Disclaimer:Inuyasha, así como sus personajes, le pertenece por copyrighta a Rumiko Takahashi. El uso de los personajes en la historia es sin fines de lucro y solo con el afán de entretener.

N/A: En el mismo momento en que leí la frase, me vino a la mente una posible historia pero con ello también llego la duda… ¿En quien estaría centrada la historia?

Por lo que me propuse escribiría de otra pareja que no fuera la bella e inteligente Hermione y el astuto Draco y también de otra índole, pasamos al anime con Inuyasha, ahora toca narrar la historia de la Miko y el Yokai Kagome&Sesshomaru.

Linda nota de autora ¿No? Siempre me coloca dramática, ja ja ja.

La trama de la historia me pertenece, cualquier copia total o parcial de la misma sin permiso previamente del autor queda estrictamente prohibida.

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I Lost My Heart

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Capítulo I

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"On the night

I had a dream... or was it a nightmare?

But I know one thing for sure

That night... I lost my heart."

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La oscura noche se ceñía en el firmamento, mostrando un espectáculo de puntos luminosos casi diminutos, mostrando a la inmensa luna llena, mostrando la belleza natural que reinaba. La brisa de la noche me acaricia el cuerpo, hace danzar mis cabellos, mi kimono ceremonial blanco y rojo, colores de una digna Miko. Era la tranquilidad, la serenidad a mitad del bosque, en aquel claro en el que me encontraba.

No había más sonido que el de las hojas al golpear entre sí por la brisa, no había más sonido que ese, una orquesta comandada por el Dios Viento, la Diosa Naturaleza.

Así se debe sentir el amor puro.

Sentada en la hierba, podía percibir el olor del pasto húmedo, de la tierra mojada, al extender mis brazos y mi mirada hacia el cielo, hacia la luna, tratando inútilmente de alcanzarla, de tenerla solo para mí, un ruido me alerta de que no estaba sola.

Me vi obligada a mirar en dirección a los arbustos, alguien me estaba observando, dos destellos rojizos me observan desde la oscuridad.

– Ven para acá –Le pido con dulzura, con el inmenso amor que sentía por lo que me rodeaba– Tu podrás sentir el amor si te detienes –Le aclare con un leve sonrisa.

Pude notar cómo salía de las sombras, no pude evitar sorprenderme y por igual alegrarme, a felicidad invadió mi alma al verlo frente a mí.

Ropaje totalmente en rojo, descalzo, mostrando orgulloso sus garras de manos y pies, cabellos plata que se ondeaban con la brisa al igual que mis cabellos azabaches.

– Inuyasha –Susurro con amor, mirada enternecida.

Sus ojos eran dos destellos rojos, en vez de dorados, mas no me importo. Era mi amor Inuyasha que me miraba a mí, solo a mí. Se acerco con lentitud sin apartar su mirada, se agacho frente a mí hasta quedar a mi altura, extendí mis brazos hacia él para abrazarlo y e se acerco un poco más.

Cuando cerré mis ojos al sentirlo cerca para cerrar mis brazos alrededor de él, pude sentir claramente el dolor sobre mi pecho, a la altura de mi corazón, abrí los ojos con miedo e intente alejarme, pero solo me lo permitió lo suficiente para mirar su rostro.

El pánico me invadió.

La mueca que adornaba el rostro de mi amado era sádica, una sonrisa con sed de sangre, observe mi pecho y allí, pude ver su mano escondido en mi pecho, atravesándolo. Sin una gota de sangre, sin ropa desgarrada. Volví mi mirada llena de pánico a su rostro y pude escuchar su risa, melodiosa, sádica.

– Ahora si puedo sentir tu amor, tu corazón –Al pronunciar la última palabra algo se oprimió en mi pecho, era un dolor agudo, insoportable– Te lo robare –Pronuncio con calma, o fue lo último que pude entender antes de sentir que algo se desgarraba desde el interior de mi pecho, algo que me hizo gritar con todas mis fuerzas.

Luego simplemente paro, yo caí hacia atrás, respirando con dificultad, soportando el dolor, la agonía con fuerza, por mis ojos corrieron unas pocas lágrimas hasta perderse en mi cabello. Observaba a la luna, cuando lo tuve frente a mí.

