No me abandones
Capítulo 1: Cuando me dijiste adiós.
"Lo hice porque tú no podías hacerlo… desearía nunca haberla invitado."
La música sonaba y resonaba dentro y fuera de aquella casa en el parque, se celebraba una fiesta esa noche pero no cualquier fiesta ocasional que solían hacer, no, esta vez se trataba del cumpleaños número 24 de Mordecai, todos festejaban y bailaban al ritmo de la música que ambientaba el lugar. Rigby se encontraba haciendo desmadre como siempre y de un momento a otro fue a buscar a Mordecai pues no podía verlo por ningún lado en la sala de estar.
-¡¿Mordecai?!... ¡Mordecai!- gritaba su nombre pero no tenia respuesta alguna -¿Dónde se habrá metido?..¡Morde…!- iba a gritarle nuevamente pero al abrir la puerta de la cocina ya no había necesidad de hacerlo, encontró a su amigo en brazos y besando a aquella mesera pelirroja.
-mmm..- separándose del beso y algo rojo por lo repentino de aquello –ah… ¿Margarita?- el chico ojiazul estaba mas confuso, feliz pero muy confundido, había creído que la chica solo lo veía como amigo, al menos eso había dejado a entender desde hace un tiempo pero después de lo que acababa de pasar ya no sabía qué pensar.
-jajaja no pongas esa cara… me apenas- rió levemente la joven pelirroja, la cual comenzó a jugar con un mechón del cabello de Mordecai enredándolo en sus dedos –no te sorprendas tanto… después de todo es normal besar a alguien que te gusta ¿no?- comento con el rostro girado por la pena.
-¿te gusto?... ah… bueno pues… tú también me gustas mucho…- le contesto el joven, que estaba mas rojo que un tomate y también desvió levemente el rostro –pero… no se…¿por qué tan de repente?- le pregunto un poco mas calmado.
La chica solo le miro y sonrió –no lo se, quizás es solo que enserio me gustas… además, te tengo un regalo mas- le dijo dándole otro leve beso –me mudare a un departamento yo sola… ¿quisieras?...- le miro con aire de petición y deseo.
El joven ojiazul le miro asombrado y feliz, tanto que la abrazo, no respondió pero aquello fue suficiente para que su amigo, quien aun estaba detrás de la puerta observando y escuchando se marchase de ahí enseguida. Salio corriendo hasta las escaleras fuera de la casa, sentándose y tratando de no vomitar por todo lo que en ese momento sentía dentro de él, no podía imaginarse que perdería así a su mejor amigo, no lo quería ni iba a aceptar.
-¿Rigby?-
Una voz interrumpió los pensamientos del moreno que al darse vuelta se encontró con ese tierno rostro con lentes -¿ah?... Eileen…- se sintió algo aliviado de que fuera ella pero aun así no estaba feliz.
La joven le miro preocupada -¿te sientes bien?- le pregunto sin intentar acercarse pues algo le decía que no debía hacerlo –vamos adentro, la fiesta aun sigue…- intento animarle para seguir adentro.
-Eileen…- mencionando su nombre, Rigby se le acerco a la chica mucho y le tomo del brazo, sin saber lo que haría, no estaba seguro.
-¿eh?...- la chica le miro a través de los cristales un poco nerviosa por la cercanía -¿qué…qué pasa, Rigby? Este…no me mires así… me pones nerviosa- desviaba la mirada intentando zafarse pero aunque la joven lo intento, no puso mucho esfuerzo en ello.
-¡aarg!... ¡nooo!- fue la respuesta del moreno, soltándola finalmente y dándole la espalda –perdón Eileen… no quise asustarte… volveré en un momento, tú… sigue con la fiesta- le dijo aun de espaldas, no quería verle y solo la evito para poder quedarse ahí un rato mas. La joven solo asintió y regreso dentro. El moreno se paso la noche ahí y luego se fue a la habitación, sigilosamente sin que nadie lo notara, mirando la cama de su amigo sin pensarlo se acostó en ella –tonto…- repito esa palabra en su mente hasta quedar dormido sin darse cuenta.
