Dimensiones y realidades. ¿Son lo mismo o son diferentes? ¿Tienen relación o son completamente independiente la una de la otra? Nadie en estas dimensiones y realidades se lo había planteado, por lo menos no este chico rubio ojos azules que hoy corre por su vida, si lo atrapan: se acabó.
Los humanos tienden a temerle a aquello que no comprenden, lo niegan, lo esconden o lo destruyen. Ahora mismo todo un pequeño ejército persigue a este joven, el cual no tiene idea de como escapar, sus opciones se acaban, con cada minuto que pasa él se cansa más y más en esquivar y neutralizar a sus perseguidores, son demasiados, aun para él.
Su respiración se hace más rápida, apenas es perceptible pero para él es una señal de alarma. Rápido… ¡rápido!, ¡escapa!... o muere. No aun no te des por vencido, aun queda una oportunidad y tú lo sabes ¿verdad? Claro que sí, vamos, utilízalo y huye de aquí.
De repente el chico comienza a realizar una secuencia de sellos que ha estado practicando desde hace meses, no lo ha perfeccionado y solo puede viajar a distancias muy cortas, necesita darle más potencia a su técnica de tele-transportación o no funcionará. Está decidido, cierra los ojos y enfoca su chakra, termina la secuencia de sellos y desaparece pero, algo sale mal.
Si este chico se hubiera cuestionado acerca de las dimensiones y realidades hubiera sabido, y no se arriesgaría porque es una mala jugada. Antes de tele-transportarse, miró un nuevo mundo, nada parecido a lo que él había visto antes, pensado que era un efecto de sus ojos cometió un error que puede costarle su ambición y sueño. Se habría detenido y hubiera comenzado de nuevo, pero eso ya no importa. Tal vez en otra realidad, dimensión o como sea, él se detuvo y no lo hizo, tal vez lo atraparon y ahora está muerto… o peor: controlado.
Ahora viaja hacia una dimensión donde los sucesos a principios del descubrimiento del chakra fueron diferentes a como pasó en su propia dimensión y realidad. Como resultado: él no existe. Esto es una ventaja ya que no hay nada que impida poder adaptarse a esta nueva dimensión, solo queda un pasado terrible, un presente confuso y futuro incierto.
El grupo que perseguía a este chico quedó cegado un momento debido a la técnica, nadie supo que pasó pero cuando abrieron sus ojos, su presa ya no estaba por ninguna parte, solo el recuerdo y la promesa de regresar de ese joven quedó en aquel lugar.
Tambaleándose el chico rubio terminó en el techo de un gran edificio, el sol estaba en lo alto del cielo calentando su rostro, atrás quedaron las lluvias de tormenta y los vientos huracanados, ahora estaba a salvo. O eso pensó hasta que sintió muchos chakras en constante lucha, al observar su entorno pudo apreciar los diferentes ninja que saltaban luchando, cuerpo a cuerpo o taijutsu, con ninjutsu y kenjutsu, era algo irreal. Unas cuantas lágrimas se formaron en sus ojos pero solo una rodó por su mejilla.
Se paró en el borde del techo y una vez dispuesto a saltar una voz burlona y maliciosa captó su atención, ese hombre estaba hablándole a él.
— Oye chico, sí tú el de la cara de estúpido, si no quieres morir no debes estar a la vista de todo el mundo, ese error te costará caro.
El chico solo volteó ligeramente la cabeza para poder ver por encima de su hombro derecho, al mirar detenidamente al hombre resopló con fastidio y se volteó completamente al ninja que en su cabeza llevaba una placa de metal con una nota musical grabada en ella. Al sentir el chakra del hombre el chico sonrió y estaba listo para darse la vuelta e irse cuando se agachó para esquivar una patada giratoria, rápidamente saltó hacia su costado izquierdo para quedar de frente a su atacante.
—Tienes buenos movimientos chico, pero aun así morirás por mis manos, si te rindes te mataré rápido y sin do…
El ninja fue cortado por un puñetazo a su estómago, luego el joven rubio tomó su garganta con la mano que le quedaba libre para levantarlo y azotarlo al suelo. Después, sin soltar el cuello del sujeto lo levantó todo lo que su corta estatura le permitía, le dio un poco de impulso hacia arriba y con una patada con su pierna derecha mandó a volar al ninja, cayó desde el edificio y quedó inconsciente en plena calle.
