Hola! Ya sé que soy una loca, tengo dos fics sin terminar y ahora salgo con otro, pero les aseguro terminare los tres. Esta historia se me ocurrió y no resistí escribirla y publicarla, ¿qué más da que sean las dos de la mañana? En fin, respetuosamente aclaro a los naruhineros 100% que esta historia tiene un poco de kibahina pero solo un poco, y no tendrá lemon (por ahora jajajaja tal vez mas adelante sí). Por favor opinen, para saber si sigo o mejor me consigo otra afición (amo escribir). Saludos a todos y todas y gracias por su talento y por tomarse el tiempo de leerme.
Personajes: Kishimoto
Historia: yo aquí, aquí presente!
De tristeza a felicidad y de felicidad a tristeza
Cap. 1: Mi esposo Kiba
El día en que Hinata comprendió que no tendría oportunidad con su gran amor Naruto Uzumaki, se sintió triste y feliz de que él había encontrado al fin la felicidad al lado de Sakura después de que paso el tiempo suficiente tras la muerte de Sasuke Uchiha en la cuarta gran guerra.
El rubio y la pelirosa aunque no lo decían abiertamente tenían una relación de noviazgo e iban muy bien por lo que se sabía.
La ojiperla se sentía melancólica pues ya no podría mirar a Naruto, mucho menos buscarlo y sonrojarse al estar cerca.
Nunca se lo imagino, ya que Kiba tenía una relación con una chica de su clan que terminó por "incompatibilidad" pero solo paso un corto tiempo de eso cuando el Inuzuka le declaró su amor a la Hyuga.
- ¿cómo? Tu estas pidiéndome que sea tu tu tu novia Kiba kun?-
El chico perro la miro sonriente por la extrema vergüenza que sentía la kuinochi –así es Hinata, quiero que salgamos juntos ¿qué piensas?-
La chica ultra sonrojada y nerviosa respondió – yo, yo no sé, tengo que pensarlo bi bien-
El castaño no oculto su decepción pero no presiono – ok Hinata pero no te tardes toda una vida en responder eh?- y se alejo.
Tras unos días de largas conversaciones con ella misma y dado que su amado rubio ya no podría ser suyo nunca, pues termino por aceptar a su compañero de equipo.
Ella no lo tenía previsto pero andar con Kiba realmente la hacía sentirse bien, él la conocía perfectamente, sabía lo que pensaba antes de que dijera algo, la hacía reír y la comprendía como nadie, además la familia Inuzuka era genial, todo lo opuesto a su propia familia, ellos aunque tenían un semblante duro, eran muy divertidos, reían, jugaban y la pasaban de maravilla, aceptaron muy bien a Hinata y a ella le encantaba estar con ellos, fue perdiendo timidez y pronto era una más de los Inuzuka.
Sin embargo no todo fue miel sobre hojuelas, obviamente Hiashi Hyuga puso el grito en el cielo al enterarse de la relación, pero en el fondo él como todo padre amaba profundamente a su hija y al verla tan feliz y cambiada a raíz de su relación con el castaño termino por acceder.
Pasaron un hermoso año de noviazgo, en el cual a pesar de que la ojiperla no lo amaba locamente, lo quería muchísimo y se estaba enamorando de él. Así que sin más el chico de la chaqueta negra le pidió matrimonio a la Hyuga durante una misión que realizaron juntos, la chica se desmayo, se sonrojo y tartamudeo pero acepto. Se hicieron los preparativos, y tuvieron una sencilla boda, como era de esperarse Hinata no podría ser la heredera de su clan pues se caso con alguien ajeno al clan, pero eso no le importo, se sentía feliz de decidir su futuro y hacer algo por su felicidad por primera vez en su vida.
La tan esperada noche de bodas, se convirtió más bien una semana de bodas de misión imposible, pues cada vez que el pobre castaño intentaba "algo" con su ahora esposa, ella terminaba desmayada, el Inuzuka se estaba resignando a que tal vez nunca pasaría "eso" entre ellos, pero armo un plan a prueba de errores, le ofreció a la ojiperla una copa de champagne, puso música relajante, se sentó a su lado y le susurro mil palabras bonitas para tranquilizarla y finalmente el matrimonio Inuzuka – Hyuga se consumó. Fue el suceso más tierno y bello para la joven y lo mas anhelado para el chico quien desde antes de ser novios se lo venia imaginando.
