Fuego Negro

Nota inicial: Mi plan es darle edición a algunas cosas que desde algún tiempo me han ido inquietando al respecto de este fic. La verdad creo que para terminarlo me tomaré mucho más capítulos que los que tenía contemplados por diversas razones, incluyendo la misma historia. Cómo sea, espero que a los que ya lo han leído, encuentren mejor la edición y a los que no, les agradezco haber tenido el interés de pasarse a ver mi historia.

Gracias.

Ady92.

Disclaimmer: Magic Knight Rayearth no me pertenece a mí, pertenece a las geniales CLAMP, yo uso sus personajes y sus elementos para mí historia.

Capítulo 1: La división del mundo.

Es de noche. Mientras las tres corremos en la oscuridad de este bosque intentando alcanzarle. Sin embargo aunque las tres somos ligeras de pies, yo soy la más pequeña. Nuestra única compañía son las gotas de lluvia que caen sin cesar,mojando nuestras ropas, y las nubes que oscurecían el cielo, dándonos una visibilidad muy limitada en la persecución.

Quisiera descansar un poco, llevamos más o menos media hora corriendo, por que de nuevo se nos ha escapado, aunque sinceramente no debería sorprendernos, ya que anteriormente, ella era una de las Kinas más prometedoras y rápidas que se conocían. Antes claro que su traición la hiciera merecedora de la pena máxima. Mi deber es el mismo que el de ellas dos y no he escuchado que alguna desee detenerse. Somos amigas desde la infancia, desde ese entonces hemos estado entrenándonos para ser Kinas, mismas que al fin después de muchos años hemos logrado ser, gracias a nuestros maestros: Guru Clef y su manejo de la magia, que le dieron el lugar de Kina Menae, Presea y su capacidad para crear armas mediante su voluntad, y la ahora desaparecida princesa Emeraude, que tenía el poder más fuerte que se le ha visto a una Kina Marthea, desde el inicio de los tiempos.

El cargo de Kina Marthea se le daba a la mujer con mayor poder de todos nosotros, y con mayor fuerza de voluntad, con el fin de darle fuerza a nuestro hogar, mediante un proceso de selección, en el cuál las candidatas se enfrentan a una serie de pruebas con el fin de demostrarlo. La Kina Menae, era el segundo frente de poder, un hombre o mujer, que se encargaba de brindar su poder a la Kina Marthea cuando fuera necesario, y ayudarle a los asuntos que ella no pudiese atender. La actual Kina Marthea era la princesa Emeraude, misma que había desaparecido en circunstancias muy extrañas y el Kina Menae era Guru Clef.

Ellos nos enseñaron todo lo que sabemos, ahora es nuestra obligación y además honor demostrar que su entrenamiento ha valido la pena, por lo menos es una de las cosas que siempre he tenido en mi cabeza.

-Hikaru, ve un poco más rápido que puede estar en cualquier parte-una chica de cabello azul largo hasta la cadera, bastante lacio, ojos de color zafiro con unas bellas pestañas largas, mirada fría pero decidida, de facciones perfectas, me gritó mientras se detenía enfrente de mi. La determinación era una de sus mayores virtudes, aunque a veces esa determinación era confundida con necedad, o quizá fuera una mezcla de las dos. No parecía en lo absoluto cansada, aunque con su figura esbelta parecía estar hecha para correr.

-Lo siento Umi, pero mis piernas no son tan largas como las tuyas-dije yo con la lengua de fuera por el cansancio.

-Señorita Umi, no debería gritar. Debemos de ser cautelosas-Una chica de gafas redondas y plateadas, de ojos verde claro, con el cabello dorado, corto con bucles al final, tomó del hombro de Umi. Sin duda Fuu sabía calmarle a la perfección. De nosotras tres, es la más madura, y delicada, aunque en ese momento le igualaba a Umi en velocidad, sin aparente esfuerzo. Me pesó ser la más pequeña de las tres, pero no podían quejarse de que me habían dejado tan atrás.

-Silencio Fuu, oigo algo-Umi sacó a Celes de su vaina. Celes es su espada azul, con una empuñadura de dragón hecha con un bello metal cromado. La sostuvo con firmeza, buscando en el bosque con su mirada fría y azul. Fuu deslizó su mano suavemente sobre Windam, su espada verde, que tenía una majestuosa ave en la empuñadura. En cambio, yo tomé a Rayearth de su empuñadura roja que brillaba débilmente a la luz de la luna y tenía algunas gotas de lluvia sobre ella.

De repente, apareció.

