Redemption

Disclaimer: No me pertenecen los personajes ni el mundo de Harry Potter, siendo todos éstos propiedad de J.K. Rowling; solamente los utilizo para divertirme, desarrollar mi imaginación y mejorar mis habilidades para la escritura. Asimismo, no tengo ningún fin de lucro.

Todo eso aclarado, continuemos.

Capítulo 1: Mi ocurrente vida. Inicios.

Nunca he sido de esas personas que buscan resaltar. Mi idea de una vida perfecta era ser ignorada e ignorar a los otros. Claro que, en cierto momento, eso me cansó.

Debo decir que, apenas decidí encarar las cosas de otra manera, mi vida dejó de ser aburrida, volviéndose una locura, que indudablemente me llevó a padecerla.

Esta es mi historia, de cómo una insignificante alumna de Gryffindor se convirtió en espía de la Orden y luego en la mano derecha de Lord Voldemort, en la asesina serial mundialmente conocida como Madame Rannock, la más temida y amada entre sus filas. La más odiada por mis mejores amigos y acusada de alta traición a la patria.

No digo que no haya cometido algunos delitos, varios, pero jamás todos esos que se me adjudicaron. La mayoría los cometí en beneficio de la Orden del Fénix. Como siempre sucede con el paso del tiempo, mi historia se fue modificando, alcanzando proporciones inimaginables, tanto así que los crímenes de la condesa Báthory parecían puro cuento en comparación.

Esta es mi búsqueda de redención ante el mundo mágico. No espero que me perdonen, sólo quiero ser comprendida.

Empecemos…

Como dije, siendo tan insignificante, tenía total libertad para hacer lo que se me daba la gana y a nadie le importaba. En pocas palabras, era tan importante como un knut. Mi teoría fue siempre que eso de ser popular le gasta a uno las energías: ir a todas las fiestas, llamar la atención, estar perfectamente arreglado porque es obvio que te van a mirar y, como era patente en mi colegio, no tener una sola neurona funcional.

Pero esos dos meses (el verano) habían cambiado totalmente mi opinión. Iba a ser yo misma, si no me aceptaban, mal por ellos. ¿Qué me importaba a mi seguir los pasos de las Mega-Fashion?, si lo último que buscaba era ser rubia de bote, de ojos azules, cuerpo de tabla y cerebro con infinita capacidad de eco.

Siempre he estaba contenta con mi cabello castaño-rojizo, mis ojos turquesa, mis curvas y mi cerebro de nivel medio. Pero nadie sabía de mi verdadera imagen, sólo mi familia, mis tres mejores amigos y unos ex novios. Para el público en general yo era out.

Innegablemente me valía de un disfraz competente para lograrlo: mi pelo estaba despeinado y sin brillo, mis ojos pasaban a ser de un marrón soso bajo los lentes verdes, mi ropa ajustada y llamativa a vestidos sin forma, vaqueros desbaratados y camisas súper-anchas. Lo único que no cambiaba era mi piel dorada, la adoraba demasiado. Además me había pasado horas bajo el sol para conseguir ese color tan perfecto como para probar algún hechizo sobre ella y dañarla de manera irreversible.

Supongo que estaría guey si les digo mi nombre, no los quiero dejar con la duda.

Me llamo Fayruz Duvall, mi nombre es árabe y significa turquesa, aludiendo a mis ojos. A mi padre no le gusta, pero como nuestra comunicación es vía lechuza a mi madre y a mí nos importa un pepino.

Como ya habrán adivinado soy bruja, medio francesa y medio inglesa. Estudio en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Tengo pocos amigos entre los alumnos pero son lo mejor del mundo. Pertenezco a la Casa Gryffindor y que mi mascota es una gata egipcia llamada Eshe. Tengo diecisiete años y este es mi séptimo y último año en Hogwarts.

Me acabo de aparecer en el andén 9 y ¾ donde tomaré en breve el Expreso de Hogwarts.

Yo había pasado por dicho establecimiento como una sombra, tenía notas no demasiado sobresalientes (podría tener más pero no me gusta estudiar) y ser prefecta o Premio Anual sería sobresalir e imposible para mi paciencia inexistente con los niños.

