Este capullo del amor, madurado por el aliento del verano

Puede ser una flor maravillosa

Cuando volvamos a encontrarnos.

William Shakespeare, Romeo y Julieta.

Aclaratoria: los personajes de esta historia pertenecen a E. la historia si es mía.

BATEADO POR : aletrega ( esta chica va a cambiar mi vida, chicos, les juro que es lo máximo)

AMARGO ENCUENTRO

PDVAnastasia

Me encontraba sentada en el césped de la gran jardín de mi padre, siempre me ha gustado la naturaleza, los alrededores, por eso nos mudamos a Natchez, Territorio de Missisipi, papa tenia una gran hacienda, donde habían establos para los caballos, tenia un gran terreno para plantación, aunque en estos momentos no había cultivado nada aun, el quiere pensar bien que hacer con el para que de buenos beneficios.

Recuerdo cuando era pequeña y mama me decía que el era un gran administrador y pensaba mucho en el futuro, eso fue antes de su muerte. Luego de eso papa estuvo muy dolido y mi tía fue quien me crió y me dio todo el amor que mi madre no pudo por razones sobre naturales.

Recuerdo cuando estaba en la habitación ayudando a mi tía a prepararse para su boda, nunca le gusto eso de estar con cinco chicas dentro de una habitación, decía que una buena mujer resuelve sus problemas ella sola, pero no le hacia mal que la ayudara a subir la cremallera de su vestido.

Mi tía se casaba con un gran empresario, recuerdo que era muy adinerado, tenia una familia grande, en especial a un sobrino que llamo mi atención desde que lo vi, para ese entonces tenia doce años y el quince años, obviamente mi tía me dijo que el era mi primo político, pero yo no entendía de político o sangre, simplemente era mi primo, y para ser sincera el que mas quería. Mis otros primos me trataban mal y me hacia maldades. El siempre fue cariñoso y juguetón conmigo, me hablaba, jugábamos y siempre que venia de vacaciones me traía un regalo. Yo simplemente lo amaba por inexplicables razones o no sabia explicar porque lo amaba, por afecto talvez? No lo se, pero lo amaba, eso lo sabia al cien por ciento.

Ese mismo año cumplió dieciocho años, hicimos una gran fiesta en casa, recuerdo que lo seguía a todos lados pero el simplemente me ignoraba, asi que lo enfrente diciendo que porque me ignoraba y su única respuesta fue.

— no te quiero cerca de mi entiendes — dijo con el ceño fruncido.

Y yo como la propia estúpida que era seguí insistiendo hasta que me pego y me grito.

— Que eso sea una lección para ti pequeña mocosa!

Eso fue la gota que rebaso el vaso.

— Te odio Christian Grey! Y no quiero volver a verte nunca mas en mi vida!

— Eso esta bien para mi!

luego de eso le dije a mi padre que no quería quedarme mas con mi tía, era pequeña pero entendía cuando no me querían cerca, y aunque sabia que el solo iba en vacaciones, no quería arriesgarme a verlo en vacaciones, asi que me mude con papa a su casa y disfrute desde siempre el aire libre.

Eso paso hace nueve años, nunca mas pensé en Christian, pero siempre tuve la duda de porque se comporto asi, después de tratarme también siempre. esa curiosidad duro hasta los dieciocho, luego me interese por lo caballos y las reuniones del pueblo, me gustaba escuchar historias antiguas y leer libros, mas que todo ama la libertad de la hacienda, siempre me levantaba desde temprano, tomaba mi caballo Siroco.

BDVChristan

Era un día húmedo, tormentoso, de finales de Noviembre. Había regresado a Riverview, donde me alojaba por el momento en mis habitaciones para solteros, situadas a cierta distancia de la casa principal, después de haber pasado un dí a en compañía de mi amigo Flynn. Esta casa la mande a construir para mi uso exclusivo hace cinco años, era pequeña pero acogedora, amo las casas grandes, pero a veces me sentía muy solo, asi que hice esta mas pequeña, para poder escuchar el eco de mi voz, al sentirme solo.

Maldije el mal tiempo, arroje el abrigo chorreando por la lluvia que me tomo desprevenido, a un lado. Pase por la puerta a mi derecha, entre en la gran habitación y crucé con rapidez, por la elegante alfombra que coloque ahí, me había agradado mucho desde que la vi, era una alfombra turca de color rojo, para detenerme delante de la chimenea, donde ardía el fuego contra los ladrillos. Amaba esa imagen, me recordaba a la casa de mis padres, claro, cuando éramos humildes. Esa quedo para vacaciones a corto plazo, siempre era bueno un poco de aire libre, amaba el aire libre.

