CUENTO I: LA ÚNICA EXCEPCIÓN

Había sido una noche extraordinaria. Pasar el rato con Ichigo era lo mejor en su vida, no lograba imaginar cómo había podido sobrevivir todos esos años de relaciones ocasionales con otros tipos que no eran ni la mitad de buenos y comprensivos que él. Abrió los ojos esperando encontrarlo a su lado como todas las mañanas posteriores a sus apasionados encuentros, pero no estaba.

-¿Ichigo?- llamó algo preocupada, no obtuvo respuesta. Cubrió su desnudez con su camisola azul y se levantó para buscarlo por el apartamento -¿Ichigo?- volvió a preguntar

-¡quédate ahí y cierra los ojos!- su ronca voz le rogaba con urgencia

-¿porqué? –Preguntó entre risas obedeciéndole- ¿qué demonios te traes entre manos cabeza de zanahoria?

-¡oye enana! No ofendas mi cabello

-y tu no ofendas mi estatura estúpido

-¡¡¡shhh!!! No quiero comenzar una discusión y menos ahora- Rukia no lograba determinar en qué habitación se encontraba, sólo sabía que se le estaba acercando, cuando ya lo tenía cerca fue demasiado tarde para encararlo, este le había cubierto los ojos desde atrás

-¿qu… qué haces?

-darte una sorpresa- su cuerpo reaccionó inmediatamente al cálido aliento en su cuello, haciendo que un delicioso cosquilleo se esparciera por todo su ser.

-sabes que no me gustan las sorpresas…- refunfuñó simulando molestia.

-esta es especial

De a poco el joven la comenzó a guiar por la habitación de forma lenta, impedido en gran parte por cierta resistencia de la chica, no es que no le tuviera cierta confianza al pelinaranja, pero su "relación" era tan extraña que estaba segura que en cualquier momento podría hacerla chocar en una pared sólo por molestar. Estaba tan intrigada que analizaba de forma profunda cada paso que daba y cómo las células sensoriales de las plantas de sus pies reaccionaban de forma distinta al piso alfombrado haber si la información recibida lograba servir a modo de pista.

Pronto se detuvieron, por la distancia que avanzaron y todas las vueltas que dieron asumió que estaban en la salita de estar, una brisa fresca la hizo sospechar que la ventana del balcón yacía abierta, y un aroma dulzón le dio la noción de que había un incienso encendido: vainilla, su favorito.

-te dejaré mirar lo que preparé para ti…- le explicó Ichigo- pero no me interrumpas hasta que termine de hablar ¿está bien?

-¿Por qué me preguntas eso?... ¿qué puede ser tan importante…?

-¡¿ está bien?!- la interrumpió

-bueno… como quieras… -bufó incomoda

Le destapó la vista para rápidamente colocarse detrás de la mesita de centro de la sala de estar, frente a ella. Apenas recuperó la noción del entorno se dio cuenta de la cantidad de pétalos de rosa y velas rojas dispersas por la habitación, de la champaña y de las dos copas a lo más celebración. Iba a preguntar de qué demonios se trataba esto justo cuando su "amigo" comenzó su oratoria

-Rukia… como bien sabes y dejaste claro desde el principio lo que tenemos no es una relación, pero para mí es algo importante y muy especial, por lo menos para mí… -tomó aire para continuar- en estos meses de "amigos con beneficios" me he dado cuenta de que tú eres la mujer con la que quiero pasar el resto de mi vida…

"oh no…" pensó la chica "que no diga la palabra con M, por favor que no me lo pida…"

-enana… -se arrodilló frente a ella y quien sabe de dónde sacó una cajita de terciopelo azul- ¿quieres casarte conmigo?

"No" dijo para sí mientras un mutismo la apoderó por completo

En esos momentos le hubiera gustado estar en tierra para poder hacer un hoyo y enterrar su cabeza en él a lo más avestruz o por lo menos tener un espejo en frente para ver la expresión prácticamente horrorizada de su rostro. Odiaba todo lo que tuviera que ver con el matrimonio o con cualquier relación de pareja, por eso, que Ichigo aceptara que no serían novios fue demasiado importante en su vida. Sin embargo ahora el muy idiota le cambiaba la perspectiva a todo ¡y ni siquiera se daba cuenta! Sólo seguía allí con su irritante pero sexy cara de felicidad, como un niño contemplando el mejor dulce de la vitrina. No es que no se sintiera bien siendo tan apreciada por alguien, pero todo lo que en su vida tenía que ver con compromiso o atarse a alguien era automáticamente rechazado por su inconsciente.

-¿y bien?- la sacó automáticamente de sus pensamientos- ¿qué me dices?

