¡Muy buenas!
A/N: Hace tiempo leí esta historia en inglés y me enamoré de ella. Le comenté a una amiga que se la leyera, pero al estar en inglés me pidió a ver si la podía traducir. Le pregunté a la autora si me daba su permiso para hacerlo y aquí estamos, ¡colgando el primer capítulo!
La historia original se llama: A Million Miles of Fun, de la magnífica Jade8devlin.
Esta historia consta de 5 capitulos más el Epílogo. Sin embargo, éstos están divididos en Parte A y Parte B.
La Parte A consiste en la explicación que se dan en los medios de comunicación más la vida de las cuatro chicas.
La Parte B sigue contando la vida de las faberritana.
¡Disfrutad!
Parte Uno – No Somos Quien Tú Crees Que Somos.
"Y en Lima, Ohio, un hombre y una mujer fueron asesinados esta mañana durante lo que se cree que ha sido un allanamiento de morada. Russel Fabray fue visto por última vez saliendo de Gas'N'Go a las 2 y su mujer, Judith, una hora antes saliendo de un supermercado. La policía relaciona el doble homicidio al reciente incremento de robos en el área, aunque éste caso parece ser el primero con estas fatalidades. Sus dos hijas, Quinn y Stacey no han sufrido ningún ataque."
Jessalyn Briggs baraja los papeles en su escritorio, aclarándose la garganta. La expresión sombría en su cara parece desaparecer a medida que se gira hacia la cámara 3.
"Otis-la-nutria es el último titular de hoy. Abandonado por su madre y encontrado rebuscando entre los contenedores de basura de la familia Nelson, Otis ha demostrado que si no puedes amaestrar a un perro enseñándole un truco, ¡enséñaselo a otro! Otis quedó segundo en el Show de Perros de Ohio de este año tras un año de lucha por parte de la familia Nelson para que pudiera formar parte. Bien hecho Otis, desde el Canal 43 te saludamos."
"Russel y Judith Fabray eran conocidos como unos ciudadanos de alta clase de Lima, una ciudad que ellos amaban y que hoy le rinde homenaje a la pareja asesinada. Hace tan solo dos días fueron encontrados en su casa; Russel había sido apuñalado unas 35 veces en el tórax; Judith fue estrangulada en su propia cocina. Afectados de hasta Massachusetts han viajado hasta Lima para dar sus condolencias a la familia, que inicialmente se creía que habían estado asesinados a causa de un allanamiento de morada. Sin embargo, la policía ha desestimado cualquier relación entre el asesino y la serie de robatorios. En cambio, están demandando cualquier tipo de información sobre la hija pequeña de la pareja asesinada, Quinn Fabray."
"El caso que se está llevando a cabo sobre el asesinato de la pareja Fabray se profundiza al haberse dado por desaparecidas tres chicas adolescentes junto con la hija pequeña del matrimonio Fabray, Quinn. Santana Lopez, Brittany Pierce y Rachel Berry no han sido vistas desde el día del asesinato. Todas excepto Rachel Berry eran conocidas como amigas de los Fabrays, y ciudadanos preocupados están buscando a éstas desaparecidas adolescentes. Algunos creen que han sido víctimas de una red de traficantes de sexo de origen desconocido. La policía aún no ha confirmado nada sobre estas declaraciones."
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El tema de hoy: Cuando los adolescentes matan. Padres quedais avisados de que algunas de las imágenes y temas que hoy vamos a mostrar son un desagradables y no recomendadas para menores de 12 años.
Jessalyn Briggs mira a la cámara 3.
"Russel y Judith Fabray fueron una vez una pareja honesta y creyente viviendo una vida sencilla en la pequeña ciudad de Lima, Ohio. Fuentes cercanas a la pareja dicen que los Fabrays se divorciaron, aunque estaban trabajando en la reconciliación de su matrimonio. Jóvenes de corazón y constantemente aportando ayudas financieras a la Iglesia Protestante de Lima, la tragedia cayó sobre ellos el 16 de Abril, justo cuatro días antes del cumpleaños de su hija mayor."
Una imagen de Stacey Fabray, rubia y sonriente, aparece. Es guapa, sana y lleva un uniforme de animadora de la Universidad de Columbia. Luego, una de Judith Fabray con aplomo, acicalada y sonriendo a algo fuera del marco de la fotografía.
"Judith Fabray pasó la mañana del 16 de Abril en la Iglesia Protestante de Lima, antes de ir a comprar comida y dirigirse hacia su hogar. En resumen, un día normal para la madre de dos chicas adolescentes."
Una imagen de Russel Fabray, con gafas de sol, una gran sonrisa y apoyándose a la barandilla de un yate.
"El mánager del Banco de Lima, Russel Fabray, era apreciado y trabajador. Sus compañeros declararon que durante el día del asesinato parecía agitado, y se fue de su oficina temprano alegando que se encontraba mal. Parando a repostar gasolina, el cajero citó que estaba muy agitado, como si tuviese sitios más importantes en los que estar. A partir de aquí, Russel Fabray no se volvió a ver con vida".
Cuatro imágenes de cuatro chicas adolescentes. Ninguna de ellas sonriendo.
"Quinn Fabray y sus compañeras animadoras – Santana López y Brittany Pierce – fueron vistas por última vez saliendo del Instituto William McKinley en un vehiculo identificado como pertaneciente a la cuarta chica desaparecida – Rachel Berry. Vecinos afirman haber visto aparcado el vehiculo a fuera de la residencia Fabray hasta las tres y media de la tarde. Edna Bellfries explico a la policía 'Ese coche con esas chicas se alejó de la casa como si Satán estuviese persiguiéndolas'. Las chicas aún no se han encontrado."
Imagen: Un cuerpo cubierto en una sábana blanca recostado en la moqueta del suelo. Manchas de sangre visibles en toda el área del Tórax.
