Disclaimer: Los personajes le pertenecen a Suzanne Collins y yo debería ir presa por jugar con ellos a mi antojo!

Esta historia esta íntegramente dedicada a la luz de mi vida, la persona mas importante del mundo, el amor de mi vida, mi pipi... Sweet. Dreams. 86


Capitulo 1

Sus manos suaves y pequeñas recorrían mi cuerpo, mi piel, mis labios. Me acariciaban con tanta devoción como si fuese una muñeca, su muñeca de porcelana. Su largo y negro pelo se mece al compás de la brisa húmeda y templada de la tarde y los pocos rayos de sol que se cuelan entre las frondosas cortinas color morado, le proporcionan un brillo irreal. Parece como si miles de cristales adornaran su sedoso cabello. En el aire percibo su aroma, su aroma embriagador, tan dulce y empalagoso. Huele a jazmines, a madera, a pasión, a mujer.

Sus labios rojos, carnosos, perfectamente delineados se encuentran con los míos; mientras mis grises ojos se reflejan en sus ojos castaños. Pierdo la conciencia en la inmensidad de su pecaminosa mirada. Lo único que atino a hacer es presionar más mi boca con la suya para poder sentirla más dentro mío, desesperadamente la necesito dentro mío. Se separa de mí dejándome una sensación de vacío y frío pero algo comienza a quemar mi piel. Es su lengua, tan ardiente la que me prende fuego con cada centímetro que recorre. Quema, quema mi cuello, mis hombros, mi clavícula, el contorno de mi cara, todo arde y yo solo puedo cerrar los ojos para rendirme, para perderme en el ardor que solo ella sabe darme. Los jadeos dejan de ser en mi mente para escapar sin pudor por mi boca.

Su lengua reclama la mía, ahogando mis gemidos contra sus labios. Se encuentran, se enrollan, se embeben de humedad y de calor; primero en mi boca y luego en la de ella. Puedo sentir como la humedad se hace presente entre mis muslos, como algo empieza a latir sutilmente allí debajo.

Me acaricia, erizando mi piel. Sus manos bajan a mis pechos, los presiona con suavidad y yo dejo escapar un gemido que le hace entender lo mucho que me gusta que haga eso. Aprieta con más fuerza y gimo más fuerte. Sus labios dibujan una sonrisa pícara. Le gusta verme estremecer ante sus toques. No duda en juguetear con los botones de mi camisa que con firmeza fue desabrochando uno por uno. Solo podía mirarla con esplendor, sucumbiendo ante la excitación que me genera verla desnudarme poco a poco. Con un movimiento brusco y rápido se deshizo de la prenda que cubría mis pechos desnudos. Se relamió los labios cuando descubrió que no llevaba sujetador, peor aún, su boca me regalo una sonrisa perversa; esa que me contaba cual sería su siguiente paso.

Recorrió con sus dedos mis pezones duros para ponerlos aun más rígidos y erguidos. Solo atiné a arquear mi espalda entregándome completamente a sus juegos llenos de lujuria. Su boca se abalanzó con apremiante desesperación sobre mis pechos, mojando con su caliente lengua las protuberancias que tenía delante de ella. Los latidos en mi intimidad eran cada vez más punzantes y la humedad era sumamente viscosa. Me da un poco de vergüenza que note mi alto grado de excitación pero a Johanna no le importaba eso, por algo era mi maestra.

Yo gemía con voz ronca, mientras ella succionaba con fuerza y mordía con delicadeza las rosadas aureolas de mi pecho; gemía fuerte mientras mis manos buscaban donde descargar tanto placer. Encontré el consuelo que buscaba en su pelo. Tiraba de él con cada mordida que Johanna me daba y creo que ella le gustaba que lo hiciera porque mordía con más constancia y con más agresividad, aquella que me mojaba aun más.

Mi mente giraba en espiral, un espiral de éxtasis, de tanto placer que nunca creí poder sentirme así. Sentir que con cada gemido se me iba la vida, pero estaba equivocada si pensaba que ese sería el máximo placer que podía sentir. Johanna dejo mis pechos para volver a unir su lengua de fuego con la mía, tirando de ella con fuerza, como si la reclamase con suya. La humedad de mi intimidad era tanta que sentía mis bragas totalmente mojadas, tan mojadas que percibía la viscosidad en mis pantalones y el aroma dulce que despedía mi cuerpo ante las embestidas de esa hermosa morena.

