Receta para la felicidad

De Branca Takarai

(Traduccion LdC)

Resumen: La vida de Winry se resumía a sus estudios y su residencia de medicina en un hospital de Risembool, pero todo cambia cuando un misterioso paciente queda a su cuidado. Universo Alternativo. Edward Winry

Capítulo 01 – Un ángel dormido.

El joven rubio cerró la puerta del auto con fuerza. No estaba irritado. ¡Estaba furioso! Lo único que quería era irse lejos, lo más lejos que pudiera. Sentía que su vida no tenía arreglo. ¡Todos los días eran iguales! Comenzaban pareciendo que serían buenos, pero al final de cuentas acababan siendo un completo desastre y terminaban siempre en violentas peleas con su padre.

Y ese día no había sido diferente.

-¡Tú siempre quieres arrojar la culpa en mi espalda, pero no fui yo quien dejó a Alphonse en ese estado Edward!

Edward apretó el volante con más fuerza mientras las palabras de su padre rodaban por su cabeza. Él siempre conseguía enfurecerlo. No importaba que fuera, o cual fuera la razón de la pelea, él siempre tenía que recordarle lo que le había pasado a su hermano menor.

-Diablos...- murmuró el joven pisando con más fuerza el acelerador. No tenía la menor idea de para donde estaba yendo. Sólo sabía que quería irse lo más lejos posible.

Precisaba de un poco de paz. De un lugar donde no fuese molestado veinticuatro horas por día, que no necesitase saber de nada del ejercito ni de un padre de fachada, que sólo conseguiría dejarlo aun más arrepentido por lo que había ocurrido en el pasado.

Pronto alcanzó la autopista. Aun estaba tan molesto que no había percibido que no estaba llevando nada de valor consigo, y mucho menos documentos. Ciertamente necesitaría de alguna cosa para pagar algún hotel de paso por ahí. A esas alturas, cerca de hora y media manejando, ya estaba un poco lejos de Ciudad Central.

La única identificación que tenía era su reloj de plata que ganó cuando se calificó como un Alquimista Estatal. Tal vez el mayor error de su vida. Pero fue la única forma que encontró para ayudar a su hermano.

–¡Tú siempre has sido débil, Edward!

Las palabras de su padre volvían a atormentarlo.

-¡Maldición! – Murmuró Edward, sacando una mano del volante.

Sacó elreloj que estaba enganchado en su pantalón y lo arrojó encima del asiento del pasajero. Para donde quiera que fuese no iba a precisar de él. La mayor parte de la población no sabía que era eso o para que servía y Edward no tenía mucho interés en presentarse como un Alquimista Estatal.

Todos en el ejercito eran odiados y el joven prefería ocultar cual era su profesión.

Bastaba que él mismo se culpase, se menospreciase, se odiase por lo que había ocurrido.

Al poco tiempo Edward se fue calmando, pero no disminuyó la velocidad del auto. Le gustaba pensar que cuanto más rápido fuera más lejos de Central estaría. Aquella ciudad nunca fue buena para él.

Edward se distrajo buscando algo de música en la radio y no percibió que el auto se había movido un poco y estaba en medio de la ruta. Sólo sintió que había algo mal cuando oyó un bocinazo, al mirar al frente vio una carreta viniendo en su dirección.

El joven no tuvo mucho tiempo para pensar y actuó instintivamente, girando el volante para desviarse. Sin embargo perdió el control del vehículo. La última cosa que Edward vio, fue un grupo de árboles con los que chocó segundos después.


-Siempre amable, Winry – una joven sonrió mientras que la señora que estaba ayudando a acomodarse mejor en la cama seguía elogiándola. –Tú ciertamente serás una buena doctora.

-Estoy estudiando para eso – Dijo Winry con una sonrisa en los labios.

-Es una pena que tus padres no estén aquí para verte- dijo la anciana con pesar en la voz. Los ojos de Winry perdieron brillo inmediatamente.

-Está equivocada- murmuró moviendo levemente la cabeza mientras esbozaba una nueva sonrisa – Ellos están siempre conmigo y tengo la certeza que están orgullosos.