"La policía ha confirmado que Russel Fabray fue apuñalado 27 veces en el pecho y 16 veces en la espalda. El Sheriff William Brewster ha confirmado hoy también que Russel Fabray fue apuñalado en el pecho por una mujer, de un peso aproximado de 50 kg y en la espalda por una segunda persona de constitución similar."
Imagen: Quinn Fabray en su uniforme de animadora, sonriendo a la cámara.
"Judith Fabray fue estrangulada por un tercer asaltante, también con la misma constitución que las dos personas anteriormente mencionadas. Además, el Sheriff Brewster ha confirmado hoy que falta ropa y pertinencias de cada una de las casas donde viven las chicas. Sus padres han evitado cualquier declaración"
Jessalyn Briggs mira profundamente a la cámara.
"Os advertimos que estas cuatro chicas son peligrosas y buscadas por asesinato. Si usted tiene cualquier información le pedimos por favor que llame al número en pantalla. Repito, estas cuatro adolescentes pueden parecer inocentes, pero son muy peligrosas. El Sheriff Brewster no ha podido presentar ninguna evidencia, aunque ha afirmado que 'No hay duda de que estas cuatro están involucradas en el caso Fabray'. No se acerquen a ellas. Si usted le parece ver a dos chicas morenas y dos rubias llame a la policía inmediatamente. Están buscadas por sospechosas en este doble homicidio."
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"Fin Hudson, ¿es verdad que saliste con Quinn Fabray y Rachel Berry?"
"Eh, si. Salí con ellas. No a la vez ni eso eh, porque eso sería raro, o bueno, sería tremendo. Pero ni de coña pasaría, ellas dos se odian"
"¿Así que había tensión entre ellas dos?
"Seh, se podría decir asi. Quiero decir, al final eran algo así como amigas, la última vez que las vi iban hacia el coche de Rachel y pensé… bueno, no pensé que fueran a…"
Finn calla, pareciendo muy molesto. Y un poco resfriado.
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Un chico bien arreglado está de pie delante una fila de taquillas, agarrando su bandolera y sonriendo hacia la cámara.
"Estuve en el Glee Club con las cuatro y he de decir que no estoy para nada sorprendido de todo esto"
"¿Alguna vez mostraron algún indicio de que eran capaces de asesinar?"
"Absolutamente, Quinn y Santana eran las animadoras más temidas de todo el instituto. Hasta que entraron en el Glee Club. Entonces ellas eran solo…, ya sabes, es difícil tenerle miedo a alguien que pasa tanto tiempo cantando y bailando. En especial Rachel Berry".
"¿Y Brittany Pierce?, ¿Cuál era su rol?"
"Animadora, pero bueno… no estaba del todo ahí. No quiero decir que era estúpida, pero vamos, ella me dijo que tenía las manos como las de un bebe…"
"¿Y qué hay sobre la amistad entre Rachel Berry y Quinn Fabray?"
"¿Qué amistad? Rachel estaba desesperada por tener la atención de Quinn, y Quinn era… A ver, Rachel y yo estuvimos a punto de ser amigos, una vez, y estoy tan aliviado de que eso no llegó nunca a pasar que podría ponerme a saltar y citar al Señor. Y no soy religioso. Pero, ¿lo que hicieron a los Fabrays? Espantoso.
"¿Aún así dices que no te sorprendió?
"Para nada. Si tuviera que escoger a alguien para cometer un asesinato, habría un empate entre Quinn Fabray, Santana Lopez y Rachel Berry. Bueno, no, primero creería que Quinn y Santana matarían a Rachel, pero al ver que Rachel no es la víctima… Fijo que ella fue quien empuñó el arma.
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Una chica grande en una chaqueta de color lila chillón y unas bambas con un estampado de leopardo delante del piano.
"Aquí es donde pasaba. Cada Martes, Miercoles y Viernes nos sentábamos aquí y el Sr. Shue nos daba canciones para cantar, y Quinn siempre estaba leyendo un libro o simplemente, no interesada en lo que estuviéramos haciendo."
"¿No le gustaba el Glee Club?
"Si que le gustaba cuando era un fantástico número grupal. Pero por las tardes era como si ella sólo estuviera aquí en lugar de estar en otro sitio. Quiero decir… vale no me juzguéis, pero ella y yo éramos amigas en segundo. Ella vivió en mi casa porque sus padres la echaron y no tenía ningún sitio donde ir, y la pobre chica estaba embarazada con el hijo de un imbécil, aunque fingió que el bebé era de un chico aún más imbécil…"
"¿Quinn Fabray estaba embarazada?
"¿No lo sabías? Si, estuvo embarazada pero dio el bebe en adopción. A la madre de Rachel, Shelby."
¿Es consciente la policía de esta conexión?
"Si no lo están, es que han estado viviendo bajo un puente o algo"
"Y durante el tiempo en tu casa, ¿Cómo se comportaba Quinn Fabray?"
"Como cualquier embarazada, y después de que Beth naciera ella volvió a vivir con su madre. ¿Cómo que usted no sabía esto?
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Un chico con el ceño fruncido y una cresta fuma un cigarrillo en el campo de fútbol del instituto.
"Sí, las conocía"
"¿Es verdad que tuviste un hijo con Quinn Fabray?"
"¿A ti qué te importa?"
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Un hombre cuarentón con un chaleco sacuda su cabeza. Sus brazos, cruzados, aprietan su cuerpo. Tiene lágrimas en sus ojos.
"Esas chicas eran… Nunca las creí capaces de hacer algo así. Bromeamos… Quiero decir, los chicos bromeaban, que Santana era el demonio y que Rachel podía ser muy, pero que muy aterradora a veces… ¿Pero asesinas?"
"¿Te llevabas bien con las chicas?"
"Yo creía que sí. De verdad creía que estaba tocando a estos chicos, enseñándoles sobre tener sueños y esperanzas… ¿Fue por algo que hice?, ¿Fue por algo que no dije?"
"¿Cuál crees que es la conexión entre Quinn Fabray y Rachel Berry?"
