Vengo con una nueva historia, obviamente es de la pareja Scorpius/Rose, aviso de antemano, que si no te gusta la pareja no lo leas, también si no te gusta las historias dramaticas y sufridas hagas lo mismo y se salga de esta historia. Sin agregar nada más aquí los dejo con el primer capítulo de esta historia larga que estoy creando junto mi mejor amiga. Te adoro Lil :3. Abajito aclararé otras cosas más.
Disclaimer: No soy Jotaká y no lo seré jamás. Puedo vivir con ello.
Y volverás en pedazos.
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Prefacio.
Caminó con lentitud por el largo pasillo oscuro. Sentía sus piernas tiritar pero sin embargo no quería detenerse. Subió de uno en uno las largas escaleras, temía que de un momento a otro alguna escalera cambiase de lugar y terminara perdido en ese enorme castillo.
Soltó un bufido por lo bajo y siguió caminando sin ningún lugar al cual llegar. O tal vez sí y no quería pensar en aquel lugar al cual iba a llegar. Cuando subió las últimas escaleras lo notó. Sí, su cuerpo instintivamente lo llevó a ese lugar, ¿por qué? Ni él mismo lo sabía.
Tiritón metió su mano en un bolsillo y sacó una cajetilla de cigarrillos muggle. Sonrió irónicamente cuando tuvo la cajetilla en sus manos. Si su padre y su abuelo lo vieran consumiendo ese producto muggle en particular, tendría graves problemas, más problemas de los que ya tiene.
Sacó uno y se lo llevó a la boca, guardó la cajetilla y lo encendió con otro producto muggle. Todos adquiridos del mismo lugar.
Cerró sus ojos y quiso dejar de pensar. Dolía, dolía mucho…
Aspiró el humo con suavidad y lo dejó en sus pulmones por un momento, luego con lentitud lo botó. Decidió mejor sentarse.
Caminó unos cuantos pasos más y se pegó en la pared para después sentarse. Un sollozo ahogado le detuvo. Giró su rostro para observar de dónde provenía ese sonido lastimero. Un agujero enorme se plantó en su pecho cuando divisó una figura sentada en una esquina de la torre de Astronomía. Cerró sus ojos con dolor e intentó soltar un suspiro que quedó atascado en su garganta.
Conocía perfectamente ese rizado cabello pelirrojo y ese menudo cuerpo.
Rose.
No supo si fue la curiosidad o porque realmente quiso hacerlo, sólo supo que se levantó a duras penas y se acercó a la chica.
El agujero en su pecho incrementó y sintió que las fuerzas lo abandonaban. Sintió un nudo apretado en su garganta que no iba a dejar salir por ningún motivo.
Rose parecía devastada. Tenía su pelirrojo cabello amarrado en una coleta floja, sus mejillas húmedas, sus ojeras pronunciadas y negras por el maquillaje corrido. Elevó su vista al sentirse observada. Sus ojos azules antes tristes ahora demostraban otras clases de sentimientos, cercanas al odio…
Tenía una botella de whisky de fuego medio vacía en su mano.
— ¿Qué haces aquí, Malfoy? —Preguntó Rose con voz ronca.
Malfoy se quedó ahí, quieto y en silencio. No sabía qué contestar a aquella pregunta. Ni él mismo lo sabía.
— No te seguí a ti, Weasley —Fue lo único que pudo responder.
Rose soltó una extraña risa, no supo si tomarla como sarcástica o medio divertida. Estaba borracha. Todo lo que pasaba era extraño y poco claro, empezando con verla ahí, ahogando sus penas en el alcohol. Todo, además, era paradójico. Extraño. Estaban en el mismo punto en donde todo había comenzado, y donde todo parecía terminar.
Rose se llevó la botella de whisky a los labios y dio un sorbo. Arrugó su nariz cuando el líquido quemó por su garganta hasta llegar a su estómago medio vacío.
— Entonces lárgate, verte me dan nauseas… —Susurró Rose con suavidad, como si no quisiera decirlo realmente.
El rubio, sin embargo, no le hizo caso alguno. Se quedó ahí, estático, aspirando el humo de su cigarrillo.
— Pienso que lo que te da nauseas es el whisky de fuego, puedo apostar que haz sido tú sola quien se lo ha bebido casi por completo —Soltó él con suavidad. Observó su cigarrillo y le dio una última calada, lo lanzó por el barandal hacía los terrenos.
— Malfoy, vete —Gruñó la pelirroja.
Scorpius guardó silencio y la observó fijamente sin decir nada. Tuvo un impulso de sacar otro cigarrillo de su cajetilla, aun así, no lo hizo.
Rose soltó un sollozo nuevamente, sin previo aviso. Scorpius se quedó congelado, sin mover ningún musculo. Lo que más le dolía era saber que él era quien provocaba aquellos sollozos.
— ¿Por qué?... —Preguntó de pronto Rose, luego volvió a sollozar y se llevó la manga de su holgado suéter hasta su nariz para enjugarla. — ¿Por qué me hiciste eso, Malfoy?
Scorpius se recostó en la muralla y poco a poco se deslizo hasta quedar sentado justo a lado de la chica.
— No te convengo, Weasley —Soltó sin más el muchacho.
Rose se giró a él y apretó sus labios y cerró sus ojos, nuevas lágrimas se deslizaron por sus mejillas.
