Otro punto de vista
P.V Ron Weasley
Un tren hacia una nueva vida
Estaba nervioso, muy nervioso, y como nunca lo había estado. Ni siquiera pude dormir las doce horas de sueño que acostumbraba. ¿Cómo me pude levantar tan pronto? Y lo peor, ¡Por voluntad propia!. Aquel día partiría al colegio Hogwarts de magia y hechicería. Y aunque tenía muchísimas ganas, no había terminado de hacer mi baúl, así que me pondría a ello antes de que mamá lo viera y se pusiera a gritar hasta dejarnos sordos a todos. Fui metiendo uno por uno los libros :La Guía del Principiante para la Transfiguración, Mil hierbas mágicas y hongos, Teoría de la Magia, Historia de la Magia ¡Por Merlín que libro tan largo! ¿Y esperan que me lea eso? ¿Sin ningún dibujo? O peor... ¿Esperan que me lo aprenda? Seguí metiendo todo lo que mi madre me había comprado en el Callejón Diagón, bueno comprado lo que se dice comprado había pocas cosas, la mayoría habían pertenecido a mis hermanos, todo de segunda mano, como siempre. Haría el ridículo y nadie iba a querer estar con el pobretón Weasley… , bueno pero tenía a Fred y a George, bueno pero ¡Qué digo! Yo con Fred y George,¿ para que estén todo el día gastándome bromas y riéndose de mí ?, no gracias. Seguí a lo mío con mi baúl, y noté como Scabers , mi rata, también heredada( como no) no dejaba de moverse , parecía inquieta, quizás echaba de menos Hogwarts, de cuando estuvo con Percy claro. Al menos allí la tendría a ella, un poco patético sí, pero es lo que había. Y casi se me olvida meter mi camiseta de los Chudley Cannons, menos mal que me acordé , y ya que estaba metí unos cuantos posters para decorar mi habitación , puede que incluso conociera a algún otro seguidor de los Cannons. Empecé a oir los gritos de mi madre , ¿Cómo lo hacía para que su voz retumbará por toda la madriguera, y que se te metiera tanto en los oídos? Podría decir que era cosa de magia, pero no yo , bueno y todos los Weasleys sabíamos que no era así. De repente un olor inundó mis fosas nasales, un delicioso olor, y en cuánto oí la voz de mi madre diciendo que el desayuno estaba listo bajé corriendo por las escaleras chirriantes de mi casa a la velocidad de la luz.
-¡Caray Ronald! ¿Qué poco te ha costado levantarte hoy? ¿Estás nervioso por tu primer día? No te preocupes, disfrutaras mucho de tus años en Hogwarts, y harás muchos amigos estoy segura, ¿Tienes hambre?
¿Qué preguntas eran esas? ¡Claro que estaba nervioso!Y eso de que haría muchos amigos, ya lo veríamos, pero bueno si Percy pudo, ¿Por qué yo no? Y ¿qué si tenía hambre? ¿Acaso alguna vez había dejado de tenerla?
- Si mamá tengo muchísima hambre, lléname el plato todo lo que puedas.
Vi que ponía su típica cara de 'no tienes que comer tanto'
-Por favor mami.
Y esas palabras y una carita de cordero degollado fueron suficientes para que me llenara el plato como yo quería.
Sabía que echaría muchas cosas de menos, pero de entre todas ellas, sabía que una de las que más echaría sería la comida de mi madre. Estaba convencido de que mi madre era la mejor cocinera del mundo mágico, e incluso del mundo muggle ¡Estaba seguro! Y por muy genial que fuera Hogwarts, sabía que la comida no sería nunca( porque era imposible) tan deliciosa como la de mamá.
Todos mis hermanos fueron bajando y desayunando hasta que no quedó ni una pizca de comida.
Todos los Weasley, menos Ginny claro, cogimos nuestros baúles y nos pusimos en marcha hacia King Cross. Fuimos en el coche de papá , me encantaba ese coche, pero no disfrute mucho del viaje, no solo por los nervios, que fueron un factor importante, si no por mi hermana pequeña y las caras que estaba poniendo.
-Vamos Ginny, solo te queda un año además piensa que vas a tener la madriguera para ti sola, y toda la comida de mamá (cosa que yo no voy a tener) además¿ has visto como son de grandes mis libros?Que no te de ninguna envidia tener que estudiar todo eso.
-Pero yo no quiero estar sola, será todo muy aburrido ¿ Con quién voy a jugar? Ni a los naipes explosivos, ni me podrás ganar al ajedrez , y yo sola no puedo jugar al quidditch, ya sabes que mamá no me deja coger una escoba si nadie está conmigo.
- Bueno pero se te ocurrirán otras cosas para hacer ya verás, además si siempre te quejas de que te gano al ajedrez, bueno ya sé algo que vas a tener que hacer, ¡Contestarme a todas mis cartas! Que te voy a mandar muchas enana.
Parecía que en ese momento ni siquiera le molestó que le llamará enana, cosa muy , pero que muy rara.
-Te voy a echar de menos Ron .Dijo mientras una lágrima resbalaba por su mejilla.
-Yo también, pero en nada me tendrás dando mal por la madriguera, ya lo verás y quitándote toda, pero toda la mientras la abrazaba fuertemente.
Una vez llegamos a King Cross, iba tan ensimismado en mis pensamientos que no me di cuenta de cómo un chico con unos ojos verdes muy intensos nos observaba con curiosidad. Muggles, ¡qué cotillas son todos!