-hey… despierta mapache-
Su sueño fue interrumpido por una voz familiar, al abrir los ojos pudo observar a su amigo sentado junto a él, tardo en reaccionar pero en cuanto lo hizo dio un brinco, cayendo de la cama al suelo –¡aah!… ay…-
Mordecai le miro extrañado por su reacción –jajaja.. ¿Qué traes? Ya levántate tuve que dormir en el sofá porque te quedaste en mi cama- dijo estirándose –me duele un poco la espalda pero hay que trabajar- ofreciéndole la mano al moreno.
Éste le miro y la rechazo –¡pues lo siento, tenia sueño y fue lo primero que encontré en la oscuridad!- le dijo en un tono algo molesto y levantándose él solo y cambiándose –bah… da igual no es como realmente importara o ¿si?- comento en el mismo tono.
El ojiazul le miro intrigado -¿de qué hablas? ¿Qué es lo que realmente no importa?- no lograba entender el mal humor de su amigo, mientras se cambiaba pensaba en si había hecho algo pero pronto supuso que anoche había tomado demasiado –oh es cierto… gracias por lo de ayer, si no hubieras invitado a Margarita quizás no estaría tan feliz, eres un gran amigo-
En cuanto el otro escucho eso le aventó su ropa sucia a Mordecai.
-¡oye! ¡¿Qué te pasa?!...- reclamándole.
Rigby le miraba molesto –si de seguro estás muy feliz, tanto que no pudiste resistirte a sus besoooos- comento bromeando de una muy mala manera.
Mordecai pensó que estaba jugando pero luego se puso mas pesado –¡ya basta!- se noto un ligero sonrojo en su rostro -¿¡nos estabas espiando?! ¡Eres un torpe!- le grito aventándole la ropa.
-No solo los espié también escuche que te mudaras con ella ¿no es cierto?- la ira de Rigby podía notarse, pero realmente deseaba poder hacer algo para que no se fuera, sus celos le dominaban y eso le hacia decir esas cosas.
Mordecai estaba confuso –oye… y ¡¿por qué te molesta tanto? Al fin pude hacer que se fijara en mi, ambos nos gustamos y fue gracias a ti!- el ojiazul elevo su tono de voz pues se estaba cansando de la actitud de su amigo.
Al escuchar eso, el joven moreno no pudo evitar sentir mucha rabia en su corazón –cierto… ¡lo hice porque tú no podías hacerlo, sabia que nunca te atreverías a pedírselo! Pero sabes que, se que solo juega contigo… ¡desearía nunca haberla invitado!- le grito muy fuerte, sin darse cuenta, Rigby había dicho algo de lo que se arrepentiría por el resto de su vida.
El ojiazul al escuchar eso le dio un fuerte golpe en la cara, tumbándolo al suelo –sabes… estaba pensando realmente si irme o no, no quería dejarte solo aquí… pero ahora con lo que dices creo que lo mejor seria irme y vivir al lado de la chica que me gusta…-
Cuando Rigby escucho eso no pudo levantarse, pareciera como si su cuerpo no le respondiera, en su mente solo podía ver restos de memorias, lo ultimo que había dicho su amigo resonó en su mente mil y un veces.
Mordecai tomo una mochila y guardo un cambio y algunas cosas –y sabes que… puedes quedarte con la cama, tonto mapache- cerrando la puerta de un golpe, al escuchar eso el moreno reacciono –"no…"- resonó en su mente corriendo tras de Mordecai –"no… Mordecai… ¡tonto, ella solo juega contigo!..."- aquellas palabras no parecían salir de su boca, de pronto cayo de los escalones pero sin hacerse mucho daño.
El ruido hizo que el joven alto se detuviera -¿ahora qué?...- dio media vuelta viendo a su amigo en el suelo pero seguía molesto a pesar de su preocupación -¿estas bien?... no deberías correr así, ya te dije que me voy- apenas iba a dar un paso cuando…
-¡Espera!- el moreno se medio levanto -¡¿enserio vas a dejar a tu mejor amigo por una chica, que solo te utiliza?!-
Esas claramente no eran las palabras más adecuadas en ese momento y solo suspiro –si… además- saliendo –yo la amo- después de decir eso, Mordecai se marcho pero esas palabras quedaron grabadas en la mente del moreno por horas y horas.
No importase lo mucho que gritara su nombre, era claro que aquella ave no regresaría.
