Trigger of Forbidden Love (Provoque de un amor prohibido)

Un FanFic de Belle Lynch en colaboración con Sissy_Night

Ella decidió no ser más la chica que conocemos. Pero… ¿Cuál es la razón? Su alegría ya no se veía reflejada en sus enormes y verdosos ojos. Todo lo que la hacía sonreír y brillar como el sol se había ido hacía un tiempo. Y ella se encontraba bien, fuera del peligro causado por el primer y único hombre al que ha amado. Estaba consciente del complicado trabajo que le esperaba al tratar de olvidarlo, de sacarlo de su vida para siempre.

La pelirroja y delgada joven se sentía sola… aunque no lo estaba. Nunca lo ha estado. Alguien más la vigilaba de lejos… y no precisamente un amigo, tampoco un enemigo.

Su vida no estaba en peligro, su voluntad en cambio, corría bastantes riesgos.

Cap. 1. Acechada

Starfire.

Cada vez que él atacaba, todo se volvía lúgubre. Era su costumbre. Elevé mis brazos rápidamente para atacarlo con mis rayos de estrella, pero él es extremadamente ágil, esquivó mi ataque fácilmente. Iguala la increíble técnica del líder de los Titanes.

Hacía un tiempo que no nos estresábamos así. Me refiero a mi equipo en general. Después de nuestra experiencia en la hermosa ciudad de Tokio creí que las cosas mejorarían. Y vaya que asi fue. Disfrutar el tiempo libre antes de regresar a Jump City fue glorioso.

Robin ya no era más el chico oscuro y agresivo que solía aparentar… se veía despreocupado, y la manera en la que él y yo terminamos juntos fue simplemente maravillosa. Su semblante me provocaba ternura, lucía perfecto cuando estaba tranquilo. Y la verdad es que yo ya me había acostumbrado a su suave y tierna actitud. Disfrutaba verlo feliz y sin fuera de peligro.

Él nunca dejó de ser sobreprotector, en especial conmigo.

Al regresar a nuestro hogar, todo seguía siendo normal. Teníamos nuevos aliados en nuestra interminable batalla contra el crimen y yo estaba más que encantada de conocer nuevos amigos. Pero ni eso logró quitarnos el peso de encima; el ser un héroe representa muchos riesgos y sacrificios. Todos lo sabíamos.

Mi novio, Richard Dick Grayson, solía ser muy lindo y atento conmigo. Es decir, más de lo usual. Y yo me enamoraba cada vez más de él. Siempre me gustó, y eso era obvio para todos. Para mí, Dick es muy importante, y sé que ocupará un lugar en mi corazón el resto de mi vida. Una vez que una tamaraneana entrega su amor a alguien, este es para siempre.

Amo a Robin.

Nuestra relación siempre fue tierna, él es impresionante cuando quiere hacerme feliz, y le gustaba mucho llevarme a pasear en su motocicleta para pasar toda una tarde gozándonos en la feria de la ciudad.

-¡Star, agáchate! –Me gritó mi verde amigo-. Mis pensamientos dejaron a mi cuerpo fuera de combate por unos momentos.

Vi como Chico Bestia se transformaba en un hipopótamo enorme y atacaba a nuestro inconfundible y malvado villano: Un hombre demasiado alto, atlético, agresivo y muy peligroso. Creo que nadie le ha dado tantos problemas a nuestro equipo como él…

Mi amigo Cyborg cayó de pronto a lado de mí, gritando de dolor.- ¡Ah! ¡Pagarás por eso, pedazo de… -una patada a su armadura lo hizo silenciarse y retorcerse de dolor. Yo, furiosa, lancé rayos solares a través de mis ojos en dirección del el maniaco asesino. Él no tuvo tiempo para esquivarlos y logré rozar su brazo izquierdo. Él soltó una palabra que no logré entender y luego saltó sobre mí para golpearme. Justo cuando iba a alejarlo con mis piernas, Robin saltó sobre él chocando su metálico casco con su bastón de combate.

