Pseudo
Disclaimer: Los personajes y lugares reconocibles pertecen a JK Rowling, yo escribo por entretenimiento, sin ánimo de lucro.
"Este fanfiction participa en el reto Mañana será otro día del foro El escorpión que coleccionaba rosas." -Con la letra Q y el número 7 (Hannah Abbott y Recordadora)
...
Weasley
Cabrón. Mestiza. Un golpe. Forcejeo. Y despues la mas espledorosa de las beligerancias.
Jadeos. Fundirse como la lava. Hielo. Fuego. Calor. Y odio. Y más odio.
Siempre así. Así. Así. Siempre.
El pelo rojo le cubría el rostro. Un rostro pecoso y delgado. Cerro los ojos. Azules, pero oscuros, porque habían perdido el jubilo. Y la antigüa vivacidad que los caracterizaba se había esfumado, junto a, suponía, el resto de su sentido común.
Porque el la destruía. Arruinaba todas sus esperanzas cuando la besaba. Y la rompía entera cuando sus ojos, frios y grises, la miraban antes de llegar al climax.
Porque si. Malfoy era un cleptomano de sueños. Un asesino de almas. Y un autentico rey del hielo, que la volatizaba la vida cada vez que se encontraban.
Sintió una mano en su hombro. Cálida. No como las de Malfoy, que eran las más frias que habían osado tocarla.
-¿Rose?
La pelirroja abrió los ojos lentamente y los alzó hasta posarlo en el portador de aquella voz.
-¿Rose?-Repitió.-¿Te encuentras bien?
Rose miró aquellos ojos que infundian esperanza. Acogedores. Marrones. Como el otoño. Y sonrió.
Finjir. Sonreir. Callar.
-Claro, Derek, gracias.-Respondió.
-Oye...esto...-Comenzó.-Rose, yo queria hablar contigo.
Ya sabía que iba a decirle. Habían hablado antes de ello. Lo había insinuado de todas las formas. Pero ella no podía, simplemente no podía corresponderle como el merecía.
Derek. El dulce Derek. Que sencillo sería todo si ella le retribuiera sus sentimientos.
Guapo. Amable. Divertido. Hijo de Hannah Abbott, buena conocida de su madre. Toda su vida sería tan hacedera.
-Se que ya hablamos de ello.-Continuó.-Pero estoy decidido a no darme por vencido.
Le miró. Y deseó más que nunca poder quererle. Por él...Por ella.
-...Además, esta vez solo venía a invitarte a una cita.-Sonrió timidamente.-Osea...¡no hace falta que sea una cita si no quieres! Podemos salir nada más juntos...como amigos...
Rose bajo la cabeza.
Toda su vida era un circulo vicioso. Y su "pseudo-loquesea" con Malfoy no era más que un circuito de sufrimiento y hipocresía.
No sabía porque había llegado a ese nivel. A rebajarse tanto. A hecharse a perder, por un nada con un ser insensible, al que odiaba con todo su ser. No podía ser tan dependiente de toda esa bazofia.
Debía darse una oportunidad. Aunque solo fuera por el poco orgullo que le quedaba.
-¿Rose?
Alzó la cabeza.
Esta era su oportunidad. La necesitaba.
-Lo siento.-Dijo.-Por supuesto que acepto, Derek.
Se sintió caer cuando dijo esas palabras. Era como si con eso sintiera que estaba haciendo algo por si misma por primera vez. Pero a la vez le asustara tanto el cambio que tenia ganas de correr a esconderse.
Dejo que Derek la abrumara con sonrisas, y con palabras que no llegó a escuchar. Dejó que la diera un beso en la mejilla antes de marcharse precipitadamente por donde había venido, con una expresión de victoria en la mirada.
Suspiró.
No sabía si por alivio o por agotamiento, pero se dejo caer contra la pared.
Había tomado una determinación.
Tenía que acabar con todo aquello. Sospechaba que todo ese dolor que sentía se debía a algo que había despertado en su interior. Algo que la había hecho adicta a Malfoy. A su frio. A el calor. A sus cuerpos unidos. Algo que la atrapaba en su momento mas rendido y la alzaba hasta el Olimpo, para despues arrojarla friamente, y fragmentarla en un millon de pedazos.
Se sentía subyugada. En un circulo de férula. En el que sus propias limitaciones la esclavizaban. Y la arrojaban a los brazos de su némesis.
