Notas preliminares: Tengo dos fics estancados y aquí vengo yo con otro, peeero este está basado en una película, así que el material base ahí ta'. La película es de Bollywood, se llama "Hum saath saath hain" que significa algo así como "permanecemos unidos", la pueden encontrar en Netflix subtitulada al español. No seré 100% fiel a la película.

Advertencias: Este fic contiene parejas tipo chicoXchico, si por alguna razón es molesto, favor de no leer. Además es un universo alterno y puede que un poco mucho OOC.

Disclaimer: Los personajes de Harry Potter no son míos, tampoco la película en la que me inspiré para escribir éste fic.

Parejas: (DracoXHarry) (RonXPansy) (TheoXNeville) (SiriusXSeverus) (BlaiseXHermione)


Estaremos Juntos

Capítulo 1: El extranjero viene a casa

"Estaba recostado en uno de los tantos sofás de su casa, tenía los ojos cerrados, negándose a despertar del todo, estaba demasiado cómodo como para siquiera intentar abrir un ojo. El sopor le impidió darse cuenta del momento en el que el otro chico se acercó a él por detrás, sin embargo, cuando éste le habló siguió negándose a abrir los ojos.

—Despierta —le dijo, con esa voz que tanto le gustaba— ya es tarde.

Draco no abrió los ojos, de hecho, fingió no escuchar lo que el otro le decía, se limitó a acomodarse mejor y suspirar, eso no molestó al que intentaba despertarlo, quien se acercó más al falso durmiente y sacudió levemente su hombro, mientras volvía a hablarle, ésta vez al oído.

—Buenos días —le dijo, pero Draco no quería rendirse, no obstante, no pudo reprimir una sonrisa ante la cercanía de ese chico de hermosos ojos verdes al que tanto amaba.

Pero la paciencia del otro se había agotado, tomó un libro de la mesa y, no sin antes mandarle un beso en el aire, lo estrelló contra la aristocrática espalda del rubio Malfoy al tiempo que le decía

—¡Arriba!"

Y Draco se levantó de un salto, miró a todos lados buscando a su amado antes de darse cuenta de que se encontraba en su habitación.

—Otro sueño —murmuró, pasándose la mano por el rostro, intentando volver a sentir el cálido aliento en su oreja.

—¿Señor? —le habló uno de sus criados— son las nueve de la mañana señor. Su familia se encuentra en el desayuno. Usted va…

—Tarde otra vez. Enseguida iré.

Sus padres detestaban la impuntualidad, pero Draco era el hijo menor y solían tolerar sus retrasos mañaneros, él era el "pequeño dormilón" de la familia. A sus 20 años seguía siendo el consentido, después de todo, sus hermanos mayores lo consentían mucho también.

Bajó en cuanto estuvo listo, todos estaban ya en el postre cuando se sentó en su lugar. Miró nerviosamente a su madre mientras su hermano mayor le dedicaba una sonrisa reprobadora. Finalmente se armó de valor y les saludó.

—Buenos días padre y madre —les dijo con su mejor sonrisa— ¡feliz aniversario!

—Has venido tarde al desayuno otra vez jovencito —le reprochó su madre inmediatamente— y justamente en nuestro 25 aniversario.

—Él se quedó hasta tarde ayer ayudando con los arreglos de la fiesta —le defendió Blaise, como hacía siempre.

—Él es un malcriado porque lo consientes demasiado Blaise —le reprochó Narcisa Malfoy, aunque su sonrisa hizo que perdiera seriedad.

Blaise le sonrío de vuelta, pero Lucius no estaba conforme, estaba a punto de comenzar SU regaño cuando entraron en el salón su cuñada y su esposo.

—Hermana —saludó alegremente Narcisa.

—Feliz aniversario querida —le felicitó su hermana, Bellatrix— cuñado.

—Feliz aniversario —secundó su esposo.

—Muchas gracias —respondieron los Malfoy.

Los chicos se acercaron a saludar a sus tíos y se retiraron (Draco con su desayuno en una bandeja) a continuar con los preparativos para la fiesta de aniversario de sus padres. Mientras, estos pasaron al salón para charlar con los recién llegados.

—¿Cómo es que sólo están ustedes? —preguntó Remus Lupin, esposo de Bellatrix.