-¡Star, ahora! –me ordenó, y arrojé mi poder en dirección a un desconcertado Slade. Como era de esperarse, él esquivó gran parte del daño y se volteó rápidamente para lanzarme una enorme cuchilla, que segundos antes de hacerme daño terminó atrapada en un ligero resplandor negro.

-¡Azarath Metrion Zinthos!- soltó mi audaz defensora e hizo a la cuchilla regresar de donde había salido. Su capacidad de reaccionar al instante siempre me ha impresionado.

Nuestro enemigo sostuvo su arma y rápidamente la regresó a su espalda. Pronto y de manera casi imperceptible, sacó dos pistolas negras que tenía sujetas en ambas piernas. Apuntó hacia Raven.

-Despídete, bruja.- soltó con malicia y comenzó a disparar.

No lo pensé, y al parecer tampoco Chico Bestia. Ambos nos habíamos adelantado a Slade tumbándolo con un golpe sincronizado.

Mi amiga estaba intacta, y gracias a su semblante me di cuenta de que enfureció mucho. Sus ojos violetas ahora se habían tornado blancos… sabía que no era una buena señal.

-Raven, ¡Tranquilízate! Estará bajo control…-le dijo Bestita y puso su brazo izquierdo alrededor de ella.

Momentos después, Raven pudo controlarse. Aún de rodillas gracias al ligero arranque que tuvo, suspiró frustrada. –Estoy bien. Gracias.- dijo mirándonos a mí y a nuestro amigo. Cuando ella trataba de incorporarse alguien gritó.

-¡Será mejor que te prepares para un asalto final!- interrumpió Cyborg corriendo lado a lado con Robin. Pasaron cerca de nosotros.

Antes de que yo pudiese reaccionar, Dick jaló mi brazo derecho sujetándome con fuerza. Yo solo lo seguí, como siempre hacía.

Aún en movimiento, nuestro líder me advirtió en un susurro –Star, ataque sorpresa.- me brindó una leve sonrisa y yo ya sabía cómo terminaríamos la pelea.

Cyborg disparó al instante su cañón sónico y nuestro adversario saltó para esquivarlo ferozmente. Corrió para devolver el ataque, pero en ese momento yo ya había lanzado a Robin por los aires para que derribara al atacante. Sin soltar sus manos, giré levantando una de mis piernas para terminar lo que mi compañero había empezado. Se había vuelto un movimiento único que solo utilizábamos nosotros dos. En realidad, no recuerdo quién de ambos lo inventó o si solo fue algo improvisado. De igual manera, funcionaba muy bien.

Slade soltó un gemido ahogado gracias a mi patada a su pierna izquierda. Pero ese hombre era mucho más resistente que eso. Nuevamente saltó encima de mí, sorprendiéndome tanto que no pude detener el corte que le proporcionó a mi abdomen. Grité, más del susto que por el dolor. Mi novio no tardó en tumbarlo de una doble patada y abalanzarse furioso sobre él.

-¡No la volverás a tocar! ¡No te lo permitiré! – seguido de eso, empezó a apalearlo con su bastón, estaba colérico.

Raven y Chico Bestia se dirigieron hacia mí. –Starfire, ¿Te hizo daño?- preguntó con preocupación mi mejor amiga.

-No es nada. Estoy… bien.- traté de sonar alegre como siempre. Solo que no era el primer encuentro donde Slade me atacaba siempre que podía. Más que a los demás, incluso más que a Robin. Me he preguntado el por qué muchas veces, y sé que no soy la única que…

-¡Viejo, detente!- Cyborg reclamó apresurándose al líder de los Titanes.

Slade estaba completamente expuesto, su máscara iba a trozarse y el traje que parecía impenetrable hacía unos momentos, ahora se encontraba rasgado por todos lados.

