El Doppelganger: Persecución.


'Nunca mires a un doppelgänger a los ojos'

Disclaimer: Los personajes de Naruto pertenecen a Kishimoto-sama


Prologo

Sasuke Uchiha nunca había creído en los cuentos místicos con los que muchos se distraían, esa era una de las tantas cosas que odiaba. Inútiles y completamente absurdas, eso eran los cuentos y en el mundo ninja no había lugar para ellos.

A pesar de tener tan solo quince años, el pelinegro era uno de los shinobis más fuertes del mundo ninja, había conseguido vengar a su familia al matar a su hermano y por el trayecto había conocido lo peor que el mundo podía ofrecer. Se había sumergido en el lodo, y no había salido sin daños. Su semblante serio y sus sentidos siempre en alerta eran la prueba más visible de lo que había soportado por años, pero las verdaderas heridas de su traición solo él las conocía. Las manchas que realmente ensuciaban su alma y los crímenes que había cometido y nadie más sabía, eran lo que le impedía creer en esas cosas fantásticas.

Pero además de jutsus prohibidos y estrategias de ataque, había aprendido algo mucho más valioso en sus tres años de entrenamiento. Ver mas allá de lo que las personas mostraban.

Y era precisamente por eso, que en ese momento cruzaba su habitación con el ceño fruncido. Sin poder darse a sí mismo una explicación coherente del comportamiento de su compañera de equipo y al mismo tiempo negándose a creer todo lo que de ella se decía. Nadie podía cambiar tan drásticamente en un par de semanas.

Se sacó su camisa con frustración, mientras caminaba a grandes zancadas hacia el baño, sin embargo, un pequeño destello rosa que captó por el rabillo de sus ojos, hizo que se detuviera en seco.

Sasuke-kun. — lo llamó, sin duda, la voz de su compañera. Pero su tono ligeramente más provocador y malvado, no eran el de ella.

Giró sobre sus talones lentamente, queriendo aparentar su habitual calma y sin darle importancia al hecho de que su compañera estaba en su habitación. Cuando finalmente divisó completamente la cama, su pulso se aceleró y sus ojos se entrecerraron.

¿Se habría imaginado todo por estar pensando en ella?

—Encuéntrame Sasuke-kun. – Se giró rápidamente hacia dónde provenía la voz burlona, pero su amiga no le devolvió la mirada, sino su mismo reflejo.

Se acercó hacia el espejo, cambiando sus profundos ojos negros al rojo más intenso. Cualquier jutsu con el que pensaba jugar, él lo descubriría al instante. Sin embargo, solo pudo observar su misma piel pálida, sus ojos amenazadores y su rostro contraído por el enojo.

La risa melodiosa de la pelirosa inundo la habitación y él miro rápidamente sobre su espalda. Nada. Ella no aparecía.

Cuando su vista se clavó nuevamente en su reflejo. Dio un paso hacia atrás y su corazón salto sobre su pecho.

La chica pelirosa lo observaba con una media sonrisa completamente cínica, sus ojos verdes se encontraban entrecerrados y brillando de una manera que nunca lo habían hecho.

— ¿Te asuste, Sasuke-kun?— preguntó, fingiendo los gestos y tono de su compañera de equipo.

— ¿Donde esta Sakura? – pregunto él, olvidando lo estúpido que se sentía por hablar con un reflejo.

—Me tienes frente a ti – respondió con un falso tono dulce.

—Tú no eres ella – dijo, seguro de cada una de sus palabras y dando un paso más cerca de la superficie lisa del espejo.

La chica frente a él sonrió y al mismo tiempo que él, dio un paso hacia enfrente. ¿Sería simplemente, porque después de todo es un reflejo?

—Sí, lo soy – sus ojos bajaron hasta los labios del chico y sin que él pudiera explicarlo, los labios de ella tocaron los suyos propios. Por un instante vio como la superficie lisa del espejo se producían ondas y quiso retroceder; pero la chica hundió sus manos en su cabello negro, impidiéndole separarse de sus labios.

Y él correspondió.

Aunque su instinto le decía que ella no era su Sakura, todas las pruebas indicaban lo contrario. Después de todo, él no creía en lo sobrenatural; él creía en la verdad y el poder, y las pruebas le mostraban que ella era Sakura… ¿O tal vez no?

—Soy, la que no todos conocen. – dijo al separarse y sus labios, ahora rojos, sonrieron de una manera indescifrable para él.

El dolor agudo en su abdomen lo obligó a bajar la vista. Encontrando un kunai insertado en su cuerpo y la mano de ella sosteniendo el arma. La empujó con todas sus fuerzas y llevó una mano a su sangrante herida.

— ¿Dónde está la verdadera? – siseo con enojo, cayendo en una de sus rodillas.

La chica pelirosa rio y dio un paso hacia atrás.

—Nunca la podrás salvar.

Sus ojos cambiaron a rojo y la figura del Magenkyo Sharingan se dibujó en ellos, dispuesto a acabar de una vez por todas con la impostora. Pero en el espejo se volvieron a formar ondas, cuando ella lo tocó, y después del sonido del kunai al caer, solo pudo verse a sí mismo desangrarse, antes de perder el conocimiento.


Publicado: 13 octubre 2012

Editado: 15 septiembre 2014