Inuyasha tenía en su mano mi corazón envuelto en un destello rojizo, que bombeaba aun, mostrando que aun funcionaba. Cerré mis ojos para tratar de normalizar mi respiración acelerada y lo escuche acercarse, más pánico.

– Inuyasha–Fue lo último que susurre, con dolor.

Todo se volvió negro, deje de sentir todo lo que me rodeaba, como si estuviera en el vacío y fue cuando escuche mi voz.

Débil. Frágil. Rota.

– En la noche tuve un sueño ¿O era una pesadilla? Pero sé que una cosa es segura, esa noche... He perdido mi corazón.

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– ¡DESPIERTA!

Abrió los ojos por el estruendoso grito, al hacerlo comenzó a sentir otra vez todo a su alrededor, estaba a mitad del bosque, en un claro. Se sentó y observo su uniforme escolar, paseo su mirada por las personas que le rodeaban, eran sus compañeros de viaje. Su vista se detuvo en el Hanyou frente a sí, de mirada dorada y paso...

No sintió nada.

Todos fueron testigos de cómo su ceño se frunció y una de sus manos fue a parar a su propio pecho, inspeccionando si había algo irregular en el, sus compañeros esperaban la típica reprimenda de la chica para con el Hanyou que le había gritado para despertarla, pero esta no llego como todos esperaban.

– Inuyasha, no me grites –Fue lo que soltó la chica con total calma, captando la atención e intriga de todos. Mínimo, esperaban que ella le gritara puesto Inuyasha había partido la noche anterior, lo más seguro, a buscar a la Miko muerta dejando a la chica de lado otra vez.

– No seas estúpida, deja los juegos y partamos a buscar más fragmentos –Le ordeno a grito Inuyasha mientras se levantaba y comenzaba a recoger las cosas de Kagome.

La exterminadora estaba por gritarle a la bestia pero se volteo a ver a a Miko, lo que encontró le inquieto, el rostro de la muchacha mostraba cierta contrariedad enmantada de frialdad. Sango se acerco con cautela en un amago de tocar a la castaña pero esta aparto la mano de Sango con cierta discreción, se levanto con lentitud y observo fríamente al peli plateado.

– Inuyasha, abajo –Susurro con lentitud, viendo la consecuencia de sus palabras sin ningún sentimiento más que el de la satisfacción. Shippo y Sango se asustaron, Miroku frunció el ceño con asombro.

– ¿Señorita Kagome, le sucede algo? –Ante la pregunta del monje Miroku, Kagome parpadeo un poco confundida consigo misma, busco apoyo en un tronco mientras sus manos las llevaba a su pecho.

– No, nada está bien –Dijo la Miko– Me lo robaron –Susurro para sí, lo suficientemente alto para que lo escucharan al momento que apretaba con más fuerza su pecho– Me robaron el corazón.

– ¿Qué estupideces estás diciendo ahora? –Comenzó Inuyasha con sus ataques verbales contra la muchacha– Si es porque lo de anoche, fui a inspeccionar los alrededores pues pude oler...

La muchacha o callo en el acto, levantando su mirada fría hacia el muchacho, soltó una risa arrogante y se acerco a él hasta tomarlo por las solapas del kimono rojo.

– Cállate imbécil, nadie cree esa basura –Escupió con una sonrisa llena de superioridad.

Todos callaron y siguieron su camino, la observaban expectantes, Shippo y Sango reflejaban el miedo por la muchacha por o que estuviera sintiendo, en cambio Miroku cargaba la intriga de lo que le sucediera a la muchacha en la noche, pero el más confundido era Inuyasha ante la actitud de la joven con él, todos a la espera de una explicación.

Un ruido los alerto, a todos excepto a Kagome que seguía con la mirada calmada y las manos en el pecho, pero solo soltó un suspiro.

– Ya sal de allí Kikyo, que raro Inuyasha no haya podido olerte –Dijo tajante, sin reflejar emoción alguna más que la confusión de su estado.

Así como la joven miko lo dijo, a lo lejos, en la rama de un árbol observaron a la muñeca de barro y huesos, rodeada de sus fieles serpientes, inmediatamente Inuyasha la llamo anhelante.