Robin estaba furioso, y es que nadie podía irritarlo más que él. Después de todo, nos hizo mucho daño en el pasado.

-¡Eres un maldito miserable! –vociferaba mi novio. Vaya, no lucía con deseos de dejarlo respirar.

-Robin…-intenté hablarle, aún sin aire debido a la herida en mi vientre.

Chico Bestia socorrió a Cyborg, tratando de detener a un imparable y eufórico guerrero. Por X'Hal…estaba fuera de sí.

Mi amiga Raven se quedó a mi lado intentando sanar mi horrorosa herida. Con sus manos sobre ella, soltó unas palabras que no comprendí y desprendió un destello blanco. Curiosamente, no podía desvanecerla ni disminuir mi dolor. Mi corte seguía causando daño. Es extraño… normalmente ese tipo de artefactos no podían provocarme ni el más mínimo dolor.

Voltee hacia los chicos para distraerme un poco mientras Raven seguía ocupándose de mí, sin éxito. Chico Bestia, convertido en una gigantesca y aterradora serpiente rodeaba a mi novio con fuerza, no la suficiente para dejarlo inconsciente, pero sí para detener sus frenéticos ataques de ira. Cyborg le gritaba para que se calmara, pero eso solo lo hacía enloquecer más.

-¡Suéltame! ¡Suéltame, ahora! –No le hizo caso.- ¡Que me sueltes, Logan!-Comenzaba a patalear por todos lados.

-¡Robin, basta! –Raven se había incorporado un poco y, con uno de mis brazos sobre su hombro intentó sostenerme. Señalando mi vientre bajo, logró que Robin se percatara de mi situación.

-Star…-musitó al observarme. Por fin se había calmado un poco… o eso creímos al inicio. Su rostro se tornó rojo por la rabía y gritó con todas sus fuerzas -¡Haré que te pudras en el infierno!- Después lo único que hacía era tratar de escapar de las fuerzas de Chico Bestia. Simplemente no podía, estaba bastante débil.

-Mayor suerte para la próxima, Robin.- Slade se incorporó de un salto y entonces comprendimos que todo este tiempo estuvo fingiendo. Por supuesto que él no podía ser derrotado tan fácil, y menos por alguien que ya no razonaba y se guiaba por sus instintos salvajes. Nuestro oponente liberó una maniaca risa a lo bajo y se retiró, no sin antes asegurarse de que mi herida siguiera allí.

Es extraño… pero puedo jurar por X'Hal que ha estado asechándome desde hace tiempo… lo que no entiendo es por qué.

-¿Estás bien, Star?- me dijo mi amigo Cyborg.- Ese demente se esmera mucho por atacarte…

-Suéltame.- ordenó con voz tranquila nuestro líder para que Chico Bestia obedeciera. Sin pensarlo, lo hizo.

-Cierto, pero ¿Por qué? –Chico Bestia preguntó con un tono de preocupación. Algo muy extraño en alguien que acostumbra siempre a sonreír.

-¡Quizás lo habríamos averiguado si no me hubieras aprisionado! –Mi furioso enmascarado reclamó a todo pulmón.

-Robin, siempre que se trata de Slade pierdes los est…-comenzó un fúrico Cyborg, pero rápidamente fue interrumpido por Raven.- ¡Cállense todos, YA!- gritó muy molesta, sus ojos ahora habían adquirido un tono rojo. Cielos… todos estaban perdiendo el control. Excepto yo… de hecho, lo que yo estaba por perder era la conciencia.

-Chicos…-articulé con mi debilitada voz, mi fuerza desaparecía…

-¡Star! –Cyborg gritó.- ¡Debemos llevarla a la Torre ya mismo!

Mi novio se apresuró y me cargó en brazos, yo di un ligero gemido de dolor. –Raven, usa tu poder curativo en ella, ¡Ahora!- Le dijo casi regañándola.