Si bien su única intención era negarse rotundamente y salir corriendo para nunca más volver, Ichigo antes que todo era su amigo y debía encontrar una forma más sutil para darle la desalentadora respuesta

-¿me dejas pensarlo primero?- arrulló, poco a poco el rostro masculino volvió a su ceño habitual, antes de que comenzara a reclamarle se excusó- tú sabes que es una decisión complicada, y que al final quiero lo mejor para ambos, así que por favor dame más tiempo… te prometo que pronto te tendré una respuesta

Como acto final se le acercó tomándole la mano en señal de confianza. La textura de su piel contra la de ella se sintió tan bien que apaciguaba lo mal que se sentía su alma por hacer un intento de juego con una persona tan especial.

-por ti haría cualquier cosa… -le acarició la mejilla y lentamente la besó

Probablemente sería el último contacto que compartirían.

Tras despedirse de Ichigo, al cual le tocaba turno de día en el hospital, partió lo más rápidamente que pudo a su departamento y se tiró en su cama de dos plazas contemplando pensativa la ciudad a través de los amplios ventanales de su habitación.

Si estuviera en la misma situación con cualquier otra persona, tras ese último beso hubiera arrancado de la ciudad sin darle explicaciones y sin intenciones de volver a verlo nunca más. No obstante era Ichigo el involucrado en LA situación. Ichigo siempre ha estado allí para ella incluso cuando le sugirió la idea de ser amigos con ventaja cosa que a su parecer aceptó bastante rápido… Quizás, ahora que lo pensaba, el pelinaranja podría haberse sentido atraído por ella antes de pasar su amistad a otro nivel y con lo despistada que era para estas cosas no se dio cuenta ¡no podía ser! ¿o sí?, nunca antes le había pasado, pero después de la declaración de la mañana la opción más factible es que esos sentimientos hacia ella hubieran aumentado tanto tras los besos, caricias y demases que el chico estaba confundiendo eso con amor o realmente estaba enamorado de ella.

No podía estar enamorado de ella ¿porqué?

Respuesta fácil: en su mundo y en el fondo de su corazón el amor no duraba eternamente… todo eso del romance era una mera atracción física que se puede sentir varias veces en la vida. Tal como le pasó a su hermana Hisana y su cuñado Byakuya. Estaban felizmente casados hasta que Byakuya se metió con otra y Hisana a mucho llanto lo abandonó. Definitivamente no quería terminar así, llorando por un hombre que le promete hasta el cielo y que después por una calentura se acuesta con otra… o viscerversa, si a las mujeres también les pasa. no quería que su pareja la engañara y tampoco quería engañar a su pareja… así que ¿porqué no vivir el momento sin tanto compromiso formal de por medio? ¿porqué no disfrutar de los placeres de la convivencia hombre-mujer sin sentimentalismos?

Por eso su plan de vida consistía en tener relaciones cero compromiso con aquellos que la atraían siempre manteniendo esa cómoda distancia con los demás. Cosa que con Ichigo, no había resultado

"En fin, tengo que ver como terminar con esto" fue lo último que pensó antes de quedarse dormida

Despertó por una brisa helada que agitaba sus cabellos. Desperezándose pudo ver que aún era de día y que estaba nublado ¿cómo el clima podía cambiar tanto?... se quedó pegada mirando la hora ¿a su reloj se le acabó la pila o había dormido hasta el día siguiente? Luego de un gran bostezo encendió el televisor de su habitación… claramente decía que eran las 8:15 de la mañana del 27 de febrero del 2010 ¡genial! ¿Cómo pudo haber dormido casi un día completo? ¿tanto la estresó la pregunta de Ichigo? Hablando de Ichigo… debía darle la negación…

Ahora…

Rápidamente se dio una ducha de agua caliente, se vistió con ropa de invierno y sin ni siquiera tomar desayuno salió. Tomó el primer taxi que pilló y en menos de 1 minuto ya estaba frente a la puerta del departamento de su amigo. Tragó saliva antes de continuar, estaba asustada, y mucho pero por alguna fuerza extraña no podía dejar todo sin culminar como corresponde.

Golpeó una vez siendo recibida inmediatamente por una agradable y a la vez incómoda masa de músculos que la abrazaba.