— Entiéndelo, Rose. Estarás mejor sin mí.
La pelirroja sintió su rostro hervir, más no dijo nada. A duras penas se levantó, deslizándose por la pared. Se paró y se quedó ahí, intentando mantener el equilibrio. Scorpius la observó de abajo y también se levantó junto a ella, listo por si debía afirmarla.
Rose dio un paso hacía adelante, tambaleante, Scorpius por instinto puso su mano encima del brazo de Rose. Grave error. Rose se sacudió y se lo quitó de encima, se giró para encararlo.
— ¡No me toques!, no quiero que me toques jamás en tu vida, asquerosa serpiente… —Musitó con odio destilando la voz de la chica.
Scorpius sintió una daga directa a su corazón, más su rostro se mantuvo inmune.
— Lo hago por ti, pelirroja… Sólo por ti… —Susurró el muchacho.
— ¿Y qué sabes tú que es lo mejor para mi?, ¡estás comportándote igual que mis padres! —Chilló la pelirroja perdiendo sus estribos.
— No, Rose… No lo entiendes… —Susurró nuevamente. Es que le dolía perderla, y sobre todo sabiendo que tan sólo él era quien la dejaba ir.
Rose se mordió su labio inferior, para con ese acto inútil poder ahogar un sollozo.
— No. Tú eres el que no entiende… O, por lo menos, déjame entenderte, Scorpius… —Sollozó, —Me dejas en pedazos, Malfoy… Me tienes en pedazos…
Scorpius no supo por qué lo hizo, quizá porque sabía que tal vez esa iba a ser la última oportunidad que tenía para hacerlo, o porque quizá quiso hacerlo nada más. Unió sus labios con los de su ex novia. En un beso nada suave, más… violento. Como si con aquel beso él quisiera dejar en claro que la sigue queriendo, pero que no puede estar junto con ella. Hay algo más fuerte que su propio amor por la pelirroja.
Fue una presión ejercida entre sus labios con los de la pelirroja, sólo un roce, un roce que ella cortó al poner sus manos en el pecho del rubio y empujarlo para que se alejase de ella. No supo cómo fue que la palma de su mano quedó plasmada en la mejilla de este. El ruido sordo que provoco la mano de la chica contra la mejilla de él cortó el aire.
— ¡No hagas eso! Me pones como loca, ¿entiendes? ¡Me haces mal! —Dijo con la voz rota, una lágrima solitaria cayó por su mejilla; —Todo lo malo que me ha pasado ha sido por tu jodida culpa. ¡Mírame, Malfoy! —Elevó la botella de Whisky a la altura de su rostro, — ¿es que no lo ves?, me tienes en pedazos…
Otro sollozo por parte de ella rompió el aire, luego vino una arcada. La pelirroja se dobló en dos hacía el lado contrario donde se encontraba Malfoy. Soltó la botella de whisky de fuego, provocando que se rompiera en mil pedazos en el suelo. Se llevó sus manos hacía su estómago y dejó que todo lo ingerido pasara por su esófago y saliera por su boca. Scorpius agarró unos mechones de cabellos rojos que caían por su cara y con su otra mano acarició la espalda de la chica.
Rose cerró sus ojos dejando que saliera todo lo que antes había estado dando vueltas en su estómago. Cuando notó que ya no quedaba nada dentro de su estómago se irguió, Scorpius instintivamente se alejó un paso de ella. Rose caminó aun tambaleante hasta llegar a la pared nuevamente, se deslizo en ella y se sentó.
Malfoy sacó su varita de su bolsillo y apunto hacía la suciedad que había dejado la pelirroja. Un conjuro de su varita y todo desapareció, hasta los pedazos de botella que se había roto. Se giró para ver a la chica. Sentada en el suelo y con los ojos cerrados.
Quizá dormía, quizá no… De igual manera se acercó a ella y la alzó entre sus brazos. La dejaría en su sala común, no pertenecía en la misma casa, pero se sabía la contraseña de los leones, no por nada fue novio de la chica en cuestión dos años. La dejaría dormir en el sofá y se iría.
Scorpius sabía con certeza que había dejado limpio los trozos de aquel vidrio estrellado en el suelo, lo que no sabía es que si algún día podría reponer los pedazos en los cuales había dejado a Rose.
Bueno, este fic-long es mi primera historia larga sobre esta parejita. Tengo ya muchas ideas para esta historia en mi cabeza, lo malo es que estan como un remolino en mi cabeza y aun debo ordenarlas. Lo bueno es que la sacaré con mi mejor amiga Lil y eso quiere decir que saldrá muy buena porque ambas juntas somos geniales *-* xD así con mi ego.
También advertiré de inmediato que me demoraré en actualizar, no sé cuánto pero me demoraré. Tampoco las dejaré esperando casi un año, pero al menos actualizaré una vez o dos veces cada mes. Para que sepan que no planeo abandonarla por ahora y que si me demoró en subir es porque tengo varias historias que debo continuar y además trabajo y debo estudiar, si que, para dejarlo claro.
Sin nada más que agregar me despido. Espero que les guste y además, poder recibir cualquier tipo de comentario, tanto constructivo, alagando la historia, maldiciendome, lanzandome tomatazos, etcétera.
¿Reviews?
Se despide.
Sophie :A