"¿Conexión? Salieron con el mismo chico, Finn. Bueno, en verdad con los dos mismos chicos, Finn Hudson y Noah Puckerman… pero ellas dos se odiaban. Completamente. Nunca las junté porque pensé que llevaría a algo peor… Algún tipo de violencia. Aunque ellas dos se juntaron una vez para cantar una canción y… ¿Las uní yo? ¿Fue por mi culpa que ellas dos se juntaron e hicieron esto?"
"Santana Lopez y Brittany Pierce. ¿Te llevabas bien con ellas?"
"Lo intenté. Dios si lo intente… Pero ellas eran de Sue. Perdón, Entrenadora Sylvester. Primero eran animadoras y el Glee Club iba en Segundo lugar. O almenos a mi me daba esa impresión"
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Una mujer alta en un chándal a conjunto se apoya en su escritorio y dedica una mirada feroz a la cámara.
"Sólo tengo una cosa que decir a Fabray, Lopez y Brittany: descuidadas. Al menos tuvisteis la decencia de cometer asesinato después de dejar las animadoras antes de la competición más importante de vuestras vidas. Por ello, no maldigo vuestros nombres. Bien. Os perdono. Pero tened una cosa clara: Nunca podrias haber asesinado a vuestros padres si aún estuvierais en mi equipo. Sencillamente no hubieras tenido tiempo para hacerlo. Es pura ciencia. Adolescentes con horarios rigorosos y con un permiso de cuatro horas para dormir no matan a gente. Están demasiado cansados. Se lo digo a la gente una y otra vez: No dejéis que vuestros hijos sean unos vagos. Sus manos inútiles les matarán. Pregúntaselo a los Fabrays. Oh, ¿No podeis? Eso es porque su valiosa actividad extracurricular de evitar un hijo vago y consecuente fallo los ha matado."
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El chico con la cresta tira su cigarrillo.
"Si, me lié con las cuatro. ¿Y qué? No hay para tanto. No hice nada, no sabía nada. Coño, No había besado a ninguna de ellas en meses. Sí, soy el padre de Beth, ¿Y?, Ella pertenece a otra persona."
"¿Que les dirías a las chicas si tuvieras delante?"
"No. Nada. Excepto… No espera, Sí que les diría una cosa. Esto va para Quinn, Santa y Rachel: Estoy fumando por vuestra culpa. Eso es todo lo que tengo que decir"
El chico escupe, entonces se enciende otro cigarrillo y se aleja de la cámara.
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"Otis esta en forma, eso seguro. Ha quedado primero en el Circuito Canino de Ihowa Anual. ¡Desde Channel 43 queremos saludarte de nuevo!"
Steven Jergen, el nuevo presentador de las noticias de la noche de Channel 43 se aclara la garganta y cambia de expresión hacia una más sombría.
"Mientras que la nación llora la pérdida de Russel y Judith Fabray, las cuatro adolescentes buscadas por uno de los más burtales asesinatos en Ohio siguen escapando de la policía. Fuentes han llamado de todo el país, aunque encontrar la localización de estas chicas está resultando ser algo difícil."
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"Acabamos de recibir noticias muy impactantes. 3 hombres de 40 años fueron encontrados muertos en un área de servicio en el sud de Ohio en la madrugada de ayer. Posiblemente apuñalados, golpeados y atropellados por un vehículo del tamaño de un coche. Los hombres siguen sin identificar. Todavía no se puede probar una conexión entre este asesinato y el caso Fabray. Un testigo de la policía, Dennis Jackson, un camionero de Brimfield, Massachusetts, afirmó ver dos mujeres entrar en el área de servicio mientras que él abandonaba el área. Fuentes no identificadas afirman haber visto otras dos mujeres esperando cerca del coche. La policía recuerda tener máxima precaución: estas chicas pueden ser adolescentes, pero son peligrosas".
El sol se había puesto hacía horas. No habían cenado ni tampoco habían dicho una palabra desde que salieron de Lima. La autopista se construía delante de ellas como un camino sin final hacia…
Bueno, de eso aún no estaban seguras. Y tampoco estaban hablando entre ellas.
Brittany Pierce miró a Santana Lopez con el ceño fruncido. Quería alargar su brazo y tocar a la chica. De verdad que quería. Sin embargo, tenía sangre seca en ambas manos y primero quería lavarlas. La sangre era como una barrera entre ellas. Ella no quería tocarla, o que Santana la tocara. Primero quería estar limpia.
Santana Lopez ni siquiera se había dado cuenta de la sangre en sus manos, o de la mirada de Brittany hacia ella. Tan solo miraba a la ventana, viendo nada más que una difuminación de su propia cara sobrepuesta sobre demasiado negro. No sabía dónde estaban pero no había luces ni casas iluminadas. Solo campos inmensos y una noche interminable.
Rachell Berry era quien conducía, intentado desesperadamente concentrarse en conducir el coche en línea recta. Si seguía conduciendo, seguirían pudiendo ir a algún lugar. Si seguía conduciendo, seguirían moviéndose. No tenían por qué parar, o hablar, o pensar sobre lo que habían hecho. Ella era muy buena en concentrándose e incluso mejor en ignorar las cosas que no quería afrontar.
En el asiento del pasajero, mordiéndose el labio y mirando insípidamente por el parabrisas, Quinn Fabray también estaba cubierta de sangre. Sus manos, su ropa, incluso su cuello. Su pelo rubio y sucio caía en sus hombros, con las puntas torcidas y oscuras, como si también hubiera sangre ahí.
Todas necesitaban una ducha y dormir profunda y relajadamente. Necesitaban un cielo seguro y un sitio para reagruparse, mentalmente, con todas ellas.
Pero, por supuesto, no había ningún sitio al que ir. Sólo avanzaban en la oscuridad, siguiendo la carretera que las llevaba lejos de algo terrible, y hacia algo completamente desconocido.
"Necesitamos echar gasolina"
La voz de Rachel era baja y suave, aunque el impacto del sonido fue como si hubieran golpeado algo. Quinn saltó ligeramente y Santana mató con la mirada la parte trasera de la cabeza de Rachel.