– ¿Ahora quieres mostrar confianza y poder frente a Inuyasha? Por lo general eres solo un estorbo –Le dirigió la palabra Kikyo a Kagome con cierto desprecio en su voz, la muchacha solo pudo esbozar una sonrisa altanera, lo que sorprendió a Kikyo.

– Es curioso que estés acá, buscándonos –Ignoro el comentario de la muerta, hablándole con calma– Por lo general es Inuyasha quien va en tu búsqueda cual perrito en busca de su amo perdido –Prosiguió en su explicación con la misma calma y arrogancia– Mejor di de una que quieres –Exigió con frialdad.

Silencio.

Nadie podía articular palabras, estaban asombrados, por lo dicho, por lo que no se ha dicho y por las expresiones. La confusión era algo que estaba en sus ojos, en los ojos de todos. Justo en ese momento, Kikyo lo noto, el brillo de los ojos de Kagome había desaparecido, dejando solo unos iris opacos, lo comprendió y se asusto.

– ¿Qué te quitaron? –Articulo por fin Kikyo, igual de fría que Kagome hace unos momentos.

La mencionada no se inmuto a la pregunta, respiro con calma para tomar sus cosas y comenzar a partir, no podía perder tiempo con esa muerta y los problemas amorosos del Hanyou.

– ¡Espera! ¿Qué significa todo esto? Kikyo explícate de una vez, Kagome ni se te ocurra moverte –Comenzó a gritar Inuyasha, simplemente lo ignoraron.

Debía pensar en alguna solución.

Debía pensar en quien podría ayudarla.

Pero por sobre todo... Debía recuperar su corazón.

– En un sueño o tal vez era una pesadilla, la forma de Inuyasha me arrancaba el corazón a mitad del bosque –Explico en resumen para Kikyo, ignorando a Inuyasha, necesitaba la ayuda de Kikyo– Lo más seguro, es que lo hiciera Naraku –Sabia como manejar a Kikyo, debía llamar a su curiosidad.

– ¡Kagome! –Llamo Sango angustiada, alcanzándola y deteniéndola, Kagome observo ese gesto con algo de pesar– ¿A dónde vas? –Pregunto.

– Buscare quien lo solucione –Respondió tranquila y con cierta resignación– Alguien que conozca mas este mundo.

– Sesshomaru –Musito Kikyo con calma, ganado una mala mirada y gruñidos de Inuyasha al mencionar a su medo hermano, pero también una mirada de interés por parte de Kagome, una sonrisa arrogante se formo en sus labios– Posee más de 200 años y es más accesible que su madre Irasue, puede que sea de ayuda –Explica con calma.

– Ahora dime que ganas –Responde de inmediato Kagome, asombrando nuevamente a todos, Inuyasha iba a repicar pero escucha la fría y melodiosa risa de Kikyo.

– ¿Que gracia tendría el decirte mis planes contigo? –Dice antes de desaparecer.

Inuyasha salto a la rama listo para seguirla a pesar de los gritos que le diera Kagome, pero se asombro al no escuchar nada. Al voltear la vio seguir su camino sin impórtale si la seguían o no, se detuvo y volteo a verlos a todos, centrando su mirada en Kirara.

– ¿Puedes detectar a Sesshomaru cerca? –La gata se transformo y se coloca a su lado, Kagome la monta sin dificultad– Sango, usare a Kirara para ir con Sesshomaru, Kirara regresara con ustedes apenas lo encuentre –Notifico Kagome.

– ¡Un momento! ¿Para qué vas con el imbécil de Sesshomaru? –Pidió una explicación Inuyasha, totalmente alterado por la confusión en la que estaba inmerso, no lograba procesar nada de lo que sucedía.

– Cállate –Fue lo único que dijo Kagome, igual de imperturbable– Lo único bueno de esto es no sentir ese asqueroso amor enfermizo hacia ti, ni ese dolor insoportable por tu estúpida inmadurez y brutalidad constante –Ataco la chica– Adiós amigos, cuiden a Shippo por favor –Dijo con cierto cariño– A lo que encuentre lo que me robaron regresare –Dijo con una hermosa sonrisa en su rostro mientras se alejaba en el lomo de Kirara.

Todos estaban asombrados, la muchacha que se acababa de ir no se parecía en nada a la que ellos conocían.

– Es tan... Rara –Logro decir Shippo– Pero sigue siendo Kagomesita... A momentos.