-Lo intenté, pero no puedo. El arma que él utilizó no es común. Debemos irnos y averiguar cómo cerrar su herida. –Ella respondió y sé que intentó sonar tranquila, aunque la preocupación se veía reflejada en sus ojos.

-Entonces nos vamos.- Él terminó y se unió a Raven para que nos teletransportara a nuestro hogar.- Cyborg, Chico Bestia, revisen el lugar antes de irse. Los vemos en la torre.- ellos asintieron y después una oscura energía cubrió nuestros cuerpos.

En cuánto llegamos a la enfermería, Robin rápidamente me depositó en la camilla principal, sin soltarme de su agarre se sentó a mi lado y me regaló una ligera sonrisa. –Mírame, todo estará bien Star…- él me animó. Su labio partido y cubierto de sangre seca no me reconfortó en lo absoluto. Siempre que se trataba de Slade, Robin era un peligro incluso para él mismo.

Minutos después, perdí el conocimiento y todo se tornó oscuro.

….

Abrí mis ojos y todo seguía sombrío. Me tomó algunos segundos darme cuenta de que yacía recostada en una camilla con mi mano izquierda vendada y conectada a lo que parecían ser unos tubos pequeños con sangre que emanaba de mí.

Al ver eso recordé la razón principal por la cual yo había llegado hasta aquí. Un enloquecido villano me había apuñalado y la herida no se…

Me detuve en seco cuando vi mi vientre completamente sano, sin ningún rastro de incisión. ¿A caso Raven había encontrado la forma de curarme? Al parecer así fue y no pude evitar sonreír ante su astucia. ¿Qué haríamos sin Raven? Pensé.

De nuevo me sumergí en mis recuerdos de aquel pequeño encuentro. Slade… ¿Qué estará planeando ahora?

Giré mi rostro un poco hacia la derecha, casi no podía moverme, mis fuerzas aún no las recuperaba.

Entonces lo vi. Mi mejor amigo se hallaba recostado sobre sus brazos, apoyado en un pequeño espacio de mi camilla. Lucía calmado… me encantaba verlo así. Miré el reloj de la pared que tenía enfrente y noté que eran las 2:56 a.m.

Lentamente me deshice de la sábana que cubría un poco mis piernas y me senté a un lado de mi novio. Con mi brazo libre de extraños tubos rojos, comencé a acariciar su mejilla y me acerqué lo más que pude a él. Besé ligeramente su rostro y aspiré su dulce aroma. Me percaté de que él había tomado una ducha porque olía bastante bien. Y también noté… que yo no traía mi traje de combate. Ahora sólo traía puesta mi ropa interior. ¡Oh! Dick me vio… fue lo primero que vino a mi mente y sé que mis mejillas se encendieron al instante. ¿Cómo pudo haberme hecho esto? Me sentía más que nada, apenada. No estaba molesta, sólo espero que él haya sido el único que me haya visto así.

El cansancio me venció y estuve a punto de volver a recostarme, pero él me interrumpió cuando dijo: -¿Cómo estás, princesa?- susurró con dulzura.- ¿Te duele tu vientre?- lentamente se puso de pie y se acercó a mí. Con su mano derecha tocó la parte donde se supone que tenía una excoriación. Negué con mi cabeza y es que este no era un buen momento. ¡Estaba casi desnuda! Y a él no parecía importarle en lo absoluto. Se mostraba bastante sereno. La vergüenza se apoderó de mí y presurosa cubrí mi cuerpo con la sábana. –Dick… ¿Tú retiraste mi traje?- pregunté confundida. Me miró de soslayo y en poco tiempo comprendió. –Tu traje estaba bañado de sangre, Star… no fue mi intención desvestirte. –Respondió a lo bajo y después me dio una extraña sonrisa -¿Por qué?- me rodeó poco a poco en sus fuertes brazos. -¿No puedo ver a mi novia en ropa interior? –Me acercó más a él.- Cuando te conocí casi no traías ropa…- Oh no, aquí va de nuevo.