Brittany se aclaró la garganta, incapaz de soportarlo más.
"Necesito lavarme las manos"
Santana frunció el ceño mirando sus propias manos, apenas capaz de verlas en la oscuridad del coche.
"Necesitamos.." Pero no pudo finalizar la frase, porque acabar una frase como esa la llevaba a pensar en cosas de las que aún no estaba preparada para pensar.
"Ne… Necesitamos… No estamos seguras en un motel, así que… No sé qué…" Rachel apretó incluso más fuerte el volante y aunque ella mirar a su pasajera, simplemente no podía.
"Empecemos por echar gasolina". Finalmente dijo Santana, y como un bienvenido quinto pasajero, el silencio las envolvió otra vez.
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No era exactamente ideal, pero Quinn se limpió con la manguera de lavar el coche de todas maneras. Habían conseguido desbloquearlo y mientras Rachel había ido dentro de la tienda para distraer al dependiente, ella junto con Santana y Brittany habían intentado desesperadamente limpiarse.
Ella y Santana se habían desnudado quedándose solo en ropa interior. Escondidas detrás de la gasolinera, estaban casi completamente fuera de vista. Quinn sabía que si se quedaba un segundo más con esa ropa puesta vomitaría. Por todas partes.
"Tengo la llave del baño, si queréis…" Rachel apareció por la esquina del edificio, echando miradas hacia el coche y a la autopista como si estuviera esperando a que algo apareciera delante de ella de repente.
"N-No, Berry. Solo… ¿Puedes acercarme algo de ropa del coche? No creí que… No puedo…" Era la primera vez que hablaba desde que dejaron Lima. Su voz sonaba extraño. Dios, todo era extraño.
Rachel solo asintió, volviendo rápidamente hacia el coche con su cabeza baja, mirando el suelo.
"¡Y a mí!" espetó Santana. Sus manos temblaban a medida que las limpiaba con la manguera.
Brittany examinó sus manos, limpias finalmente, antes de notar manchas de sangre en su camiseta bajo la luz del fluorescente de la gasolinera. Se quitó la camiseta rápidamente y la lanzó al suelo encima de la pila de desechada y ensangrentada ropa delante de ella.
"¡Y a mí también!" Chilló ausentemente, antes de cubrir su boca con ambas manos. "Perdón". Murmuró a través de ellas, aunque Quinn y Santana aún estaban ocupadas intentando limpiarse ellas mismas con el pequeño chorro de agua que salía de la manguera.
Rachel volvió hacia ellas, aún con cabizbaja, cargando una pequeña bolsa. La soltó delante de los pies de las otras chicas para luego dejarse caer y buscar dentro de ella. Sin mediar palabra, le alcanzó a Brittany una toalla y un jersey cuando la chica se había limpiado las manos y le había pasado la toalla a Santana.
"No quise gritar". Dijo Brittany en voz baja. Llevaba un jersey con un caballo de tiovivo y tenía un aspecto tímido. Era raro que sus amigas estuvieran calladas, sobretodo Rachel. No le gustaba. Prefería que le echaran una bronca a que todo el mundo estuviera tan callado.
"El tío de la tienda está colocado. De qué, no sabría decirtelo. Así que no pasa nada Brittany. Chilla todo lo que quieras"
Rachel se levantó e intento sonreír, pero no mucho. Casi lo suficiente como para que el final de sus labios se movieran un poco.
Santana cogió la bolsa con una mano y sacando un par de shorts y un par de camisetas de tirantes.
"Al menos esto es mío". Murmuró, pasando la bolsa a Quinn quien se había secado lo mejor que pudo.
Quinn apenas miró lo que se había puesto. Tejanos y una camiseta con un dibujo de una gatita con un gorro al lado de un perro con el mismo gorro. La gatita estaba cogiendo un hueso, dando la sensación de que se estaba a punto de desmayar. El perro felizmente tenía sus patas alzadas al aire.
"¡Esa es mi camiseta! Me encanta". Exclamó Brittany, sonriendo por un momento antes de recordar el porqué de que sonreír ahora mismo no era lo correcto.
Volvieron al coche en completo silencio.
"¿Tenemos tijeras?" Preguntó Quinn suavemente, atándose su cinturón de seguridad y evitando mirar a cualquiera.
"Guantera". Contestó Rachel, su voz igual de suave. Encendió el coche y se alejó de la gasolinera.
A medida que cogían velociad por la autopista, con ropa limpia y manos limpias, Santana cogió la mano de Brittany tan fuerte como podía. Bajaron las ventanillas y dejaron que entrara aire en el coche, que se llevó el fuerte olor a…
Brittany apretó la mano de Santana con la misma fuerza. La enfermiza y molesta sensación en su estómago parecía más soportable ahora.
A lo largo de la estela que dejaban en la autopista se iban esparciendo mechones de pelo rubio manchados en sangre, y el único sonido en el coche eran las tijeras cortando en las manos de Quinn.
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Esa noche no durmieron. Ni siquiera estaban cansadas.
A 80 kilómetros de Lima, Rachel cedió el volante a Santana y se colocó en la parte trasera del coche. Brittany insistió en quedarse al lado de la Latina, especialmente teniendo en cuenta que Rachel o Quinn no se agarraban las manos. Ya que la carretera había dejado de ser su centro de atención, Rachel se encontró observando a Quinn.
Quinn Fabray. Su pesadilla durante años. Su adversario. Ladrona de novios e infiel por naturaleza. Dios, hubo un tiempo en que quería ser su amiga fuera como fuera. Ella creía que si podía hacerse amiga de su enemiga, entonces ya no habría más enemiga.
Y por supuesto, ellas no eran tan distintas. Incluso habían cometido un asesinato ahora.
Intentó no hiperventilar, respirando furiosamente a través de su nariz de la manera más silenciosa posible. Ahí estaba esa horrible palabra: Asesinato. Ella era una asesina.
Ni loca iba a vomitar por la ventana del coche. De ninguna manera.