La señora murmuró cualquier cosa con un pedido de disculpas por haberla entristecido, y Winry apenas negó con la cabeza al tiempo que decía que todo estaba bien.

Dejó el cuarto y pensó en ir al área pediátrica a ver como estaban los niños, pero se detuvo un momento sosteniendo el picaporte de la puerta. Sus padres debían estar orgullosos, claro que sí...

-¡Yo no quiero ser doctora!- Exclamó Winry mientras golpeaba el pie en el piso. –¡Ya es suficiente con que ustedes dos sean médicos en esta familia!

-Es lo mejor para ti, mi cielo- dijo la madre de Winry con tono sereno. Winry bufó molesta mientras se cruzaba de brazos. –Sé que te gusta la mecánica, pero los negocias de tu abuela hace mucho que no van bien. Queremos que tú tengas una vida estable.

Winry suspiró mientras comenzaba a andar por el corredor que estaba prácticamente vacío. Apenas pasaban dos o tres personas, pero seguían sus caminos, ajenos a la presencia de la joven estudiante.

Ella no podía decir que odiaba lo que estaba haciendo, era bueno sentirse útil, ayudar a las personas a tener una vida mejor, pero en realidad no era eso exactamente lo que había idealizado para su vida.

Estaba llegando al ala infantil cuando vio un gran movimiento. Dejó de caminar imaginando que sería alguna emergencia, si lo fuese, se pondría a disposición para ayudar.

-¡Profesor!- Exclamó Winry, viendo al médico que la estaba ayudando durante su residencia. -¿Es alguna emergencia?

-Recibimos un llamado urgente de un señor que vive a media hora de aquí – respondió mientras terminaba de verificar alguna cosa dentro de la maleta que llevaba. –Hubo un choque hace algunos minutos, un automóvil y una camioneta. No sabemos con certeza si hubo heridos en alguno de los dos transportes.

-Puedo ayudar...- Comenzó a decir Winry, pero el médico negó con la cabeza.

-Necesito que cuides a los niños- le dijo en un tono urgente. –Ellos están muy inquietos y con dificultad para respirar. Al menos contigo se quedan quietos.

-Muy bien, doctor Mustang... –Winry estuvo de acuerdo, asintiendo con un gesto.

Ella observó salir al médico, acompañado por algunas otras personas. Winry tardó un poco en acostumbrarse a aquel 'profesor'. Él no era de la ciudad y al principio despertó mucha desconfianza en la gente simple de Rizembool, pero al poco tiempo, y con mucho trabajo, él fue consiguiendo transformar toda esa sospecha en confianza.

Winry sabía que había algo mal explicado en aquella historia. El doctor no hablaba de su pasado, y las pocas veces que le preguntaban de dónde había venido, hacía de todo para cambiar el rumbo de la conversación. Pero la jovencita procuraba no envolverse demasiado en la vida de él, lo que fuera que hubiera ocurrido en el pasado no era de su incumbencia.

-¡Onee-chan! – los niños comenzaron a exclamar felices cuando apareció Winry.

-¡No se agiten tanto!- Pidió Winry haciendo una leve señal con la mano. –¡O sino se quedarán sin la historia de esta noche!. Es lo que se están mereciendo ¿Sabían? El doctor Mustang me dijo que no se portaron bien.

Los niños comenzaron a hablar todos a la vez, sólo logrando que Winry suspirase.

-Muy bien, muy bien – Dijo al final, mientras meneaba levemente la cabeza. – Les leo, pero me prometen que se van a quedar tranquilos ¿Ok?

Winry agarró una silla y se sentó en medio de la sala. Ella adoraba a esos pequeños. Eran siete, tres niñas y cuatro varones. Estaban internados a causa de una dolencia misteriosa que hasta el momento aun no había sido diagnosticada, por lo que ellos no podían irse a sus casas ya que si tuviesen una crisis muy fuerte, las consecuencias podrían ser graves. Y hasta que estuvieran completamente recuperados estarían allí.

Cuando Winry estaba cansada, o precisaba distraerse un poco a causa de los problemas, le gustaba ir hasta el pabellón infantil. Los niños siempre la recibían con una alegría que era contagiosa.