Una vez más , todavía no entiendo por qué mi madre preguntó (como hacía cada año):
—Y ahora, ¿cuál es el número del andén? —
-¡Nueve y tres cuartos! – Contestó Ginny con voz chillona, y una vez más a pesar de que sabía perfectamente la respuesta preguntó.
-Mamá, ¿no puedo ir…?
—No tienes edad suficiente, Ginny Ahora estáte quieta. Muy bien, Percy, tú primero.
Y una vez más como años atrás mi hermano el prefecto perfecto desapareció tras la barrera que llevaba al andén.
-Fred eres el siguiente- anunción mamá, estaba claro que era él, siempre seguíamos el mismo orden.
-No soy Fred , soy George-Dijo Fred, porque yo sabía que era él y que de nuevo , como siempre le estaban tomando el pelo a mi madre.- De veras, mujer, puedes llamarte nuestra madre? ¿No te das cuenta de que yo soy George?
-—Lo siento, George, cariño.
—Estaba bromeando, soy Fred —Y salió corriendo hacia el andén antes de que mamá le pudiera decir nada. Cobarde. Parece mentira que fuera un gryffindor cuando ni siquiera era capaz de enfrentarse a mi madre, bueno yo tampoco podía hacerlo, pero bueno ¿ a ver quien era el valiente que le plantaba cara a mi madre y a su furia Weasley?
Segundos más tarde George, el verdadero George fue detrás de su hermano.
—Discúlpeme — Me giré al notar que esa voz no pertenecía a ningún Weasley. Un chico de cabello alborotado, muy alborotado (ni yo después de estar días sin peinarme tenía ese pelo) bastante pálido, un poco bajito muy flacucho y con unos ojos verdes escondidos detrás de unas gafas rotas se dirigía hacia mamá.
—Hola, querido —dijo mamá—. Primer año en Hogwarts, ¿no? Ron también es nuevo. Le sonreí , o hice una mueca parecida a una sonrisa(estaba tan nervioso) para transmitirle un poco de confianza y tranquilidad, porque a juzgar por su apariencia estaba tan acojonado, o incluso más que yo.
—Sí —dijo el chico—. Lo que pasa es que... es que no se cómo...
—¿Como entrar en el andén? —preguntó bondadosamente mi madre y el chaval asintió con la cabeza.
—No te preocupes ¡ Lo único que tienes que hacer es andar recto hacia la
barrera que está entre los dos andenes. No te detengas y no tengas miedo de chocar, eso
es muy importante. Lo mejor es ir deprisa, si estás nervioso. Ve ahora, ve antes que
Ron.
—Hum... De acuerdo —dijo no muy convencido.
Por un momento me pareció ver algo en su frente, pero no, no podía ser, era imposible.
Empujó su carrito y se dirigió hacia la barrera. Parecía muy sólida.
Comenzó a andar Y cada vez fue más deprisa hasta que traspaso la barrera
Bueno, llego la hora era mi turno. Más de una vez había cruzado ya la barrera, pero mi corazón nunca había dado tantos tumbos para pasarla. No pasaba nada no me iba a chocar.
-Venga Ron te toca, tranquilo, todo irá bien- Me dijo mi madre infudiendome un poco más de valor.
¡Qué demonios! ¿Quería ser gryffindor no? Pues no tendría miedo, no señor y menos de una barrera.
Cogí impulso, y me lance a toda velocidad sobre ella, no pude evitar cerrar los ojos al traspasarla, pero cuando los abrí ya estaba al otro lado.¡Sí! ¡Estaba al otro lado!
Y allí estaba esperándome a mí y a todos los alumnos de Hogwarts una locomotora de vapor, color escarlata.
Poco después aparecieron tras la barrera mamá y Ginny, esta última con una cara de tristeza inmensa.
Todo el mundo se estaba despidiendo de sus familias, y aunque me costará yo también debía hacerlo, bien es cierto que tenía a media familia en Hogwarts pero también es cierto que echaría de menos a mamá a papá y a Ginny.
Fred y George se fueron con Lee, su amigo y compañero del alma, bueno mejor dicho de bromas y travesuras.
Y yo a pesar de todo lo llamativo que era todo seguía pensando en si haría amigos, si entraría en gryffindor(si no me desheredarían) si no serían muy difíciles las clases…
Pero mi madre, una vez más me sacó de mis pensamientos.
—¿Fred? ¿George? ¿Estáis ahí?
—Ya vamos, mamá.
Y los gemelos, aparecieron de repente saltando del vagón.
De repente mi madre sacó un pañuelo. Un momento, ¿Para qué sacó un pañuelo?
Pero rápido obtuve la respuesta a esa pregunta.
—Ron, tienes algo en la nariz
Traté de esquivarla, pero me sujeto la cabeza y comenzó a frotarme la nariz con el pañuelo. ¡Que vergüenza! Como me estuviera viendo alguien…
-Mamá dejame- Exclamé apartándome
—¿Ah, el pequeñito Ronnie tiene algo en su naricita? —dijo uno de los gemelos.
—Cállate —dije, por si no fuera poco tenía que soportar las burlas de los gemelos.¡Genial!
—¿Dónde está Percy? —preguntó mamá
—Ahí viene.
Percy, se acercaba hacia nosotros,ya se había puesto su impecable túnica negra, y como no la insignia de prefecto.
—No me puedo quedar mucho, mamá —dijo—. Estoy delante, los prefectos tenemos dos compartimientos...