Apartó la Mirada de Quinn. Pensó en la carrera de Barbra Streisand y empezó a nombrar si filmografía en orden cronológico ya que necesitaba algo en lo que ocuparse. Algo familiar. Algo que para nada se relacionaba con la situación actual.
En el asiento delantero, Santana encontró la carretera extrañamente calmada. Vaya mierda de día. En serio, esto era la peor cosa que le podría haber pasado. Lo peor. Pero Brittany estaba a su lado, y agarrando su mano, y eso era suficiente para seguir adelante. De momento.
Quinn estaba detrás suyo y eso también le ayudaba. Su mejor amiga estaba con ella. Todo se arreglaría. Rechazó cada pensamiento que intentaba forzar la entrada en su cabeza porque resulta que todos querían señalar que, eh ¿hola?, habían cometido asesinato y estaban huyendo de la ley. Nunca volvería a ver a su familia de nuevo, nunca iría a la universidad, o ya nunca se podría convertir en la primera Presidente latina y lesbian…
Há, buen intento. Sigue soñando.
Ella tenía sus mejores amigas. Era todo lo que importaba. Todo. Brittany y Quinn eran todo lo que ella necesitaba.
Ah sí, y aparentemente Rachel.
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Quinn se despertó de repente, sentándose y respirando fuertemente. Notaba sus ojos como si estuvieran siendo empujados de su cara. Sus sueños habían estado… Dios, horrorosos. Sus padres estaban muertos y ella había sido quien…
"¿Quinn?"
Giró la cabeza hacia la voz, y ahí estaba Rachel Berry mirándola con sus grandes ojos de Bambi.
Vale. No fue un sueño.
Rachel frotó la espalda de Quinn hasta que la chica empezó a respirar normal otra vez. Era una sensación extraña. Quería quitar su mano, pero siempre se quedaba en la espalda de Quinn dibujando círculos hasta que la rubia se apartó.
El sol había salido. Estaban fuera de la autopista, escondidas entre los árboles y Santana y Brittany aún seguían durmiendo en los asientos delanteros.
"Deberíamos…" Empezó Quinn, pero su garganta estaba tan seca que las palabras apenas salían de su boca.
Rachel se sentó recta y sigilosamente abrió la puerta del coche para salir fuera.
Después de convencerlas, las dormilonas se habían colocado en la parte posterior del coche y se habían vuelto a dormir abrazadas la una con la otra. Quinn conducía, aunque Rachel protestó, y dirigió el coche de vuelta hacia la autopista.
"Necesitamos deshacernos de este coche". Dijo Rachel al cabo de un rato. Su cerebro finalmente se había recuperado lo suficiente para pensar cosas lógicas. Además, Quinn era quién conducía así que le podía sacar este tema ya que su shock tendría que haber terminado ya.
"Tenemos que desayunar". Contestó Quinn, buscando alguna señal o salida hacia una ciudad.
"Mmm, quiero bacon". Murmuró Brittany adormecida desde detrás. Santana olió su pelo, murmurando palabras que parecían sonar a un 'Me gusta'.
Terminaron parando en un McDonald's al lado de la autopista. Cada chica intentando ignorar sus corazones palpitando fuertemente cuando los empleados les sonreían felizmente. Santana estaba, otra vez, ignorando las voces en su cabeza diciéndole que un equipo del S.W.A.T. aparecería por el techo dentro de un momento u otro antes de que pudiera terminar de hacerse las cejas. Brittany estaba nerviosa hasta que tuvo su plato combinado de bacon, salchicha y huevos en su boca. A partir de ahí su mundo era una delicia. Nunca más tendría que sufrir la tortura de seguir la dieta de la Entrenadora.
Quinn pidió bacon y un rollito de huevo con extra de bacon además de un batido de chocolate. Sorprendentemente asesinar a sus padres le había dado un hambre de muerte (LOL xD), aunque aceptaba que quizá la repentina libertad que sentía tenía algo que ver con ella.
Rachel mantuvo su boca cerrada y bebía de su zumo de naranja. Le parecía que estaba un poco fuera de lugar señalar la global crueldad con la que mataban animales inocentes. Sin embargo, planeo un discurso para más adelante, con el nombre de 'Sólo Porque Haya Asesinado No Significa Que Sea Una Completa Inmoral: Un Apoyo Incondicional A La Vida Vegetariana'.
Santana eructó, bajó la ventanilla y lanzó los restos de basura a la autopista. Brittany hizo lo mismo y Rachel empezó a respoplar y a moverse en su silla para mirar a ambas.
"¿Estas de coña? En serio, estas de coña ¿No? ¿No entiendes que la fauna salvaje esta atraía por la sal y grasa de tu envoltorio y se acercara a la autopista para cogerlo? ¡Acabas de poner en peligro sus vidas! Sin mencionar el futuro de nuestro planeta. No me puedo creer que vosotras seáis así de inmaduras. Quinn para el coche porque ahora mismo damos la vuelta y recogemos…"
"¡Oh, Joder Berry! ¿Te centras en el hecho de que acabamos de lanzar basura por la ventana? ¿En serio? Ten un poco de perspecti…"
"Madre mía, ¿Acabo de matar a animales inocentes? ¡San, tenemos que volver!"
"No vamos a parar…"
"Ya es suficiente con que os hayas comido el equivalente a un cerdo…"
"¿Nos acabas de llamar cerdas?"
"¿Podéis callaros?"
"¡Por el amor de Dios! ¿Acabamos de matar a los padres de Quinn y tu nos estás dando una charla por esta mierda?
El silencio invadió el coche tan pronto como la palabra 'matar' salió de los labios de Santana. Ni siquiera lo notó hasta que dejó de hablar y su cara palideció de golpe.
Rachel se estremeció. ¿Qué había pasado con todo eso de esperar a un momento más apropiado? ¿Cuál era su problema? Normal que nunca hubiera tenido amigos. No podía mantener su bocaza cerrada.
