Disclaimers:

Todos personajes, nombres y lugares que aquí aparecen son propiedad intelectual de Stephenie Meyer.

La historia se sitúa después de la desastrosa visita de "inspección" hecha por la guardia volturi durante Amanecer.

Incest Alec x Jane

Senza fine1/ Sin Final

Parte I

Ciertamente, el plan de ataque no había concluido con éxito para nosotros los Volturi pues, al vernos superados en número y "talentos" por aquellos auto nombrados vegetarianos debimos proceder a la diplomacia que nuestro mentor consideraba mucho más apropiada y sobre todo, segura.

Desde luego ni Jane ni yo estábamos satisfechos cuando al caer la noche estuvimos de vuelta en Volterra sin el placer de enorgullecernos por las víctimas acaecidas bajo nuestra desolación.

De vuelta al castillo ni una sola palabra salió de nuestros labios, una tensa calma sobrevino cuando por primera vez me aventuré a posar una amable caricia sobre el rostro de mi impasible hermana quien con cierta molestia se apartó de mí.

-No necesitas hacer eso- Puntualizó con sobrada crudeza, sus ojos destellaron desafiantes. En ese momento enmudecí, Aro cruzaba el umbral del gran salón seguido por Cayo y Marco. Era momento de comenzar con la cena.

-Jane querida, ¿Nos concederías el honor?- Preguntó Aro poco antes de que las puestas volvieran a abrirse. Heidi, acompañada por jugosos aperitivos hizo su triunfal aparición; un grito ahogado y sincrónico fue solo el principio del fin para aquellas frágiles criaturas.

Incluso podría decir que la cena transcurrió sin el menor exabrupto aunque la amarga sonrisa que mi hermana Jane me dedicó antes de retirarse a sus aposentos terminó por consternarme profundamente. A penas pensé en excusarme cuando Aro me detuvo.

-Procura ser cuidadoso, la furia de una mujer nunca debe ser subestimada- Dijo con voz ronca y precautoria. Asentí con solemnidad por lo que a cambio recibí una sutil palmada en el hombro. Por un momento reflexioné acerca de aquel gesto comprensivo y casi paternal y es que, no cabía duda de lo mucho que Aro nos estimaba aún cuando solo nos conservara como su elemento sorpresa.

Diré que no fue difícil desentrañar el verdadero significado de sus palabras: yo, a diferencia de los demás conocía de sobra el iracundo carácter de mi amada hermana, consumiéndose por las más bajas sombras del odio.

Guiado por mis propios sentidos finalmente logré encontrarla, el paisaje no era nada alentador aunque me sentí reconfortado cuando su rostro viró hacia mí con expresión de petulante superioridad.

-Al parecer nadie puede ocultarse eternamente- Atisbó Jane con un dejo de antipatía.

-¿Ahora pretendes escapar de mí?- Pregunté con tono ofendido, una mueca fue todo lo que obtuve de ella.

-Ya basta Jane- Continué aunque esta vez no quise evitar la crudeza lastimera que aquella sencilla frase expresó. Entonces sus ojos se clavaron en mí mostrando las llamas de ira que poco a poco se avivaron en ella.

-No hay otra solución posible para los que quebrantan las reglas, ¡debieron ser aniquilados!- Soltó con frenética exasperación.

Avancé hasta ella para tomarla por los hombros, su cuello quedó expuesto frente a mis labios ansiosos por suministrar el antídoto infalible para su exacerbado resentimiento.

-No puedo contradecirte querida hermana pero piénsalo de este modo, la suerte no podrá acompañarlos siempre y…- No logré terminar aquella frase, Jane ahora me miraba a través del espejo dedicándome sus más hermosas facciones.

-Nuestros destinos se encontrarán de nuevo…- Concluyó casi en un murmullo cuando yo deposité un beso sobre su pálida piel sellando nuestra fatal profecía. Mis manos se posaron en su estrecha cintura dándole a la escena una atmósfera casi entrañable.

Es decir, a tantos siglos de distancia la fidelidad de los recuerdos se desvanecía como el hielo, que consumido por el fuego no puede sino desaparecer. Aún así, estaba seguro de que en nuestras memorias sobrevivían algunos retales de nuestra efímera vida como humanos, seres viles que atrapados en el caudal de su propia ignorancia eran capaces de las peores atrocidades. Mi hermana y yo éramos fieles testigos de ello.

En ese momento un dejo de genuino arrepentimiento cruzó por el rostro de Jane, sus ojos carmesí reflejaban la duda.

-¿Me perdonarás?- Preguntó simple y llanamente yo, con un gesto francamente brusco y súbito la hice girar hasta quedar uno frente al otro. Una sonrisa vivaz se dibujó en sus labios a la vez que estrujaba la solapa de mi sofisticado traje.

-Es muy probable querida hermana aunque…pensándolo bien- Aseveré con fingida indecisión. Ella me atrajo con mayor fuerza examinando mis gestos meticulosamente, sabía de sobra lo que yo deseaba. Esta vez no se trataba de un simple juego infantil.

-Gran estrategia Alec, nunca lo hubiera sospechado- Concedió ante la eminente derrota. Cerré los ojos por un instante, pronto sentí el tibio contacto de sus labios contra mis mejillas.

Mis ojos volvieron a ver el resplandor de las tenues luces que nos acompañaban en la habitación, la ligereza de nuestros actos solo podía ser explicada en una sola palabra: amor…sin final. Había sucedido tantas veces antes y sin embargo, estaba convencido de que esta ocasión sería más que especial.

CONTINUARÁ…

Mi segundo fic sobre esta interesante pareja, como quizás puedan intuir la continuación de esta historia contendrá un sutil toque de lemon.

Recuerden que su opinión es muy importante, compártanla. ^^

Saludos a mis lectores.

1 Tomado del italiano que traducido al castellano significa "Sin final".