Como iba diciendo, tomé mi baúl y comencé a dirigirme tranquilamente hacia el tren. Eshe iba caminando al frente mío, pues odiaba las cestas para gatos (y la comida para gato y los collares para gato...irónico, ¿no?). Pero ella no era una gata común, por ello la prefería como mi mejor amiga y confidente.

Subí en el Expreso y me dirigí al último compartimiento. Entré, guardé mi equipaje y puse a Eshe en el asiento frente a mí. A los pocos minutos sonó el timbre de partida y después de esto apliqué un hechizo silenciador a mi división para no tener que escuchar el ruido de los otros estudiantes, principalmente los de primero, al despedirse de sus padres.

Mi madre, bendita sea, había dejado de asistir en mi segundo año, pues para ella ya era muy grande como para venir acompañada. Nunca le agradecí más.

Saqué mi walkman, abrí mi Magicosmo y me desconecté del mundo que me rodeaba. Tal vez sería el único momento de tranquilidad que tendría en el año. Sonreí.

Pero la felicidad no me duró mucho, para ser justos, no me duró ni tres minutos. Mi silencioso refugio fue asaltado por dos chicas de expresiones inquietantes. Ambas lucían tan furiosas que me alegré de que no se dieran cuenta de mi presencia.

Te juro que si lo vuelvo a ver lo mato, ¡estoy decidida!- una pelirroja de almendrados ojos verdes guardó su baúl con esfuerzo. Era conocida por su afición a estudiar y por ser la enemiga de uno de los chicos más populares del colegio.

Siempre lo prometes y nunca lo cumples, Lily- su amiga era bastante bajita, blonda y de ojos negros- Sigo esperando ver mi sueño hecho realidad. ¿Es que no tienes bastantes...?

Suficientes motivos, Glenda, más que suficientes- dijo la pelirroja cuando tres chicos entraron riendo a carcajadas.

Uno era moreno de ojos grises, el segundo también moreno pero de ojos castaños y el tercero castaño de ojos dorados. Vestían con vaqueros y camisas de marca, tenían porte orgulloso y sonrisas maliciosas. Eran los singulares y admirados Merodeadores. No había nadie que llamara más la atención que Sirius Black, James Potter y Remus Lupin. Los más demandados, los más atractivos, los más bromistas, los más inmaduros y los mejores alumnos del colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

Trancaron la puerta y se sentaron cómodamente en mi ya invadido compartimiento, haciendo como que no habían escuchado a la furibunda pelirroja.

Sirius Black se sentó a mi lado y me sacó la revista, Remus Lupin se sentó con Eshe en su regazo junto a la petisa y James Potter se acomodó a la derecha del otro moreno frente a la pelirroja. Ésta lo taladró con sus ojos verdes y se sentó estirando muy dignamente su pollera. Tanto James como Sirius alzaron una ceja. Junto a la ventana, Eshe maulló de contento al ser acariciada por el Merodeador de los ojos dorados.

Aquí les va otro dato importante: los Merodeadores son mis mejores amigos, mis hermanos del alma y mis protectores.

Vaya mimada, se parece a mi prima Narcissa- murmuró Sirius mirando a mi mascota. Eso causó la risa de todos menos la de las dos amigas.

Después de un incómodo silencio, decidí intervenir.

Igual escucho la música, no es necesario que haga eco en el compartimiento.

Ante mi comentario volvieron las conversaciones, pero tuve que guardar mi aparato porque no podía oír nada y confieso que soy...algo…cotilla.

Permanecimos ignorándonos una buena parte del viaje, ellas hablaban, ellos bromeaban y yo leía mi revista (se la había quitado a Sirius mediante una cachetada), pero como ese prometía ser el día más grato de mi vida, algo tenía que empeorarlo.

Y dio la casualidad de que cuando se me ocurrió sacar otra revista Lucius Malfoy decidió entrar a MI división invadida, dirigiéndome su mirada de "eres una deshonra para los sangre puras, me repugna hasta el aire que respiras" antes de mirar a los Merodeadores. No sobra decir que me enojé. Malfoy y yo nunca nos habíamos llevado bien, a pesar de habernos criado juntos. Asimismo, debo señalar que tengo un carácter del demonio.

