SENKI ZESSHOU SYMPHOGEAR (戦姫絶唱シンフォギア) Y SUS PERSONAJES NO ME PERTENECEN


— ¡Se registran disturbios en la capital! —Informó Fujitaka Sakuya, el gerente divisional de la división policiaca— ¡Las lecturas indican que muy probablemente se trate del FIS!

Desde su lugar, Kirika Akatsuki, apretó los puños con ira. Malditas basuras que eran todos ellos, todos y cada uno de ellos, debían ser exterminados; ese era su deber, su misión.

— ¡Su ubicación, de inmediato! —Demandó Kirika con fría voz, una mujer a pesar de solo contar con diecinueve años. No era notablemente alta como su compañera de escuadrón, Kazanari Tsubasa, pero tampoco se le podía acusar de baja. Con una estatura promedio y un corto cabello rubio no lograba imponer mucho temor por sí misma, hasta que tu mirada se cruzaba con la suya.

— ¡En el templo sintoísta en la entrada de la ciudad! —Informó el joven.

—Esas escorias…—masculló con ira contenida, tomando su arma y saliendo sin importarle los gritos del comandante.

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Una risa psicótica resonó en lo alto del templo. Un hombre de cabellos albinos se regocijaba del placer que le otorgaba la visión de la destrucción y la muerte que eran provocadas por sus mayores logros. Dos hermosas jóvenes, de veinte y dieciocho años que mataban a completa sangre fría, era tan bellamente perfecto y él lo había creado…

— ¡Chris! —Llamó desde su cómoda posición. Una albina de cuerpo bien desarrollado vestida con un despampanante vestido negro de corte occidental le miró con frialdad pero sin decir nada—Tengo un mandado para ti, preciosa—Dijo lanzando una tarjeta con una dirección escrita. La albina siguió sin hablar, preguntando mudamente que se suponía que hiciera en aquel lugar—Salomón—Como si esta palabra fuera un conjuro, los ojos de la chica brillaron antes de salir corriendo de allí.

Azulados ojos se tornaron aburridos cuando miraron a la pequeña de cabellos azabaches que vestía un corto Kimono rosado con detalles en verde con una rosa blanca sobre su cabello. Tenía rasgos finos, y ciertamente desprendía un aire de elegancia a pesar de las vendas que cubrían su ojo derecho y la sangre que empapaba sus manos. Tsukuyomi Shirabe era una completa sádica.

—Frágiles y sin valor, así son los seres humanos—Declaró la azabache escondiendo algo en la manga izquierda de su kimono.

— ¿Cómo puedes saberlo tú? —Preguntó el hombre ganándose inmediatamente la mirada de la menor—No eres más que una muñeca asesina rota que he creado—Declaró con arrogancia, las pupilas en la mirada rosada se contrajeron ante este comentario— ¿Nunca se te ocurrió pensar en el motivo de tu existencia?

De un salto, Shirabe subió al Torii quedando así solo a unos metros de distancia del doctor.

—Dígamelo—Demandó. El doctor Ver solo rio, aunque ahora de manera ligera mirando hacia abajo, creando que, por inercia, Shirabe también lo hiciera, encontrándose con una figura que no recordaba haber visto en su vida.

—Que coincidencia encontrarte aquí

—Las coincidencias no existen—La voz tan fría con la que aquella chica le respondió, sorprendió gratamente al doctor, pero igualmente ganando la atención de la chica de cabellos azabaches, hablaba de la misma manera que ella, ¿acaso se trataba de un prototipo o una réplica suya?

No.

Simplemente viéndola, sabía que no podían ser más opuestas.

Mientras que Shirabe tenía un cabello largo negro, Kirika llevaba cortos cabellos dorados y usaba un parche negro en su ojo izquierdo completamente pulcro mientras que ella llevaba unas vendas blancas salpicadas de rojo. No había forma de que parecieran, pero… la mirada jade que se cruzó con ella mandó un escalofrío en su cuerpo lo suficientemente capaz de remover un "algo" en su vacío interior, era una especie de Deja Vù.

Una katana se alzó contra ella a pesar de la increíble distancia entre ambas.

—Haremos una cosa querida—Su mirada se desvió al doctor de nuevo—Cuando logres vencer a esta niña te lo responderé.

—Es una lástima—Habló de nuevo Kirika—Morirás sin saber la respuesta.

Shirabe miró fijamente a Kirika y volvió al suelo.

—No a menos que tú puedas otorgármela—Comentó Shirabe.

Ambas chicas, sin saberlo, eran las armas definitivas que definirían de una vez al ganador de la guerra. Bien y mal.