-Dick… basta…-Dije en medio de sonrisas, las cuáles él me sacaba al hacerme cosquillas con su boca en mi cuello.- Él paró y luego volvió a consultar -¿Te sientes mejor? – Acarició mi abdomen bajo suavemente.

-Estoy bien. Pero ¿Por qué preguntas? Raven logró curarme, ¿No es así?- Él me miró escéptico. -¿Robin…?- Algo no estaba bien…-¿Qué pasó?... - Al cabo de unos momentos, él continuó.- Ella no logró curarte. Star… -Me lanzó una última mirada reflejando su inquietud.- Tu herida desapareció… no hace mucho a decir verdad.

-¡¿Qué?! Pero Robin…-Se me adelantó a hablar.- Shhhh… mira, empiezo a creer que solo es un truco más para distraernos del verdadero problema. Slade planea algo más… sólo que no me di cuenta hasta ahora…- Me tomó entre ambas manos y acercó su frente con la mía.- En pasados encuentros con él siempre está al tanto de ti. Necesita algo, estoy seguro. Requiere de ti para conseguirlo.

-Oh…- susurré con miedo.

-Pero no podrá hacerte nada, ¿Sabes por qué?- me juntó un poco más a su rostro y en un leve roce de labios me dijo…no, más bien me ordenó.- No saldrás de la torre hasta que lo detengamos.

Alcé mi mirada sorprendida y arqueé una ceja. Él quería que no cumpliese con mis deberes de heroína. No podía permitirlo.

-Yo no…- me volvió a interrumpir.- Es una orden.- terminó él, aún sin soltarme… Imagino que quería oírme decir que estaba dispuesta a acatar lo que dijo.

-Puedo cuidarme sola.- Le advertí –Quiero pelear Robin, es mi deber.

-Y es mi deber protegerte.- Su mirada se tornó más intensa. Incluso en la opacidad de la enfermería podía notar su preocupación. Después de todo, él solo trata de que no me hagan daño de nuevo.

Sólo asentí. Le haría caso, así él podría quitarse un peso de encima y concentrarse en el verdadero problema.

-Bien.- Contestó triunfante. –Y por supuesto que no te quedarás sola, Raven va a hacerte compañía.

-A ella la necesitan en batalla Robin…

-Se va a quedar aquí contigo.- Me ignoró por completo –No te estoy pidiendo permiso.

-¿Qué sucederá con los nuevos villanos? Ellos son mayoría, van a necesitarnos… la ciudad no debe quedarse desprevenida…

-Ya pensé en eso.- Seguido de eso, me envolvió en un tierno abrazo. Yo suspiré rendida, tendría que quedarme en casa por un largo tiempo. Al menos estaría con mi mejor amiga.

Estuvimos abrazados así por un buen rato. Su aroma era exquisito. Ahhhh qué bien se siente estar entre sus brazos de esta manera. Mi Robin…

Su brazo derecho recorrió parte de mi espalda baja, me atrajo más hacia él. Yo solo podía devolver el gesto con una extremidad, ya que mi otro brazo seguía conectado a un tubo pequeño que me aprisionaba hacia el otro lado. Entonces recordé que yo no traía mi ropa puesta.

Me solté a toda prisa de su agarre y por poco me resbalo debido al tirón que causó mi brazo izquierdo. Él examinó mi rostro en busca de una respuesta.

-¡Whoa! ¿Qué te pasa? ¿Todo bien? –preguntó con una sonrisa dibujada en sus labios aún partidos.

Con mi respiración entrecortada le dije que sí tímidamente. Jamás ha sido un problema para mí el no usar ropa, pero sé que aquí en la tierra es correcto ponérsela. Es tener respeto hacia los demás. Lo aprendí de la manera difícil… aunque con Dick… me apenaba que me viese en este estado… me sentía… de cierta forma, desprevenida. ¿Intimidada por él? … tal vez.