Pero ella no sabía la razón por la que ese día no conseguía animarse. Tal vez fuesen los recuerdos de sus padres lo que la dejaban tan trastornada. Donde había un accidente, ella quería ir a ayudar, pero no culpaba a su profesor por dejarla atrás. Con certeza, aun no tenía suficiente experiencia para ayudarlos con un rescate que podría ser bastante complicado.

-No tengo más tiempo...- Winry leía el libro que los niños habían elegido. -¡Es media noche! Necesito volver, dijo la joven intentando escapar del bello príncipe.

-¡Oh, pobre Cenicienta!- Dijo una de las niñas, triste.

-¡Sólo es una historia, boba!. ¡¿Cuánto apuestas que van a ser felices para siempre?! – Uno de los niños refutó insensiblemente.

-¡Rick! – Exclamó Winry cuando vio que los ojos de la pequeñita se llenaron de lágrimas. -¿Ves lo que acabas de hacer?- Dejó el libro de lado y fue hasta la cama de la niña.

-Ella es muy exagerada... – Dijo el chico indiferente. Winry meneó la cabeza. Rick era huérfano, tal vez por eso siempre era tan cerrado y agresivo. Winry intentaba ayudarlo, al finella tampoco tenía padres, sabía lo que él sentía, pero éste no dejaba que se acercase.

En cuanto la niña se calmó, Winry dijo que era mejor dejar la historia para terminar de leerla otro día. A los pequeños no les gustó mucho, pero ella insistió en que debían descansar.

-Además, hay otros pacientes en el hospital ¿sabían?- Les dijo, mientras guardaba el libro.

Los niños continuaron reclamando, pero Winry no respondió y apenas pasó por cada uno, revisándolos, pero cuando llegó hasta Rick, fue ignorada categóricamente

-¡Rick!- Habló Winry paciente, pero el niño continuó con el rostro girado y los brazos cruzados. – Cierto. Tú sabes que, cualquier cosa, sólo me tienes que llamar. ¿No?

El pequeño no dijo nada. Winry meneó la cabeza y cuando llegó la enfermera que cuidaba de aquel pabellón, Winry dejó el lugar

Suspiró profundamente y fue para una sala de espera. Sentía el cuerpo más pesado de lo normal. Se dejó caer en un sofá y cerró los ojos, ya casi dormida. La única ventaja que conseguía después de tantas guardias, era lograr acostarse en algún lugar y dormirse casi de inmediato.

Y aquella vez no fue diferente. Luego cayó en un descanso sin sueños, que apenas servía para recuperar las fuerzas perdidas. Despertó algunas horas después con un par de manos que la sacudían levemente de los hombros.

-¿Winry?- Ella parpadeó un par de veces, un tanto incómoda por la claridad y tardó un poco en enfocar el rostro de Roy.

-¿Profesor? – Murmuró un poco aturdida. -¡Oh! Perdóneme, sé que usted me pidió que cuidase de los niños, fui hasta allá, los examiné y...

-Quédate tranquila – Dijo Roy, meneando levemente la cabeza. – Entiendo que estés cansada, estás esforzándote mucho últimamente.

-Sabía que iba a ser así cuando resolví hacer la residencia.- Dijo Winry mientras se acomodaba mejor en el sofá. – Y mi vida va a ser así, siempre trabajo, mucho trabajo.

-Tú eres muy joven para sacrificarte tanto- Dijo el médico, con un toque de preocupación en la voz.

-Es que mis padres querían que lo fuera- Dijo Winry, y una expresión de incomodidad en Roy pasó desapercibida a los ojos de la joven. – Ah, ¿y el accidente?. ¿Algún herido grave?

-Sí- Respondió Roy, haciendo un leve gesto positivo. –Un muchacho, no debe tener más de veinte años. Estaba solo en el auto, sin ninguna identificación. Está en la UTI. Sufrió un traumatismo y el automail que tiene en su brazo derecho está dañado.

-¿Automail?- Repitió Winry sorprendida. -¡Mi abuela puede resolver eso!

-Primero tenemos que cuidar de su cuerpo, después pensaremos en sus partes mecánicas. – Respondió Roy sin prestar mucha atención al comentario de la chica. –Él perdió mucha sangre y está en coma. No puedo garantizar que saldrá vivo de ésta.