-Vaya, vaya, ¿así qué Clef ya se ha vuelto demasiado viejo para las caminatas nocturnas? Mira que mandarme a tres mocosas en vez de venirme a enfrentar personalmente, no es algo que se vea todos los días. Casi me siento deshonrada- una carcajada proveniente de los árboles retumbo en el espacio abierto en que nos hallábamos las tres. De repente, al centro una mujer de gran belleza y elegancia apareció. Tenía una larga cabellera azul marino, que brillaba en la luna, unos bellos ojos rojos y su figura entallada en un traje de una tela negra de la cuál no reconocí el material, seguramente por que no tenía su origen en nuestras tierras.

-Calla Alcyone, vieja traidora-a pesar de que Umi no expresa sus emociones con cierta facilidad y no perdía los cabales en las peleas, se podía ver que estaba furiosa. Siempre se pone así cuando alguien insulta a Clef, me imagino que es porque le tiene un enorme respeto.A mí por supuesto me crea molestia y enciende mi sangre, pero no tanto como a ella. Ella despedía una furia enorme de sus ojos azules.

-¿Así que la mocosa se atreve a callarme? Bien, veamos lo que esta "vieja traidora" puede hacer contigo. Tal vez esto sea una lección de modales y verdadera magia para ti- Alcyone también sacó una espada, muy delgada, transparente; casi como hecha de hielo y se dirigió rápidamente hacía Umi. Debo de reconocer que el recibimiento de ella fue bastante bueno, pero estoy acostumbrada a ello, dado que Umi siempre fue muy buena con lasespadas. Algo así como un don natural. Enseguida empezó la pelea, el choque constante de las espadas era algo magnífico, casi único, e incluso podría decirse que no eran dos humanas las que peleaban. Mas si lo pienso, en efecto no eran dos humanas, eran dos Kinas con mucho poder.

Somos Cazadoras de Kina, guerreras, que a pesar de tener el cuerpo de humanos, fuimos dotadas con habilidades extraordinarias, para poder proteger a nuestro Líder, Emeraude de la malicia y daños del líder de los Axuls, una sociedad que trabaja con motivos misteriosos para nosotros, y nuestros enemigos desde hace un milenio. Cuenta la leyenda de nuestra orden que los Axuls habían sido una sociedad avanzada que, buscando demostrar su superioridad atacaron a otras sociedades sin piedad alguna. Hasta que los Kinas, una sociedad pacífica, les hizo frente El líder de los Kinas, mató al líder Axul, y ahora ellos buscan la venganza.

Umi, Fuu y yo nos volvimos Kinas debido a nuestras sorprendentes habilidades mostradas en la infancia. Umi domina el agua, Fuu el aire y yo al fuego.

Las tres tratamos de llevar una vida relativamente normal, pero tenemos nuestras obligaciones con los Kinas, así que muy normal que digamos no lo es del todo.

Yo antes de volverme Kina, vivía con mis tres hermanos mayores, pues mis padres habían fallecido cuando yo tenía apenas seis años de una forma misteriosa. Ellos me criaron y me dieron todo el conocimiento de armas que sabían. Por aquella época ni me pasaba por la cabeza que yo fuera una Kina, hasta que una noche de otoño cambio todo. Clef, disfrazado de una persona común fue a mi casa. Mi hermano mayor Satoru parecía conocerle, por que le invito a pasar a casa. Hablaron largo y tendido, hasta mando a llamar a Masaru y a Kakeru, pero ninguno me llamó a mí hasta tres horas después. Tenía diez años.

Cuando entre a la sala, los cuatro me vieron y mi hermano me indicó que me sentara. Resultaba que Clef venía de parte de Emeraude por la joven Kina que se hallaba viviendo en esa casa. Debía llevársela cuando era una niña, para que ésta mejorara sus habilidades. Yo sabía que el fuego me obedecía, pero nunca le di gran importancia, dado que en realidad ninguno de mis hermanos ni padres lo habían visto como un fenómeno, sólo me pidieron mantenerlo al margen con el resto de las personas. Mi hermano mayor se opuso por razones que desconozco, pero cuando escuché que era por la "protección de todos" acepté sin dudarlo siquiera un momento. A pesar de mi corta edad, yo solía creer que pude haber usado mis habilidades para salvar a mis padres, una gran culpa había caído sobre mí, y la mantenía silenciosamente. Desde entonces soy Kina, y tengo ahora ocho largos años al servicio de Emeraude, que desapareció hace dos meses en circunstancias que ni Clef, ni Presea han querido revelarnos. A la fecha, la sustituye Ferio, su hermano menor que tiene veinte años. Es muy divertido, pero a Fuu no le da confianza del todo; a la mejor por que como yo, no se toma las cosas demasiado enserio, en especial para los protocolos.