– Algo bueno pudo sacar de esto, así como lo dijo –Comento Sango con más tranquilidad, cargando a Shippo– No va a sufrir por lo que Inuyasha hace.

Con ese comentario, la exterminadora junto a Shippo y Miroku siguieron su camino, el monje se acerco a Sango con la mirada perdida en sus pensamientos y esta lo noto.

– ¿Le sucede algo su Excelencia? –Pregunta la mujer.

– No, es solo que... Los sentimientos de la señorita Kagome no fueron extraídos, no todos –Comento el monje.

– ¿Qué quieres decir? –Pregunto el pequeño demonio.

– Que la Señorita Kagome es la misma, solo que ahora no posee amor hacia Inuyasha y en su lugar, fueron colocados fríos y negativos sentimientos –Explico con calma, el Hanyou mencionado solo pudo gruñir antes de alejarse hacia la dirección donde anteriormente se había ido Kikyo, todos lo vieron partir.

– Espero que nunca recupere ese amor –Dijo la exterminadora como ultimo antes de seguir su camino.

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Miró las estrellas en aquel cielo oscuro y perfecto, suspiró como hacía mucho no lo hacía, no de amor, no de cansancio, no de fastidio, sino de derrota. Cuando se sintió lo suficientemente lejos de sus amigos, pidió a Kirara que la dejara en el estanque más cercano donde se despidió de ella con un abrazo.

Ella necesitaba estar sola para asimilar su derrota, por que el sentir tantas energías negativas dentro de sí era una derrota que esperaba fuera momentánea.

Se fue despojando de sus ropas poco a poco, hasta quedar totalmente desnuda para adentrarse al estanque no tan profundo como esperaba que fuera. Debía estar alerta a cualquier presencia cercana para escapar a tiempo sin ser detectada, no estaba segura si su poder espiritual siguiera en las mismas condiciones y no estaba segura de desear descubrirlo en un combate contra un Yokai sediento de sangre o poder.

Al finalizar su limpieza, escogió un colocarse una Yukata que guardaba en el bolso siempre, era ligera y totalmente blanca, le legaba por encima de la rodilla con una apertura a un lado para mejor movilidad, en los bordes del kimono se adornaba con una franja en rosa pálido, el mismo color de obi que recubría su abdomen y se tensaba en la parte de atrás con un gran lazo.

Ciertamente no deseaba pasar desapercibida, nunca podría pasar desapercibida en ese mundo, pero no quería ser reconocida como la reencarnación de Kikyo como siempre pasa cuando se dan cuenta de su extraña vestimenta escolar.

Luego de recoger su cabellera tomo la decisión, soltó otro suspiro ahora denotando su resignación y acto seguido lanzo el gran bolso al lado más profundo del estanque que si bien no se hundía profundamente, se ocultaba a la vista.

Recogió un pequeño frasco que había dejado al lado de su arco y flechas, roció un poco en los alrededores y sobre si. Guardo el frasco, tomo su arco para comenzar su camino entre el tupido bosque, Sesshomaru debía estar cerca, podía sentir sus energías demoniacas.

– Creo que estoy más sensible a as energías que me rodean –Susurro para sí luego de meditarlo– Eso explicaría por qué detecte a Kikyo con facilidad.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca pudo escuchar claramente las risas de una pequeña, los gritos de alguien y el chapotear del rio, al salir de la maleza del bosque la observo reír y ser feliz junto a aquel Yokai de piel verde y amargado que le regañaba por el ruido causado, no pudo evitar soltar una carcajada cuando la niña termino mojando totalmente al pobre Yokai, captando así la atención de ambos.

– Uhhh, pero que bonita es –Grito emocionada la niña mientras salía del rio para acercarse a la joven que estaba a pocos metros de allí, el servidor de Sesshomaru no pudo detenerla.

– ¡Rin, no te acerques a ella! –Grito el viejo Jaken, la niña paro de inmediato a mitad de camino.

Kagome solo pudo sonreír con sinceridad, mientras se acercaba lentamente a la niña, pero no pudo llegar a ella cuando alguien se atravesó en su camino. Ante ella, el imponente TaiYokai de larga cabellera plateada y ojos ambarinos que la miraban con extrema frialdad.

