¡Konichiwa!
A pedido de: nessie black 10 (Este fic es un regalo para ella!), PekeLunaNegra, escarlata10, MikoBicho-chan y mi nee-chan y nee-sama...he aquí la vuelta de "Cinco más diez por dos" :3 espero que lo disfruten n.n
Disclaimer: Bleach y sus personajes solo le pertenecen a Tite Kubo. Los personajes OC y la historia son mi propiedad, no creo que Tite esté tan mal como yo como para inventar algo así XD
Cinco más diez por dos
Parte I
I met you
En medio de una blanca pradera un niño y un joven se encontraban mirando cómo el atardecer era reflejado en el lago congelado destellando unas brillantes barras naranjas y una esfera, como si hubiese dos soles. El más joven miraba con tristeza aquella vista que había contemplado desde que se acordaba, aunque mucha memoria no tenía o al menos no le daba importancia. Cuando el sol se ocultó sintió cómo unos brazos lo tomaban y lo elevaban hasta quedar encima de una cabellera azul, sin querer desprenderse de ese lugar, el que se había convertido en lo más natural para él.
—No mires atrás, fija tu vista adelante.
Tras escuchar al chico que lo cargaba dejó caer el peso de su cabeza en él mientras gruñía por lo bajo, ninguno de los dos quería dejarlo pero al menos el mayor era realista.
Había pasado tan rápido que no se llegó a dar cuenta de cuando los edificios se hacían cada vez más comunes. Amaba su hogar, adoraba el frío calando sus huesos, la nieve todos los días y el sol como fenómeno natural. Además, tenía amigos, personas que lo admiraban porque él era como un ídolo para ellos, por su cabello como la nieve y sus ojos como los témpanos de hielo. Y ahora…
—Sé que no te gusta este lugar enano, pero este empleo es una gran oportunidad, y tu papá consiguió el contrato con esa disquera así que…— la mujer de aparentes veinte tantos años suspiró cortando la explicación ¿qué podría entender un niño de cinco años? Su marido le había dicho que Toushiro era muy inteligente pero ella no podría verlo nunca como algo más que su hermoso bebé de las nieves —No te preocupes, ya verás cómo haces muchos amiguitos aquí— dijo tratando de consolarlo.
Toushiro ignoró a su madre, no iba a hacer berrinches porque sabía que eso no le devolvería su casa pero su cara lo delataba. Miró a un costado y muchos niños lo veían como bicho raro, no le sorprendía, su padre ya le había dicho que pasaría, lejos de las frías y azules montañas de Siberia su cabello y ojos sería considerado raro. Él sería considerado raro.
—Lindo trasero, bonita.
Frunció su ceño y pateo una lata, elevándola y dándole justo en la cabeza a aquel desubicado, mientras su madre le gritaba un par de impropios a aquel hombre. De por sí, él era muy sobreprotector. Pero mirando esa escena por otra parte ¿por qué a su madre le "alagaban" y a él lo miraban mal?
Parte de él sabía que esto algún día pasaría, sus padres siempre decían que querían volver a Japón porque allí estaban sus raíces, no entendía muy bien a qué se referían con raíces ya que ellos no eran árboles, pero saliendo de aquel enriendo, creyó que cuando llegara ese día él tendría la opción de elegir. Sin embargo allí se encontraba, de camino a su nueva escuela, era perfecto que justo cuando comenzaría el kínder se mudaran. En ese momento, a esa edad, no tenía idea de qué era ironía pero la usaba a gusto; estaba molesto, él quería atravesar toda la escuela con sus amigos.
Ahora vivían en Neerlandés, o más bien conocida como Kioto, como sus padres le habían enseñado japonés desde que nació se podía considerar bilingüe, cosa de la que estaba orgulloso, pero no le tomaba mucha importancia, los niños de su edad comúnmente ni sabían escribir o leer. Pronto su madre se detuvo y soltó su mano para quitarse la mochila que le pertenecía, agachándose para dársela. Miró lo que le era ofrecido y le hizo un desprecio a su progenitora ¡se negaba rotundamente a ir a esa tonta escuela!
—Toushiro, mami tiene que irse ahora, agarra la mochila o entra sin nada— dijo la mujer con una paciencia tenebrosa, sin embargo el niño no le hizo caso.
—No quiero— sentenció denotando su desacuerdo en su voz, cruzándose de brazos al mismo tiempo de terminar. Al diablo el no hacer berrinche.
