Ya habían pasado ya casi 4 años desde que regresaron de San Lorenzo, a excepción de un cabeza de balón, quien había decidido quedarse con sus padres, así mismo había querido establecer una relación pese a la distancia con cierta rubia, pero era bastante difícil.
Helga se esforzaba por mantener contacto con él, pero cada vez era más difícil para ella, Arnold le comentaba que había habido problemas y que por eso no habían regresado pero ¿Qué clase de problemas habían tenido para que no pudieran regresar?
Helga comenzaba a desesperarse en los primeros tiempos lo había soportado e incluso el primer año lo hizo realmente bien pero ahora que estaba por cumplirse otro año sin que el volviera, ella comenzaba realmente a desesperarse.
Por otro lado todos estaban cambiando, al ingresar a secundaria la banda de chicos comenzó a disolverse, muchos tenían otros amigos, pese a que iban a la misma secundaria, Phoebe seguía siendo su mejor amiga pero ella misma la estaba alejando sobre todo al momento en que la chica oriental había entrado a un club de puros "cerebritos" como le decía la rubia.
Lila seguía siendo Lila la perfecta pero desde que entro a la secundaria se juntaba con chicas populares y había cambiado más, ahora era muy antipática y presumida y casi no quedaba nada de aquella chica granjera de hace un tiempo.
Edward el primo de Phoebe, seguía yendo con ellos a la escuela, pero ahora era uno de los chicos más problemáticos de la secundaria y un fiel compañero para Helga, pues siempre se quedaba con ella pese a que esta de momento tenía más de un momento de histeria.
Los demás Eugene, Nadine, Sheena y Brainy, pasaban desapercibidos para los demás, los tres primeros eran como siempre no habían cambiado tanto pero ahora eran más selectos para hablarle a alguien pues habían sufrido algunas bromas pesadas de los demás chicos, Brainy pues seguía siendo muy Brainy.
Rhonda era una chica popular en la secundaria, no solo por la moda sino también porque todos los chicos deseaban salir con ella, algo que era muy fastidioso, pues Rhonda no aceptaba a nadie y los trataba peor que a un perro.
Helga aún conservaba mucho su tono mandón y no dejaba que nadie se le acercara pero en su casa las cosas no iban tan bien desde que Olga se fue y Miriam seguía en el hospital pues su adicción seguía siendo más fuerte que otra cosa.
Hace un año, había salido de la institución de rehabilitación, parecía que todo iba perfecto para todos, ella no tomaba y Olga se iría por fin a realizar uno de sus sueños de actuar en un teatro muy reconocido en New York como antes había querido, Broadway, pero…
Miriam aquel día había vuelto a tener una recaída pero esta vez con mayor fuerza y quien la había encontrado en aquella situación había sido Helga, quien intento que dejara de hacerlo pero lo único que recibió fue un tremendo golpe con la botella por parte de su madre, afortunadamente no fue grave pero perdió el conocimiento, al despertar estaba en el hospital y su madre estaba nuevamente en la institución de rehabilitación.
Su padre se había indignado tanto con Miriam que desde aquel día no volvió a visitarla ni a mencionarla en la casa, la rubia ignoraba el porqué de la actitud de su padre pero poco después Helga se enteró del porque su padre se había enojado tanto y era porque Miriam en vez de preocuparse esa vez por Helga, había estado más triste porque la botella aun tenia whisky y lo había desperdiciado.
Después de escuchar esto ella también se molestó y no quiso ir a ver a su madre hasta el momento, llevaba ya casi un año sin ir a verla.
No era todo lo que había pasado, pues desde hace algunos meses seis para ser exactos, Bob había estado muy extraño, había noches que ni siquiera llegaba a dormir y tardes donde ella tenía que comer sola aunque eso si hay reconocer que Bob no era como Miriam, pues siempre le tenía listo el desayuno, comida y cena, aunque ella tuviera que comérselo sola.