La sala donde me encontraba era grande, era a la vez, el salón y comedor. Había cómodos sillones de cuero verde, dispersos al azar, y una pesada mesa de roble y un aparador se encontraba en un extremo; cerca se veían varios sillones LUIS XV cubiertos de terciopelo pardo, y suaves colgaduras doradas pendían en las ventanas. Por la mezcla casual de muebles y los cuadros con escenas de cacería en las paredes, se veía claramente que nunca había conocido un toque femenino… cosa que me parecía muy bien. Excelente .

Después de calentarme las manos, me volví para enfrentar la habitación, y entonces vi una carta en mi sillón favorito. Con curiosidad, un tanto ceñudo, la tome. Pasé el borde desgarrado del paquete que contenía la carta y mire en dirección a la puerta, hacia donde mi mayordomo y asistente, a falta de una mejor asignación, colgaba, gruñón mi abrigo mojado. Con voz profunda teñida de resignación, pregunte:

— Taylor ¿Cuándo llegó esto? ¿ Y quien la trajo?

—Llegó hace unas dos horas, señor. Lo trajo un chico, dijo que lo envían de Nueva Orleans. — Respondió con laconismo, con su acento de los barrios londinenses todavía evidente después de varios años a mi servicio.

Lo miré por encima del borde de la carta. Comente con sequedad.

— Y por supuesto, no pudiste dejar de abrirlo y leerlo.

Con una expresión dolorosa en su cara simiesca, replicó indignado.

— Podía haber sido importante, Señor… tal vez habría tenido que hacer que lo buscaran. Además de Nueva Orleans ? No recuerdo que halla usted ido allá alguna vez..

bufé y me acomode en el sillón mas cercano al fuego, leí la carta con rapidez.

Con una expresión pensativa, contemple el fuego, lúgubre, durante varios segundos. Solo me moví cuando Taylor depositó junto a m codo una botella de vino y una copa. Al mirar a su rostro, moreno, menudo, todo lo contrario, en su aspecto, de lo que habría debido ser un mayordomo, o inclusive un lacayo, pregunte.

— ¿Y bien, aceptaremos la invitación del Sr. Raymond Steele?

— No veo porque no. Además, nunca hemos estado al oeste del río Sabine — respondió con prontitud.

En ese momento hubo unos golpecitos en la puerta de afuera y Taylor desapareció para ir a ver quien era. Reapareció unos segundos mas tarde, y dijo con laconismo.

— Señor, su padre querría que fuera a la casa. Un cierto general Gaston se alojara allí esta noche, y su padre desearía que se uniese a ellos para beber un coñac después de la cena.

— Muy bien, hazle saber que iré mas tarde.

Me reuní con mi padre esa noche, dejando le saber que dentro de una semana partiría a casa de mi tío político en Nueva Orleans.

Estuvimos hablando por mucho rato..hasta que el general se fue, yo sentía que mi padre quería decirme algo, se que ha estado peor con su enfermedad, el cáncer va avanzando y al le preocupa su dinero, el siempre quiso que me lo quedara yo por ser el mayor, pero yo quería que fuera de Elliot, el siempre ha vivido en esta casa, y esta acostumbrado, igual yo ya tengo mis casas y departamentos por ahí, no necesito esta para dejarla sola. Seria de Elliot y no la aceptaría.

El estaba pensativo hasta que se decidió y empezó hablar.

— quiero decirte algo, padre — interrumpí antes que hablara. Al asintió — Antes de irme de Viaje, querría que tuvieras redactados los documentos de cesión de mis intereses en Riverview. Tienen que ser para Elliot. Este es su hogar ahora, y dios sabe que yo poseo suficiente fortuna sin eso.

Mi padre quedo anonadado, inexpresivo ante eso.

— Elliot no quedará sin dinero, sabes. Grace tenía el suyo propio, y yo también se lo he acrecentado. — con la voz ahondada por la emoción, agregó — eres mi hijo mayor, mi heredero. Riverview siempre ha sido para el hijo mayor, después que tu madre murió.

— Padre, el solo hecho de que yo haya nacido primero no es razón para dejar en mis manos el destino de Riverview — mis labios se contrajeron en una sonrisa burlona — He perdido y ganado una fortuna igual a Riverview, en naipes¿ querrías que se quedara en manos de un derrochador y jugador?¿no merece un mejor cuidador por aquello que has trabajado? Quiero que se lo quede Elliot.

—¿ Y que hay de tus propios herederos? Puede que te cases algún día, y es posible que cuando tengas hijos pienses de manera diferente respecto a eso.