Brittany miró a la nuca de Quinn, con temor. Esto era tan, tan triste.
Los nudillos de Quinn se emblanquecieron alrededor del volante. Ya no se fingía más.
"Si, los matamos, ¿No?" Y fue como si la presa se acabase de abrir.
"Te juro que lo sient…"
"Quinn, lo sie…"
"Me siento tan, tan ma…"
"No os disculpéis". Dijo Quinn bruscamente. El coche se desvió un poco hacia la izquierda mientras ella miraba a cada una de las otras pasajeras. "No os disculpéis, porque no podemos. No podemos disculparnos. Y no deberíamos. Ellos iban a… Pasó, y tenemos que aceptarlo. No hay más. Sin disculpas y sin mirar atrás. Sólo hacia delante. Siempre. ¿Si?"
Santana se volvió a recostar en su asiento, aunque asintió cuando los ojos de Quinn encontraron los suyos en el espejo retrovisor. Brittany suspiró, luego asintió también y Rachel se mordió el labio antes de hablar.
"Necesitamos deshacernos de este coche. Apoyo totalmente la idea de tirar para adelante y afrontar las consecuencias de nuestros act…"
"¡Yo no voy a la cárcel!"
"Santana, déjame terminar. Las consecuencias a las que me refiero no involucran nuestra encarcelación, sino nuestra nueva vida en el anonimato. Mientras la policía no duda de nuestro papel en este crimen, que seguro que no lo hace, está en nuestro mejor interés el volvernos invisibles. Este coche está matriculada a mi nombre, y este es el mismo coche que utilizamos para conducir hacia y desde la casa de Quinn. Alguien podría habernos visto. He aquí el porqué de la necesidad de deshacernos de él lo más rápido que podamos."
Rachel se aclaró la garganta un poco, se retorció en su asiento y volvió a mirar a las chicas en los asientos traseros.
"Tiene razón". Dijo Quinn suavemente. Santana pestañeó unas cuantas veces antes de entrecerrar los ojos hacia Rachel.
"Pues… ¿Qué sugieres? ¿Andar?"
"Por supuesto que no. Eso sería ineficiente y ridículo. Lo que necesitamos hacer es encontrar un coche diferente. Uno que no sea fácilmente relacionado con nosotras."
Santana supiró, cruzando sus brazos.
"Mira, entiendo lo que quieres decir. Pero ahora mismo no podemos encontrar un coche que no pueda ser relacionado con nosotras, porque tenemos 17 años y tendriamos que robar uno"
"Muchos coches son robados cada día"
"¿Lo dices en serio, Berry? ¿Un coche es robado muy cerca de Lima el día después de que un grupo de adolescentes maten a dos personas y tú crees que podemos seguir conduciendo hasta la fin del mundo sin ser encontradas?"
"Bueno, necesito pensar"
"Todas necesitamos pensar"
Las palabras de Quinn fueron las últimas durante un buen rato.
Hace una semana, Rachel había estado contemplando sus preferencias para la universidad y había estado ideando una lista de canciones para las Nacionales.
Santana había estado debatiéndose si pedirle a Brittany o no si vivir juntas en una misma residencia del campus de la universidad, porque a pesar de haber solucionado muchos problemas, las cosas aún estaban un poco tensas entre ellas. Aparentemente, ahora mismo sólo eran amigas.
Quinn había estado intentando sonreír a sus amigas a medida que ellas hablaban sobre universidades y respectivos futuros, todo ello mientras ella dejaba sus solicitudes de universidad abandonadas en su escritorio para ignorarlas el máximo tiempo posible.
Y Brittany había estado alimentando a los patos e imaginándose vestidos para ella y Santana que combinaran juntos para cuando se casaran. Se moría de ganas de ser Michelle Obama.
Sin embargo, ahora las cuatro chicas tenían la misma idea en la cabeza: Cómo evitar una vida en prisión por asesinato y volverse invisibles.
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"Mira, seguiremos con el coche de Berry e intentaremos llegar lo más lejos que podamos. No vamos a ponernos en plan fuga-de-adolescentes-criminales y empezar a robar coches." Santana movió la mano despectivamente. "Probablemente ni nos están buscando, así que ponernos en plan Gran Theft Auto sería algo típico de Finn."
"¿Perdona?" Rachel giró el cuello en dirección a Santana con su ceño fruncido y con su contestación en la punta de la lengua.
"Algo estúpido, enana" Rachel se encontraba en un dilema. ¿Defender su idea de cambiar de coche o defender el amor de su vida?
"Primero, Santana. Mientras entiendo lo que quieres decir sobre añadir actos criminales en nuestra lista, voy a recordarte que Gran Theft Auto no es tan grave como el asesinato, así que tus preocupaciones son, sinceramente, irrelevantes. Además, cuanto más lejos de Lima lleguemos, mejor. Estoy totalmente de acuerdo contigo. Sin embargo, dentro de poco toda la nación nos estará buscando y, mientras que no me arrepiento de haber escogido este coche para que fuera el regalo de mis 17 años, un Volkswagen NewBeettle dorado con las letras 'GLDSTR' grabadas en la matrícula no es exactamente difícil de…"
"Tiene razón. Lo siento, Santana, de verdad. No tienes ni idea de lo que me duele decir esto, pero Berry tiene razón." La voz de Quinn era suave. Cómo todas la escucharon por encima del mini-discurso de Rachel, no lo lograban entender. Incluida Rachel. Pero era tan agradable que Quinn estuviera de su parte que por ello se calló. Durante un segundo.
"Y segundo. Finn no es un…"
"Lo es."
"Lo siento Rachel, pero San tiene toda la razón"
"Me dejó en un entierro"
"A ver, tiene sus momentos. Sin embargo llamarlo un…"
"¿No rompió contigo por liarte con Puck? ¿Y luego él se lio con Quinn mientras ella estaba con Sam? Sabes cómo le llamamos a esto, ¿No, enana? Ser un imbécil"
"Hay que concederle eso, Berry"
"Santana sabe quién es un imbécil y quién no, Rachel. Lo sabe muy bien"
"Yo… Él fue muy… Mira, cuando él se enfada…"
"Se comporta como un imbécil"
Quinn soltó la mano derecha del volante y la echó para atrás de manera que la palma de su mano estaba mirando al asiento trasero. Santana se inclinó y chocó los cinco con ella. Brittany aplaudió.