Buenas tardes, Lucy, ¿vas disfrutando del viaje?- Sirius lo miró con fingido interés.

Lo mismo les digo, ¿disfrutan de la compañía de la traidora de sangre?- ignoró al dúo. Por suerte, porque James reacciona mal cuando humillan a Evans.

¿Te refieres a ella?- James me señaló- No te recomiendo insultarla.

Imposible que le temas a esa. Es una traidora de sangre, como una mestiza o...

¿Y entonces como sales con tu novio? Lo debes de tener hecho una magdalena- le dije mirando por la ventana e hice una pausa para estamparle el golpe final- Debe ser por eso que no se lava el cabello. ¿Te está amenazando con ahogarse con grasa si no tienes una relación normal con él?. ¡Pobre Snapy!- suspiré desolada tratando de ocultar la risa. Los Merodeadores estaban por morir de hilaridad, Black estaba tendido en su asiento agarrándose las costillas. Las chicas parecían indignadas ante mi atrevimiento. Ahora que lo pienso, Evans es/era amiga de Snape. Merlín sabrá el porqué.

Dame una oportunidad y te daré lo que mereces...- dijo abriendo la puerta.

Primero habla con Snapy. Si te demoras tal vez tome medidas extremas y decida morir de suciedad- otro suspiro apenado- ¡Pobre Snapy, que desesperado debe estar por amarte!

Y el Slytherin se marchó dando un portazo. Perfecto. Yo volví a lo mío después de enviarle un beso coqueto. Los Merodeadores me miraron todavía riendo y Sirius me dio un abrazo al que respondí con una amistosa cachetada. No, no estoy inventando, le di la cachetada de su vida.

¿Porqué siempre me pegas?- se masajeó la mejilla- Eres una bestia, ricura.

Ricura. Siempre me ha llamado por ese apelativo. Nunca supe de donde lo sacó, no es que sea una persona dulce y, como ya se habrán dado cuenta, mucho menos con él.

Te he dicho más de un millón de veces que no me gusta cuando me abrazas.

Eres como mi hermana pequeña, nunca te haría nada inapropiado- James y Remus empezaron a ahogarse de la risa mientras yo lo miraba incrédula ante tal mentira.

Las chicas, obviamente cansadas de nosotros, nos sacaron para poder cambiarse tranquilamente el uniforme. Apenas salimos, la multitud de los clubes de fans de los Merodeadores en pleno los estaban esperando, servilletas y cubiertos incluidos. A mí solamente pensaban matarme.

Unos minutos después, las chicas salieron para darnos paso, pero se volvieron a meter cuando las fans eufóricas comenzaron a lanzar maleficios de aquí para allá.

Creo que les tuve un poco de pena, al dúo dinámico no a las fans, que no soy masoquista: tenían que quedarse mientras los chicos se cambiaban y de seguro que no les gustaría ver lo que se perdían. Yo ya estaba acostumbrada, me había criado con ellos y no me movía un pelo su atractivo arrollador (bueno, la mayoría de las veces). Hice aparecer un biombo y me cambié detrás. No pensaba permitir que vieran como era mi verdadera imagen, la idea era hacer una entrada triunfal. Me puse el uniforme ahora con camisa ajustada y minifalda e hice aparecer un espejo en la pared. Con la varita me solté el cabello, que me llegó desmechado hasta la cintura y me arreglé el flequillo, que era escalonado hacia el lado izquierdo. Perfecto, había una diferencia de años luz entre las dos Fayruz Duvall.

Como siempre, había terminado antes que ellos y los miré divertida. James me sonrió sorprendido y yo le respondí con desafío.

Me gusta tu cerquillo nuevo, ricura- me lo había hecho ese verano.

Ya era hora de que te arreglaras- Remus dijo sonriendo mientras se ponía la camisa.

Yo resoplé indignada y me acosté en el sillón donde el dúo me miraba alucinado. Como siempre, Cornamenta no podía estar sin dar un comentario "brillante".