-Por favor, no hable así doctor.- Murmuró Winry nerviosa. -Debemos mantener nuestras esperanzas hasta el fin y jamás desistir con ningún paciente.

-Claro- Sonrió Roy brevemente. –A veces no parece que tú fueras la alumna y yo el profesor.

Winry sonrió levemente sin humor.

-¿Será que puedo verlo? – preguntó un poco vacilante. –Usted no quiso que yo fuera, sé que no tengo suficiente experiencia para ese tipo de atención, y que podría estorbar, pero...

-No veo nada malo- Respondió Roy despreocupado. –Y yo no te dejé ir no por creer que no tienes experiencia, sino porque creí que era mejor que cuidases de los niños. Y vamos, yo estaba yendo ahora hasta la UTI, te acompaño hasta allá- dijo, esperando encontrarla en el corredor.

Winry intentó arreglar un poco su cabello, que estaba un tanto desaliñado, y se arrojó un poco de agua en la cara antes de ir. Roy explicaba algunas cosas sobre traumatismo craneal y Winry oía con toda su atención, al final, el objetivo de la residencia era ver los casos en la práctica y comprenderlos mejor.

Cuando entraron al cuarto Winry vio a un joven dormido, rodeado por infinidad de aparatos. Siguió intentando prestar atención de lo que hablaba el profesor, pero cuando se aproximaron a la cama se llevó las manos a la boca muy sorprendida.

En realidad él parecía ser muy joven, tal vez tuviese su edad o un poco más. Ella tuvo mucha pena por verlo tan golpeado y totalmente inconsciente. Sus largos cabellos rubios estaban sueltos, la camisa entreabierta, donde estaban conectados los hilos de los aparatos que lo monitoreaban, y la respiración era lenta y acompasada.

-Tú no estás acostumbrada a este tipo de pacientes, ¿No es así?- Preguntó Roy, notando la sorpresa de ella. Winry apenas asintió levemente, confirmando. –Precisas ver más casos así, en una emergencia hay casos mucho más graves.

Él siguió hablando sobre lo que ella podía encontrar en una emergencia, pero ahora Winry no oía más.

A pesar de estar gravemente herido, el joven se veía de alguna forma en paz. El rostro, un poco arañado, reflejaba una serenidad que ella no recordaba haber visto en ningún paciente en aquel estado. Winry hasta olvidó por un instante que él era paciente del hospital en el que ella estaba trabajando.

"Como un ángel..." Pensó Winry, haciendo el movimiento de parecer tocarlo, más retiro la mano, recordando que Roy estaba allí.

-¿Será que puedo seguir el caso?- Preguntó Winry sin mover los ojos del joven.

-No sé- Respondió Roy con aire dubitativo. –Acostumbras a apegarte con mucha facilidad a los pacientes.

-¡Yo sólo quiero observar como evoluciona!- Insistió Winry. Roy la miró por unos segundos, conocía a su alumna y sabía que ella no se quedaría tranquila hasta que él le diera permiso.

-Muy bien.- Dijo por fin y Winry sonrió. –¡Va a ser bueno para ti y espero que sea profesionalmente!- Y antes que Winry tuviese tiempo de formular alguna respuesta, dejó el cuarto.


Fullmetal Alchemist

© de Hiromu Arakawa y Bones, utilizado para entrentenimiento sin fines de lucro.

Fic original Receita para a Felicidade es © de Branca Takarai, traducido y publicado con su autorizacion


Nota de Traduccion

Antes que nada, quiero agradecer enormemente a Sarah Black, que me esta haciendo la correccion de errores de este fic. Este es un nuevo reto para mi, ya que es la primera vez que hago una traduccion de un fic en portugues, idioma que no manejo con la misma comodidad con la que manejo el ingles. Sin embargo, lo leí, me gusto, se me metio en la cabeza que debia traducirlo, y aquí esta.

Espero que les guste tanto como a mi, puesto que es el primer AU que traduzco de FMA.

Como siempre, se agradece el tiempo que se hayan tomado para leer este trabajo; cualquier duda, comentario o critica sera bien recibida; espero saber de ustedes y nos vemos en el proximo capitulo

Laberinto de Cristal.