Pasaron un par de meses, de lo más felices cuando Hinata se dio cuenta de que esperaba un hijo, la noticia no podía hacerla más feliz y con sus mejillas rojas y jugueteando con sus dedos se lo comunico a su marido, quien emocionadísimo se puso de rodillas y empezó a besuquear el vientre de su mujer saludando a su hijito, Akamaru quien no sabía muy bien que sucedía solo ladraba emocionado al percibir la alegría de sus amos.
Tras la sesión de besos el castaño se incorporó y le dio un dulce beso en la frente a la ojiperla susurrándole – te amo Hina- La futura mamá se sentía tan dichosa que sonreía como nunca, realmente se había enamorado de ese hombre que la trataba como una reina.
Kiba se dirigió a la puerta, pues tenía asignada una misión, se detuvo un momento al abrir y giró hacia su esposa – cuídate y cuida mucho a nuestro bebe- la mujer inconscientemente se llevo las manos al vientre y le sonrió cálidamente a su marido, quien pronto se alejo hacia su misión.
Pasaron unos días y la ojiperla empezaba a sentirse inquieta, extrañaba a su esposo, además reía pícaramente al pensar en lo primero que hacía su castaño cuando volvía de una misión: tener una larga sesión de "amor" bajo las sabanas de su cama.
Ese día volvieron Sakura (quien había sido asignada de última hora al equipo de Shino y Kiba tras la noticia del embarazo de Hinata) y Shino con un ninja sin vida entre sus brazos.
La pelirosa estaba desencajada, el enemigo hirió a Kiba durante la misión sin que pudieran hacer nada, trató de salvarlo y vivió una situación muy parecida a la de su maestra con Dan (Tsunade vio morir a Dan en sus brazos desangrado). Shino se sentía desolado.
Los primeros en recibir la terrible noticia fuero los Inuzuka, todos estaban devastados, simplemente no sabían cómo ir donde la Hyuga y decirle tan funesta noticia.
La hokage quien ya había pasado por esa situación con Kurenai, decidió ir personalmente y ser ella quien le dijera a Hinata de la muerte de su marido.
Justo iba rumbo a la casa de la Hyuga cuando apareció el Uzumaki frente a ella. - ¿Qué haces aquí?- el ojiazul la miró serio – Sakura me dijo sobre Kiba- Tsunade puso su brazo sobre el hombro del rubio y siguió su camino pero el ojiazul la llamo – se que vas con ella, déjame yo se lo diré- Tsunade le dirigió una mirada de confusión – y ¿por qué y tú?- El chico con la misma seriedad con que apareció le respondió – porque ella me apoyo a mí en momentos difíciles, y ahora yo voy a corresponder- La Hokage no estaba convencida pero vio a Naruto dirigirse a casa de la ojiperla y conociendo lo obstinado que era el rubio lo dejo hacer.
Con un gran pesar el ojiazul toco a la puerta de Hinata, ella salió corriendo emocionada – ¡amor¡ regresaste yo te…- al abrir la puerta y ver a Naruto se sintió apenada y decepcionada a la vez. – Na Naruto kun, ¿qué haces por aquí?- el rubio bajo la mirada un momento – lamento tener que darte tan malas noticias pero…- la Hyuga abrió sus ojos desmesuradamente y puso sus manos en su pecho, sin duda la presencia de él y sus palabras significaban… - lo siento mucho Hinata, Kiba murió durante la misión- La chica sollozó un no y empezó a retroceder hasta topar con un pequeño taburete, iba a caer pero el rubio la sujeto de las muñecas y la llevo con cuidado al sillón más cercano, Hinata repitió varias veces no subiendo en cada exclamación el volumen de su voz y miro a los profundos ojos azules que la observaban con compasión y de pronto perdió el conocimiento.
Paso unos días en el hospital con una crisis nerviosa derivada de la noticia, se hicieron los funerales del Inuzuka pero tanto la familia de él como los Hyuga pensaron que lo más prudente sería no llevar a Hinata por su estado.
