Bueno ya saben, los personajes son de SM y pues la historia si es mia.
Una serie de acontecimientos llevan a Bella a que descubra cual es el verdadero sentimiento que posee por su mejor amigo, Edward, pero ¿Cúal es el hecho principal que hace que se de cuenta que no es simplemente un amor fraterno lo que tiene por él?, ¿será demasiado tarde para descubrirlo?
Nunca es Demasiado Tarde
-Isabella Swan- Conocía muy bien esa voz y ese tono, venia intentado ignorarla desde que escuche un muy manipulador "Bella", ahora el tono era totalmente diferente, se había convertido en uno muy amenazador, a pesar de mis muchos años de conocerla pareciera que no aprendía mi lección, llegada a ese temperamento era aun mas imposible escapar, así era Alice.
-Puedo convencerla de que no vayas- dijo mi mejor amigo, aunque era una propuesta demasiado tentadora sabia que ni siquiera él pondría lograrlo.
Cuando Alice se proponía ir de compras no había nadie que la hiciera cambiar de opinión, a menos que fuera una gran emergencia, como que cerraran temporalmente el centro comercial, supongo que si eso ocurre buscaría el siguiente más cercano aunque este quedara al otro lado del mundo, por lo tanto no había situación que la detuviera, de todas formas era necesario, por primera vez tendría que ir por mi propia voluntad.
Estábamos por finalizar el año escolar, por lo tanto se acercaba la graduación, sí, estaba en ultimo año, y emocionada por que empezaría a estudiar en la universidad, lo que tanto me apasionaba, sin embargo otra parte de mi no estaba feliz con la idea, ya que eso significaba que tendría que separarme de mis amigos, aunque Alice estudiaría en mi misma universidad, pero eso hasta dentro de dos años, mi gran tristeza era que me separaría de mi mejor amigo, se había ganado una beca, y tendría que viajar nada menos que al otro lado del mundo, Europa para estudiar medicina, sabía que sería un excelente medico.
-No te preocupes Edward, no creo que lo evites, de todas maneras tengo que ir, me faltan unas cuantas cosas que comprar- suspiré, este seria un día demasiado largo, era la desventaja de estar en exámenes finales, teníamos toda la tarde libre, y al ser viernes, ¿qué mas incentivo para mi amiga para ir de compras?.
-Bueno, pero si quieres escapar, ya sabes cual es mi número- me dijo con una gran sonrisa.
-Esta bien, nos veremos luego- vi que se acercaba Alice como alma que lleva el diablo, le di un beso en la mejilla y me fui caminando lo mas rápido que mi torpeza me lo permitía.
-Hasta pronto- susurro Edward, antes de darme la vuelta vi como se sonrojaba un poco, a veces sabia perfectamente que algo había cambiado en él desde hace unos cuantos meses.
No sé como, pero me daba la sensación que Edward podía llegar a sentir algo mas por mi que simple amistad, muchos de sus comportamientos me lo decían, como ese sonrojo que a pesar que no siempre se percibe, por lo menos yo si, lo conozco mas que la palma de mi mano, aunque se miraba tierno, me preocupaba, también lo delataban sus miradas, sabía también lo que quería o como se sentía, solo con verlo a los ojos, y con sus nuevos sonrojos, lo acompañaban miradas que nunca vi en él, unas de un amor tan incondicional, combinado con la desesperación, y el terror, muchas veces solamente hacia esas miradas cuando no lo miraba, y cuando lo miraba intentaba ocultarlas, tratando de poner sus miradas burlescas, sin embargo no siempre lo conseguía.
Había días en los cuales aparecía frente a mi con una determinación que se eliminaba cuando miraba mi cara, la cual no tenía ni idea que podía expresar, sabía que así como yo lo conocía perfectamente, él me conocía de igual manera, así que con una mirada triste seguía una conversación muchas veces con el primer tema que se le venia a la cabeza.
