Prólogo: ¿Si pudieras viajar al pasado, qué parte de la historia cambiarías? El amor es una cuestión de oportunidad, de nada sirve encontrar a la persona idónea demasiado pronto o demasiado tarde.
Disclaimer: InuYasha, un cuento feudal de hadas es propiedad exclusiva de su creadora Rumiko Takahashi. No obtengo ningún beneficio económico con esta historia, sólo me divierto.
Astrafobia.
Un relámpago iluminó el cielo.
Eran las once de la noche, y estaba intentando ver la televisión para no pensar en lo que sucedía en la calle. El hombre del tiempo había dicho que la tormenta pasaría de largo, pero le costaba creerlo a juzgar por el rugido de los truenos que estaba oyendo, a pesar del volumen tan alto del televisor.
Desgraciadamente, el siseo constante del viento sobre el techo no aminoraba jamás, hasta convertirse en un espantoso ruido de fondo. Sus ojos volvieron a la televisión. Observó, atentamente, la demostración de un nuevo cuchillo para cortar limones sin salpicarte el rostro de jugo. Vio los asombrosos calcetines que nunca se perdían durante la colada y que siempre permanecían emparejados.
¡Aaah, eso estaba mejor! Kagome se arrellanó en el sofá, apoyó los pies en el borde de la mesa y se obligó a sí misma a concentrarse en los anuncios publicitarios. Pensó que, si subía más el volumen del televisor, ya no oiría la tormenta, y que, de todos modos, no tardaría en alejarse.
Bebió de un trago su tercera taza de café. La manecilla del reloj parecía audicionar para conseguir un papel en Baywatch, con su carrera a cámara lenta alrededor de la esfera, pero por fin llegó la medianoche. Afuera, la tormenta seguía asaltando la ciudad, acompañada por una lluvia sorda que repicaba al compás del pálpito que Kagome sentía en la cabeza.
Nothing I say comes out right, I can't love without a fight. No one ever knows my name. When I pray for sun, it rains...
El timbre del móvil desvió su atención durante un instante. Lo tomó de la mesita e intentó decir algo, pero sólo produjo un gruñido.
"¿Kagome?" dijo la voz de un hombre "¿… me puedes oír?"
La recepción era muy mala, y se oía el chirrido de la estática cada dos o tres frases. Kagome apretó el auricular contra la oreja pero, aunque el volumen estaba al máximo, le resultaba muy difícil escuchar lo que su interlocutor tenía para decir. De mala gana, se acercó a las ventanas confiando en que mejoraría la recepción, pero la estática siguió casi igual.
Se oyó un suspiro al otro lado de la línea. "Pronto habrá pasado la tormenta."
Esta última frase fue apenas un susurro. La voz del hombre era baja, fría y suave, y en cierto modo hizo que Kagome se sintiera mareada. Inmediatamente experimentó una fuerte sensación de déjà vu. ¿Dónde la había oído antes?
"¿Q-quién habla?"
Hubo silencio unos momentos. "Si quieres respuestas," empezó a decir "sigue al conejo blanco."
"¿Qué siga a quién?"
Largos segundos de estática. Había perdido la señal. Cerró el móvil y se lo metió en el bolsillo. ¿A qué se refería con «sigue al conejo blanco»?
Notas del Autor: El ringtone de Kagome es I'm Alive de Becca (Primer ending de Kuroshitsuji). Y el nombre de la historia está basado en la canción Butterflies And Hurricanes, de Muse.
Palabras: 462.