—¿Y los otros chicos? —añadió Bella— incluso esperaba ver a Sirius por aquí.

—Pansy debe estar por llegar en cualquier momento —respondió Narcisa, y sus palabras fueron confirmadas cuando tres pequeñas manchas se lanzaron sobre ella.

—¡Abuela! —gritaron las manchas.

—¡Mamá! —saludó cariñosamente Pansy, que llegó corriendo detrás de los tres niños.

—¡Pansy, querida!

Hubo una confusión de saludos pues al escuchar la voz de su hermana los otros dos chicos Malfoy entraron al salón y los abrazaron, llegó además el esposo de ésta, Ron Weasley. Cuando terminó el alboroto pudieron seguir charlando, los mayores por un lado y los jóvenes por el otro, siendo interrumpidos de vez en cuando por los gritos de los niños.

—Entonces tu hermano no vendrá, ¿no está para dejarse ver? —pregunto Blaise a Ronald.

—Bueno, ya sabes cómo es Percy, apenas y tiene tiempo para sí mismo, por lo menos ha enviado a sus hijos.

—Aunque en realidad lo difícil hubiera sido que no vinieran, a Freddie y Georgie les encanta jugar con mi pequeña Rose —añadió Pansy.

—Siempre están pegados a nosotros, incluso llaman abuelos a tus padres —terminó Ron.

—Hola chicos, —saludó un hombre rondando los 30 años que venía entrando.

—Sirius, ¿no dijiste que ibas a ir a recoger a Theo? —le preguntó Pansy.

—Acaba de hablar, pidió que enviara el auto solamente, su vuelo sufrió un retraso. Voy a saludar a los viejos.

—Seguramente dijo algo como no preocupar a nadie —comentó Draco —Theo es tan buena gente que es muy fácil aprovecharse de él.

—Algo que pones en práctica muy seguido —regañó Pansy.

—Querida hermana, tú lo hacías antes de casarte —le respondió este.

Hubiera comenzado una pelea, pero en ese momento entró otro visitante, por el que los dos hermanos menores, Pansy y Draco, tenían un interés particular.

—Señora Longbottom, —saludó Draco inmediatamente— dígame, ¿no viene Neville con usted?

—No querido, está trabajando —respondió ella— vendrá con su jefa más tarde, ahora llévame con tus padres.

—La tía Andrómeda es muy estricta —comentó Blaise tranquilamente.

—A mamá no le hará gracia si viene muy tarde —dijo Pansy— ¿te toca revisión del brazo?

—Sí, se supone que sí, además dijo que le dejaría mi caso a Neville en cuanto pueda llamarse un doctor independiente.

—Eso es genial —comentó Ron— tener por doctor a un amigo de la infancia en lugar de tu tía.

—Créeme, Neville es muy estricto cuando se trata de su profesión, que no te engañe su tranquilidad.

—Siempre puedes hacer que te revise enfrente de Theo —comentó distraídamente Ronald.

—¿Ahora vas a unirte a las burlas? —reprochó Blaise mientras Pansy se reía— dejen en paz al pobre chico.

—¡Vamos hermano! —interrumpió Draco, que regresaba de su compromiso con la señora Longbottom, acompañado de Sirius— como si Theo estuviera menos enamorado que él.

—Y dime Draco, ¿vendrán los Potter? —preguntó Ronald maliciosamente.

El aludido se hizo el tonto y no respondió, los otros no notaron nada pues en ese momento entró Severus Snape, el asistente de su padre, detrás de él venían los esperados médicos.

—Hola chicos —saludaron alegremente.

—Voy a felicitar a tus padres, en un momento te revisamos Blaise, no vayas a escapar —sentenció Neville.

—Yo me aseguro de que no esca… —comenzó a decir Sirius, pero se detuvo en seco cuando vio a Snape, provocando las risas de los jóvenes. No era un secreto lo mucho que le gustaba, el único que parecía ajeno a todo eso era el propio Snape.

—Me adelanto —dijo éste, ignorando a los demás— buenos días Black.

—Buenos días Black —corearon Draco y el matrimonio Weasley cuando Snape hubo desaparecido, seguido por los médicos.

—Blaise, controla a tus hermanos —se quejó Sirius.