—Oh, ¿tú eres un prefecto, Percy? —dijo Fred con aire de gran sorpresa—. Tendrías que habérnoslo dicho, no teníamos idea.
—Espera, creo que recuerdo que nos dijo algo —dijo George—. Una vez...
—O dos...
—Un minuto...
—Todo el verano...
No pude evitar reirme.
—Oh, callaos —dijo Percy, mi hermano el prefecto perfecto.
—Y de todos modos, ¿por qué Percy tiene túnica nueva? —dijo Fred.
¡Era cierto no me había percatado! No era justo.
—Porque él es un prefecto—dijo afectuosamente mamá—. Muy bien, cariño, que tengas un buen año. Envíame una lechuza cuando llegues allá. Besó a Percy en la mejilla y mi hermano ''tengounatúnicanueva'' se fue. Luego se volvió hacia los gemelos.
—Ahora, vosotros dos... Este año os tenéis que portar bien. Si recibo una lechuza más diciéndome que habéis hecho... estallar un inodoro o...
¿La esperanza es lo último que se pierde no?Que los gemelos se vayan a portar bien es imposible.
—¿Hacer estallar un inodoro? Nosotros nunca hemos hecho nada de eso.
—Pero es una gran idea, mamá. Gracias.
Mala idea mamá , no tenías que haber dicho nada , porque los gemelos eran capaces de eso y más,mucho más
—No tiene gracia. Y cuidad de Ron.
—No te preocupes, el pequeño Ronnie estará seguro con nosotros.
Que año me esperaba…
—Cállate —dije otra vez.
—Eh, mamá, ¿adivinas a quién acabamos de ver en el tren?
—¿Os acordáis de ese muchacho de pelo negro que estaba cerca de nosotros, en laestación? ¿Sabéis quién es?
—¿Quién?
—¡Harry Potter!
¡No me lo podía creer! Entonces no me había imaginado que tenía algo en la frente ¡Lo tenía! ¡Yo había hablado con el famoso Harry Potter!
—Mamá, ¿puedo subir al tren para verlo? ¡Oh, mamá, por favor...!-dijo Ginny ansiosa
—Ya lo has visto, Ginny y, además, el pobre chico no es algo para que lo mires como en el zoológico. ¿Es él realmente, Fred? ¿Cómo lo sabes?
—Se lo pregunté. Vi su cicatriz. Está realmente allí... como iluminada.
—Pobrecillo... No es raro que esté solo-Yo también estaba solo, tal vez, solo tal vez podría ir con él.- Fue tan amable cuando me preguntó cómo llegar al andén...
—Eso no importa. ¿Crees que él recuerda cómo era Quien-tú-sabes?
Mamá súbitamente se puso muy seria
—Te prohíbo que le preguntes, Fred. No, no te atrevas. Como si necesitara que le recuerden algo así en su primer día de colegio.
—Está bien, quédate tranquila.
Se oyó un silbido.
—Daos prisa —dijo la mamá, y los tres subimos al tren. Nos asomamos a la ventanilla para que nos besará mamá y vimos como Ginny comenzaba a sollozar.
—No llores, Ginny, vamos a enviarte muchas lechuzas.
—Y un inodoro de Hogwarts.
Yo no iba a enviarle un inodoro, pero si pensaba enviarle una carta todas las semanas. Después de todo, además de ser mi hermana pequeña también era mi amiga, mi gran compañera de aventuras y de juegos.
—¡George!
—Era una broma, mamá.
El tren comenzó a moverse. Mamá comenzó a mover la mano para despedirse y Ginny, mitad llorando mitad riéndo siguió al tren hasta que este aceleró y no pudo alcanzarlo, entonces simplemente agitó su pequeña mano. La echaría de menos, mucho de menos.
Comencé a pasearme por el tren en busca de un compartimiento. Primer compartimento: lleno, segundo compartimiento: lleno también, tercer compartimento: más de lo mismo, y así estuve unos diez minutos hasta que encontré, uno en el que no había más que un chico. El mismo chico que estuvo con nosotros en King Cross, el mismísimo Harry Potter.
No sabía si le molestaría que entrara y estuviera con él. Pero por intentarlo no perdía nada.
—¿Hay alguien sentado ahí? —pregunté señalando el asiento apuesto a él.
-Todos los demás vagones están llenos.
El moreno, negó con la cabeza, y yo me senté feliz de compartir el compartimento con él. La verdad es que me agradaba bastante, aunque no lo conocía, y no lo pensaba porque fuera famoso. Era su mirada llena de bondad, y esa sonrisa que inspiraba confianza.
-Eh Ron. –Eran Fred y George.
-Mira nosotros nos vamos a la mitad del tren, porque Lee Jordan tiene una tarántula gigante y vamos a verla.- Anda que para rato iba a ir yo a ver a una tarántula, y menos gigante, con lo que odio las arañas
-De acuerto- murmuré.
-Harry- dijo Fred- ¿Te hemos dicho quiénes somos? Fred y George Weasley. Y él es Ron, nuestro hermano. Nos veremos después entonces.
-Hasta luego- dijimos a la vez. Los gemelos salieron y cerraron la puerta.
La curiosidad me venció y no pude evitar preguntar:
-¿Eres realmente Harry Potter?
El chico asintió.
-Oh…bien pensé que podía ser una de las bromas de Fred y George.- dije, la verdad es que me sorprendió que no fuera una broma.- ¿y realmente te hiciste eso… ya sabes…?- Dije mientras señalaba en dirección a su que fue una pregunta bastante indiscreta pero no pude evitarlo.