-Para ser una mocosa, sabes pelear bastante bien- Alcyone atacaba duramente a Umi, que tenía unos cuantos rasguños, mientras Fuu se levantaba y hacía un enorme remolino de viento, que hizo que Alcyone perdiera su espada. Fuu se dirigió hacia Umi y le curó las heridas, mientras yo, hacía un ataque como una flecha de fuego que ilumino a la parte del bosque donde nos hallábamos peleando. Logré mi objetivo, por que fundí las espadas de Alcyone, y le dejé las manos un tanto rojas, además de que le abrí unas partes del traje. Ella volvió hacía mí sus espadas, con una mirada furiosa mientras yo mantenía a Rayearth en alto. De inmediato comenzamos la batalla, mientras Umi con la ayuda del agua de la lluvia lanzaba estalactitas de hielo hacía ella. Fuu dirigía estas estalactitas con mayor fuerza hasta que consiguieron dejarle severas marcas.

Cayó inconsciente delante de nosotras, y en el momento que le íbamos a levantar, una sombra negra le envolvió a tiempo que una voz masculina potente y fría hablaba: "Nos veremos las caras después pequeñas Kinas" y se la llevó. Esos Axuls no saben pelear limpio, sin duda alguna. Maldije en voz baja, en comparación a la gran cantidad de palabrotas que soltó Umi. Fuu manifestó una cara de triste cansancio y puso una de sus manos sobre el hombro de Umi, la cuál controló su ira ante ese gesto.

Cansadas, las tres nos reunimos y cerrando los ojos, tomando nuestras manos llegamos hasta el hogar de los Kinas. Era una bella construcción de piedra blanca, con enormes jardines llenos de muchísimas flores las cuáles era totalmente imposible de nombrar. Campanillas, flores de piedra azul, tulipanes de fuego, violetas de hielo, etcétera. Además poseía bellos árboles de flores y frutas. La entrada era una piedra lunar de color blanco, y a la luz de la noche se veía casi fantasmal. Nos recibió una muchacha de cabello largo y dorado, ojos castaños y una gran sonrisa, mientras jalaba de los cachetes a un animalito blanco: Mokona.

-Al parecer Alcyone volvió a huir-dijo con una sonrisa el rostro. Nunca en lo que llevo aquí la he visto enojada. Y al parecer, hoy tampoco sería la excepción. Difícilmente algo puede molestar a Presea.

-No huyo, si no uno de los suyos la salvó-dijo Umi entre dientes, mientras Fuu y yo saludábamos a Presea con un abrazo. No entiendo tampoco por que Umi no confía al cien en Presea, pero no soy quien para tratar de arreglarlo, si Umi quiere odiar a medio mundo puede hacerlo. Ella no me molesta por que yo sea demasiado infantil para ser una Kina.

-¿Quién fue?-preguntó ella con su sonrisa, pero está vez, contestó Fuu.

-Supongo que su líder, nadie es capaz de hacer semejante cosa si no tiene mucho poder, además era una voz de hombre que nunca había escuchado, y al único que no conocemos es a él.

-Magnífica resolución Fuu-Un hombre alto, de cabello lila, ojos azul claro y vestido con una capa negra bajaba por los escalones del palacio a nuestro encuentro. Clef ofrecía un aspecto tranquilo, en realidad bastante calmo, pese a enterarse que al fin conocíamos la voz del líder Axul. No era mucho progreso, pero muchas de nuestras suposiciones se veían confirmadas: Los Axuls seguían con un solo líder, y este tenía tanta magia como Emeraude.

-¡Clef! Lo sentimos señor, pero se llevaron a Alcyone antes de que pudiéramos terminar nuestra tarea- Umi parecía realmente apenada, incluso bajo su cabeza en dirección al suelo. Clef se le acercó, y levantó con las yemas su barbilla, mientras Presea se mostraba muy seria e incluso miraba a Umi con ciertos ¿celos? No, la dulce Presea no era capaz de sentir esos sentimientos tan banales. Era mi cansancio el que me había hecho ver cosas innecesarias.

-Tranquila Umi, no es necesario disculparse. Además por lo que oí de Fuu fue demasiado útil que la dejasen escapar. Hemos descubierto gracias a ustedes que nuestro líder de Axuls es mucho más fuerte de lo que pensamos. Pequeñas tenderemos que mejorar nuestros métodos de defensa lo más pronto posible. Incluso creo que sería buena idea que tomaran otro entrenamiento para sus habilidades- a Umi casi se le cae la boca de la impresión, mientras Fuu lo tomó con bastante serenidad y yo le di poca importancia, encogiéndome de hombros.