Había estado visitando a los abuelos de Arnold, que ha decir verdad eran una excelente compañía y un gran consuelo para ella, aunque aun así no se abría completamente con ellos pues sus problemas a veces le daban pena y no deseaba la lastima de nadie, por lo que siempre se quedaba callada.
Arnold seguía insistiendo en que le abriera más su corazón, en que le confiara todo pero por una extraña razón nunca se decidía a contarle todo lo que le pasaba, no le agradaba que fuera por una carta, si no que deseaba que fuera en persona, aun así había habido cartas que escribió contándole la verdad pero nunca se atrevió a enviarlas.
El amuleto que el chico con cabeza de balón le había dado siempre lo llevaba colgado junto al relicario, bajo su ropa, leyó el significado del amuleto que Arnold le dio y al enterarse de esto, se emocionó y soñaba con que se hiciera realidad pero últimamente….
-Hola Hell, ¿Qué tienes?
-Hola Edward, nada ¿Necesitas algo?
-No
-Entonces vete de aquí
Edward se sentó junto a ella en la cafetería, sin hacerle caso a la joven se acercó -¿Estas mal?
A Helga le llego el olor a cerveza del chico y frunció el ceño -¿Estabas con ellos, verdad?
-Deberías venir, te gustara
-¡Por dios santo, estás loco!, ¡¿Acaso no recuerdas porque mi madre está en dónde está?! –Exploto molesta la adolescente, pues no era un secreto que Miriam era alcohólica, la mayoría se había enterado, de echo la molestaban con ello, claro los que eran valientes y no valoraban su vida ni bienestar, pues era más que obvio que todos aun temían a la vieja betsy.
-Bueno no tiene por qué pasarte lo mismo
Helga lo miro sorprendida y confusa
-Lo puedes controlar, tú decides, si él decide por ti entonces estas perdido como le paso a tu madre
Helga se carcajeo ante la exposición absurda del joven -¿Tu lo controlas? –Pregunto burlonamente
-Si
-Siempre tomas
-No es verdad
-¿Qué día de esta semana has dejado de saltarse las clases?
-Solo hoy falte
-No es verdad y ayer ¿Qué?
-Vaya Geraldine veo que estas al pendiente de mi
-Quisieras melenudo, ese no es mi problema solo no me involucres a mi
-Vamos te va a gustar, si no quieres alcohol puede ser algo mas
-No gracias
-Vamos Helga, no sales, no te diviertes ¿Es por el tarado del cabeza de balón? Ya supéralo, no regresara
Helga sintió horrible al escuchar lo que ella ya había pensado pero simplemente se negaba a creer algo así, pero escucharlo de alguien más, hizo que además de dolor, sintiera coraje, se puso de pie y se fue de ahí.
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Helga se había convertido en una de las chicas más hermosas de la escuela, no en balde habían pasado los años practicando varios deportes, sus curvas del cuerpo eran perfectas, aunque ella no era tan exagerada en su arreglo personal, para muchos chicos era un valioso trofeo, aunque no todos se atrevían a molestarla pues temían que la chica más ruda de la escuela los hiciera papilla, pero aun así la admiraban y debes en cuando algún tonto se acercaba sabiendo que sería rechazado por la gran Helga G. Pataki.
-¡Hey Helga!
-Hola Wolfgang
-¿Quieres venir con nosotros al…?
-Ya le había dicho a Edward que no, gracias
-¿Tienes algo?
-No, solo no estoy de humor zopenco
-Podríamos salir tú y yo
-¿Una cita? ¿Contigo? Jajaja por favor –Dijo burlándose cruelmente del joven brabucón, quien solo se la pasaba influyendo a los jóvenes de grados inferiores al de él, pues él ya estaba en preparatoria.
-¿Porque no?
-No eres mi tipo, Wolfgang
-¿Debo tener cabeza de balón para serlo?