"Igualmente, apreciaría el que tu no hablaras de él de esa forma porque…"
"Me importa una mierda lo que tu aprecies"
"¿Cómo te atreves…?"
"¿Cómo me atrevo a qué, troll? Has de darte cuenta de una cosa, ¿Vale? Esto ya no es tu pequeño y querido Glee Club, y no me voy a callar y tragarme tus tonterías. Estas con nosotras, Berry, ¿O no te has dado cuenta de que estas metida en una fuga con tres persona que una vez disfrutaron de simplemente hacer de tu vida un infierno? Eso fue hasta que cantar y bailar como un trineo lleno de homosexuales se convirtió en nuestra única actividad"
"Pero San, tú eres homosexual"
"Y estoy orgullosa de ello, Britt. Las lesbianas son increíbles. Sin embargo, nuestra queridísima Man-Hands aquí necesita un toque de atención. Ya no manda más. No hay capitán para escapar de la escena de un crimen, y aún si lo hubiese, no votaría por ella."
"¿Sabes qué, Santana? Acepto que el comportamiento de Finn puede parecer estúpido algunas veces, pero al menos él no es un cabrón como tú."
La mandíbula de Quinn tocó el suelo, y miró de reojo a Rachel rápidamente. Rachel tenía los brazos cruzados y estaba mirando hacia delante. Detrás de ellas, Santana aún tenía la boca abierta como si fuera a decir algo, aunque no salió nada de su boca. Brittany parpadeó, mirando a Rachel y a una sorprendida Santana como si hubiera una bola de tenis invisible yendo de un lado para otro.
Quinn apretó su mandíbula intentando no sonreír, porque enserio, nunca antes había escuchado a Rachel insultar a alguien, y en particular con esa palabra. A Santana Lopez. Al final no pudo evitarlo y resopló por la nariz. Era tremendo. Se arriesgó a mirar por encima del hombro a Santana y el resoplo se volvió en una risilla.
Rachel miró a Quinn sorprendida, manteniendo su cara neutral en anticipo de las manos de la Latina intentando estrangularla en cualquier momento.
Quinn siguió riendo y de pronto Santana se unió a ella. Brittany, aliviada, empezó también a reír.
"¿Qué es tan divertido?" Soltó Rachel, luchando por mantenerse igual de indignada y enfadada de la misma forma que momentos antes había estado. "¡¿Qué?"
"Tu...Vuestras…Caras…"Quinn balbuceó.
"¡Berry acaba de llamarme cabrona!" Santana bramó a carcajadas desde el asiento trasero. Quinn, con sus hombros temblando mientras mantenía los ojos fijos en la carretera, volvió a colocar su mano para que Santana le chocara los cinco otra vez.
"¿Cómo puede ser que sea divertido insultar a Santana?"
"¡Dilo otra vez Berry!" Chilló Santana, desplomada contra la puerta y riéndose.
"¿Decir qué exactamente?"
"De ninguna manera eso vuelve a pasar, S. Poder volver a escuchar a la Señorita-Virgen versión 2011 decir eso es casi imposible"
"No entiendo porqué todo esto es tan divertido. Siempre he defendido la libertad de expresión y a parte, no soy como la Señorita Cristiana aquí presente a mi izquierda"
"Si claro, Berry. Porque una cristiana que acaba de matar a sus padres ha de ser súper estrecha para decir cabrona."
"También he participado, no veo porqué…"
"Por favor, todas estuvimos ahí. Tu no hiciste una mierda"
"¿No hice una m…? Debo recordarte quién dijo que la madre de Quinn estaba en la…"
La risa de Quinn paró de repente.
"Os he dicho que no vamos a hablar de eso". Dijo en voz baja. La risa de la parte trasera también se detuvo.
Volvían a estar en silencio.
Después de unos momentos, Quinn encendió el intermitente derecho para salir en la próxima salida hacia Belleville, Illinois. No habían hablado sobre dónde parar, o hacia dónde ir y sólo habían dejado a Quinn conducir sin hacer el más mínimo comentario.
"¿Por qué nos desviamos, Q?" Santana se inclinó, mirando por el parabrisas.
"Necesitamos provisiones" Murmuró Quinn. Rachel se movió incómodamente en su asiento.
"No creo que eso…" Empezó, pero se detuvo cuando Quinn encendió la radio sin aviso.
"…oyente, Maria, con una historia sobre un corazón roto. Esta canción va para…" Sin mirar, cambió de emisora. "…Backstreet's back, alright!..."
"¡Me encanta esta canción!" Chilló Brittany, haciendo puchero cuando Quinn volvió a cambiar de emisora.
"...El asesinato de la pareja Fabray ha conmovido a todos los habitantes de Lima. La policía insiste en que la gente no abra las puertas de su casa a nadie desconocido e invierta en altas medidas de seguridad. La policía demanda a los habitantes que en caso de ver a personas sospechosas no se le acerquen y llamen directamente…"
Quinn apagó la radio.
Todas suspiraron aliviadas. No las estaban buscando. Aún.
"Bueno, entonces está claro. Nos quedamos el coche y conseguimos provisiones." Dijo Santana triunfalmente, apretando sus rodillas a la parte trasera del asiento de Rachel con una sonrisilla.
"Qué cabrona eres." Murmuró Rachel poniendo sus ojos en blanco y esta vez, se unió a la risa colectiva que inundó el coche.
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"Necesitamos racionar nuestro dinero ya que el uso de tarjetas de crédito está descartado. Además necesitaremos el dinero suficiente para echar gasolina…"
"Ni siquiera nos están buscando" Cortó Santana, poniendo sus ojos en blanco y marchándose. Brittany y Quinn la siguieron y pronto, Rachel se quedó sola en medio del Wall-Mart de Belleville.
