Hellsing no me pertenece.
Segundo fic en un día subido por mi a este fandom xDD. Mas que nada lo subo porque no hay fics de este hombre en español.
Paseó por las calles de aquella ciudad en America del Sur cuyo nombre no le interesaba, de hecho no le interesaba nada a su alrededor, ni los enemigos, ni las condiciones atmosféricas, ni si quiera cual era su misión por muy presente que estuviera en su cabeza.
Derrotaba a los enemigos sin pensar realmente en ellos, solo distinguía entre civiles y monstruos sin darle importancia.
Había algo que no se borraba de su cabeza. Aquel monstruo, ese no muerto prácticamente indestructible.
-Alucard –sus labios pronunciaron su nombre regodeándose en cada silaba.
Desde que le vio aquella primera vez lo supo, supo que aquel seria el último gran enemigo de su vida, su ya cansado cuerpo se lo decía. La sangre que circulaba por sus venas hervía al pensar en él. Tenía que destruirlo, destruirlo y que no volviera jamás.
Podría tratar de engañarse, pensar que quería destruirlo al igual que a cualquier monstruo simplemente por eso, por ser un monstruo, que no había nada mas, que era como debía ser un miembro de Iscariote XIII, de la división del Vaticano.
Pero no podía, no podía engañarse, mientras entraba en la guarida de los infieles protestantes de Hellsing no podía negárselo a si mismo, aquel vampiro le obsesionaba, por eso aunque su misión era pacifica al ver al vampiro no pudo evitar atacarlo disfrutando cuando sus bayonetas rozaron al monstruo…
Por suerte la joven proyecto de vampiro les detuvo y el entrego su mensaje indicándoles el lugar donde se encontraba el avión pero sin perder la vista de aquel que para el mismo era la perdición de su alma.
Antes su "sorpresa" el monstruo les pidió a sus compañeros que se adelantaran prometiendo no luchar. Una vez solos el vampiro se acerco a el, muy cerca, tanto que su respiración rozaba el rostro del otro, este parecía mirar en su interior.
Al cabo de un rato se aparto sonriendo ampliamente.
-Me encantaría que un humano como tú me hiciera desaparecer –porque si, el vampiro debía admitirlo, aquel hombre le recordaba a alguien que casi le había destruido tiempo atrás, Abraham Van Hellsing y en cierto modo aquello era completamente cierto, le encantaría ser destruido por aquel humano.
El padre no pudo evitar sonreír contestando que le encantaría que eso fuera así y observó complacido como el vampiro desaparecía por la puerta.