—¿Así que eso es lo que Quien-tú-sabes...?
—Sí —dijo Harry—, pero no puedo recordarlo.
—¿Nada? —pregunté con ganas de saber má algo terrorífico, pero muy interesante
—Bueno... recuerdo una luz verde muy intensa, pero nada más.
-¡Vaya!- dije, contemple con detalle a Harry durante unos instantes y de repente me di cuenta de lo que estaba haciendo. Menuda forma de hacer amigos, recordándole algo como eso, mejor me callo y miro por la ventana.
-¿Sois una familia de magos? – me preguntó, parecía muy interesado, pero comparado con él ¿qué teníamos de interesantes nosotros?
-Oh , si ,eso creo, pero me parece que mamá tiene un primo segundo que es contable, pero no hablamos nunca de él.
-Entonces ya debes de saber mucho sobre magia.
¿Saber? Algo si que sabía, pero de ahí a poder practicarla ya la cosa se complicaba.
-Oí que te habías ido a vivir con muggles, ¿Cómo son?
-Horribles- ¡Caray! Me sorprendió mucho su respuesta.
-Bueno no todos ellos-continuó. Mi tía, mi tío y mi primo si lo son. Me hubiera gustado tener tres hermanos magos.
¿tres? Ya quisiera yo…
-Cinco-le corregí. – Soy el sexto en nuestra familia que va a asistir a Hogwarts. Podrías decir que tengo el listón muy alto
Bill y Charlie ya han terminado. Bill era delegado de clase y Charlie era capitán de
quidditch. Ahora Percy es prefecto. Fred y George son muy revoltosos, pero a pesar de
eso sacan muy buenas notas y todos los consideran muy divertidos. Todos esperan que
me vaya tan bien como a los otros, pero si lo hago tampoco será gran cosa, porque ellos
ya lo hicieron primero. Además, nunca tienes nada nuevo, con cinco hermanos. Me
dieron la túnica vieja de Bill, la varita vieja de Charles y la vieja rata de Percy.
Busqué en mi chaqueta, y saque a la vieja y gorda Scabbers que como de costumbre estaba dormida.
—Se llama Scabbers y no sirve para nada, casi nunca se despierta. A Percy, papá le
regaló una lechuza, porque lo hicieron prefecto, pero no podían comp... Quiero decir,por eso me dieron a Scabbers.
No sabía muy bien como le había contado todo eso sin conocerlo de nada, quizás después de esto no volviera a hablarme, o peor no querría ser mi amigo, con lo bien que me había caído. No podía verme pero sabía que mis orejas habían enrojecido. Y sin saber que hacer decidí mirar de nuevo por la ventanilla.
Para animarme Harry me contó que había llevado siempre la ropa vieja de su primo, y que ni siquiera tenía regalos de cumpleaños. Deben de ser muggles muy desagradables, para no regalarte nada en tu cumpleaños. Y aunque se que está mal, me animó un poco.
Era increíble que no hubiera sabido nada de la magia, en tantos años
—... y hasta que Hagrid me lo contó, yo no tenía idea de que era mago, ni sabía nada de mis padres o Voldemort...-dijo Harry sin darle importancia.
Bufé sin poder evitarlo. ¡Había dicho el nombre de quién-tú-sabes como si nada!
—¿Qué? —dijo Harry.
—Has pronunciado el nombre de Quien-tú-sabes —dije conmocionado e impresionado. –Yo creí que tú entre todas las personas…
¿sería lo lógico no? Después de que se enfrentará a él y matará a sus padres, ¿no es raro que no le temiera al nombre?
—No estoy tratando de hacerme el valiente, ni nada por el estilo, al decir el nombre—dijo Harry
Y había en su cara algo que me hacía creerlo, así que no dude de que decía la verdad.
— Es que no sabía que no debía decirlo. ¿Ves lo que te decía? Tengo muchísimas cosas que aprender... Seguro
que seré el peor de la clase.
—No será así. Hay mucha gente que viene de familias muggles y aprende muy deprisa.-le dije para animarle, aunque bien es cierto, que yo también había pensado que sería el peor, y eso que venía de una familia de magos.
Conversamos y conversamos, hasta que mantuvimos silencio, pero no era un silencio incómodo, si no todo lo contrario, ambos estábamos a gusto.
A eso de las doce y media se produjo un alboroto en el pasillo, y una mujer de cara
sonriente, con hoyuelos, se asomó y les dijo:
—¿Queréis algo del carrito, guapos?
Oh no, que vergüenza otra vez. Sabía que mis orejas estaban del color de mi pelo, y puse la tonta excusa de que no compraba nada porque tenía unos bocadillos que mi madre había hecho.
Sin embargó Harry compró un montón de cosas, que envidia. Y con el hambre que tenía me tenía que conformar con mis cuatro bocadillos, entre ellos el de carne en conserva el cual odiaba.
Lo mire asombrado y se me escapó:
—Tenías hambre, ¿verdad?
—Muchísima —dijo Harry, dando un mordisco a una empanada de calabaza.
Saqué mis cuatro bocadillos y separé el de carne en conserva.
—Mi madre siempre se olvida de que no me gusta la carne en conserva.
—Te la cambio por uno de éstos —dijo Harry, alcanzandome un pastel—. Sírvete...