— ¡Agarra la mochila!— gritó la mujer haciendo que el niño de cabellos blancos obedeciera al instante, su madre daba miedo cuando le daba un ataque de nervios. —Ese es mi enano— dijo sonriente la mujer acariciando los cabellos de su pequeño quien fruncía pronunciadamente su ceño.
—Ustedes deben ser los Hitsugaya— dijo una amable voz desde sus espaldas, haciendo que la mujer se irguiese y le sonriera.
Los orbes turquesa sólo veían cómo esas dos mujeres hablaban, se suponía que la de cabellos naranjas y ojos grisáceos era su maestra ¿verdad? ¿Si no por qué hablarles? Fue arrebatado de sus pensamientos cuando una mano se posó enfrente suyo. Elevó su mirada y vio a la mujer extendiéndole su mano, la ignoró y comenzó a caminar por delante de ella, en algún momento le indicaría que habían llegado a su aula.
En el camino pudo notar que aquel lugar era más grande de lo que parecía, había un patio gigante que tenía muchos juegos, las aulas que pasaba de largo eran muy amplias y constaban de cinco mesas cada una, con un gran espacio entre ellas. Aunque era demasiado colorido para su gusto, al igual que el sol y el calor que lo estaba matando.
—Toushiro-kun aquí es— detuvo su caminar y se adentró obediente al aula, donde había muchos niños y niñas.
Las niñas comenzaron a dar sus opiniones sobre él muy abiertamente, mientras que los niños eran más crudos para hablar, y lo llamaban fenómeno. Cómo si le sorprendiera. Observó a cada uno de esos niños, exceptuando una mesa, todas estaban ocupadas pero con un espacio libre. No le importó y los pasó de largo, llegando hasta la parte de atrás del salón, se sentía rechazado con todos los comentarios ofensivos pero su temple se mantenía inexpresivo, como si no le importase, y la verdad no debía tomarle mucha importancia.
—Puedes sentarte aquí, si quieres— propuso una dulce voz indicándole un asiento. Niñas, ¿quién las entendía?
—No gracias— dijo fríamente sentándose en la mesa vacía que quedaba al lado de la de aquellas tres niñas, pero separados por el pequeño pasillo.
La maestra lo miró tristemente y reprendió a los otros niños, no le gustaba cuando le tocaba un grupo que no se quería entre sí, ella prefería que todos fueran grandes amigos. Una vez que terminó su reprimenda, la mujer de cabellos naranja dejó de fruncir su ceño para darles una cálida y gran sonrisa a esos niños. Se presentó como Inoue Orihime y los hizo identificarse a cada uno antes de comenzar la clase.
-.-.-.-.-.-.-
Finalmente el recreo, no sabía cómo era que fue a parar en ese aburrido lugar, era absurdo que le enseñasen el abecedario ¡quién no se lo sabía!
—Entonces era A C B…
—No tonta, B A C.
Una gotita de sudor apareció en la parte posterior de su cabeza, ahora entendía por qué Orihime-sensei estaba enseñando aquello ¿sería que él sabía cosas de más? se sentó en la sombra de un árbol y decidió restarle importancia a la ignorancia de sus compañeros. Sacó de su mochila, la cual había llevado al patio con él, un cuaderno de dibujo y comenzó a contemplar su obra maestra. Para su edad podía ser que no se supiera todas las verdades del mundo, o que su caligrafía no fuera elegante, pero dibujar…definitivamente eso era lo suyo. Lo había heredado de su madre, eso no lo dudaba.
—Wow qué lindo, Shiro-chan— un tic apareció en su ojo derecho y una venita se hizo presente en su cien, de por sí no entendía la necesidad del –chan, -kun, -sama, etc. pero ciertamente no aceptaba el Shiro tampoco. Aunque, esa voz…se giró y encontró lo que sospechaba, esa niña. Hinamori Momo. — ¿Tú lo hiciste?— volvió a insistir, con una sonrisa y con una gran admiración por aquellos dibujos reflejada en sus ojos.
—No me digas Shiro-chan— ordenó Toushiro secamente —Y sí— respondió algo cohibido debido a la impresión que Hinamori había mostrado, y luego dio vuelta la hoja para tener un lugar blanco donde continuar el, por así decirlo, manga, que estaba haciendo.
—Pero Shiro-chan es un apodo tan tierno— dijo ella con inocencia, sin comprender que indirectamente él la estaba echando. Se sentó a su lado para observar lo que hacía, claro en silencio, cosa que parecía exasperar más al niño de cabellos blancos.