—Entonces trata de no ponerte en evidencia, tonto —le regañó éste. —Será mejor que nos reunamos con los mayores.

Se levantaron del suelo, que era donde habían estado sentados y estaban a punto de retirarse cuando un grito los detuvo.

—¡Hola! ―era un chico de estatura mediana, delgado, cabello negro y brillantes ojos verdes ocultos detrás de unas gafas redondas.

—¡Harry!

Harry Potter corrió a saludar a sus amigos de la infancia, a quienes les dio un abrazo, exceptuando a Draco, que se había quedado inmóvil al verlo.

—¿Y tus padres? —preguntó Ron.

—Entraron por otro lado, yo vine a buscarlos, han traído dulces.

Entre risas, salieron a saludar a los Potter mayores y probar sus deliciosos dulces, dejando solos a Harry y Draco.

—Hola —le saludó Harry extendiendo la mano.

—Hola —respondió el rubio tomando su mano, mucho más tiempo del necesario.

—¿Me vas a soltar? ―preguntó Harry en cuanto se dio cuenta de que estaban completamente solos.

—¿Debería?

—No seas payaso Malfoy.

—Te soltaré si me dices que me amas.

Harry se rió, con esa risa tan pura que Draco siempre había adorado. Harry se acercó a él lentamente con una sonrisa juguetona, estaban tan cerca que Draco podía sentir su respiración, él en cambio, la contuvo.

Dracodijo Harry con suavidad, provocando un escalofrío en la espalda del rubio, que inmediatamente lo soltó, riendo nerviosamente, aunque pudo camuflar su nerviosismo bastante bien.

―Es una broma ―dijo, tratando de excusarse.

―Lo sé, tonto ―respondió el otro, y con una sonrisa pícara se marchó, dejándolo sólo con sus pensamientos.

―El extranjero viene a casa ―le dijo al silencio, suspirando.― ¿algún día podré decirle lo que siento?

En el salón, todos estaban degustando los dulces que los Potter habían traído desde Inglaterra. Pansy charlaba alegremente con Neville que era poco menos de un año menor que ella. La madre de Neville había sido una de las mejores amigas de Narcisa Malfoy, hasta el trágico accidente diez años atrás que había dejado a Neville bajo el cuidado de su abuela paterna, sin embargo, Augusta Longbottom no permitió que eso significara la ruptura de la amistad de las familias, por lo que visitó a la familia Malfoy tanto como había podido. Pansy y Neville que hasta entonces habían sido muy buenos amigos, se volvieron inseparables; se habían dejado de ver frecuentemente debido a la decisión del chico de volverse médico, seguido unos años después del matrimonio de Pansy cuando ella tenía 21 años, que se había mudado a unas horas de distancia con su esposo, Ronald Weasley y sólo visitaba a su familia una vez al año, normalmente llegaban a mediados de Noviembre y se iban después de año nuevo, tiempo que los amigos aprovechaban para verse y charlar como cuando aún eran niños.

No era ningún secreto que eventualmente el segundo hermano, Theodore (que era 5 años mayor que él y 2 años mayor que Pansy) y Neville se habían enamorado en algún punto de la adolescencia. Sin embargo Neville era demasiado tímido y Theodore, además de ser muy reservado, siempre ponía los estudios de ambos por delante, por lo que decepcionó a todos cuando no se declaró al término de su carrera, y ahora todos temían que tampoco lo hiciera ese año, al concluir la maestría, si no que esperara hasta ver a Neville como un médico tal cual, y para eso faltaban por lo menos otros cinco años, ya que Neville quería especializarse.

Sus ojos abandonaron a ese par y se enfocó en los niños, los mayores, unos adorables gemelos de 5 años, eran los hijos del hermano mayor de Ron, Percy, y la pequeña Rose de 2 años era su propia sobrina, la hija de Pansy. Esos tres eran inseparables. Sonrió y volteó a ver a sus padres, Su padre charlaba serenamente con el señor Potter, el señor Lúpin y Severus; mientras que su madre tomaba el té con la señora Potter, la señora Longbottom y sus hermanas. Desvió la mirada, los viejos siempre lo aburrían. Se fijó en su hermano mayor, Blaise, que charlaba con su mejor amigo de toda la vida, Sirius Black. Sonrió, pero su sonrisa disminuyó cuando vio que Sirius tenía que ayudarle a quitarse la chaqueta.