De verdad que me caía muy bien ese chico, no se que pensaría él , pero a mi me daba la sensación de que seríamos grandes amigos
—No te va a gustar, está seca —le advertí—. Ella no tiene mucho tiempo —añadi
rápidamente—... Ya sabes, con nosotros cinco.
—Vamos, sírvete un pastel —dijo Harry.
Era una agradable sensación, estar sentado allí con Harry, comiendo pasteles y dulces (los bocadillos habían quedadoolvidados).
—¿Qué son éstos? —me preguntó Harry, cogiendo un envase de ranas de
chocolate—. No son ranas de verdad, ¿no?—Comenzaba a sentir que nada podía
sorprenderlo.
¡Merlín no saber que eran las ranas de chocolate!
—No —dije—. Pero mira qué cromo tienen. A mí me falta Agripa.
—¿Qué?
—Oh, por supuesto, no debes saber... Las ranas de chocolate llevan cromos, ya
sabes, para coleccionar, de brujas y magos famosos. Yo tengo como quinientos, pero no
consigo ni a Agripa ni a Ptolomeo.
Harry desenvolvió su rana de chocolate y sacó el cromo
—¡Así que éste es Dumbledore! —dijo Harry.
—¡No me digas que nunca has oído hablar de Dumbledore! —dije asombrado ¡Era increíble lo verde que estaba este chico!—. ¿Puedo servirme una rana? Podría encontrar a Agripa... Gracias...
—¡Ya no está!
—Bueno, no iba a estar ahí todo el día —dije con total naturalidad ¿Qué le veía de raro? —. Ya volverá. Vaya, me ha salido otra vez Morgana y ya la tengo seis veces repetida... ¿No la quieres? Puedes empezar a coleccionarlos.- ¡Jamás me saldría Agripa o Ptlomeo!
Mis ojos se perdieron en todas las cajas de ranas de chocolate, y Harry debió de percartarse de ello—Sírvete —dijo Harry—
. Pero oye, en el mundo de los muggles la gente se quedaen las fotos.
—¿Eso hacen? Cómo, ¿no se mueven? —¡Pero que raritos son estos muggles!pensé—. ¡Qué raro!
La verdad es que yo estaba más interesanto en comer las ranas, que en los cromos, ya que sabía que no me tocarían los que quería. Sin embargo Harry estaba alucinadno con ellos.
De repente Harry se decidió a abrir una caja de grageas .
—Tienes que tener cuidado con ésas —le previne, ¿quién sabe cuál le podría tocar?—. Cuando dice «todos los sabores», es eso lo que quiere decir. Ya sabes, tienes todos los comunes, como chocolate, menta y naranja, pero también puedes encontrar espinacas, hígado y callos.
George dice que una vez encontró una con sabor a duende.- Pero bueno podía ser una de sus bromas, que era muy probable.
No sé por qué me decanté por una verde, mal hecho por mi parte
—Puaj... ¿Ves? Coles.
Pasaron un buen rato comiendo las grageas de todos los sabores. Harry encontró
tostadas, coco, judías cocidas, fresa, curry, hierbas, café, sardinas y fue lo bastante
valiente para morder la punta de una gris, que yo no quisé tocar y resultó ser pimienta.
En aquel momento, el paisaje que se veía por la ventanilla se hacía más agreste.
Habían desaparecido los campos cultivados y aparecían bosques, ríos serpenteantes y
colinas de color verde oscuro.
Se oyó un golpe en la puerta del compartimiento, y entró un muchacho de cara
redonda y algo regordete, pero tenía cara de bonachón,pensé. Parecía muy
afligido.
—Perdón —dijo—. ¿Por casualidad no habréis visto un sapo?
Cuando los dos negamos con la cabeza, gimió.-Pobre chico, la verdad es que me dio bastante pena, pero bueno es un sapo, en parte el destino le ha hecho un favor.
—¡La he perdido! ¡Se me escapa todo el tiempo!
—Ya aparecerá —dijo Harry.
—Sí —dijo el muchacho apesadumbrado—. Bueno, si la veis...
Se fue.
—No sé por qué está tan triste —comenté—. Si yo hubiera traído un sapo lo
habría perdido lo más rápidamente posible. Aunque en realidad he traído a Scabbers, así
que no puedo hablar.- Puede que incluso un sapo hiciera mucho más que ella.
La rata seguía durmiendo en mis rodillas
—Podría estar muerta y no notarías la diferencia —dije con disgusto—. Ayer
traté de volverla amarilla para hacerla más interesante, pero el hechizo no funcionó. Te
lo voy a enseñar, mira...
Revolví mi baúl y saqué una varita muy gastada( de segunda mano, como siempre). En algunas partes estaba astillada y, en la punta, brillaba algo blanco.
—Los pelos de unicornio casi se salen. De todos modos... Acababa de coger la
varita cuando la puerta del compartimiento se abrió otra vez.
Había regresado el chico del sapo, pero llevaba a una niña con él. La muchacha ya llevaba la túnica de Hogwarts.(¡Genial una miniPrecy!)
—¿Alguien ha visto un sapo? Neville perdió uno —dijo. Tenía voz de mandona,
mucho pelo color castaño y los dientes de delante bastante largos.
—Ya le hemos dicho que no —dije, pero parecía que no me escuchaba y me ignoró completamente, lo cual me molestó mucho. ¿Para qué preguntaba si luego no le interesaba la respuesta? Dichosa niña repipi.