-¿Podría yo ayudarte también Clef? Me preocupan Fuu, Hikaru y…Umi por supuesto- Presea es muy sencilla, pero al mencionar el nombre de Umi lo dijo casi como si se le hubiese atorado en la garganta. Al parecer Umi también se dio cuenta, por que la vio con reproche. A veces me gustaría ser menos ingenua, por que eso de no saber que sucede hasta que Fuu me lo dice, me enerva y me pone de los mil demonios. Me gusta mi inocencia, claro pero no tolero que me digan las cosas como si fuera un bebé al que a duras penas le pueden enseñar a hablar.

-Claro Presea, las pequeñas agradecerán todo tu conocimiento en armas- quizá Clef tenga más edad y experiencia que nosotras, pero a veces es casi tan ingenuo como yo. Mira que no darse cuenta de la actitud de ambas está muy raro ¿no lo creen? Negué suavemente con la cabeza-. Buenas noches, que mañana continuamos con el entrenamiento.

Al irse Clef, las tensiones entre ambas bajaron un poquito, mientras Fuu las veía con cara de "éstas dos locas no tienen remedio", yo jugaba alegremente con Mokona. He de mencionar queeste animalito nos da una lata horrible, y perseguirle es una verdadera odisea. No me explico como puede ser tan rápido si es tan pequeño y esponjoso. Misterios de la vida, incapaces de ser explicados por nadie.

-Señorita Presea, señorita Hikaru…

-Te he dicho cómo veinte millones de veces que no me llames señorita; Fuu. Yo te digo Fuu aí que tú sólo dime Hikaru-nunca me gustaron las formalidades desde que tengo memoria. Costumbre de familia, creo. Pero a Fuu, por más que lo intentase, siempre se le escapaba un "señorita Hikaru" en vez de mi nombre común y corriente. Vaya chicas más extrañas que somos. Una fría y enfadosa, una educada y una que actúa como niño. No, si estamos hechas. Supongo que por nuestras rarezas somos tan amigas.

-No lo puedo evitar se…Hikaru-contestó ella realmente apenada.

-¿Ves qué no es tan difícil cómo crees? Hi-ka-ru- dije las sílabas de mi nombre, como si estuviera enseñándole como se pronuncia, de nuevo.

-Bien chicas, a Clef no le va a gustar verlas despiertas después del encuentro que tuvieron con Alcyone; además si no me equivocó mañana hay que continuar con los entrenamientos ¿o no?-preguntó Presea con dulzura, mientras Mokona volvía a sus brazos.

-Pero Presea, ¿cómo quieres qué sigamos los entrenamientos, si Umi está así de lastimada?-pregunté yo, haciendo ojos de cordero degollado. Fuu tuvo que taparse la boca para no reírse, mientras Umi casi me asesina con la mirada. Presea se limitó a esbozar una tierna sonrisa y a acariciar mi larga cabellera roja, que siempre peinó para mayor comodidad en una trenza larga.

-Hikaru, deja de comportarte como si tuvieras cinco años- la voz de Umi ya se oía en las bellas escaleras de mármol-. Yo estoy bien. Podemos continuar como siempre.

-¿Segura Señorita Umi? Yo la veo un poco agotada, debería ver sus heridas…

-¡Sí yo digo que estoy bien es porqué estoy bien! Vamos a dormir. Ya oyeron al señor Clef- Umi se fue corriendo, mientras dejaba a Fuu con la palabra en la boca. Sin duda, le molestaba que le consideraran débil. Yo ni en un solo momento lo he pensado, pero también creo que, somos Kinas y todo lo demás, pero somos tan emotivas, sensibles al daño como un humano cualquiera; cosa que al parecer no entiende ella. Ni hablar, si quiere ser así nadie va a cambiarla.

-Tranquila Fuu, lo que pasa es que no le gusta que el señor Clef la vea cuando falla-Presea tomó del hombro a Fuu, la que seguía atónita viendo el paso donde Umi se fue. Como nunca nadie se enoja con Fuu, supongo que le ha afectado y más si es Umi, dado que entre las tres nos tenemos mucho aprecio, pero su relación es más compleja. Ellas se conocen desde antes de que yo fuera una Kina…bueno en realidad siempre lo fui, pero antes de saberlo. Han estado aquí por que sus padres las han mandado. Eso es algo en lo que difiero de ellas, además de ser más alegre y tomar las cosas más a la ligera.