¿Engordaste?- James me lanzó una sonrisa inocente- También con lo que comes por día, no me extrañaría que pesaras más que un elefante.

Cállate, Potter, tengo un cuerpo sano. No soy como tus ex, no como una hoja de lechuga a la semana y me pongo a ayunar un mes si como dos...no sé como pueden desistir del helado. Tanto hablar de comida me vino hambre...debería ir a buscar algo al carrito- me dirigí a la puerta pero al escuchar el jaleo fuera volví a mi asiento sulfurada. Una barra de chocolate de mi marca favorita apareció frente a mis narices, la miré desconfiada y también a Remus, quien me la ofrecía. Él se rió y me la puso en la mano- No tiene nada, si eso es lo que piensas, es nuestra culpa que no puedas salir, así que te la regalo.

Para que no digas que soy una chica que no comparte ni agradece- partí la barra en cuatro, le entregué un trozo de cada lado y con mi mejor mueca inocente le sonreí fingidamente amistosa- Tú primero, cariño.

El Merodeador se encogió de hombros y se las comió con placer. Sin veneno, asentí degustando una de mis partes. Sirius me miró con una expresión de cachorro tal que me ablandó el corazón. Bueno, soy una Gryffindor no una piedra, así que le entregué la que me quedaba- Y no me pidas nunca nada más- se la comió justo cuando el tren se detenía. Eshe se apareció a mi lado al instante, tomé mi maleta y me dispuse a salir. Tenía una reputación que cuidar y una vida sin llamar demasiado la atención que vivir, cosa que jamás lograría con los chicos al lado.

Abrí la puerta, miré a ambos lados y salí sin despedirme. Ya estaba condenada a tenerlos cerca el resto del curso, no pensaba arriesgar mi tranquilidad más de lo necesario. Logré escapar, dejé mi maleta junto a las demás. Eshe se fue con Hagrid para acompañarlo en los barcos, transporte que amaba. Por mi parte, me dirigí hacia los carruajes. Estaba por subir en uno cuando alguien me levantó en brazos y me metió dentro de uno más alejado. Cuando pude enfocar la vista el carruaje estaba en marcha y tenía a James y a Sirius frente a mi furiosa persona.

Mi expresión debió mostrarlo porque ellos rieron a carcajadas. Me senté dignamente, extendiendo la falda del uniforme- Espero que esto no demore demasiado. Cada instante que paso con ustedes es inversamente proporcional a la impopularidad que pierdo.

¿Todavía quieres ser impopular?

En realidad me da lo mismo. Pero soy una paria social oficialmente declarada.

¿Quién te había nombrado paria social?- me miraba intrigado y eso no me gustó.

Las Mega-Fashion. Según ellas, estoy completamente "out" y mi actitud es "completamente anti-guey".

Vaya, entonces estás condenada de por vida- pasó por alto el "¿cómo lo dedujiste?" que le dirigí con voz melosa- Realmente las enfadaría que fueras popular ¿no?

¿Qué rayos están maquinando con sus mentes perversas e ignorantes para corromper mi pobre vida?- les lancé mi mejor mirada asesina. Si los conocería.

Los chicos me miraban con expresiones idénticas de la más pura inocencia. Me puse en guardia inmediatamente- ¿Qué planean ustedes tres?

Nada, sólo hemos decidido que te haremos popular.

Disculpa, pero creo haber escuchado la estupidez más grande de la historia saliendo de tu boca, Potter, y eso ya es decir mucho.

Pasaré de alto esa leve sarta de insultos, Fayruz, y…

No me digas así

Es que es un nombre adorable.

¡Ahora dormiré tranquila por las noches porque el gran y magnánimo James Potter aprueba mi nombre!- me limpié una lágrima. Sí, puedo llorar en joda.

Me alegra que te tranquilice, es maravilloso. Enserio.

Entonces deja de hablarme, ignórame, finge que no me conoces y todos estaremos felices y normales- se hizo el silencio durante diez segundos hasta que...Sí, fui yo la que insistí. A veces me odio:

Volviendo al tema de unos momentos antes. Hace seis largos años que me molestan esas huecas y no pienso...- la idea más descabellada pasó por mi mente- ¿Podría dejarlas a ellas como a unas don nadie?