-te extrañé…- le susurró al oído tiernamente. Podía sentir su nariz recorriendo sus cabellos

-vine a darte una respuesta

-entra… -le tomó la mano en un intento de guiarla al interior

no quiero!... ¡debo terminar esto ahora!- prosiguió rápidamente sin dejar que su amigo hablara- Ichigo escúchame bien porque será la única vez que lo diré… NO –recalcó esta última palabra- me casaré contigo ¿entiendes? Ni ahora ni nunca… y creo que lo mejor será que dejemos de vernos porque creo que malinterpretaste toda la situación…. Adiós- se alejó corriendo del lugar

-¿qué? ¡RUKIA! ¡ENANA! ¡¡espera!! Voltea y explícame… enana vuelve… vuelve

A pesar de que estaba afuera del edificio en dirección a su departamento ese "vuelve" se repetía una y otra vez dentro de su cabeza a la misma intensidad que la primera vez. No se sentía mal pero tampoco bien ¿cómo podía haber sido tan mala? ¿Es que acaso no le había pedido tiempo para terminar de forma más pacífica? No se sentía una buena persona

Cinco años pasaron desde el rechazo en un abrir y cerrar de ojos. Ahora vivía en la capital del país, al parecer sola, triste y abandonada; sin cambios físicos ni psicológicos como si el paso del tiempo no hubiera hecho efecto sobre ella.

Se encontraba trabajando en un proyecto que efectuaba como por inercia, ni siquiera podía entender qué estaba haciendo frente a tanto papel de color gris. Pronto, como de la nada sonó un melodioso timbre. Suponiendo que era el de la puerta fue a abrir sin más preocupaciones encontrándose de frente con dos cabezas naranjas.

La primera la reconoció perfectamente. Era Ichigo, más alto con una incipiente barba que le daba madurez. La miraba como siempre: sin rabia, ni resentimiento, ni tristeza, como si nada hubiera pasado ¿cómo pudo olvidar tan fácilmente? Un click en su cabeza hizo que siguiera la inspección de sus visitantes y la respuesta a la última pregunta le cayó como un balde de agua fría… ese Ichigo estaba tomado de la mano con la dueña de la otra cabellera naranja, una muchacha completamente opuesta a ella, es decir, con muy buenos atributos y mucha vivacidad que parecía lanzarle una sonrisa a todo el mundo.

Se sintió mal.

-Rukia…- dijo Ichigo alegremente, ya ni siquiera llevaba el típico ceño fruncido- me casaré en una semana… y quiero que seas mi madrina

Apenas asintió con la cabeza, el día anterior a la boda había llegado. La futura señora Kurosaki se encontraba sentada a su lado intentando sacarle información de su aburrida vida… mejor dicho intentando saber acerca de su asfixiante vida tras haber dejado al pelinaranja

-disculpa la pregunta personal, pero ¿por qué lo rechazaste?

-¿qué importa eso ahora? Si al final se casará contigo- Si bien sentía que estaba siendo demasiado pesada con la chica que al final no tenía culpa de nada, esta parecía inmune a cualquier comentario ácido que le llegara

-lo sé, es que no me cabe en la cabeza como puede existir alguien tan estúpida que lo rechace, sin ofender

-yo también me pregunto lo mismo… -suspiró- simplemente no creo en esas cosas de tu alma gemela ni media naranja ni cosas por el estilo

-¿Por qué?

-una mala experiencia en el pasado.

De ahí toda la conversación se tornó un blah blah blah. Sabía que le estaban hablando pero sólo asentía sin razonar ninguna palabra, como en un estado de sordera mental, bajó la vista encontrándose con un plato servido con comida verde vómito de dudosa procedencia. Inmediatamente todo se hizo borroso.

Se encontraba en la primera fila de la Iglesia solemnemente adornada para la boda

Sonaba el Canon en D mayor, su melodía favorita, aquella que aparecía en sus infantiles ilusiones de matrimonio con un príncipe azul. Un príncipe azul que recién había descubierto, uno que no cabalgaba en un caballo blanco ni llevaba una brillante armadura, uno que ni siquiera era capaz de dirigirle la palabra sin insultarla, uno que la dejaba sin aliento, uno al que amaba, uno por el cual abandonaría todas sus creencias pesimistas de que el amor no existía, uno con el cual pasaría toda la vida feliz, para siempre… uno que ahora no le sonreía a ella si no que a su futura esposa.

La susodicha caminaba a pasos lentos por el pasillo lleno de pétalos de rosas rojas, los mismos pétalos del día de su rechazo. Todos le miraban con gran contentamiento, excepto la ojivioleta que no lograba despegar la vista de su antiguo amigo. Vio con una gran opresión en el pecho como la sonrisa de este llegaba a deformar su rostro y como sus ojos brillaban con la misma intensidad con la que la miraba a ella cada mañana al despertar a su lado. En esos momentos se odió más que a cualquier persona en el mundo, se odió por haberlo rechazado y no haberse atrevido a pasar una vida completa al lado de alguien tan maravilloso.