Mi mayor miedo era que alguna vez tuviera ese valor inquebrantable y me lo dijera con palabras y no solo con sus expresiones, no quería perder lo más importante que tenía con él, su amistad, lo amaba como mi hermano, ese que nunca tuve, por lo tanto sabía perfectamente que no podía corresponder sus sentimientos, mi mayor miedo era herirlo y sobre todo perderlo, no podía imaginar un día sin su amistad.
-Al fin vienes, Bella, pensé que tendría que ir a despegarte de mi hermano, parecen pegados con pegamento, por favor- no supe en que momento estaba ya al lado de ella, venia demasiado ensimismada.
-Perdóname Alice, pero sabes perfectamente que son los últimos días que tenemos para estar juntos, déjame disfrutar de su compañía- era triste saber que teníamos los días contados, hasta quien sabe cuanto tiempo.
-Lo siento, pero sabes que esta vez es absolutamente necesario, además no dejaré que vayas a la graduación con cualquier cosa, y menos con esos trapos que tienes de ropa- sabía que tan estricta era con lo que utilizaba, pero exageraba, esos trapos según ella, me los compro a penas el mes pasado y sin opción a replica.
-Bueno pero apurémonos que quiero regresar temprano-
-No sé cual es tu angustia si sabemos que terminaras hablándole a Edward, es típico de ti, de todas maneras Bella, hoy te quedas en mi casa, ya deja de hacer tanto berrinche- que curioso, normalmente era ella la del berrinche y quien le decía algo, me limite a asentir.
Así pasó toda mi tarde, de tienda en tienda, cuando llegamos a la última me preocupe realmente, solamente con escuchar las palabras de su voz aterradora "Si esta vez no encontramos ninguno, me asegurare que no descansaremos hasta buscar en la última tienda del país", por suerte no fue necesario, justamente encontramos los vestidos perfectos para las dos, aunque claro era de esperarse, cuando terminamos todo me dejó abandonada por irse a ver con su Jasper (luego dice que me voy con Edward, como no hacerlo si siempre me hace lo mismo), así que resignadamente mientras ellos se saludaban de una manera demasiado cariñosa me aleje para poder comunicarme con él.
-Hola, Edward-
-Lo sé, no tienes ni que decírmelo, lo mismo de siempre, ¿no?- decía mientras reía.
-Sí, la verdad, aún con todos estos años de experiencia en el deporte favorito de Alice, parece que no aprendo a traerte conmigo-
-Pero yo sí aprendo a sincronizar el momento justo- me susurro en el oído, haciendo que saltara del susto mientras el felizmente se carcajeaba de su bromita.
-¡Qué gracioso!-dije irónicamente- cuando haces esas bromitas realmente no pareces de 17 años Edward- al ver su cara de pena, no pude más que reírme mientras lo abrazaba dándole la bienvenida.
-Está bien, lo siento, que te parece si te invito a un helado y luego regresamos a la casa-
-Me parece, pero yo pago el mio, sabes que no me gusta que me compren todo, ya suficiente con lo que ha gastado Alice en mí, no dejó ni que pagara lo más mínimo, dijo "tómalo de regalo de graduación Bella"- lo aceptaba era pésima remedando a alguien- como si eso la frenara, sabes que lo hubiera hecho sin ese pretexto, así que yo pago, es más el de ambos-
-Bella, por favor, te invite yo, fue mi idea, un heladito no es nada, así que, ¿qué me dices?, por favor- y ahí iba con esa cara que sabía que podía obtener lo que él me pidiera, era la viva prueba que eran hermanos con Alice.
-Está bien- lo dije entre dientes –pero sabes que has hecho trampa, esa cara debería ser un delito, tendría que denunciarte por persuasión, no es justo-
-Bella, realmente extrañare tu sentido del humor- de repente se puso muy serio, viéndome con una pena que me hacía estremecer, odiaba ver esos ojos así, sin el brillo que lo ha caracterizado desde que lo conozco, y eso es prácticamente toda mi vida, - Prométeme que nuestra amistad será más fuerte que la distancia, que nos veremos cada cuando podamos, aunque tengas que viajar hasta donde este, no me importaría la verdad- y con eso una enorme sonrisa se extendió por su rostro, contagiándomela, muchas veces realmente me sorprendía como podía ser tan voluble, pero me encantaba así, era algo que lo caracterizaba.