Enterró la cabeza en sus rodillas.
Y se repitió mentalmente. Había tomado una determinación. La había tomado. Lo había hecho.
Oyo un sonido que se paraba frente a ella.
Volvió a ergirse, aunque esta vez sabía que no era Derek.
Sabía quien era; porqué las olas aromanticas de fresca y cruel menta se colaron por su nariz.
Y sus zapatos. Relucientes. Brillantes. Recien limpiados. El pantalon del uniforme. Su impugne camisa blanca, coronada por su corbata, compuesta por los colores que más execraba. Verde y plata.
La miraba, con desafecto. Indiferente. Petreo.
-¿Sola, Weasley?- Arrastrando las palabras, con un pútrido sonido que odiaba, porque la hacía sentirse vacía y llena a la vez.
-Ya ves que si, Malfoy.-Dijo con voz despreciativa, mostrando mas fortaleza de la que sentía en esos momentos.
Lo sabía. Sabía lo que el sabía. Que ella se sentía debil. Que no estaba siendo sincera.
-Te he visto con ese mestizo, Weasley.-Su voz cargaba veneno, como la serpiente que era.-Esta tan sucio como tú.
-Pudrete.-Le soltó.
Vio como la miraba con dureza. Puede que enfadado. Pero su rostro era siempre tan imperturbable que era dificil saberlo.
Sintió un tiron en sus muñecas.
La alzó con fuerza hasta que sus rostros quedaron a un milimetro.
-Tu no quieres eso, Weasley.- La miro con algo indescifrable en sus orbes grisaceas.-Tu quieres pudrirte conmigo.
Le miro con odio, porque había algo de verdad en sus palabras.
-Maldito bastardo.-Escupió.-Te aborrezco.
-Deja de mentirte, Mestiza.
La tomo fuertemente de la cintura, practicamente le hizo daño; pero no le importo lo único que quería era que la soltara, que la dejara marcharse, pero a la vez deseaba que no lo hiciera, que la besara, y que la tomara allí mismo. Y se odiaba por ello. Y le odiaba. Y odiaba ese sentimiento tan repuganante.
-Sueltame, Malfoy.-Le exigió.-Dejame, te odio, no lo entiendes.
No quería verse debil. Pero no le quedaban fuerzas. Se sentía la mujer más idiota del planeta. La vergüenza del avance. El colmo del sexismo.
Esto. Esto no era ella, eran los gajos de lo que había sido.
Sintió la rabia florecer en su interior.
Lo empujo. Lo araño. Lo golpeo.
Pero sus cuerpos estaban tan apretados que todo era nulo, el solo la agarraba más fuerte.
-¡Dejame!-Ella. Llevada por la ira.- No representas nada para mi Malfoy. Acabo de aceptar a Derek Abbott.
No entendía porque lo hacía no tenía que darle celos. Tenía que acabar con aquello de una vez por todas. ¿Necesitaba una recordadora para que no se le olvidara?: Había tomado una determinación.
El la tomo el rostro.
La besó. Furiosamente. Con posesividad.
Por unos segundos se permitió perderse en la fogosidad del beso.
Aquello estaba muy mal. Tenía que poner punto y final.
Cras. Le mordio el labio. Sintio metal en su boca. El veneno de Malfoy.
La sorpresa hizo que se apartara de ella.
-¿Que demonios...?
-Mantente alejado de mi Malfoy.
No sabía como habían llegado esas palabras. Pero salieron con seguridad.
Parecía que al rey, se le había caido su mascara de hielo por un momento. Intento recomponerse, pero aun así la Weasley podía ver sorpresa en su fría mirada.
-No tengo tiempo para tus juegos, Weasley.
-Ni yo para los tuyos, Malfoy.-Había recuperado la fuerza de antaño, su orgullo se recomponía con cada palabra que decía.-Nunca más.
Alzó la barbilla.
Tenía esperanza. Aun podía ser la de antes. Y sabía que poco a poco recuperaría los pedazos que Malfoy había destruido.
Podría volver a ser Gryffindor. Porque su valentía había regresado.
Se dió la vuelta.
Y no permitió que dolorosas lagrimas salieran de sus ojos.
Ni que la cabeza se le embotara por la tristeza.
Porque ahora sabía que lo había conseguido.
Fuera lo que fuera que tuviera con Malfoy, había terminado.
N/A: Pronto publicare la segunda parte, que como dicen las normas es relatada por Malfoy