Aja y nosotros lograríamos vencer el desafío más grande de nuestra historia, ricura.

Un segundito, no dije que hubiera aceptado. Después de la cena, en la Sala Común. Tengo que esperar a que mis mojigatas compañeras de cuarto se duerman pero podré bajar a eso de las dos. Así les daré tiempo para inventar los beneficios que ese trato me traerá.

Pareces una Slytherin hablando así

No- dije cuando el carruaje se detuvo- Sólo busco salir victoriosa.

Y nosotros te los mostraremos, no hay nada que inventar, Duvall.

Lo creeré cuando lo vea- me bajé del carruaje y me dirigí al Gran Salón.

Gracias a los magos, no tuve la necesidad de esquivar las bombitas de agua lanzadas por el poltergeist Peeves, porque él me alababa por alguna extraña y desconocida razón suya.

Me senté junto a los chicos y me puse a pensar en su propuesta.

Era mi oportunidad de dejar mal paradas a las Mega-Fashion, la ocasión que había estado esperando desde siempre. No seré Slytehrin, pero la venganza me apasiona y el ser humillada diariamente por esas mosquitas muertas me estaba carcomiendo por dentro. Iba a tener mi venganza, costara lo que costara.

¿Te dignas a sentarte con nosotras, Duvall?- Natalie McAllister, rubia de ojos grises, me miró extrañada- ¿No piensas alejarte hasta la otra punta de la mesa?

Yo no era popular, pero tampoco tan estúpida como para llevarme con las chicas más extrañas, alumnas ejemplares y conocidas tragas del colegio. ¡Olvídenlo!.

¿Qué tal pasaron las vacaciones?- Lily Evans ocupó el sitio a mi derecha y la otra rubia se sentó junto a McAllister.

Pasables- quien había mencionado esto con tono distraído era Emily Jones, morena de ojos cafés que miraba alucinada a Remus- Hoy está más guapo que siempre.

¿Te refieres a...?- la sorpresa me hizo hablarles.

¡Shhh!- las cuatro me silenciaron, ante lo que yo me encogí de hombros y miré a las puertas de entrada. Igual seguía escuchando, obvio. Ya lo dije, soy cotilla.

¿Cambió de sonrisa?- la rubia rió encantada- Noto algo distinto en su actitud...

¿Está más adorable, serio, responsable, encantador...?- e iba a continuar con lo suyo para siempre cuando las palabras de la rubia rompieron su enamorado discurso.

Está mirándote, Duvall, con insistencia- el cuarteto dirigió sus miradas penetrantes hacia mi persona, muy ocupada en mirar hacia el cielo estrellado sobre mi cabeza.

Ideas tuyas, McAllister- miré a Dumbledore suplicándole mentalmente que comenzara su discurso...¡y lo conseguí!.

Después de la Ceremonia de Selección, en la cual aplaudimos rabiosamente a los nuevos miembros de nuestra Casa, comenzó el banquete. Tantos manjares a mi alrededor hicieron que prácticamente se me cayera la baba. No siempre uno tiene la posibilidad de comer platos extranjeros, nacionales y locales en una sola mesa. Suspiré encantada al terminar mi segundo plato, ahora si que estaba completa. Claro, hasta que vi las copas con helado de chocolate y nueces que aparecieron junto a mi encantador amigo dorado. Me estiré un poco para lograr que me oyera sobre el escándalo reinante: - ¿Me pasas una?- Remus me miró y fingió que no me escuchaba.

Maldito adicto al chocolate...- y la lamparita se encendió sobre mi cabeza, iba a conseguir una de cualquier manera. El dicho dice: en situaciones extremas, medidas extremas y para mí esa lo era. Me senté en el regazo de Sirius, que estaba a mi izquierda y logré alcanzar una.

Estaba por volver a mi sitio cuando Remus me tomó la mano y me miró enojado. Puse mi propia versión de la mirada de cachorrito del ojigris y dejé correr unas lágrimas por mi rostro acongojado y suplicante. Además agregué un discurso de lo más convincente:

Por favor, Rem, por favor. Sólo una, te dejo las otras cuatro sólo para ti, porfa.