Pasó un rato en el que él decidió hacer un dibujo a parte, sin interferir en la historia que había creado, usando la parte posterior de aquel libro para dibujar un dragón, el cual siempre aparecía en sus sueños y le gustaba dibujarlo, lo había apodado como su hermano mayor debido al respeto que le tenía a este, y porque el dragón era igual de imponente que su hermano, claro, cuando este no estaba molestándolo.
Su madre le había enseñado que todo buen dibujo se comienza por un boceto, aunque no fuera lo más lindo del mundo al principio luego terminaba siendo algo espectacular, y él le daba toda la razón.
— ¿Qué es?— Toushiro dio un fuerte suspiro agachando su cabeza con frustración, ya venía largo rato insistiendo y el ignorarla no le hacía irse.
—Hyorinmaru— respondió cansado ante la insistencia de la niña castaña de dos coletas —Es…
—Oh, creí que era un dragón— acotó Momo acercando más su pequeña cabeza, tanto que quedó prácticamente encima del dibujo, interfiriendo la vista de Toushiro hacia su creación.
Esta vez el dibujo plasmado era de un imponente dragón que se erguía sobre sus patas traseras y enseñaba sus garras mientras su boca se abría como si estuviese gritando, sus ojos parecían brillar a pesar de estar pintados de negro, sus escamas parecían intercalarse perfectamente una con la otra y su cola daba la impresión de ser más o menos de la altura de su cuerpo.
— ¿Me lo regalas?— preguntó ella dedicándole una brillante sonrisa. Él rodó sus ojos, aún no estaba terminado ¡faltaba el fondo! Pero haría cualquier cosa para sacarse a esa molesta chiquilla de encima.
Con cuidado de no sacar páginas de más o romperlo, cortó la hoja a pulso y se la tendió enfrente de ella quien la recibió gustosa y feliz. Hinamori se levantó y le volvió a extender el dibujo, cosa que él no entendió bien ¿lo quería o no? —Te faltó firmarlo— se quejó la de orbes chocolate mostrándose preocupada, él le quitó bruscamente el papel de sus manos y colocó su nombre en la punta derecha inferior.
—Listo, ya puedes irte— dijo sin emoción alguna en su voz, la verdad no quería que se fuera, su compañía era agradable para él.
—Tú debes venir conmigo Shiro-chan, el recreo terminó hace un rato, cuando sonó la campana— aclaró ella tomándoselo a juego, cosa que él no correspondió puesto que no le hacía gracia saltarse la clase, aunque pensándolo bien no aprendía mucho.
— ¿Te sabes el abecedario?— preguntó esperanzado mientras ella negaba de cabeza, su esperanza se fue al caño, no podía quedarse porque ella no se marcharía y si no iba no aprendería, y si no aprendía entonces no pasaría a la primaria y si ella se quedaba, él…estaría solo. —Pues vamos.
—Sí— festejó ella dando un saltito.
Ambos comenzaron a correr hacia el aula donde una despistada Inoue recién se dio cuenta de que le faltaban dos alumnos, la niña se fue a sentar entre "sus amigas" a su mesa correspondiente, las cuales fulminaban el camino que Toushiro trazaba hasta su respectiva mesa. Él le restó importancia, como venía haciendo todo la santa mañana, a aquellos pares de ojos sobre sí, prestó atención por un rato y después de aburrirse giró su vista hacia su cuaderno, justo en la parte donde una hoja faltaba. Sonrió de medio lado, al menos había alguien que no lo consideraba un bicho raro.
Giró su vista a un lado, intentando verla disimuladamente pero al parecer ella tuvo el mismo pensar y sus miradas se encontraron. Hinamori le sonrió mientras le saludaba con su mano. El que ella fuera buena con él no haría que su barrera de hielo cayera, por lo que la miró altivo y frío, intentando congelarla con su mirada, cosa que no logró porque ella le siguió sonriendo. Volvió su vista al frente bufando y frunciendo su ceño, mientras que del lado que ella no podía ver, una media sonrisa se formaba.
— ¡Es hora de la merienda niños!— dijo una feliz Orihime juntando sus manos para apoyar su cabeza en ellas. Una gotita de sudor apareció en la cabeza de todos los alumnos, más que una maestra parecía una madre.
-.-.-.-.-.-
— ¡Adiós Shiro-chan!— gritó Hinamori agitando frenéticamente su brazo, antes de subir a un auto color beige.