"Así que necesitamos comida. ¿Qué mas has pensado, Q?"
Ausentemente, Quinn empezó a pasar sus dedos por la estantería de las sopas enlatadas, cogiendo unas pocas y dejándolas en el carrito de la compra que cogieron después de abandonar Rachel.
"Cosas para acampar. Berry tiene razón sobre lo de que los Moteles no son seguros"
Santana suspiró antes de encogerse de hombros. "Podríamos quedarnos en uno hasta que nos empiecen a buscar. Si es que alguna vez nos empiezan a buscar. Ya has escuchado la radio. Ellos creen que ha sido un allanamiento de morada."
Brittany apareció delante de ellas desde otro pasillo con sus brazos llenos de chucherías. Los dejó todos en el carrito, antes de desaparecer otra vez con una sonrisa brillante.
"Si, podríamos, pero todo deja un rastro Santana. Todo."
Santana resopló, cruzándose de brazos mientras se apoyaba en el borde del carrito. Quinn añadió un poco más de fuerza, empujando el carrito fácilmente con el peso añadido de Santana.
"Ya lo sé, no soy idiota. He visto CSI. Ya sé que ahora encuentran todo lo que quieren. Pero estamos en otro estado, no nos están buscando y las cosas se van a poner mucho más feas dentro de poco. Lo que quiero decir es que deberíamos estar cómodas mientras podamos."
Quinn murmuró sin abrir los labios en consentimiento, añadiendo más comida enlatada en el carrito antes de girar hacia otro pasillo.
"También hay que tener en cuenta el tema de fondos financieros limitados"
"Vale, déjame preguntarte esto, Q: Hemos hecho algo que es como, lo peor que puedes hacer, ¿No?" Santana mantenía sus ojos mirando al frente mientras notaba como el carro se desviaba un poco.
"Sí". Aceptó Quinn después de un momento, revisando las estanterías a ambos lados para ver si necesitaban algo más. Tenían que conseguir navajas, y uno de esos calentadores, y bombonas de gas y tampones y…
"Así que, ¿porqué cumplir las leyes de la sociedad cuando ya hemos roto la mayor?"
Quinn detuvo el carrito y Santana saltó de él, dándose la vuelta con sus cejas levantadas. El ceño de Quinn se frunció y entrecerró los ojos hacia la otra chica.
"Exactamente, ¿Qué estas diciendo?"
"¿San? ¡San! ¡Quinn! ¿Quinn?"
La voz de Brittany sonó desde el pasillo en el que anteriormente habían estado. Santana sonrió a Quinn y chilló "¡Pasillo doce, Britts!" antes de levantar una ceja.
"¿Qué, robamos algo entonces?"
Brittany saltó hacia ellas, con más golosinas en sus brazos y las dejó todas en el carrito. Sonrió a las dos y les dio un beso a cada una en la mejilla.
"Esto no mola, pero estoy súper contenta de estar con vosotras chicas" Pestañeó agraciadamente, luego exclamó "¡Voy a ver dónde está Rachel!"
Santana esperó a que Brittany se fuera antes de encogerse de hombros a Quinn.
"sólo digo que no tenemos que ir mirando todos los precios y esas cosas porque ¿Hola?, peores cosas hemos hecho que conseguir dinero a la vieja usanza. Tampoco hay para tanto" Quinn negó con la cabeza.
"Vale, las cosas van a peor y nosotras robamos." Empezó a empujar el carro y Santana volvió a sentarse delante de él. "Esto sólo hace que ponerse mejor".
"Hablando de eso, ¿Estas… Lo llevas bien?"
Era un tema delicado, obviamente. Pero Santana se preocupaba. No podía evitarlo. Había matado por culpa de ello.
Quinn estuvo callada durante un rato, sintiendo como sus ojos quemaban mientras seguía añadiendo cosas al carrito y pensaba en alguna manera de responder.
"No lo sé" Dijo finalmente, porque de verdad que no lo sabía. "Una parte de mí está atemorizada; otra está petrificada; y otra está simplemente aliviada"
Santana asintió con la cabeza, suspirando cuando se encontraron con Brittany y Rachel al final del pasillo. Rachel tenía un carrito lleno de tienda, sacos de dormir, calentadores portátiles, algunas cacerolas, artículos de aseo y lo que parecían que eran… ¿Pelucas?
"¡Vamos a disfrazarnos!" Dijo Brittany exaltada, poniendo un brazo alrededor de Rachel y apretándola suavemente.
"Tarde o temprano necesitaremos ocultarnos" Recordó Rachel, enrojeciéndose mientras Brittany la seguía agarrando. Esto era diferente, este asunto de un abrazo-de-amistad.
"De acuerdo". Dijo Quinn, disimulando su sorpresa al ver todo lo que Rachel había conseguido.
"Larguémonos de aquí". Santana agarró la mano de Brittany, quien inmediatamente soltó a Rachel para irse despreocupadamente con la morena.
"Después de ti". Ofreció suavemente Rachel a la vez que sonreía tentativamente a Quinn.
Quinn observó a Rachel durante unos segundos, sin mostrar expresión alguna. Luego, el mínimo rastro de sonrisa apareció en su cara mientras inclinaba la cabeza.
Mientras Rachel miraba a Quinn andar delante de ella, analizaba la mirada que acababan de intercambiar una y otra vez. Fue una mirada de ¿Qué? ¿Compañerismo? ¿Camadería? ¿Respeto?
Fuera lo que fuera, le hizo sentir algo agradable en su interior. Finalmente, su enemigo había desaparecido. Vale, para ello había hecho falta hacer algo espantoso, pero… Aquí estaban.
Ni siquiera se quejó del coste total de su compra, o de los cinco CDs que Brittany había escogido para ponerlos en el coche. Los malos rollos entre Quinn y ella finalmente estaban desapareciendo.
Quizá.