Y encima no me quitaba el ojo de encima, un momento ¿Por qué no dejaba de mirarme? Me puse casi tan nervioso, como cuando subí al tren. Me fije más detenidamente y me di cuenta que miraba mi varita.
—Oh, ¿estás haciendo magia? Entonces vamos a verlo.
Con esas palabras, me dejó más desconcertado aún si es que eso era posible. ¿Por qué tenía que ser tan entrometida?
—Eh... de acuerdo. —Me aclaré la garganta y dije no muy seguro de mí mismo—. «Rayo de sol, margaritas, volved amarilla a esta tonta ratita.»
Agité la varita, pero no sucedió nada. Scabbers siguió durmiendo, tan gris como
siempre.
¡Genial! No era suficiente con que no salieran bien el hechizo, encima lo tuvo que ver esa niña tan mandona.
—¿Estás seguro de que es el hechizo apropiado? —preguntó la niña—. Bueno, no
es muy efectivo, ¿no? Yo probé unos pocos sencillos, sólo para practicar, y funcionaron.
Nadie en mi familia es mago, fue toda una sorpresa cuando recibí mi carta, pero
también estaba muy contenta, por supuesto, ya que ésta es la mejor escuela de magia,
por lo que sé. Ya me he aprendido todos los libros de memoria, desde luego, espero que
eso sea suficiente... Yo soy Hermione Granger. ¿Y vosotros quiénes sois?
Dijo todo aquello muy rápidamente.
¿Pero quién le había preguntado todo aquello? Vale, probaste hechizos ¿ y qué? Yo llevó viendo a mis hermanos haciendo hechizos mucho más tiempo.
Harry me miró y se calmó al ver en su rostro aturdido que yo tampoco me había
aprendido todos los libros de preferí disfrutar del verano, pero dudaba que ella, supiera lo que significaba la palabra disfrutar.
—Yo soy Ron Weasley —murmuré
—Harry Potter —dijo Harry.
—¿Eres tú realmente? —dijo Hermione—. Lo sé todo sobre ti, por supuesto,
conseguí unos pocos libros extra para prepararme más y tú figuras en Historia de la
magia moderna, Defensa contra las Artes Oscuras y Grandes eventos mágicos del siglo
XX.
—¿Estoy yo? —dijo Harry, sintiéndose mareado.
—Dios mío, no lo sabes. Yo en tu lugar habría buscado todo lo que pudiera —dijo
Hermione—
Tú en su lugar y solamente tú, porque nadie es tan sabelotodo como para pasarse el verano leyendo, sin ninguna razón interesante.
. ¿Sabéis a qué casa vais a ir? Estuve preguntando por ahí y espero estar en
Gryffindor, parece la mejor de todas. Oí que Dumbledore estuvo allí, pero supongo que
Ravenclaw no será tan mala... De todos modos, es mejor que sigamos buscando el sapo
de Neville. Y vosotros dos deberíais cambiaros ya, vamos a llegar pronto.
Y se marchó, llevándose al chico sin sapo.
—Cualquiera que sea la casa que me toque, espero que ella no esté —dije y
Arrojé mi varita al baúl, la verdad es que me había sacado un poco de mis casillas aquella, niña lo único que le preocupaba por lo que vió era los libros, la fama de Harry Potter, y de nuevo los libros. Solo bastaba darse cuenta de que a él no lo habría mirado si no hubiera intentado hacer ese ridículo hechizo,lo cual le molesto mucho, ya tenía bastante con ser eclipsado por sus hermanos como para que encima le ignorarán de esa manera, y pensando en sus hermanos recordó:—. Qué hechizo más estúpido, me lo dijo George. Seguro que era falso.
—¿En qué casa están tus hermanos? —preguntó Harry
—Gryffindor —dije un poco deprimido.—. Mamá y papá también
estuvieron allí. No sé qué van a decir si yo no estoy. No creo que Ravenclaw sea tan
mala, pero imagina si me ponen en Slytherin.(no quería ni imaginármelo)
—¿Esa es la casa en la que Vol... quiero decir Quien-tú-sabes... estaba?
—Ajá —dije de nuevo bufando porque hubiera, casidicho el nombre de quién.tú.sabes.
—¿Sabes? Me parece que las puntas de los bigotes de Scabbers están un poco más
claras —dijo Harry,estaba claro que quería cambiar de tema, para hacerme sentir mejor—. Y, a propósito, ¿qué hacen ahora tus hermanos mayores?
—Charlie está en Rumania, estudiando dragones, y Bill está en África, ocupándose
de asuntos para Gringotts —expliqué—. ¿Te enteraste de lo que pasó en Gringotts?
Salió en El Profeta, pero no creo que las casas de los muggles lo reciban: trataron de
robar en una cámara de alta seguridad.
Harry se sorprendió.
—¿De verdad? ¿Y qué les ha sucedido?
—Nada, por eso son noticias tan importantes. No los han atrapado. Mi padre dice
que tiene que haber un poderoso mago tenebroso para entrar en Gringotts, pero lo que es
raro es que parece que no se llevaron nada. Por supuesto, todos se asustan cuando
sucede algo así, ante la posibilidad de que Quien-tú-sabes esté detrás de ello.
Harry pareció asustarse un poco , así igual que el había hecho antes, cambié de tema.
—¿Cuál es tu equipo de quidditch? —le pregunté.
—Eh... no conozco ninguno —confesó Harry.
—¿Cómo? —no podía ser—. Oh, ya verás, es el mejor juego del mundo...