-Bien, en vista de que mañana vamos a clases, yo me voy a la cama-dije dándome por vencida, y entrando a la enorme mansión me dirigí a mi dormitorio.

La enorme cama con colcha roja y sábanas blancas parecía sonreírme, mientras las cortinas de seda rosa se agitaban suavemente con la brisa nocturna que olía a las flores del enorme jardín. Al parecer los jazmines de luz hacían su encanto. Fui a la ventana, con intención de cerrarla, pero al ver que el balcón se iluminaba por la luna y por los faroles que rodeaban a la mansión. Salí y me quedé observando el espacio, mientras me imaginaba mi vida sin ser una Kina. Sería una chica normal, amigas normales, noches en cualquier fiesta en vez de pelear con Axuls… Sería tan distinto.

Pensaba en todo esto mientras vi como en el jardín aparecía una luz azul, pequeña, pero que se me hizo muy atrayente. De inmediato desapareció en el cielo, mientras yo me preguntaba que había sido, y como había desaparecido de repente. Seguramente era uno de los ancestros de esta tierra que venían a advertirnos algo.

o.O.o.O.o.O.o.O.o.O.o

-Es increíble Alcyone, se supone que eran nada más tres niñas- Caldina, una de las aliadas de mi hermano, excelente ilusionista, reía suavemente mientras veía a Alcyone con desprecio-.Tú misma lo has dicho, antes del enfrentamiento.

-Basta Caldina, ¿por qué no las enfrentas tú?-contestó Alcyone entre dientes, mientras Clío la enfermera le atendía las heridas causadas al parecer por las estalactitas que le había lanzado una de las niñas. La que la dejó más débil fue una que le lanzó fuego, al parecer el daño no fue al instante, sino después que le empezaron a aparecer las llagas.

-Por que los Kinas mayores merecen una buena oponente-contestó ella con una sonrisa mientras yo seguía con los brazos cruzados en las penumbras. Lo cierto es que Caldina ya se había enfrentado a las niñas anteriormente, y no salió muy bien parada. En parte por esa chica de cabello rojo, que casi la deja rostizada a pesar de ser la más pequeña de las tres mocosas-. Y no puedo perder el tiempo con niñas. No me gusta cambiar pañales ¿sabes?

-Cómo sea, he podido infiltrarme a la Mansión Kina y no tienen la menor idea de quién es nuestro líder, ni del paradero de Emeraude-sonrió Alcyone, pero tuvo que ponerse la mano en el abdomen, por que se hallaba muy herida. Clío es una enfermera excelente, pero las heridas hechas por invocación, son muy difíciles de tratar. Le trataba con agua y con hierbas, pero algunas no deseaban ceder.

-Eso no es obra tuya Alcyone, si no de mi hermano Zagato- salí de las penumbras en las que me hallaba y sonreí con altanería. Las dos mujeres, una de cabellera morada con ojos rojos y un camisón de una tela muy fina propia de nosostros de color blanco, y la otra de cabello rosa peinado con una coleta, ojos verdes con un traje entallado de cuero rojo. Las dos cambiaron sus caras por otras de respeto. Ciertamente, ser el menor de los Lores Axuls era algo digno de respeto, por que nuestra familia tenía gran poder, dado que éramos los gobernantes de los Axul. Mi hermano en especial, no creo que un Lord Axul haya sido tan poderoso como él, y mucho menos que haya logrado tanto en tan poco tiempo.

-Señor Lantis, no sabíamos que estaba aquí-Caldina no temblaba, pero se notaba muy sorprendida de hallarse ahí-Pensábamos que estaba con su hermano, Lord Zagato.

-No, Zagato no me necesita salvo cuando es una cosa de importancia-dije yo con desdén, mientras me acercaba a Clío, la enfermera. Era una buena persona dulce, lo decían sus ojos rosas, y en sus bucles negros que tenía el afecto de una madre. Me sorprende que trabaje para nosotros después de lo que piensan los Kinas, pero ellos creen que son buenos y nosotros los malos. Vaya forma más estúpida de dividirse los bandos.- ¿Qué opinas del poder de quién hizo estás llagas Clío?

-Mi señor, la persona que las hizo tiene un poder asombroso, aunque no lo parezca-Clío hablaba muy preocupada, mientras buscaba una de los remedios que usaba con las quemaduras. Yo, como domino el trueno, me he hecho múltiples quemaduras en mis entrenamientos o bien a los que entrenan conmigo así que conocía de memoria ese remedio-. Sólo usted deja quemaduras tan severas a los otros seres. Creo que la señorita Alcyone ha tenido mucha suerte de salir viva. Quizá fuera por que la intención de quien lanzó este hechizo no fuera asesinó con la mirada a Clío, pero en cuanto le miré, puso una expresión de furia y finalmente cerró los ojos. En realidad, todos sabían lo mucho que quería a Clío. Era como una hermana mayor para mí.