Y la copa estuvo en mis manos en cuestión de microsegundos, volví a mi sitio y me dediqué a degustar mi manjar tan arduamente buscado. Era la gloria, jamás había probado tal delicia en mi vida y ni siquiera había tenido que suplicar mucho por él. Sólo acercarme más de lo necesario a Sirius, suplicarle a Remus, tolerar las miradas sorprendidas de las raritas y las de odio de todas las demás chicas del lugar. Nada.

¿Cómo rayos puede disfrutar tanto con un maldito helado?- Pettigrew me miraba babeando, yo no capté demasiado su mirada porque estaba en Chocolandia- Esta chica debe ser una tremenda bomba en la cama, aunque no es muy linda.

¿Perdón, me estaba diciendo fea?

Mira, gusano, haré como que esas asquerosas palabras no salieron de tu boca- me aparté de mi postre enfadada- Si no lo hago me agarraré indigestión. Además, sé que no volverás a insultarme, no te conviene. Y por si quieres saberlo, con los que me he acostado dicen que soy muy buena, así que debo ser una "tremenda bomba en la cama" como dices y no eres tú. Aunque creo que nunca podrás comprobarlo- le sonreí y volví a enfrascarme en mi postre.

Los Merodeadores reían por lo bajo, a diferencia del cuarteto que no necesitaba ser discreto y estaba por ahogarse de tanta risa. La cara indignada del gusano contribuyó en que disfrutara aún más el postre, que ya era decir mucho.

Nuestro adorado y loco director se puso en pie y nos deseo buenas noches a todos.

Mmm, déme otro helado y se las deseo yo también- no me percaté de que lo había dicho hasta que alguien me susurró como si nada al oído- Eso que dices y que te refriegues arriba mío como una esponja me da ideas raras sobre que hacer con tu postre.

¿Untármelo es una buena idea?- le guiñé un ojo- O podría hacértelo a ti. ¿Mmm?

Mmm, no estaría nada mal- me pasó un brazo por la cintura y comenzamos a caminar detrás de Lily y Remus que eran Premios Anuales. Aviso que yo ya había desistido de pasar inadvertida esa noche, con esa escena tan comprometedora anteriormente.

¿Conocen tus amigos esa naturaleza tuya tan salvaje, mon ami?- continué con los susurros mientras subíamos las escaleras para nuestra sala. Sirius soltó una carcajada parecida a un ladrido: - No íntimamente, pero han escuchado de ella. ¿Te quedas con nosotros en la Sala? Estaremos conversando un rato sobre "Popularidad", comiendo golosinas y bebiendo cerveza de mantequilla, ¿te unes a nuestra orgía merodeadora?.

Soy una chica que come adecuadamente, bebe apropiadamente y se junta sólo con la gente aconsejable...tal vez vaya, pero por simple curiosidad- le di un pisotón y subí a mi habitación con una sonrisa satisfecha.

Cuando el cuarteto se durmió ya eran las tres menos cuarto. Yo me levanté para reunirme con los chicos. Debían estar todavía en la Sala Común. Sabía de buena fuente (acostumbraba ir con ellos) que permanecerían allí hasta la madrugada, puesto que sería sábado al día siguiente. ¿A quién se le ocurría empezar un viernes?

Decidí aceptar su trato, sería divertido. Me apliqué un poco de rimel para realzar el color insólito de mis ojos gatunos y me puse mi camisón y una bata.

Estaba bajando diez minutos después cuando escuché una conversación muy interesante, la cual se desarrollaba escalera abajo. Me senté en un escalón y pegué la oreja a la pared.

- Peter, a ver si lo entiendes- Remus parecía desesperado- Fayruz Duvall es un miembro de nuestro grupo. En realidad, la única chica que merece ese privilegio. Siempre ha sido nuestra amiga y ahora será una Merodeadora oficial.

- No entiendo el porqué- dijo casi sollozando al soltar Sirius un fuerte improperio.