— ¡Padre, un matrimonio es la última cosa que puedes esperar de mi!

— ¿Estas seguro de eso? — pregunto con expresión turbada

— ¿ Alguna vez supiste que cambiaria de idea? Creo que en una ocasión dijiste que mi terquedad era mi mayor vicio o mi mayor virtud… por entonces no habías resuelto cual de las dos cosas era.

Una sonrisa involuntaria tironeó de las comisuras de los labios de mi padre, Carrick.

— Y todavía no lo he decidido — replico con sequedad. La sonrisa se disipó, y con unas mirada escrutiñadora hacia mi, pregunto de nuevo — ¿Estas seguro? ¿No hay nada de Riverview que quieras para ti?

— No me molestaría poder quedarme en la casa que construí, y algunas hectáreas que la acompaña — con una sonrisa traviesa — para mi vejez decrépita.

— Como si la necesitaras — bufo, sonriendo.

Una semana mas tarde me encontraba llegando a casa de mi tío, nunca creí venir por algo tan raro, en su carta decía que tenía planeado plantar caña de azúcar, y tenía entendido, que sabía al respecto. Claro, me gustaba mucho esa, es algo que me llama la atención. Pero me puse a pensar que algo debe estar mal, nadie llame a una persona a tu casa después de tantos años, para algo tan banal, bueno eso creo. Tengo que confesar que me encontraba un poco nervioso con respecto de volver a ver a Anastasia. Digamos que no terminamos en buenos términos hace nueve años, y recuerdo no haberla tratado bien. Cosas de chicos supongo , era solo una reacción a la burla de mis primos mas grande, con respecto a que me la pasaba mucho con ella, y que la acosaba cuando no era asi, deje que me afectara y para alejarla de mi tuve que tratarla mal.

— Tío, como estas? Tanto tiempo sin verte — dije entrando en la sala de estar en casa de mi tío

el se levanto de su sillón y camino a encontrarse conmigo.

— me alegro tanto de que hallas venido, Anastasia no lo sabe, quería que fuera sorpresa, esta cabalgando en los terrenos de alrededor. Le encanta hacerlo, le he dicho que no me gusta que lo haga sola, hay muchos maleantes alrededor en estos días.

Le di un amistoso abrazo.

— mujeres — reproche — nunca cambiaran.

— que puedo decirte — se encogió de hombros — pronto estará lista el almuerzo, si quieres puedes tomar un caballo y buscarla, a de estar cerca de el limite de los terrenos, se va lo mas lejos que pueda, siempre lo hace — apunto a su cabeza — a despejar la mente, supongo.

Estuve de acuerdo en hacerlo, ya que tenía mucho tiempo desde que me había montado en un caballo, me preocupo eso de los maleantes que menciono mi tío, eran muy peligrosos en estos lugares, hay que estar pendiente.

Tome un caballo y me fui cabalgando por el lado oeste del terreno, cabalgue por varios minutos hasta que lo vi, un maleante corriendo a toda prisa por el terreno.

PDVAnastasia.

Me encontraba cabalgando a toda marcha por el limite de la hacienda, me gustaba mucho los vaqueros holgados, porque me hacían mas manejable al montar mi caballo, usaba camisas holgadas de mangas color blanca, siempre tomaba una de mi padre, y me colocaba un sombrero de para cubrirme del sol cualquiera podría confundirme por un chico, pero todos por aquí ya sabían como era. Mientras sentía como el aire fuerte golpeaba contra mi cuerpo, y relajaba mis sentidos, me encontraba planeando mi fiesta de cumpleaños en mi mente, faltaban pocos meses y quería hacer algo sencillo, pero era difícil hacer algo sencillo, cuando te conocía todo el mundo. Y sentía una particular antiedad existían algunas sutiles diferencias en mi, y tenia conciencia de un movimiento de insatisfacción ante lo regularidad de mis días.

No podía culpar a mi padre y a nadi. Mi padre seguí siendo el mismo hombre afectuoso que había sido siempre, mi hogar y criados no habían cambiado, y yo era todavía la predilecta del distrito de Nacogdoches. Pero faltaba algo… un ansia sin nombre, que crecía dentro de mi, me desosegaba, y me envolvía de melancolía, desdicha, ni se me sentía desencantada en lo referente a mis ocupaciones habituales, solo que…

Sentí que me seguían, derepente sentí vapor, mi padre tenia razón en que no debería cabalgar tan lejos y sola , después de todo. Con el corazón que me palpitaba dolorosamente en el pecho, segura de que estaba a punto de ser atacada, cabalgue con mas fuerza. Sentí que me tomaron por la cintura y me levantaron de prisa, de modo que mi cabeza quedo debajo de mis pies, yo pataleaba, me tenia acostada en el caballo boca abajo.