—Tú nunca me ganarías, tengo un sueño que cumplir y ni tú ni nadie me asesinará o desviará de ese sueño.
Al instante frunce el ceño y mira hacia un costado, hacia allá se ve una construcción grande, un tipo de estadio tal vez, lo que es preocupante es un chakra siniestro y malvado. Vuelve a voltear pero ahora a 15 ° a la derecha del estadio, siente un chakra repugnante que se incrementa a cada instante, sin dudarlo hace un clon y lo manda directamente a ese chakra. El original salta y se dirige al primer chakra detectado, necesita saber de quién o que se trata.
Salta a un edificio de tres pisos y de repente una luz roja e intenso calor lo hacen detenerse, una bola gigante de fuego se dirige hacia él. Simplemente forma tres sellos con las manos y golpea el suelo, al instante las llamas chocan con una barrera invisible que las detienen y absorben. Después de unos segundos las llamas se extinguen y al otro extremo del techo hay tres ninjas, al igual que el anterior, llevaban bandas con una nota musical en su cabeza. Con una mueca de molestia el rubio desaparece de la vista, vuelve a aparecer en el mismo lugar solo que esta vez está de espaldas con la mano derecha en el mango de una espada que trae colgada en la cintura. Con un Clack, el joven rubio vuelve a ponerse en marcha, dejando atrás a tres ninjas muertos con múltiples cortes por todo el cuerpo.
En el camino solo se dedica a saltar, correr y evadir ataques enemigos, solo tiene un objetivo y es llegar a ese estadio. Finalmente llega a una especie de cúpula o barrera color morado, muchos individuos con capuchas están viendo lo que está pasando dentro, hay cuatro personas: un hombre mayor con un traje color negro y una vara super grande en su brazo derecho; y otros tres hombres al otro extremo, dos con trajes parecidos a los de samuráis uno de color azul y el otro de color rojo, por último un hombre con cara pálida y ojos amarillos. Era él. Al instante el ceño del rubio se frunció y analizó al sujeto, piel pálida, cabello largo y negro, unos ojos amarillos rasgados llenos de malicia y sed de poder. Un sonido parecido al de una campana resonó en la mente del chico y su cara adoptó una expresión de enojo, era parecido a ese sujeto y por nada le dejaría escapar, tenía que morir y él sería el verdugo.
Respiró profundamente un par de veces para controlar su ira y mantener la calma. Luego con toda tranquilidad comenzó a caminar hacia la cúpula, las personas que estaban fuera rápidamente lo detectaron y voltearon en guardia, cuando lo vieron se relajaron un poco. Pero no estaban listos para lo siguiente, el chico mientras avanzaba retiraba la espada de su funda, cuando estuvo frente a la barrera la levantó pero antes que diera un golpe un encapuchado lo interrumpió.
—Ey chico, ¿Qué crees que haces? Si lo tocas estás muerto, mira lo que le pasó a nuestro compañero—dijo señalando un cuerpo tirado a unos metros a la izquierda claramente chamuscado.
El rubio desvió su vista al cuerpo y luego a los hombres detrás de él, por un segundo los encapuchados contuvieron el aliento y se vieron entre ellos y luego chico que ya les había dado la espalda y con su espada que para estos momentos había adquirido un brillo azul cielo dio un corte vertical haciendo una rasgadura en la barrera, entró y se cerró detrás de él.
Volteó hacia su izquierda y derecha, pudo ver a un sujeto sumamente grande con un poco de sobrepeso y a una chica pelirroja, había otros dos sujetos a cada esquina de la barrera. Una ves más y pudo entrar completamente en la barrera, rápidamente fue el centro de atención.
El más anciano estaba jadeando y un poco herido, a juzgar por su estado, la edad es su mayor enemigo en este momento. Los otros tres solo lo miraron fijamente hasta que el hombre serpiente lo miró con enojo para luego sacar su larga lengua y pasarla por todo el contorno de su boca.
—Interesante, has logrado pasar la barrera de mis subordinados—dijo con una voz llena de burla y codicia—. Dime ¿cómo lo hiciste?... o mejor te pongo a prueba y tal vez me sirvas en mis experimentos.