-Ya verás que no, además Edward, tenemos una promesa, o no lo recuerdas- fingidamente puse una mueca horrorizada –No me digas que no la cumplirás-
-Sabes que no es asi, nunca lo olvidaría, menos la rompería, si no que valor le daríamos al pobre árbol de mi casa que tuvo que brindarnos de su corteza-
-Ya ves, entonces realmente no te preocupes, nosotros, juntos, podremos con todo-
-juntos- susurro, y ahí estaba otra vez su mirada de un amor incondicional, no sabía como sobrevivirle a eso, o como se vería afectada nuestra amistad si él me lo revelara, así que mejor empecé a caminar, y como típico de él no le costo alcanzarme.
Con esto mi tarde mejoro de sobremanera, a pesar de tener mas de 10 años de amistad con Edward, parecía que nuestro temas de conversación eran inagotables, y era comprobado, podíamos pasar un día entero hablando, una vez nos quedamos hablando en su habitación, fue tanto nuestro ensimismamiento que hasta que llego Esme, su mamá y una de las personas mas adorables que podían existir, a recordarnos que teníamos que bajar por lo menos a merendar.
Siempre pasaba así, no sentía el tiempo a su lado, era más bien como si estuviera paralizado, creábamos nuestra propia burbuja, y muchas veces, era como si existiera un código entre nosotros, que con solo vernos podíamos tener una conversación, cuando estábamos rodeados de personas, era como si él leyera mi mente y sin embargo era imposible que lo hiciera, me preguntaba que tanto podía modificar nuestra amistad pasar tanto tiempo separados.
Luego de pasar dos horas caminado y platicando por un parque que se encontraba cerca del centro comercial, decidimos regresar a su casa, el recibimiento que me daba Esme siempre era el mismo, sabía que me quería como a otra hija más, luego de saludarla fuimos al salón de música preparado exclusivamente para Edward, además de querer desmedidamente estudiar medicina, tenia una pasión increíble por la música, tocaba el piano como todo un experto, además de tener un talento innato para componer, y para mi gran orgullo, también tenía una canción compuesta exclusivamente para mi, desde siempre esta era nuestra rutina cuando venia a su casa, escucharlo tocar, si no era su recibimiento de tenerme en su casa.
Estarlo escuchando me hizo sentir realmente triste, al darme cuenta que no sabia hasta cuando podría volver a escucharlo tocar, y sobre todo que cada día que pasaba me daba miedo estar lejos de él, sabes que a pesar de estar comunicados no lo tendría a mi lado cuando más lo necesitara, no podía hablarle cuando quisiera, por las clases y por los cambios de horarios, me preocupaba, nunca habíamos asistido a estudiar a lugares diferentes, y ahora venía un cambio tan grande.
Cuando volví a verlo me pareció que él también pensaba lo mismo, ya que su cara era reflejo de la mía, una gran preocupación se reflejaba en sus adorables ojos verdes, me miraba de una manera tan intensa, que al terminar de tocar no pude mas que abrazarlo demasiado fuerte, dándole a entender que lo extrañaría como ni siquiera yo me daba cuenta, poco a poco fue soltando mi abrazo, al levantar mi vista me di cuenta que tenía los ojos cerrados y se iba acercando a mi rostro muy lentamente, ¿qué podía hacer?, no estaba preparada para esto, mucho menos para rechazar lo que su corazón me brindaba, ¿cómo obligar al mío a sentir lo mismo?
Bueno cuenten que tal les parece, asi saber si sigo escribiendo o se queda en mi cabecita jejejeje
Muchas suerte y que les vaya bien
adioos
