¡Hola a todos! Nuevamente, les habla Rinharr.

Si, aquí comienza este crossover lleno de sentimientos que reflejan mis pensamientos actuales...

Algunos personajes serán ligeramente diferentes a lo que son en verdad, tal vez con acciones no muy características, pero no es algo tan grave, ¿no?. Además, posiblemente no pueda subir un capitulo por día, ya que van a ser mucho más extensos que los de mi anterior fic "Memorias de un ojo rojo". Estos capítulos aproximadamente tendrán 1000 palabras, o más.

No hace falta decir que los personajes NO son míos, simplemente los tomo "prestados" para este crossover.

Espero que les guste, ¡y a por más capítulos!

Atte: Rinharr

Capitulo 1:

-¿Q-Qué?... – tartamudeé un poco, mientras me separaba de la mesa – No nos podemos mudar ahora…

-Pero Garry, tus notas van muy mal, y seguramente sea por Ib… - insistió mi madre, mientras tomaba mi barbilla – Es por tu bien…

Saque su asquerosa mano de mi rostro, ¿tanto le cuesta entender que yo estoy perfectamente bien? Al parecer sí, y mucho.

-¿Por Ib, dices? ¿A caso la conoces tanto como yo? ¡¿A CASO HAS VISTO CUANDO LLORA?! – Lancé la silla hacia un costado violentamente - ¡TÚ NO SABES NADA, Y NUNCA PODRÁS ENTENDERLO! – apunte hacia su rostro con mi dedo índice, para hacer que sienta culpa.

-P-Pero, Garry…

No deje que terminara de hablar, ya que empecé a insultar a la nada, y seguido de eso me retire por la puerta principal de mi casa.

Empecé a divagar por la calle de mi barrio, mientras que los pájaros lastimaban mis oídos con sus voces. Parecía que el mundo estaba en mi contra.

Otra vez; otra vez esa sensación de impotencia y soledad invadía mi ser, cosa que solo Ib podía aliviar, pero ya no la podría ver más…

"A este paso, me volveré loco…" pensé, mientras metía mis manos en mis bolsillos y pateaba una pequeña piedra que se interponía entre la vereda y mi pie.

La piedra empezó a rodar, y topo contra los pies de un hombre que venía cubriendo su rostro con un sombrero negro.

Pensé que la había pateado muy fuerte, y que le había lastimado el tobillo, entonces lo detuve y le dije:

-S-Señor, ¿se encuentra bien?

Levanto su sombrero para observar mi rostro, y contesto fríamente con un "sí".

Se dio media vuelta y siguió su camino, algo más apurado que antes.

"Qué descortés que son las personas hoy en día…" me dije a mi mismo, mientras que me daba media vuelta sin sacar la mirada de aquel hombre, hasta que no fui capaz de verlo más por la distancia.

Me sumergí nuevamente en mis pensamientos depresivos y llenos de odio. Maldecía en voz alta y las personas me miraban con cara de preocupación, pero yo los ignoraba. Estaba en mi mundo oscuro y gris, incluso más oscuro que aquella galería de arte…

Iba a mi ritmo, agitado y respirando fuerte sin darme cuenta, hasta que una niña de unos 11 años agarro mi chaqueta y me detuvo.

-Garry… - dijo una voz dulce y tímida

Mis sentidos volvieron a la normalidad, y me di vuelta rápidamente para verla, para ver a Ib…

Al darse cuenta de que capto mi atención con éxito, sonrió y me abrazó.

-Deja de preocuparte tanto, Garry… - se apartó de mí - ¿Qué sucede?

-¿Qué sucede?... – dije en modo interrogativo, preguntándomelo dos veces – N-Nada…

Diablos, estaba mirándome fijamente. No creía nada de lo que yo decía.

-Dime la verdad, Garry. – dijo en un tono totalmente serio.

Quede petrificado ante su pedido, sabía que ella iba a llorar, y digamos que no soy muy bueno para consolar a los niños cuando lloran…

Suspiré, y dije toda la verdad.

Sus ojos empezaron a hacerse vidriosos, y yo empecé a sudar por el problema en el que me había metido.

-Ga-Garry… - hizo una breve pausa para secar sus primerizas lágrimas después de un largo plazo de no llorar – Espero que la pases bien…

-¿E-Eh? – me agaché para verla directamente al rostro - ¿En serio lo dices? – esbocé una sonrisa.

-Así es, si tus padres lo dicen… - levantó su cabeza – es porque así lo quieren para ti, ¿verdad?

-Sí, si… - la abracé fuerte, sacando toda la depresión que tenía antes.

La inteligencia me había vuelto vacio y sin sueños, y para peor, esa inteligencia estaba escondida dentro de mí y no quería salir a la luz, pero prometí cambiar cuando me mudará, se lo prometí a ella en aquella tarde.

Soy un esclavo del destino, y lo estoy aceptando. Nada de lo que ocurre a mí alrededor es por lo que yo hago, todo es hecho por las decisiones de otros, y eso lo sé.

Ib tomo mi mano y me saco de ese trance, llevándome hacia una feria que había al final de la calle.

-¿Quieres ir a la feria? – le pregunté, mientras seguíamos corriendo.

-Sí, hace tiempo que quería ir contigo… - me miro – pero estaba esperando hasta hoy.

-¿Q-Qué?... – no me respondió, y siguió corriendo.

Esa tarde fue genial, jugamos a todos los juegos disponibles de la feria y nos ganamos un oso de peluche gigante, esos de los que se ven en las típicas películas…

Por supuesto, se lo regalé a ella como un recuerdo…

-¿Qué nombre le pondrás? – toqué la cabeza del oso mientras sonreía.

-Debo pensarlo… - apoyo al oso junto a ella en el banco – Creo que le pondré Garry – sonrió.

Me tendí arriba del oso, y conteste:

-Me parece un buen nombre…

Nada era complicado a su lado, estoy irreconocible desde aquel día de la galería, me volví más "tierno" por así decirlo.

Estaba dispuesto a trepar todas las vallas, no importaba hacía donde iba ella, pero todo iba a acabar, ¿no es así?

-¡Oh! Es muy tarde… - dijo, mientras miraba su pequeño reloj – Creo que debo irme…

-¿I-Irte?... – tomé su mano con algo de temblor – No… No me olvides…

-¿Olvidarte? – Preguntó, desconcertada – Estaré ahí cuando llores, y cuando rías, no te preocupes…

Una lágrima recorrió mi mejilla, seguida de otras más que se volvieron un llanto inconsolable.

Tomó mi cabeza y me coloco en su hombro, mientras que acariciaba mi cabellera.

De un momento para el otro, se levanto del banco con el oso en sus brazos, y me dijo con el ocaso a sus espaldas:

-Nos volveremos a ver, Garry.

Dio media vuelta sobre sus pies, y se retiro dando pequeños saltitos de felicidad junto con su oso.

Me quede como media hora sentado allí, mientras que la oscuridad tapaba mi visión y me invadía el miedo.

-Ya está, Garry. Puedes mudarte sin culpa, ¿no? – me pregunto una voz interior mientras atravesaba la puerta de mi casa.

-¿Sin culpa? – cuestioné.

-Así es. Ahora solo concéntrate en los estudios…

-Suenas como mi madre, extraña voz… - subí la escalera dando pasos certeros y con la mirada perdida – Ahora vete, ya lo entendí.

¿Estaba entrando en la locura? ¿Por qué escuchaba voces acechadoras desde mi mente? Todo estaba por cambiar, pero daba igual, yo ya estaba preparado después de esa despedida…

Continuará...