Mi maestra acercó su boca a mi oído, regalándome el momento en el que definitivamente perdía la poca conciencia que me quedaba.

—Katniss siéntate en el borde la cama y abre las piernas—Me dijo con su voz firme y melodiosa.

La obedecí automáticamente sentándome de un salto. Y al separar mis muslos comprobé como de mi lugar más íntimo bajaban oleadas del fluido caliente y denso que mis piernas se encargaban de contener.

Johanna bajo con lentitud, torturándome con cada segundo que se tomaba para llegar ante aquella cavidad pulsante y anegada de mis instintos más bajos. Se acercó y desprendió el botón de mi pantalón; bajo el cierre y de un tirón me desproporciono de ellos.

Ante mí se arrodillaba la más hermosa de las mujer del burdel, ella que era la más experimentada, la más adecuada para enseñarme todo aquello que debía aprender con la mayor rapidez posible. Me detuve ante cada movimiento, tratando de no perder detalles de esa exquisita experiencia que estaba teniendo. Dejé que mi instinto rompiera en erupción bajando mis manos hasta mis bragas, desvelando lo que se encontraba debajo. Tome con una de mis manos la ropa interior y la tire hacia un costado, dejando que ella viera la plenitud de mi sexo; mi vibrante y brillante sexo. Los dedos de mi otra mano pasearon por él demostrándole cuán mojada me encontraba mientras ella me miraba con aquellas ojos oscuros; más oscuros aun por la excitación que también estaba viviendo. Con mi dedo índice tome un pequeña muestra de mi flujo y lo esparcí en sus labios. Se relamió encantada, saboreándome, succionó mi dedo y gemí tan fuerte que creí aturdirla. Ella se reía, disfrutaba tanto verme así, sucumbir ante los brazos de la lujuria, ante las manos del placer, ante los pecados de la carne.

Tomo con violencia y determinación mis rodillas obligándome a separa aun mas mis piernas, entregándome mucho más a ella. Su aliento templado rozo mi interior, regalándome una nueva sensación que me retorció de placer. Temblando a la espera de sus lamidas percibí como hundió su lengua en mí.

Me convulsioné de placer ante cada lengüetada constante y firme, ante cada roce de su lengua en mi clítoris, ante cada suave golpe que daba su nariz contra las paredes de mi sexo. Me miraba desafiante, como si buscara mi reacción ante cada paso que daba. Pero ¿cómo podía reaccionar ante la magnitud de la experiencia que esta mujer podía darme? ¿Que más debía hacer? No sabía qué hacer ni cómo reaccionar solo quería que me poseyera más y más, que jugara conmigo como si fuese una cosa, no me importaba ser su muñeca si el pago era sentirla con cada corpúsculo de mi piel.

Presione mis ojos con fuerza, cerrándolos ante las fricciones de sus labios en mi vagina. Un rozagante rubor invadió mi rostro. Un deseo, una idea, una imagen atestaba mi mente; era yo…era yo viniéndome…dentro de la boca de Johanna. Pero el decoro me cerraba la garganta y no dejaba que mis palabras se escapasen. Increíblemente una voz en mi cabeza decía que dejara atrás mi vergüenza, me relajara y disfrutara la experiencia que estaba teniendo. Quería fuertemente dejar de ser tan inocente, dejar un poco atrás a la Katniss que era y encontrar mi esencia; esa esencia femenina que creía no tener…hasta ahora. El nudo en mi garganta se desenredo, me solté y se lo pedí, se lo supliqué.

—Johanna…quiero acabar… ¡correrme ya!

No se mostró para nada sorprendida, todo lo contrario, sabía que se lo pediría tarde o temprano. Ella intuía mi perversidad, mis ganas de recorrer ese infierno de pasión que solo el sexo podía regalar. Aunque mi invitación a aquel lugar fue un poco extraña había decidido que llevaría mi nuevo trabajo de la mejor forma posible. Y definitivamente que Johanna Mason me robara la virginidad y que me regalase un orgasmo, era la mejor manera de comenzar a curtirme en este nuevo mundo.