- Es enérgica, su lengua es más filosa que una espada y Peeves la admira. No lo demuestra pero es tan buena como Evans y puede arrollarnos en una discusión.

- Además, Canuto, es especial en algo- intervino calmadamente James- Tiene algo que llama la atención del más observador. No me extraña no te percataras, Peter.

- Volviendo a mi discurso: ella es nuestra chica y eso no quiere decir que la compartamos entre nosotros cuatro, quiere decir que es nuestra protegida. ¿Ahora comprendes mis palabras? Es la vigésima y última vez que te lo digo, ¿entiendes?.

- Si, ella es...¿bonita para ustedes?- aventuró con inseguridad. ¿Podía razonar solito?.

- Tiene potencial y buen cuerpo- ahí estaba el buenazo de Black. Jamás me defraudaría.

- ¿Entonces la puedo tocar?- parecía estar haciendo un puchero yo sentí un escalofrío.

- No creo que ella te deje, Colagusano- ¡tú si sabes como pienso, Jim!- Además fuiste poco discreto con ella hoy- Mmm, tanto como un gigante escondido detrás de una flor.

- Entonces yo no puedo decirle cosas indecentes pero tú sí. No puedo comer junto a ella, pero Remus sí y no puedo tocarla, pero Sirius igual va y se la viola.

Exacto, el chico había entendido bien. Mis sinceras felicitaciones, sanguijuela cochina...un momentito...¿qué había dicho de Black el bicho ese?

Bueno...- ahí estaba mi momento triunfal, mi entrada perfecta. Y salí como si no hubiera escuchado nadita de nadita.

Voilà!- sus rostros me hicieron pensar que mi camisón era demasiado para sus indefensos corazones. Quizá fuera inaceptable que me apareciera descalza, con un micro-camisón de seda color durazno y un corto kimono de seda negra frente a ellos. Tuve que haber considerado que estaría con cuatro chicos de tendencias alocadas. Avancé en silencio y me situé en un chaise-longué escarlata con orlas doradas. Pestañeé a propósito antes de decir - ¿Ya tienen un plan definitivo para convencerme?.

¡Por Merlín!- dijeron a coro, mirándome de arriba abajo. Largo el escrutinio, decidí varios minutos más tarde.

Ya les dije que no pensaba disfrazarme otra vez- tomé una paleta de caramelo de la mesa, la desenvolví y comencé a degustarla sintiendo que retornaba a mi niñez.

¿Fay?- James se recuperó primero-¿Qué le hiciste a mi mejor amiga?

Yo me reí ante las afirmaciones de los otros, era impensable que esos cuatro fueran tan parecidos...y tan estúpidos- ¡Son magníficos comediantes, mes amis, en verdad!

No bromeamos, ¿dónde está la insulsa chica de nuestras vidas? ¿Enserio tienes tan largo el cabello?- inquirió Sirius, ¿mencioné que tiene una seria obsesión con el pelo?

Esa chica está frente a ustedes, suplicando por poder estar en la cama durmiendo.

Con mis palabras parecieron recuperarse y me vapulearon con quejas sin fin sobre mi anterior aspecto y después de varias proposiciones indecentes (Sirius), logré hacer que me explicaran el plan. Tendría que conseguir ser la reina del colegio y según ellos lo lograría saliendo con los chicos más populares, siendo invitada a las mejores fiestas privadas y cumpleaños, participando con ellos en las bromas más atrevidas y burlándome de Snape. Casi me caí al suelo ante sus palabras, parecían ciertamente muy convencidos.

¿Con eso obtendré alguna cosa en especial?- decidí tratar el asunto con seriedad- Además de la diversión y tener que aguantarme los gritos de la pelirroja mandona durante horas, digo. No es que me... - me encogí de hombros.

¿Te refieres a Evans?- Potter me miró fascinado-¿Te soportas sus disparates?

Estoy segura de que a ti te encantaría poder soportarlos a diario, James. Y que ella te mirara, se interesara y saliera contigo. No hablo de matrimonio e hijos porque no me gusta adelantarme, claro, eso tú ya lo debes tener tremendamente analizado.