Sus ojos pronto distinguieron en el panorama cerca de Momo, a un par de ojos violeta y otro color avellana siguieron observándolo, él ya estaba harto de esas dos niñas, parecía que cada vez que Momo le hablaba, ellas comenzaban a maldecirlo. Una venita se infló en su cien al verlas sacarle la lengua para echarse a correr juntas hacia sus respectivas madres y comportarse como dos "angelitos".
— ¡Adiós!— gritó haciendo una seña de mano al ver que la niña castaña de coletas aún estaba esperando respuesta —...Momo— susurró su nombre tras ver que ella ya no lo veía.
Sonrió de medio lado y miró el cielo atardeciendo, tal vez en Kioto el atardecer no era tan puro como el de los montes de Siberia pero seguía siendo hermoso. Igual que la sonrisa de Momo… ¡odiaba a esa estúpida niña! ¿Quién se creía para entrar a su vida así como así? No, el próximo día seguramente la ignoraría y no le volvería a hablar, no necesitaba amigos y menos una amiga. Ya tenía amigos, estaban lejos, pero los tenía y eso le bastaba.
—Así que ya tienes una amiguita— Toushiro giró sus ojos turquesa hacia un costado, recién tomando consciencia de que su hermano estaba allí. —Es linda, yo espero conocer a muchas personas aquí o rencontrarme con las que dejé, sé que será difícil porque me he apegado al ruso y el tono japonés no se logra con facilidad— confesó Hyorinmaru dejando de usar el árbol de sakura como respaldo para comenzar a caminar, siendo seguido por Toushiro.
—Ella no es mi amiga, es una niña tonta que no se me despega— se defendió él, hablando también en "su idioma natal" para no molestar a su hermano.
—Oh, entonces lo será…los amigos no se elijen hermanito— dijo el de orbes azules despeinándolo en el proceso.
Toushiro quitó con brusquedad la mano del joven adolescente para seguir su camino en silencio, no era de pelear ¿qué caso tenía? Mejor dejaba todo en incógnita y su hermano terminaría de molestarlo. Por su parte, el mayor de los hermanos Hitsugaya soltó una pequeña risa burlona, le encantaba molestar a Toushiro, sobretodo porque se creía que todo el mundo estaba contra él y que no necesitaba a nadie.
— ¿Te aburriste?— preguntó el "imponente dragón" a unas cuadras de llegar a su casa.
—Sí— contestó seco Toushiro.
Hyorinmaru notó que su hermanito estaba molesto, y si él estaba molesto su madre seguramente le echaría la culpa y aunque la tenía no quería quedarse castigado. Lo pensó un poco, su hermanito no era el único con gran potencial sólo que él lo enfocaba en hacer bromas, entre ellos por supuesto. — ¡Vamos a contarle a mamá sobre tu novia!— gritó comenzando a correr en el último tramo que quedaba para llegar, Toushiro puso los ojos en blanco, ¡que no fuera su amiga no quería decir que esa tonta de Momo fuera su novia!
Corrió a todo lo que sus piernas le daban, dejando la mochila en la entrada y quitándose sus zapatillas para ponerse sus pantuflas, mientras ambos chicos saludan a su abuela quien correspondía y miraba reprochante al mayor que empujó al menor, quien calló al suelo y entró resbalándose a la cocina, donde su madre le esperaba con los ojos brillando y una gran sonrisa, mientras que Hyorinmaru poseía su semblante serio demostrando que sus palabras iban enserio…estaba perdido. Su madre lanzó un gritillo de alegría mientras lo abrazaba fuertemente pegando sus mejillas.
— ¡Mi bebé encontró el amor en su primer día de clase, es, es…!
— ¡No te atrevas a decir que es como tus tontos mangas shojo!— le recriminó Toushiro haciendo fuerza para separarse, sin poder lograrlo ya que cada vez que lograba librarse un poco su madre lo volvía a pegar.
Ante la escena Hyorinmaru reía a gusto mientras iba a servirse un poco de jugo de la heladera para ver cómo su hermano hacía para librarse de esa situación. Se llevaban diez años de diferencia, él había nacido en Japón y se crio allí, en Kioto, y como el destino lo quiso se mudaron a una pequeña ciudad al norte de Siberia destruyendo todo lazo que tuviera con los japoneses, incluso se había olvidado su acento de origen y había adoptado el ruso como si fuera originario de allí. Por su lado, Toushiro nació en esa helada ciudad, rodeado de nieve y frío intenso todos los días, sus vidas aunque parecieran la misma eran muy diferentes por la manera en que cada uno iba aceptando las cosas.