No aguante la presión que de sus labios en mi intimidad, no aguante los movimientos penetrantes de su lengua, no aguante los mordiscos suaves y precisos de sus dientes en mi clítoris. No aguante…No aguante…y me corrí…Me corrí en la boca de mi maestra.

Solté un grito tan espectacular y sonoro que seguro fue escuchado por el resto de los habitantes del burdel. Y poco me interesó, solo quería descargar las emanaciones de mis íntimos fluidos en la cavidad de Johanna. Mi néctar estalló en sus labios, saliendo con velocidad y presión del centro de mi ser.

Reteniendo las ultimas vibraciones que el orgasmo me dejó sentí la boca de Johana presionar la mía, buscando que compartiera con ella el sabor de mi orgasmo, mi sabor dulce y sutil, ese sabor perfectamente femenino e intimo.

—Descerebrada dejaste de ser virgen…bueno técnicamente aun lo sigues siendo; pero por lo menos ya hemos roto la barrera del sexo oral. Y déjame decir que tienes potencial Katniss, mucho potencial. Nos costara un par de clases más, y luego ya estarás lista para salir al ruedo —Me dijo mientras me acercaba la camisa que minutos antes había usurpado con urgencia.

—…gracias…- Le contesté dudosa y con una carga de culpa— Johanna, no sé muy bien qué hacer, no sé si soy buena para esto- Le confesé vacilante y con temor.

—Despreocúpate Katniss ya verás como en unos días más aprenderás todo lo debes saber y más. ¡No te preocupes que pasare un buen informe de ti nena! Ya no te preocupes ¿si?

—Está bien, creo que solo debo relajarme y aprender lo antes posible. Necesito mantener a mi familia y no puedo vivir eternamente de las buenas intenciones de Annie- Suspiré desaguando mis pesares con mi "profesora"

—¡JAJAJAJAJAJA! Claro el dinero ¡¿si no por qué más estaríamos aquí, verdad?! Bueno prepárate descerebrada. Te quedan clases más intensivas y luego la prueba final. ¡Ya verás como si "aprobaras"!

— ¿La prueba final?—Le espeté confundida, no me habían dicho nada de una prueba final. Yo solo había entrado a este maldito lugar para mantener a mi hermana y mi madre. Nadie me había dicho que tendría una prueba final.

—Sí, nenita, la prueba final. Snow debe saber que sabes y que no hacer. Y será mejor que estudies y practiques porque es muy exigente— Mi mirada parece indicarle confusión por sigue con su explicación- Este es el burdel más famoso y prestigioso de la cuidad, así que esfuérzate y ya verás cómo te llenaras de dinero en un parpadeo. Además tienes porque luchar.

—Johanna ese de la prueba final ¿cómo es?

—Mmm bueno solo debes hacerle una demostración de tus "facultades" a Snow y ya. ¡Pan comido!

—Espera, espera, espera ¡¿Me estas queriendo decir que tendré que mantener relaciones frente de Snow para que me evalué?!— Le solté a Johanna con cara de asco, sorpresa e indignación.

-¡JAJAJAJAJA! ¡Claro que no nenita!…— Respire aliviada. Se acerca a mí, me mira fijo a los ojos y aclara—Tú tendrás que follarte a Snow si quieres trabajar aquí. Eso era por demás denigrante para mí.


Bueno espero que les haya gustado el primer capitulo y muchísimas gracias por leer!

Desde ya voy a aclarar algo: todo tiene su tiempo, su espacio y su razón de ser en mi fic. Los personajes no aparecen todos de golpe y cada cual tiene su momento y su lugar. Por favor traten de ser abiertas por que es un fic donde hay mucho sexo, hay amor pero también un alto grado de erotismo y eso les molesta...mejor abstenerse.

ME ENCANTARÍA LEER SUS REVIEW Y SE LAS AGRADECERIA MUCHO...MI MARIDO PEETA TAMBIÉN SE LOS AGRADECERÍA! NOS LEEMOS LA PRÓXIMA AMORES!