Golpe bajo, muy bajo- silbó Sirius riendo desde el sofá donde estaba echado- Creo que es tu... ¿segundo punto, ricura?

Tercero, te olvidas del Cara de Serpiente- no pude evitarlo, lo juro, así que dije- Quinto, si cuentas las dos bofetadas que te di.

Dejémoslo en tres y no tendré que meterte en mi cama para bajarte los humos.

¿Y eso me bajaría los humos?- sonreí sardónica- Olvidas que soy una "bomba", podrías cansarte y no estar a la altura de las circunstancias.

Sueñas con imposibles, créeme cuando te lo digo, Duvall- sus ojos prácticamente buscaban agujerearme la cabeza. Le sonreí dubitativa y finalmente asentí mirando a Remus. Era muy atractivo, pero de una forma distinta a sus dos, véase el dos, amigos que también estaban buenazos; principalmente Sirius...Un momento, ¿YO había pensado eso?. Sacudí la cabeza y miré a James- ¿Terminaron los asuntos referentes a mí?- Es que seguro me estoy volviendo loca de remate.

Llámanos por nuestros sobrenombres, Fay. Al fin y al cabo, eres una Merodeadora. ¿Ya lo entendiste, Colagusano?- miró amenazante a la pobre rata.

Bueno, no andaba tan errada contigo, gusano- lo miré con desdén- No te me acerques más de lo necesario y yo no te cortaré esa minúscula parte tuya que te es tan importante...- qué satisfacción al verlo palidecer y tragar saliva- Recuerda muy bien que te lo avisé.

Estuvimos hablando durante unas dos horas, hasta que James me miró de tal manera que todos quedamos en silencio. Pero como soy testaruda, le dije con voz de pocos amigos- ¿Tengo monos en la cara o estás pensando violarme?

Tengo una pregunta que hacerte, Fay.

Desembucha o caeré desmayada por el honor, Cornudo.

Ja, ja. Cornamenta, gracias. ¿Cuál es el color favorito de Evans?

El lila, ¿algo más que realmente no estés desesperado por saber?- lo contemplé escéptica- Le gusta el chocolate, leer novelas románticas....y tu cabello.

Sí, leyeron bien. A mí personalmente me revienta, es un caos, una crisis mundial, producto de una poción alisadora malograda...

No, odia que me desarregle el cabello frente a ella- comentó abatido.

Me dirigí a las escaleras, puro bostezo, y le dije con hastío: - Porque le dan ganas de revolverlo en tu lugar. Buenas noches y despídanse de esta chica, que no la verán hasta la comida. O por lo menos trataré de que esa manada de puritanas no me tire de la cama a las ocho en punto, como hacen siempre, con sus estupideces de que es bueno madrugar.

Pero no conté con que al instante alguien me aferrara la mano- ¿Qué quieres ahora?¡Son las seis!¡Quiero ir a mi camita! ¡Dos horas de porquería!

Sólo te quería agradecer, eres mi mejor amiga, ¿sabes?- James en plan amigable se ve extraño, muy muy extraño.

¿Me llevas a la cama?

No sean mal pensados, lo dije en el sentido normal de esa frase. Estaba tan cansada que si me dirigía arriba sola me dormiría en un escalón a mitad de camino.

Yo lo haré- Sirius me levantó en brazos- No queremos que Romeo termine con heridas de tercer grado.

Me saqué la bata y me zambullí entre las sábanas como si fueran nubes de suave algodón.

- Sueña con angelitos- me arropó y me dio un beso rápido antes de dirigirse a la puerta. Yo me aferré a la seda negra de su pantalón para detenerlo- Mejor no, así podré soñar contigo. Au revoir- le envié un beso.

Me dormí apenas escuché su risa parecida a un ladrido en las escaleras.

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Nota de autora:

¡Hola! Les presento a mi primer fic y me refiero al primero que escribí. Es algo rebuscado pero al final todo conecta, enserio.

Espero dejen reviews indicando si les gusta o no, porque, como estoy corrigiéndolo, me gustaría saber si debo arreglar algo en el próximo capítulo. Actualizo pronto. Dejen reviews.

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