Finalmente Chikako soltó a su hijo tras escuchar que Hinamori Momo solo era su amiga, cosa que hizo que lo bajara pero no sacó su ilusión de mangaka en la vida de su pequeño. Para cuando ellos terminaron la escenita el mayor Hitsugaya ya se había ido dejando una nota que informaba que iba a ver a una vieja amiga, la madre de ambos sonrió y comenzó a soñar despierta mientras el menor de la familia se sentaba en la mesa y miraba por la ventana a las estrellas posando en lo alto del cielo. Pensando en sus palabras y las de su hermano ¿en verdad no tenía más opción que ser amigo de esa niña?
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A una considerable distancia de ese lugar una mujer alistaba a su hija para mandarla a la cama, secando sus suaves cabellos negros con tonos violáceos los cuales estaban así debido al baño que esta se había dado. Al terminar la niña corrió a su cuarto siendo seguida por un gran perro Sambernardo. Sonrió ampliamente y con ternura al ver a su mini-ella estar tan alegre a pesar de tener tan poco, miró el reloj de pared que estaba en medio de la sala y su sonrisa se borró por unos segundos, en los cuales sus ojos se cerraron con tristeza.
—Mamá…— dijo una dulce vocecita desde la puerta de su cuarto.
—Ya voy mi amor— contestó la joven mujer sonriéndole forzadamente a su hija.
La amaba, amaba con todo su ser a esa niña pero era tan difícil la vida que llevaban, tenían lo esencial y justo para vivir. Su pequeña siempre se mostraba optimista y con sus sonrisas puras alegraba sus días haciendo que el sol saliera, ella era la razón por la cual seguiría adelante. Vio como la figura de su hija desaparecía del marco de la puerta con presura, cosa que la hizo reír, y a paso lento fue hasta donde ella momentos antes estaba, recargándose en ese lugar para observar a su pequeña.
—Y bendice a mi mami para que vuelva en la mañana, y bendice a mis amigas y a Shiro-chan…amen— finalizó Momo levantándose para entrar en su cama, la cual fue invadida por el perro, más bien, la perra —Ya Sam, pesas mucho— se quejó la niña quitando dificultosamente sus pies de debajo del animal.
—Es hora de dormir pequeña— dijo la mujer depositando un pequeño beso en la frente de la niña —Mamá volverá mañana cuando despiertes ¿bien?— preguntó viendo la afirmativa de Momo. —Cuídala bien Sam— pronunció acariciando la cabeza de la perra que cuidaba de su hija por las noches.
Salió observando a su niña de tan solo cinco años abrazar al gran animal para comenzar a dormirse, respiró hondo y se fue del lugar, cerrando con llave, rogando porque nada le sucediera a Momo o a ella. Los días eran difíciles, las noches lo eran más, pero ahora que la pequeña Hinamori había crecido un poco más ya podía irse sin tener que llevarla consigo.
Por su lado, Momo comenzó a llorar, abrazando fuertemente a la perra quien emitía ruidos que se asimilaban al llanto, acompañando así el sufrimiento de su dueña. La pequeña Hinamori odiaba que su madre la abandonase, odiaba ya no tener cuatro para poder irse con ella, si bien se cansaba y se la pasaba enfermando, no le gustaba apartarse de ella. En medio de la oscuridad de su cuarto divisó una pequeña luz provocada por la luna siendo liberada de las nubes. Dejó de lado sus sollozos y se dedico a ver la luna, que en esa fría noche, le recordaban sólo a una persona.
Continuará…
Emmmm bueno mezclé algo de lo que recuerdo de lo que fue mi estadía en kínder con lo que vi que era el kínder para mi sobrinito para la parte en que estaban en la escuela…y el resto fue producto de mi loca imaginación xD
Bueno como dije, este fic va en partes no en caps. A ver, para que tengan una idea de lo largo que va a ser...este fic es de tres sagas, si analizan en título ya verán de qué tiempo trata cada una xD hagan cuentas! jajaja o3o cada saga tiene 10 caps :3 o sea, son 30 caps :D
Fecha de finalización: dentro de ochosientos años...ok, no xDDD
Parte II: I met them.
¡Cuídense y nos vemos en la próxima parte!
¡Ja-ne!
PD: ¿Un review? :3