Otro golpe
-¿Qué quieres decir?
-¿Sigues sufriendo por él, no?
-No sé de qué hablas
-Entonces sal conmigo
-¿A dónde?
-Al cine –El chico le sonrió dulcemente, nunca le había visto esa sonrisa al joven.
-No sé, no lo creo pero buen intento –Dijo ella sonriéndole malévolamente –Adiós
Wolfgang sonrió mientras la veía alejarse –Algún día saldrás conmigo Pataki
-No lo creo
-¿Qué quieres decir Edward?
-No le gustas
-¿Tu como sabes?
-Le gusta el cabeza de balón
-Pero él no está aquí ¿No?
-Sí, pero tengo más posibilidad que tu
-¿quieres apostar? –Soltó sin pensarlo mucho, pues le molestaba la actitud de seguridad de aquel joven, además de que Pataki se había vuelto como un trofeo para la mayoría, incluso para los jóvenes de preparatoria, ya que la chica no salía nunca con ningún joven, por lo que era carne fresca para todos.
-Claro, porque no
-Bien el primero que salga con ella, gana 100 dólares
-Vaya, me parece bien y ¿Cuándo sea su novia?
-Ganaremos más
-¿Cuánto?
-¿Te parece 300 dólares?
-¿Qué tal 500?
-¿Tienes dinero? –Lo miro desconfiado
-Puedo conseguirlo –Dijo encogiéndose de hombros
-Bien, es un trato –Le extendió la mano y el la estrecho
-Trato y… ¿Qué tal si logro acostarme con ella? ¿Qué ganaríamos?
-Eres terrible, Edward, ya veremos.
-Bien y si lo se siempre me lo dicen
-Bueno ya tenemos el trato
-Claro ahora debo irme
-Adiós y consigue dinero
-Eso tu Wolfgang
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Helga después de visitar a los abuelos de Arnold, se dirigía a su casa, esperando por fin encontrar a su padre, pues deseaba platicar tal vez un rato mientras veían las luchas como solían hacerlo desde hace tiempo…"claro antes de que te comportaras tan raro" pensó molesta, pero alguien interrumpió sus pensamientos…
-¡Demonios! ¿Qué haces aquí?
-Te esperaba
-¿Para qué, Edward? Y que sea rápido debo entrar y hacer tarea
-Bueno, la verdad…es que…
-¿Necesitas dinero, otra vez, no?
-Sí, disculpa que te…
-No te preocupes, toma –Le dio un billete de 20 dólares –Pero es lo último que tengo para mis gastos, así que por favor esta vez sí devuélvemelo
-Claro hermosa
-Bien debo…
-Helga, ¿puedo decirte algo más?
-Bien pero rápido…
-Has sido una extraordinaria amiga, bueno al menos yo te considero así, pero me gustaría…bueno…me gustas
Edward se sonrojo al decirlo al igual que la joven que no podía negarlo, el chico era más guapo que antes –Yo…
-Quiero ser algo más que tu amigo
-Yo…no lo sé…tu sabes que…
-Por lo menos sal conmigo más, dame la oportunidad, perdóname por lo que dije hace rato en la escuela, es solo que me duele verte así, además yo estoy aquí y Arnold no, aunque te duela es la realidad y no quiero que te estanques por él, yo puedo hacerte feliz Helga
Helga lo miro sorprendida y dolida, además pensando en que aquella vez que le declaro su amor a su amado, tomándolo por sorpresa, ahora sentía lo que el sintió, pues había un mar de confusión formándose en su mente –No lo sé, debo pensarlo
-Bien pero… -La halo hacia él y le planto un beso tierno en sus labios, para después separarse y murmurarle en el oído –Te amo, nos vemos mañana
Helga sonrojada lo vio alejarse y después entro a su casa, aun confundida pero se fue rápidamente aquella confusión al ver a su padre…
-¡¿Papa?! ¡¿Qué demoni…?!