-Gracias Clío, me eres siempre de mucha ayuda-sonreí mientras salía de la enfermería, en dirección a la biblioteca. Pasé por el salón que era alumbrado por la enorme lámpara, mientrasveía la enorme sala con sillones de color negro, y en medio con la chimenea apagada, pues no era temporada de frío en nuestra tierra. Me dirigí a la enorme ventana, que tenía su marco de ébano, y poseía cortinas de seda azul marino, y afuera se erigía un enorme jardín, en el que nosotros entrenábamos tan a menudo. Nos protegíamos con una especie de encantamiento que Zagato y yo habíamos establecido con el uso de nuestra magia conjunta. Sin duda había sido muy útil en cuanto los Kinas, en especial Clef se encontraban a punto de hallarnos.

De inmediato mandé una luz azul a buscar a la chica que había hecho el ataque a Alcyone y no tarde mucho en hallarla. Estaba en uno de los balcones con un camisón rosado, y una larga cabellera roja suelta. El cabello rojo y largo, sus ojos enormes eran al igual que su cabello rojo. No era muy alta, pero tenía el cuerpo esbelto, por un instante le miré con desdén, parecía una niña en pleno desarrollo. De repente sus ojos rojos se dirigieron a la luz, en ellos vi un poder y una determinación que no se veía en todos los Kinas. Yo decidí antes de que me descubriera, retirar mi evocación. Sin duda no podía pasar del jardín, gracias a la magia de Clef y Emeraude. Tenía que averiguar que tan fuerte era su poder, pues sin duda si era tan fuerte cómo yo, ni Caldina ni Alcyone tendrían oportunidad de vencerle. No tenían la fuerza necesaria, y si así era, estábamos perdiendo el tiempo.

Fui de nuevo hacía la biblioteca, obra de nuestra familia, pues desde chicos nos han enseñado que las batallas se ganan con conocimientos, no con la fuerza. Zagato desarrollo su magia al máximo potencial, mientras yo me dediqué a las armas y también a la magia.

Soy el segundo más poderoso de los Axuls, después de él, claro está, pero la verdad nunca me ha importado, dado que yo admiro a mi hermano mayor y le sigo en todo lo que me pide. Ésa fue la obligación que me dejo mi padre al morir, y lo que me cabe en la cabeza. Ahora a mis diecinueve años, no puedo ver a Zagato de otra forma más que como un líder y casi cómo a un padre.

Abrí la enorme puerta negra, y prendí la enorme lámpara que habíamos mandado a instalar Zagato y yo, pues la anterior ya estaba muy vieja. Los miles de cristales que poseía iluminaban a la perfección la habitación, que era bastante lujosa. Busqué mi sillón negro favorito y reanudé la lectura sobre la historia de los Axuls, pero quise buscar algo de los Kinas. Nada importante, no leído por mí anteriormente, sólo que eran enemigos y que siempre tendrían a una mujer como líder. Cuestiones de principios, al parecer. Por ello, supimos de la líder Kina, y no tardamos en descubrir a Emeraude. Acto seguido, mi hermano la secuestró, pero ahora ha cometido un descuido: por salvar a Alcyone han descubierto que se trata de un hombre quien es nuestro líder.

Zagato sabe lo que hace, es mucho más sensato que nosotros, y a la mejor era preferible que supieran que era un hombre que capturaran a Alcyone, forzándole a descubrirnos. Al menos eso podía contar como una ventaja, pero seguramente mi hermano no iba a estar muy contento con Alcyone.

Me estaba durmiendo, así que me acomodé en el sillón negro, cerré mis ojos y recargué mi cabeza…

Estaba en un lugar desconocido, todo era extraño; mientras mantenía mi espada negra, Clefto en alto. Estaba en alerta, cómo quién está en una batalla. Me detengo mientras me doy cuenta de que alguien grita mi nombre sin cesar: "¡Lantis! ¡Lantis! ¡Lantis!

Quiero hallarle, me desespera no hallarle. Sigo la voz, pero cada vez se apaga más y más. Ni el Resplandor de la espada me indica si hay una sombra…nada…

Yo gritaba que ¡No, por favor! Tantas veces que realmente me desesperaba, algo me quemaba en las entrañas, no me dejaba respirar y me hacía sentir un miedo cómo nunca antes lo había sentido en toda mi vida…

-¡Lantis!

