje de color negro. Asustaba bastante pero en ese momento era lo más parecido a un salvador. Se acercó a ella que retrocedió en seguida arrastrándose por el suelo.
- Tranquila- me alcanzó al fin- tranquila- su voz era distinta a la de antes y me dejé.
La cogió en brazos y le ayudó rodeandole el cuello con sus brazos. Estaba tan cansada y dolida que no se pudo dormir. Pasaron por varias calles como las de antes y, si había alguien, la gente salía corriendo, no entendía por qué. Al final atravesaron un cementerio y se pararon frente a una casa. La abrió de una patada y la cerró de la misma forma después de haber pasado. Era una casa de colores bastante oscuros y muy grande. Subieron las escaleras y atravesaron un pasillo. Abrió una puerta y la tumbó en una cama después desapareció.
La muchacha no sabía que pasaba. Intentó levantarse pero el cansancio no la dejó. Miró a su alrededor, estaba en una habitación bastante grande. Las cortinas negras no dejaban ver el exterior. Las sabanas iban a juego con las cortinas y el resto de muebles. La puerta se abrió lentamente y entró otro hombre. Era también alto, de la misma estatura que el enmascarado. Miró sus ojos a través de las gafas de él y le recordaron a alguien. No pudo hacer más porque se le cerraron los ojos.
- Tranquila- era la misma voz- no te voy a hacer daño, estás en mi casa.
Oyó el sonido de abrir una maleta y de sacar utensilios de ella.
- Te daré una cosa para dormir, cuando despiertes estarás mejor- le pusieron algo en los labios y ella se lo tomó, a los pocos minutos ya se había quedado dormida.