Blaise tenía 27 años y era fruto del anterior matrimonio de su padre, la madre de Blaise los había abandonado poco después de nacer éste y había desaparecido. Un año después Lucius conocía a Narcissa, que había cuidado del niño como verdadera madre, por lo que sus hijos se querían sin importarles que fueran medios hermanos. Blaise siempre había protegido a sus hermanos, los cuidaba y aconsejaba sabiamente, especialmente a Theo, ya que debido a su carácter reservado era muy propenso a que abusaran de su confianza. Un día, hacía ya 15 años, Theo y Draco habían sufrido un accidente y Blaise los había salvado, sin embargo la hazaña le había costado la movilidad de su brazo izquierdo. Esa herida era el motivo por el cuál jamás había buscado esposa, había dejado que sus padres intentaran concertarle un matrimonio, pero ―tal y cómo él esperaba― todas las chicas se rehusaban al saber su condición. Esas malditas no se lo merecían, pensaba Draco.

Finalmente, sus ojos se detuvieron en la persona que buscaba, su amado. Los Potter eran prácticamente vecinos de los Malfoy en Inglaterra, el país de origen de Lucius y en donde solían pasar las vacaciones todos los años cuando eran apenas unos niños, todos jugaban juntos en aquel entonces, Blaise, Theo, Pansy, Neville, Harry y él. Era en aquel lugar donde Blaise conoció a Sirius, que en aquel entonces era protegido de los Potter y que por casualidad descubrieron que estaban emparentados con el chico, siempre bromeaban diciendo que Blaise se había robado a Sirius, pues los había seguido e instalado cerca de ellos.

Harry era de su edad, tan sólo un par de meses menor que él y desde el primer momento en el que lo vio, cuando ambos no tenían más de cinco años, había quedado deslumbrado por el brillo de sus ojos verdes y su risa. En cuanto tuvo edad suficiente para comprender sus emociones supo que estaba enamorado y desde entonces sus sentimientos jamás disminuyeron ni flaquearon. Nadie sabía de su enamoramiento por Harry, a nadie se lo había confesado, menos a él por temor a ser rechazado, a saber que para Harry era sólo su amigo de la infancia. La única persona que se había dado cuenta era Ron, no estaba seguro de cómo lo había descubierto pero lo sabía, el cabrón lo sabía y lo sobornaba para no abrir la boca.

Sus miradas se encontraron en el momento en el que Harry se llevaba un pastelillo a la boca y lo saboreaba. Draco se quedó sin aliento, mientras que Harry simplemente le sonrió. Comenzó a caminar hasta él cuando de pronto Lucius notó la presencia de Harry a su izquierda y le hizo una seña para unirse a su grupo.

―Las decoraciones que hizo su hijo son exquisitas, James― comentó Lucius, y todos se callaron para escuchar.

―Harry es un buen chico, ―comentó entonces Narcisa― ayuda a su madre con la casa, a su padre en el trabajo y aún tiene tiempo para estudiar y sacar buenas notas en la universidad.

―En cambio mi hijo Draco, sigue levantándose a las nueve…

Draco hizo un puchero mientras que Harry le sacaba la lengua.

―Eso no es justo señor Malfoy ―defendió Neville riendo― Draco ayuda a Blaise en la oficina después de clases.

―¿Ayudar? Él sólo le carga el portafolio. ―dijo Pansy, provocando una nueva oleada de risas.

―¿Y eso qué? ―se quejó él― así es como Theo comenzó, cargando el portafolio de Blaise, ¿no es así Blaise?

―Theo aún carga el portafolio de Blaise ―se escuchó una voz al fondo de la sala.

Todos los presentes buscaron el origen de la voz y encontraron a Theodore, recién llegado de América, enfundado en su ropa de viaje y las maletas detrás de él. Por fin toda la familia estaba junta.


Si hay alguien que sigue mis otras historias y ahora quiere asesinarme, pues tiene razón…

Tengo un poco del bloqueo que planeo liberar con éste fic, los capítulos de mis otros fics ya están en proceso de revisión. No se preocupen, el siguiente capítulo de éste también.