-No, por favor…

-¡Lantis! ¡Lantis!

Desperté súbitamente. Enfrente de mi, un hombre igual de alto que yo, de ojos violeta intenso, a diferencia del azul marino de los míos, de cabello negro como el mío, sólo que difería en su largo, en su caso le llegaba hasta el suelo, peinado en una coleta, vestido con una túnica elegante en color negro, a diferencia mía, que llevaba dos piezas de ropa en color negro, como correspondía a la ropa de descanso del comandante de las fuerzas de Axulian.

-Bien, bello durmiente ¿a quién le decías "No por favor"?-sonreía él, mientras tomaba asiento en el otro sillón negro que estaba a un lado.

- A nadie-contesté yo de mala gana-Lo que pasa es que te estaba viendo con un traje de las mujeres del burdel de Amirtar.

-Me muero de la risa Lantis-contestó él con ironía-. Sin embargo me duele pensar que es la única forma en la que verás un burdel, hermanito. ¿Qué haces de holgazán durmiendo aquí? Se supone que me tienes que ayudar. Mantener a nuestra sociedad no es tarea fácil.

-No necesitas mucho de mi ayuda últimamente. Sin ayuda de nadie, pudiste capturar a Emeraude, además de que eres el más poderoso de todos los Axuls ¿lo olvidas?

-No Lantis. Capturar a Emeraude fue un golpe de suerte, lo sabes. Además si la ves bien, no es tan fuerte como la pintan…

-Si te oyeran los Kinas, de seguro se te armaría dura. La han de querer demasiado, por ser su líder y por ese aire de inocencia que tiene. Me cuesta creer que su magia sea tan fuerte como la tuya, en apariencia no parece capaz de matar nada...

-Los entiendo-dijo Zagato en un susurro que a mí no se me escapo. Desde que capturo a la lideresa de los Kinas, se ha mostrado cada vez más raro. Melancólico, ya no ataca a los Kinas con tanta furia, y pasa más tiempo solo.

-¿Perdón, Lord Zagato? ¿Desde cuándo entiende a los Kinas? Sí yo no supiera que es la lideresa de los Kinas y que eres lo bastante inteligente para no enamorarte de ella, lo pensaría seriamente-le dije yo bromeando, mientras trataba de esquivar el cojín con el que intentaba darme en la Zagato.-Compórtese Lord Zagato, que ya no tiene diez años, además deje de actuar como un loco enamorado.

-Por lo menos yo no te sueño en ropa de burdel, Debes de tener traumas debido a que nunca has tenido a una mujer desnuda enfrente de ti.

-Cállate Zagato-dije yo con la cara totalmente roja- Tú tampoco.

- ¿De verdad eso crees?-me preguntó él con una sonrisa de satisfacción, mientras yo abría la boca como un bobote. Yo sabía que Zagato tenía muchas seguidoras, pero que se haya metido con una si era noticia nueva para mí. De las cosas que se entera uno cuando charla con su hermano.

-Eres un ingenuo, Lantis. Eso te pasa por andar nada más entrenando. Casi ni conoces a las mujeres, de no ser por que papá dejo unos libros de medicina, no hubieras visto nunca a una mujer desnuda en tu vida.

-Que yo haya visto a una mujer desnuda o no, es un asunto mío Zagato. Ahora dime ¿no te preocupa qué te hayan oído los Kinas? Ya saben que eres un hombre, y ahora podrán buscar tu fuente.

-Con los miles de hombres que hay en el mundo no creo que hallen a uno sólo. Bien Lantis, me han dicho que Alcyone ya no es capaz de enfrentarse a esas niñas ¿verdad?- Zagato cambiaba de personalidad tan rápido que a veces me hacía pensar que era bipolar. Ahora asumía su papel de líder Axul a la perfección. Fíjense, ya sabía lo de Alcyone.

-Ya sabes que no se puede confiar mucho en ella. Era buena, pero con su prepotencia y vanidad típica de las mujeres, ya no sabe pelear. Incluso Ascot sólo necesita un poco de magia para vencerle.

-Lo sé. Pero me es útil por que, debido a una extraña razón me es absolutamente fiel, además de un excelente entretenimiento en las noches en las que mi cama está muy ancha-me dirá ingenuo y todo lo que quiera, pero cualquiera con dos ojos y una nariz se podría dar cuenta de que Alcyone estaba totalmente perdida de amor por mi hermano.