Y me dediqué a explicarle todo sobre las cuatro pelotas y las posiciones de los siete jugadores, le describí famosas jugadas que había visto con mis hermanos y la escoba que querría comprarme si tuviera el dinero ( como me gustaría tener una nimbus) Seguimos hablando de quididitch , pero derrepente se habrío la puerta, pero esta vez no apareció ni el chico regordete, ni Hermione (si, me aprendí su nombre de lo pesada que había sido, o eso quería pensar) eran, tres chicos, uno era muy pálido, y miraba a Harry con mucho interés, genial , otro más que me ignoraba, pero no me molestó tanto como que me ignorara Hermione, la verdad es que no me cayó muy bien al verlo, aunque supongo que a veces las apariencias engañan.
—¿Es verdad? —preguntó—. Por todo el tren están diciendo que Harry Potter está
en este compartimento. Así que eres tú, ¿no?
—Sí —respondió Harry. Observó a los otros muchachos. Ambos eran corpulentos
y parecían muy vulgares. Situados a ambos lados del chico pálido, parecían
guardaespaldas.
—Oh, éste es Crabbe y éste Goyle —dijo el muchacho pálido con
despreocupación, al darse cuenta de que Harry los miraba—. Y mi nombre es Malfoy,
Draco Malfoy
No sabía como sería, pero¿ cómo a sus padres se les ocurrió ponerle ese nombre? No pude evitar reirme , ante el ''Dragón'', y justo en ese momento me miró como si quisiera matarme
—Te parece que mi nombre es divertido, ¿no? No necesito preguntarte quién eres.
Mi padre me dijo que todos los Weasley son pelirrojos, con pecas y más hijos que los
que pueden mantener.
Vale, puede quelas apariencias engañen pero en su caso puedo asegurar que no.
Se volvió hacia Harry.
—Muy pronto descubrirás que algunas familias de magos son mucho mejores que
otras, Potter. No querrás hacerte amigo de los de la clase indebida. Yo puedo ayudarte
en eso.
¿Qué estaba insinuando? Mejor que mi familia, puede que tuviera más dinero,vale, pero mejor que mi familia no había nadie. Sin embargo en ese momento tuve un poco de miedo de que Harry lo prefierese…
Extendió la mano, para estrechar la de Harry; pero Harry no la aceptó.
—Creo que puedo darme cuenta solo de cuáles son los indebidos, gracias —dijo
con frialdad.
¡Muy buena Harry! ¡Definitivamente si íbamos a ser grandes amigos! ¡Qué diablos! ¡Ya lo eramos!
Draco Malfoy no se ruborizó, pero un tono rosado apareció en sus pálidas mejillas.
—Yo tendría cuidado, si fuera tú, Potter —dijo con calma—. A menos que seas un
poco más amable, vas a ir por el mismo camino que tus padres. Ellos tampoco sabían lo
que era bueno para ellos. Tú sigue con gentuza como los Weasley y ese Hagrid y
terminarás como ellos.
Harry y yo nos levantamos al mismo tiempo. Estaba, enfadado, furioso, y el color de mi cara era prueba de ello
—Repite eso —dije.
—Oh, vais a pelear con nosotros, ¿eh? —se burló Malfoy.
—Si no os vais ahora mismo... —dijo Harry.
—Pero nosotros no tenemos ganas de irnos, ¿no es cierto, muchachos? Nos hemos
comido todo lo que llevábamos y vosotros parece que todavía tenéis algo.
Goyle se inclinó para coger una rana de chocolate de mi lado. Pero yo, con valentía propia de un gryffindor (o eso quería pensar)salte hacia él. Pero antes incluso de tocarlos , el muchacho, Goyle, creo que se llamaba, dejó escapar un aullido terrible.
Scabber mi rata dormilona, colgaba del dedo de Goyle, con sus dientes bien clavados en sus nudillos. Los otros dos retorcedieron mientras que Goyle, agitaba la mano para desprenderse de mi rata, gritando de dolor¡ Así se hace Scabbers! , hasta que salió volando, chocando contra la ventanilla, y los tres muchachos desaparecieron. Y Harry y yo, permanecimos en nuestro vagón con una gran sonrisa iluminando nuestras caras.
Pero de repente, apareció, Hermione Granger, no esperaba menos, de una niña tan entrometida
—¿Qué ha pasado? —preguntó, mirando las golosinas tiradas por el suelo y mirándome(¡ increíble! )como sujetaba a Scabber por la cola, ah claro miraba a mi rata.
—Creo que se ha desmayado —le dije a Harry. Miré más de cerca a la rata—.
No, no puedo creerlo, ya se ha vuelto a dormir.
Y era así.
—¿Conocías ya a Malfoy?
Harry le explicó el encuentro en el callejón Diagon.
—Oí hablar sobre su familia —dije en tono lúgubre—. Son algunos de los
primeros que volvieron a nuestro lado después de que Quien-tú-sabes desapareció.
Dijeron que los habían hechizado. Mi padre no se lo cree. Dice que el padre de Malfoy
no necesita una excusa para pasarse al Lado Oscuro. —Me volví hacia Hermione—.
¿Podemos ayudarte en algo?
—Mejor que os apresuréis y os cambiéis de ropa. Acabo de ir a la locomotora, le
pregunté al conductor y me dijo que ya casi estamos llegando. No os estaríais peleando,
¿verdad? ¡Os vals a meter en líos antes de que lleguemos!
—Scabbers se estuvo peleando, no nosotros —dije, mirándola con rostro
severo—. ¿Te importaría salir para que nos cambiemos?