Decidió que tenía que probar algo: si el amor existía, Ichigo era la persona a quien quería amar.

Al volver a la realidad se frustró ¡que tonta había sido! Como si ahora que él estaba casándose con otra pudiera probar su teoría… ¡ya no aguantaba más! Salió arrancando del lugar antes de que el cura comenzara la ceremonia… corría y corría por las extrañas calles de la ciudad con la fuerte lluvia clavándole como agujas en la espalda.

No quería detenerse, tenía que seguir corriendo para quitarse toda la rabia, ira, frustación y pena que tenía… en su cabeza se formó la imagen del beso que sellaba la unión del matrimonio de los Kurosaki, la afectó tanto que la hizo caer al piso

-¡¡NO QUIERO ESTO!! NO LO QUIERO…. ¡¡NOOOO!!

Despertó toda sudada e hiperventilando. Asustada tomó su rostro, percibía las lágrimas correr a través de sus mejillas. Todo lo ocurrido fue tan horrible que tenía la mente bloqueada, ya cuando se relajó pudo comprobar que estaba en su habitación a oscuras. Encendió la luz y el televisor, estaban dando el programa de Chappy el conejo, su favorito, logró sacarle una sonrisa después de tanta amargura… esperen ¿Chappy el conejo? ¿aun lo daban?...

Pudo ver que se reloj decía las 19:45 y que su calendario del 2010 marcaba el 26 de febrero…

Sintió una alegría desbordando desde el corazón hasta la punta de sus pies, todo lo anterior había sido una pesadilla. La revelación la hizo querer gritar de felicidad.

Sin pensarlo dos veces se cambió de ropa, se arregló un poco, se colocó el perfume favorito de Ichigo y partió a su departamento. Tomó el primer taxi que pilló y sólo se dedicó a esperar a llegar al edificio. Ya no sería una cobarde ni intentaría escapar de los sentimientos en su corazón. Para ella Ichigo era su todo, perfectamente su inconsciente se lo demostró mediante ese sueño, así que por él arriesgaría su vida entera.

Le pagó al chofer y se bajó en la avenida. Estaba segura de lo que le respondería, pero una huella de inseguridad se apoderó de su interior ¿y si se molestó por haberle pedido tiempo? ¿o por haber demorado tanto? lentamente se subió al ascensor y respiró hondo antes de golpear ante su entrada.

Ichigo le recibió con un brillo en sus ojos acompañado de la burlona sonrisa que siempre le dedicaba a ella, sólo a ella. La hizo entrar a su sala de estar

-no pensé que demorarías tan poco en pensarlo…- se dirigió a la cocina

-no necesito más tiempo- le sonrió intentando ocultar sus inquietudes- Acepto – murmuró bajito

-¿qué dices?- volvió a la sala de estar

-aghh ¡porque no me escuchas descerebrado!

-oye enana más te vale que me repitas lo que venías a decir

Suspiró y gritó- te dije que acepto… Acepto casarme contigo y estar juntos por siempre ACEPTO ¿contento?

Su respuesta fue sellada con un fuerte abrazo, un beso arrollador, y otro fuerte abrazo que la ayudó a sostenerse. Eran impresionante que el efecto de sus enormes bíceps apretándola fuera la debilidad y la fortaleza a la vez. Hubiera sido muy estúpida si hubiera dejado la posibilidad de no ser sostenida de esa forma nunca más

-me has hecho el hombre más feliz del mundo… -le susurró su prometido al oído

Ella también lo era. Con eso ya le había dado la prueba de que no era una especie de sueño

Si bien no importaba lo que pasara en el futuro ni si lo suyo realmente resultaba y si estarían juntos hasta la muerte, con él lo intentaría, porque él era a quien amaba, Ichigo es el hombre, su hombre, su única excepción

FIN

NOTAS DE LA AUTORA: LA CANCIÓN ES THE ONLY EXCEPTION DE PARAMORE. NO ME COSTÓ MUCHO HACER ESTE FIC. DE HECHO DESDE ANTES DE QUE OCURRIERA LO DEL TERREMOTO ACÁ EN CHILE YA TENÍA ALGO DE LA HISTORIA ARMADA EN MI CABEZA. ESPERO QUE SEA DE SU AGRADO. CUALQUIER QUEJA, COMENTARIO, SUGERENCIA, PUEDEN DEJARLA COMO REVIEW. SEGUIRÉ CON MÁS CUENTOS PERO NO PROMETERÉ FECHA PUES SOY ALGO LENTA PARA ESCRIBIR

XOXO