— ¡Queda te quieto, pequeño cretino, hasta que detenga el caballo!

Con la sangre agolpada en mi cabeza, asi como buena parte de mis palabras, debido a mi posición. El sombrero que milagrosamente había permanecido en mi cabeza hasta ahorita, había salido volando y con el la peineta de marfil, mi cabello me rodeo el rostro.

Como un relámpago, mi mano voló a la parte de arriba de mi bota y en un segundo toma la navaja que en ella ocultaba. Antes de que pudiera advertir mis intenciones, tira a cortar su hombro haciendo un corte en su musculoso brazo.

Escuche una maldición y el caballo, por fin se detuvo. El sin moverme me quito la navaja de mis manos, y la guardo. Me bajo sin verme a la cara, y retorció mi brazo hacia mi espalda.. entonces me volteo, y se me quedo mirando, con ojos sorprendidos, pero con una cierta cólera, angustiado, pero a la vez furioso, como si de verdad estuviera sorprendido, luego vi una chispa de sorpresa quizás..?

Con una nota de incredulidad musitó.

—¿Anastasia?

Al escuchar mi nombre, me inmovilice y me olvide derepente del apretón ejercido sobre mi brazo. El impacto en sus ojos era hipnótico, entonces lo reconocí, reconocí esos ojos grises que siempre mataban mi sueño en aquellos días de mi niñez, recordé como eran sus facciones de niño, estaba mas adulto, por supuesto, pero no perdió su belleza, la reforzó

—¿Christian? — pregunte con voz ronca, sin poder creer que fuese el de verdad.

— Si, me temo que es así, querida prima— dijo con sequedad, podía ver el dolor en su cara por la herida. — habría deseado una bienvenida menos violenta, ¡ Pero teniendo en cuenta como nos separamos la ultima vez, supongo que no habría de asombrarme que me recibas con un acero desnudo!

— Yo…lo…lo sien…siento —balbuceé, desdichada — ¡No habría pasado si hubiese sabido que eras tu! Pensé que eras un ladrón.!

El río sin ganas, con la mirada fija en mis labios.

— Tal vez lo soy, mala pécora, tal vez lo soy.

— Bien! por cierto que imitaste a uno bien, por la forma en que acabas de atacarme.

— ¿Atacarte? ¡Yo tenía la impresión de que eras un ladrón, y luego pene que eras solo un chiquillo jugando con el caballo, pensé que estaba salvando te la vida de un caballo fugitivo!

Lo mire boquiabierta.

¿Siroco? ¿Pensaste que Siroco estaba huyendo conmigo? ¿Por eso aferraste las bridas?

— ¡Por supuesto! Si me equivoque pido disculpas, pero si esa muerta que vi constituyó algún indicio de tu manera habitual de cabalgar, no me asombraría de enterarme muy pronto que te has roto el maldito cuello!

Se me erizo la piel ante sus comentarios.

— Y si este es un ejemplo de la hospitalidad acerca de la cual me escribió tu padre,, preferiría prescindir de ella, si no te molesta.

Me dirigió una sonrisa amable, mi padre lo había llamado? Sn decirme nada?

— ¿Mi padre?

— ¿Por qué otro motivo estaría aquí? Sin duda no pensarás que he aparecido por casualidad ¿Verdad?

— ¡Todavía no he tenido tiempo para pensar!

— A lo largo de los años he descubierto que pensar no es algo que las mujeres hagan con mucha frecuencia… o muy bien.

Contuve un impulso de abofetearlo y me conforme con responderle con dulzura.

— ¡ Quizá no, pero tampoco intentan actos de tan tonta bravuconería como el que acabas de hacer tu!

Cosa sorprendente, una sonrisa de apreciación curvo la boca de Christian.

— Muy bien, niñita, muy bien

—¡No soy una niñita! — grite, pues por alguna razón desconocida deseaba que el hecho quedase muy en claro para el.

Me observo detenidamente desde abajo hacia arriba, poniendo me mas nervios de lo que estaba.

— Acepto el reproche, dulce prima…decididamente, no eres una niñita. Mas nunca. — me ruborice, dejando que unas extrañas sensaciones me cubrieran los pensamientos, hasta olvidar donde estaba parada.

Hola chikos esta es una nueva historia que se me ocurrio para las eternas enamoradas de Christian como yo..prometo mucho con esta historia y espero les guste tambien al igual que la otra..haganme saber cualquier cosa please..amo sus opiniones

Rewiens?¿

Les gusto?¿

Preguntas?¿