—Muy bien... Vine aquí porque fuera están haciendo chiquilladas y corriendo por
los pasillos —dijo Hermione en tono despectivo—. A propósito, ¿te has dado cuenta de
que tienes sucia la nariz?
Le lancé una mirada de furia.
Muy bien, tenía sucia la nariz ¿y qué? Me limpiaré la nariz el día que tu te peines, pensé y se lo hubiera dicho si no hubiera sido porque salió muy rápido del vagón.
Estaba oscureciendo. Podía ver montañas y bosques, bajo un cielo de un profundo color
púrpura. El tren parecía aminorar la marcha.
Harry y yo nos quitamos las camisetas y nos pusimos las túnicas. La mía
era un poco corta p, y se me podían ver los pantalones de gimnasia.( ¿por qué? ¿por qué? , era patético)
Una voz retumbó en el tren.
—Llegaremos a Hogwarts dentro de cinco minutos. Por favor, dejen su equipaje en
el tren, se lo llevarán por separado al colegio.
De repente fui consciente de todo, de que ya estábamos en Hogwarts ¡Estamos en Hogwarts! Y me puse blanco blanco, a la par que mis manos no dejaban de moverse.
Llenamos nuestros bolsillos con lo que nos quedaba de las golosinas y nos
reunimos con el resto del grupo que llenaba los pasillos.
El tren aminoró la marcha, hasta que finalmente se detuvo. Todos se empujaban
para salir al pequeño y oscuro andé era de noche y hacía frío ,mucho frío.
Entonces apareció una lámpara moviéndose sobre nuestras cabezas de los alumnos, y se escucho una voz muy grave
—¡Primer año! ¡Los de primer año por aquí! ¿Todo bien por ahí, Harry?
¡Que suerte que ya lo conocía! Harry me había hablado mucho de él durante el viaje y me dijo que era muy buena persona pero la verdad es que a mi me daba un poco de miedo.
—Venid, seguidme... ¿Hay más de primer año? Mirad bien dónde pisáis. ¡Los de
primer año, seguidme!
Resbalando y a tientas, segimos a Hagrid por lo que parecía un estrecho sendero.
Nadie hablaba mucho. Neville, el chico que había perdido su sapo, lloriqueaba de
vez en cuando.
—En un segundo, tendréis la primera visión de Hogwarts —exclamó Hagrid por
encima del hombro—, justo al doblar esta curva.
Se produjo un fuerte ¡ooooooh!
El sendero estrecho se abría súbitamente al borde de un gran lago negro. En la
punta de una alta montaña, al otro lado, con sus ventanas brillando bajo el cielo
estrellado, había un impresionante castillo con muchas torres y torrecillas.
—¡No más de cuatro por bote! —gritó Hagrid, señalando a una flota de botecitos
alineados en el agua, al lado de la orilla. Harry y yo subimos a uno, seguidos por
Neville y Hermione.( ¡estaba en todas partes! )
—¿Todos habéis subido? —continuó Hagrid, que tenía un bote para él solo—.
¡Venga! ¡ADELANTE!
Y la pequeña flota de botes se movió al mismo tiempo, deslizándose por el lago,
que era tan liso como el cristal. Todos estábamos en silencio, contemplando el gran castillo
que se elevaba sobre nuestras cabezas mientras nos acercabamos cada vez más al risco donde se erigía.
—¡Bajad las cabezas! —exclamó Hagrid, mientras los primeros botes alcanzaban
el peñasco. Todos agachamos la cabeza y los botecitos nos llevaron a través de una
cortina de hiedra, que escondía una ancha abertura en la parte delantera del peñasco.
Fuimos por un túnel oscuro que parecía conducirnos justo por debajo del castillo, hasta
que llegamos a una especie de muelle subterráneo, donde trepamos(y donde casi me caigo) por entre las rocas y los guijarros.
—¡Eh, tú, el de allí! ¿Es éste tu sapo? —dijo Hagrid, mientras vigilaba los botes y
la gente que bajaba de ellos.
—¡Trevor! —gritó Neville, muy contento, extendiendo las manos. Luego subimos
por un pasadizo en la roca, detrás de la lámpara de Hagrid, saliendo finalmente a un
césped suave y húmedo, a la sombra del castillo.
Subimos por unos escalones de piedra y nos reunimos ante la gran puerta de roble.
—¿Estáis todos aquí? Tú, ¿todavía tienes tu sapo?
Hagrid levantó un gigantesco puño y llamó tres veces a la puerta del castillo.
No había otra palabra para describirlo, era algo :MÁGICO.
Bueno y aquí el primer capítulo, espero que os guste a todos porque la verdad es que lo he hecho con mucha ilusión.
Bueno la verdad es que este capítulo y problablemente hasta dentro de unos cuántos no parezca demasiado un Romione, pero como fan incondicional de esa pareja puedo asegurar que lo es, y que lo será bastante, así que a todas las personas a las que no le guste esa pareja, no se lo recomiendo , pero bueno eso es todo. Pretendo llevar un orden (primer año segundo año, y así sucesivamente) y la verdad es que tengo bastantes ideas sobre que momentos haré pero si a alguno le gusta como escribo y quiere que haga un momento concreto que lo diga. La verdad es que también me gustaría que la gente lo leyera para que me diga lo que este mal y poder cambiarlo.. Bueno gracias a todos por adelantado un fuerte beso para todos :) Y espero que comenteis mucho :)