-¿Por qué te refieres a las mujeres de esa forma? ¿Acaso es por qué te roban a los hombres? Ah ya me acordé, es por la novia esa que tenías antes, la que te tenía casi con un pie en el altar y te dejo por Eagle…

-No Zagato, si no que todas son iguales. Son bonitas pero huecas de la azotea o son inteligentes pero unos monstruos. Ninguna es perfecta.

-O tú eres demasiado exigente-dijo mi hermano.-Me alegra que seas así por lo menos no te distraerán las bellas Kinas que hay en la Mansión. Planeo que nos ayudes a saber más de las niñas esas, que han escogido para sustituirles. Como sabes, su sistema es siempre escoger mujeres, por lo que en automático quedan descartados Clef es hombre al igual que Ferio, otros muchos Kinas con la misma condición y Presea no es tan fuerte como Emeraude, así que no dudes que una de ellas será la próxima lideresa Kina, y si las eliminamos ahora daremos fin a los Kinas. Son más poderosas de lo que pensé. Ni Caldina ni Alcyone podrán con ellas. Clío me dijo que una de ellas tiene el mismo poder que tú, por lo cuál no puedo confiar en nadie más, salvo en alguien que tenga su misma fuerza.

-¿Y tú Zagato? ¿No eras así de poderoso cuándo eras así de joven?

-Eso es lo que me preocupa; que yo era igual de poderoso, cuando era joven. Por lo que dice Alcyone, las tres son más jóvenes que tú y yo, y si ya tienen ese poder, cuando crezcan serán mucho más fuertes.

-Bien, lo haré. Supongo que tendré que infiltrarme a la Mansión Kina, por que no veo otra forma…

-A veces utilizas el cerebro, aunque para mi desgracia no es tan a menudo como yo quisiera-sonrió mi hermano, mientras se acomodaba en el enorme sillón y yo hacía lo mismo pues sería una charla demasiado larga.-Debemos entender por lo mientras, que no se van a tragar ninguna que sea muy obvia, así que debemos de revelar unas cosas pero no demasiadas. Tú te encargarás de hacerles creer que te has pasado al lado de los Kinas, así que tendrás que demostrar una lealtad convincente.

-¿Qué cosas Lord Zagato? Sabes que nunca han sabido más que unas cosas y eso por sus libros que si no ni siquiera sabrían el nombre de nuestra orden-ser discretos era una gran cualidad de nuestra orden. Nunca ni en los mil años que llevamos en guerra han sabido nada de nosotros y Zagato estaba arriesgando mucho al querer revelar unas cuantas cosas.

-Lo sé Lantis, pero si no arriesgamos nada, no podremos acabar con esta guerra que lleva mil años. Sé que es muy arriesgado lo que te estoy pidiendo, pero quizá es por ello que no hemos acabado con los Kinas, por que no estamos dispuestos a arriesgarnos lo suficiente, ¿no lo crees?

-Bien Zagato admito que eres más inteligente de lo que imagine. Como sea, tiene que ser información medianamente valiosa. ¿Qué sugieres para revelar?-le pregunté. Sí tenía que revelar algunas verdades los dos tendríamos que ponernos de acuerdo. No sería nada sencillo, e incluso me arriesgaría a morir en las manos de Clef o algo así. He de decir que no le sería fácil matarme con mis fuerzas y poderes.

-Tienes que prometerme que sólo revelarás lo que acordemos no importa lo que pase Lantis, ni en que peligros te encuentres-nunca vi a mi hermano tan serio, e incluso sus ojos morados tenían una ligera sombra. Sin duda le dolía entregarme a los Kinas pero si no teníamos opción yo estaría dispuesto a ceder. Desde el inicio y por juramento tenía que velar por la seguridad de mi hermano, dar mi vida por él si fuera necesario y por supuesto obedecerle en todo lo que él me pidiera.

-De acuerdo, de acuerdo si no me queda de otra-contesté con una sonrisa, que él me devolvió con tristeza.

-Sabía que aceptarías. Me eres demasiado leal.

-Cállate, o esa lealtad se puede transformar en un gancho al estómago, Lord Zagato.

- ¡Uy qué miedo da Lord Lantis cuándo se enoja! Pero no por ello me dejara de ver con ropa de prostituta en sus sueños.

Si los Kinas no matan a Zagato, yo lo haré un día en que me desespere de verdad.

Notas: Acepto la crítica constructiva por que es mi primer fic. Me costó un poco escribirlo pero espero que sea más fácil conforme pasa el tiempo. De momento apenas me integro, así que muchas gracias por la paciencia. Éste va dedicado a mi hermano mayor que me animó para empezar. Gracias Drachen! Trataré de ser constante, pero igual puedo subir en tres días como en un mes (es broma, no me tardaré tanto)