El chico se limitó a mirarlo sin ninguna emoción en su rostro, ha aprendido a controlar al expresar sus emociones en combate. Lo miró directamente a los ojos y el hombre frente a él dejó de sonreír confiadamente y rápidamente su actitud cambió, se puso serio y apretó los dientes.
— ¿Cómo los conseguiste?—no fue más que un susurro pero el silencio era tal que se podía oír claramente—. ¡Dímelo!
No podía pensar en una forma que este… niño pudiera obtenerlos antes que él. Lo miró detenidamente y analizó su forma. Cabello rubio alborotado que le llegaba a los ojos y le cubría las orejas, piel bronceada y tres marcas en cada mejilla, una playera color naranja y una chaqueta negra con unas líneas negras a los costados de las mangas, desde los hombros hacia abajo. Pantalón negro y un calzado peculiar, negros con blanco y una palomita en ellos. Pero los más interesante es la espada en su costado, se sentía el poder emanar de ella, quería tenerla y descubrir sus secretos, aunque eso no lo perturbó, lo que lo hizo fueron sus ojos. Ahí estaban los ojos que tanto anhela y desea, rojos con tres tomoes en ellos. Sharingan.
De alguna forma no los notó en un principio pero ahora tenían su total atención, debía poseerlos. Al contrario de los ojos de Sasuke, estos estaban completamente desarrollados y en perfecto estado para un transplante o para usar su jutsu para apoderarse de ese cuerpo, pero primero debía ponerle una prueba a ese cuerpo.
—Has captado mi atención niño, tendrás el honor de luchar contra uno de los fundadores de esta aldea, el primer Hokage.
Al terminar de decirlo, el primer Hokage rápidamente corrió contra el niño que solamente lo esperó pacientemente. Al entrar en su rango de ataque, el chico se agachó para esquivar una patada que iba hacia su cara, dio una patada giratoria rozando el suelo para tumbar a su oponente y con gran agilidad con su mano izquierda se apoyó para levantarse y golpear en el pecho al primer Hokage mandarlo a volar hacia atrás. Todo eso pasó en unos instantes y todos los presentes estaban muy sorprendidos como para reaccionar rápidamente.
—Magnífico—felicitó el sujeto de piel pálida—Alguien que puede repeler al primer Hokage y hacerlo parecer sencillo debe ser muy fuerte. Yo soy Orochimaru y puedo darte aun más poder del que jamás te imaginarías, únete a mí y todo estará a tu alcance… incluso la inmortalidad.
El rubio solamente levantó una ceja y comenzó a reír incontrolablemente, tuvo que tomarse del estomago que ya comenzaba a doler. Después de pararse correctamente y secarse unas lagrimitas de sus ojos a causa de la risa, se puso serio y sonrió confiadamente.
—Mi nombre es Uzumaki Naruto y siendo sincero jamás me uniría a un travesti con poco valor que se refugia detrás de esos muertos—dijo señalando al primer y segundo Hokage.
Mientras tanto, el clon había llegado a una parte muy alejada del poblado en el que apareció minutos antes. Miró a un chico pelirrojo con una calabaza gigante en su espalda, su brazo derecho y su cara estaban rodeados de arena, dándole la forma de una garra. En la siguiente rama estaba un chico pelinegro lanzándose con una técnica sumamente mortal: parecía un rayo contenido en su mano.
El pelirrojo se lanzó unos instantes después y chocaron, el rayó partió la arena pero ese fue todo el daño que causó. No hubo mayor daño y a juzgar por como lucía el pelinegro: ya no le quedaba chakra.
El pelirrojo volvió a formar su brazo de arena y se lanzó al chico apoyado en sus rodillas. Ese fue el momento en el que Naruto intervino, con una patada mandó a volar al chico hacia el suelo.
El pelirrojo volvió a saltar a la rama de un árbol, analizó a Naruto preguntándose quién era este personaje.
—¿Quién me interrumpe cuando estoy a punto de asesinar?
Naruto levantó una ceja ante la peculiar pregunta, pero aun así respondería.
—Soy Uzumaki Naruto ¿Y quién eres tú?
—Sabaku no Gaara. Espero estés listo Uzumaki, ¡voy a matarte!