Sin previo aviso, Shirabe dejó que un revólver se deslizara desu manga hacia su mano y disparó a la cabeza rubia en un punto mortal que ni siquiera el sombrero policiaco que cubría su cabeza protegería. La respuesta de Kirika fue rápida, pues en reflejo su espada se movió en el punto exacto para desviar la bala con el propósito de darle un destino fatal. Instintivamente, la Akatsuki se lanzó sobre la Tsukuyomi, pero contrario a lo que esperaría, ésta fue capaz de recibir su ataque con el alargado cañón del revólver, quedando así frente a frente, dejando que el jade y espinela se encontraran, así la oscuridad quisiera jugarles una mala jugada, era media noche después de todo y su única luz provenía de la luna quien en este momento se encontraba llena.

—No tiene sentido darte una explicación, no eres más que una escoria a punto de ser eliminada—Alegó mientras que ambas ponían fuerza en sus armas para tratar de empujar a su oponente. Shirabe rio ligeramente, arriesgando un poco su igualdad para asestarle un golpe limpio al siervo de la policía que le hizo desestabilizarse.

— ¿No será más bien que eres una muñeca al igual que yo y es por eso que no conoces tampoco el por qué vives? —Preguntó esquivando el corte que la rubia pretendió asestarle.

—Te equivocas—Una vez más sable terminó siendo detenido por el revólver. Un escalofrío recorrió las espaldas de ambas apenas Kirika soltó esas palabras, pero esto no detuvo que la rubia siquiera hablando—A diferencia de ti, tengo un motivo para lo que hago y no actúo solo por actuar.

De fondo se escucharon las risas del doctor.

—Si claro—Shirabe logró girar el cañón del revólver y así disparar a Kirika quien logró esquivarle a duras a penas, dando un giro junto con su katana, tratando así de asestarle a Shirabe, quien de un salto se alejó de ella y le apuntó directo a algun punto vital en su pecho antes de disparar de nuevo, creando que Kirika fuera capaz de desviar nuevamente la bala—Tu mirada está muerta y te niegas a responderme.

— ¿Solo una respuesta quieres sin importar cuál sea? —Shirabe no respondió, Kirika abrió la boca para contestar pero la cerró de inmediato. Tenía la respuesta clara desde el inicio, ¿Por qué justo ahora no podía responder? El motivo de su existencia era acabar con la guerra.

No.

Un momento, ese no era el motivo de su existencia, ese era su deber.

Una voz lejana parecía estarle llamando pero no la reconocía.

Su cabeza comenzó a doler y los aplausos del doctor resonaron aun entre las múltiples explosiones a la distancia. Si no actuaba pronto, los incendios que se estaban generando la alcanzarían y eso significaría que la ciudad entera estaría en llamas.

Lanzó su katana contra la azabache, la cual no tuvo problema en esquivarlo, pero al hacerlo, la rubia logró hacer un agarre sobre ella obligándole así a soltar su arma también. Someterla no debió ser un problema de no ser porque, aparentemente, tenían la misma técnica marcial.

¿Cómo era eso posible?

La delicada mano todavía manchada de carmesí trató de tomar la parte trasera de su cabeza mientras que Kirika mantenía un agarre sobre su cuello, pero dada la fuerza sobrehumana de ambas, lograron liberarse parcialmente, pero llevándose algo importante en la identidad de la otra. Los disfraces que cubrían parte de sus rostros.

No tomaron tiempo, en detallar en eso, concentradas en el ardor en el ojo que siempre habían mantenido cubierto. Kirika terminó tomando el revolver de Shirabe y ésta terminó con su Katana; y sin dudar ni un segundo, ambas se lanzaron una vez más al ataque.

Karakuri Burst—Entonó el doctor.

El ataque que ambas habían ejecutado quedó detenido en ese mismo instante. El dedo que estuvo por presionar el gatillo sobre la cabeza de Shirabe soltó el arma y el filo que amenazó el cuello de Kirika terminó en el suelo.

Ojos idénticos y carentes de malicia se miraron con miedo.

El ojo rosado que Kirika siempre había estado ocultado se enfrentó con el tímido ojo esmeralda que Shirabe siempre negó tener.

Ambas cayeron de rodillas y las risas del doctor se hicieron más sonoras.

Matar a Kirika para proteger a la persona más importante en su vida era el propósito de la existencia de Shirabe.

Matar a Shirabe para proteger a la persona más importante en su vida era el propósito de la existencia de Kirika.

¿Qué hacer cuando ambas personas eran la misma?

El constante llamado se hizo más claro, sino se equivocaba, con dulce voz decía con suavidad "Kiri-chan"


¡Ta da! Venga mini-fic de vacaciones que nunca falta. Aclaro de una vez para que no digan que no se los advertí: ESTE SERÁ UN MINI-FIC CON ÚNICAMENTE 4 CAPÍTULOS y lo subo ahora porque ya terminé el capitulo 3 y voy por el cuatro.

Es muy obvio en que canción me basé en esta ocasión(si escuchan vocaloid) y si no, pues pongan en google Karakuri Burst.

Y bueno, nada, ya saben que sobornos para que les traiga el siguiente capítulo (cofcofreviewscofcof) son siempre bienvenidos, yo me voy a dormir :D

Buena noche, madrugada o mañana (segun sea en su pais) ¡Nos leemos! :D