A pesar de esto, la joven en un descuido se escapo del hospital, fue por ropa apropiada a su casa y se presentó en el funeral, Tsunade estaba dando un breve discurso cuando de pronto la ojiperla vestida de negro caminó hasta donde se encontraba su familia política mientras era seguida por las miradas de los presentes, uno a uno pasaron los ninjas de la aldea dando sus condolencias y ofreciendo sus respetos, admirablemente la chica del cabello negro azulado permaneció fuerte, sin quebrarse en ningún momento, cuando todos se fueron, ella se arrodillo y empezó a llorar en silencio, a una distancia prudente Neji la observaba y cuidaba de ella. Anocheció y la ojiperla seguía en el mismo lugar, su primo se acerco y tomándola de los hombros la ayudo a incorporarse, quiso llevarla a la mansión Hyuga pero ella no acepto, quería ir a su propia casa, donde estaban sus recuerdos, donde vivió con él.
Kurenai la esperaba, ella sabía que la ojiperla la necesitaría, hizo un tendido en la cama para acostar a su pequeño hijo y recibió a Hinata en su propia casa. La joven con su mirada perdida se dirigió a su habitación y paso las horas oliendo la almohada de su marido, sentía que en cualquier momento el entraría y le pediría un masaje para relajarse, mientras Akamaru ladraba afuera, ¿Akamaru? Hinata se puso de pie y corrió desesperada,- ¿Dónde está Akamaru?- gritaba, y es que desde que recibió la noticia no había visto ni escuchado al perro. Como pudo Kurenai la tranquilizo y ofreció un té – hasta donde sé, el también quedo muy herido, debe estar en la veterinaria de tu cuñada- decía consolando a su alumna.
Al día siguiente fue por Akamaru, estaba muy débil tras una operación que le realizaron para salvarlo, la ojiperla acariciaba su pelaje cuando apareció la hermana de Kiba – no puedo hacer nada Hinata, nuestros perros mueren cuando sus amos se… van.- La Hyuga le dirigió una mirada de aliento a Akamaru – estará bien, ahora yo veré por él, en representación de Kiba.-
Y así fue, la ojiperla lo llevo a casa y logro que comiera, ambos se acompañaban pues compartían un mismo dolor.
Tsunade estaba preocupada, Hinata estaba bajando alarmantemente de peso, estaba débil, ojerosa y con anemia, eso sin duda amenazaba con dar por terminado el embarazo. Así que fue a visitarla y le hablo fuerte – Entiendo que estés deprimida, pero si sigues así, si no te cuidas, perderás al bebe ¿acaso quieres perderlo también a él?- sentencio la hokage sintiéndose culpable de ser tan dura.
La Hyuga levanto su mirada y vio por unos segundos observó a la máxima autoridad de la aldea.
– NO, yo no quiero perderlo, tiene razón Hokage sama y le agradezco por abrirme los ojos-
A Partir de ese día la chica tuvo más cuidado de su salud, no quería perder a su hijo, a una parte de Kiba que crecía en su ser.
…
Para Naruto las cosas no pintaban bien, su relación con Sakura estaba acabada, desde el principio fue así, aun que los dos se esforzaron, el recuerdo de Sasuke Uchiha lejos de unirlos los alejaba cada día más, no quisieron seguir lastimándose y terminaron con la relación.
La pelirosa había quedado mal por lo que paso con Kiba, así que se enfoco a superarlo con ayuda de Tsunade sama.
Y Naruto, pues él se sentía solo y confundido y sin querer hizo un recuento de su vida y en él también recordó a Hinata, así que decidió visitarla, vaya sorpresa se llevo al verla con un abultado vientre de siete meses de gestación. – Hi Hinata ¿cómo estás? No sabía de de tu bebe.- La chica le sonrió levemente y lo invito a pasar, pero Akamaru le gruño fuerte al rubio, éste sorprendido le hizo una seña a la Hyuga de ¿qué pasa? Y la chica le hablo al perro – es nuestro amigo, todo está bien- aun con gesto amenazante el animal se fue a su sofá personal. – Disculpa Naruto, desde que Kiba se fue, Akamaru detesta los olores masculinos en la casa, hasta a Neji y mi padre les ladra-
Conversaron por un rato y el rubio se retiró siendo prudente, ver a la ojiperla con su mirada tan triste y embarazada le hizo sentir mucha compasión por la mujer y el bebe que pronto nacería, sin poder evitarlo recordó lo difícil que fue para él crecer sin sus padres, pero lo reconforto que el bebito de Hinata la tendría a ella, muy diferente situación a la que él vivió.