– Te dije que la cuidaras, Jaken –Susurro con frialdad el demonio, asustando a Jaken y a Rin que comenzó a temblar– Miko, desaparece si no deseas morir –Advirtió con igual de frialdad a la miko que solo opto por suspirar resignada y cansada.

– Pero... –Titubeo Rin detrás de él– Amo Sesshomaru, ella es la señorita Kagome –Informo seguidamente, a lo que su amo pudo mostrar un atisbo de asombro antes de regresar a su máscara de frialdad.

– No hueles como la mujer de ese hibrido –Fue lo que exclamo antes de bajar, levemente, su guardia.

– He de informarte primero que no soy mujer de nadie, de segundo que trato de ocultar mi olor y de tercero que necesito de tu ayuda –Soltó todo sin pausa, esperando la respuesta del señor del oeste.

– ¿Por qué debería ayudarte, humana? –Frio, serio, tajante, a fin de cuentas así era él, pero igualmente era calculador y debería dar razón suficiente para que recibiera su ayuda.

– Naraku logro infiltrar sentimientos negativos en mí suplantando el puro y enfermizo amor que tenia por Inuyasha con estas energías –Trato de explicar con seriedad, pero no logro que Sesshomaru se interesara pues solo se volteo emprendiendo partida– Quiero eliminar estas energías negativas, si sigue progresando de esta manera Naraku podrá invadir mi alma y recolectar los fragmentos que le faltan –Siguió con su explicación, logrando captar la atención de Sesshomaru pues este se detuvo– Seria por fin un Yokai completo, necesito de alguien que sepa mas de este mundo –Finalizo, sentándose donde antes estaba parada.

– Tendrás que recuperar lo que te fue robado –Hablo por primera vez Jaken, ganándose la atención de los presentes, con una mirada de Sesshomaru fue suficiente para que siguiera con lo que decía– ¿Cómo te lo robaron?

– Creo que fue en un sueño, estaba en un claro disfrutando de la noche me sentía totalmente en paz, era una sensación... –Se calló, recordando todo lo que sintió en dicho sueño, deseando volverlo a sentir, pero nada paso– Indescritible, cálida, hermosa –Siguió recordando su sueño– Luego paso a ser una pesadilla cuando apareció Inuyasha, le pedí que se acercara para que lo sintiera también y nos abrazamos, yo lo abrace en realidad –De repente calla, Rin se le acerca y se sienta a su lado mientras le toma una mano, Kagome le sonríe con melancolía– Me invadió el pánico cuando el dolor en mi pecho me ataco, Inuyasha me tomo el corazón y luego de un monologo sádico me lo arranco –Al recordar esto se llena de rencor, y su ceño se frunce con odio– Quede suspendida en la nada, en la oscuridad –Finaliza perdida en sus pensamientos.

– ¿Que fue lo último que oyó? –Pregunta Jaken con seriedad, Kagome lo mira asombrada.

– ¿Cómo lo supo? –Pregunta aún estupefacta.

– Solo contésteme –Le exige.

– Me escuche a mí, aunque yo no hablaba –Contesto con calma mientras cerraba los ojos– En la noche tuve un sueño ¿O era una pesadilla? Pero sé que una cosa es segura, esa noche... He perdido mi corazón –Recita las palabras de memoria, con melancolía, Rin a su lado se asombro por dicha frase tan triste y abrazo a Kagome aunque esta no correspondió, Sesshomaru la observaba con intriga y luego volteo a ver a su sirviente que se veía decaído.

– Amo Sesshomaru, esta humana fue víctima del mismo conjuro que fue aplicado a la ama Irasue –Le indica Jaken a su amo con cierto nerviosismo. Sesshomaru guarda silencio al tiempo que cierra los ojos– Solo ella sabía que tenía y como revertirlo.

– Jaken, busca un refugio y cuida a Rin –Le ordeno con frialdad, miro a Kagome luego– Muévete, vendrás conmigo –Ordeno ahora, Kagome no dudo en acatar la orden y seguirlo.

Sería el momento de visitar a la señora de las Tierras del Oeste, Irasue.

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Hasta acá llego el primer capítulo de esta nueva trama que mi desquiciada cabeza invento.

Espero comentarios bellos ;)

Atte:

~CoherenciaNula~

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