Mi dulce novio contempló mi figura lentamente… aún en la oscuridad sabía que disfrutaba de la vista.

-Ahora Kori… sé que tu naturaleza te exenta de sentir la intensidad del clima pero, necesito que te vistas, no querrás desperdiciar lo que queda de la madrugada en algo más que no sea descansar…- Me regaló una sonrisa.

Ay, Dick Grayson… pensé alegre.

-¿Por qué no me vestiste antes, Dick?- le indagué divertida.

-No quería tocarte mientras estabas inconsciente, Kori. Ya sabes que necesito de tu permiso para hacerlo. –dijo eso último con su voz seductora. Seguía sonriendo.

Le devolví la sonrisa.

-¿Qué ropas voy a ponerme?

Él se alejó un poco de mí y de una pequeña repisa cerca de mi camilla sacó una prenda blanca pequeña.

-Aquí está.- Me la mostró más de cerca, parecía una enorme camisa… con puntitos azules por todos lados. Cuando creí que me la entregaría, Dick alzó sus brazos y extendió aquel conjunto. Elevé los míos un poco para darle paso a mi nueva ropa. Después de aquello, él me dio un ligero beso en los labios y se recostó en mi camilla.

-Ven.- Dijo con voz cálida y con algo de sueño.

Me tendí en su pecho y recargué mi cabeza encima de su hombro. No podía alcanzar a abrazarlo por completo debido a mi molesto agarre en el brazo. Él se dio cuenta y en respuesta, se pegó más hacia mi cuerpo y levantó su pierna derecha, envolviéndome por completo.

Se me estaba haciendo muy complicado el intentar dormir. Dick comenzó a reír a lo bajo…

-Princesa, no podemos hacer…

-¡Dick! –grité con la pena impregnada en mi voz. Solo se estaba mofando de mí. Continuó riéndose por un rato. –No puedo creer que pienses en eso en estos momentos. –Le reproché un poco enojada.

-¿Yo? Kori… tú eres la que lo insinuó… además, quiero que sepas que estoy completamente de acuerdo, solo que no es el momento. Esbozó una leve mueca burlona y me dio un beso tierno en la mejilla.

-X'Hal…Dick Grayson, solo tú sabes cómo volverme loca… - Comenzó a reír nuevamente. ¿Por qué le causa tanta gracia aquel tema?

Me envolvió entre sus brazos y sostuvo mi cuerpo con el suyo para dormir. Nos cubrió a ambos con la sábana y antes de que perdiera los sentidos por completo, me susurró:

-Te amo, Kori.

-Y-yo t-te amo… Dick…

La mañana había arribado hace ya unas horas. Poco a poco logré divisar una pantalla que hacía un ruido extraño. Seguía en nuestra sala de emergencias. Me acordé de que no dormí sola esa noche, así que busqué inquietamente el cuerpo de mi novio.

Él ya no estaba conmigo. Admito que sentí una ligera decepción; también comencé a sentir algo más… algo no, alguien.

Mi pequeño Bumgorf estaba rodando de un lado a otro encima de mis pies. Sonreí al verlo.

-¡Sedita! ¡Pequeño, te extrañé tanto! –Él pareció escucharme y saltó sobre mí con mucha alegría. Lo envolví en mis brazos y proseguí a levantarme.

Por fortuna, mi brazo ya no seguía enlazado en esa pequeña y molesta manguerilla. Al erguirme, vi un pequeño trozo de papel en la camilla aún destendida por mi culpa, por la de Robin y también por Sedita.

Era una nota.

Discúlpame por no despertar a tu lado, pero hay unos cabos sueltos que debo inspeccionar.

Te veré esta noche en la azotea.

Un pequeño amigo quería verte. Espero y no destroce toda la enfermería.

Te amo, Kori.

-Dick.

Me sonrojé mucho al ver su nota. Él era tan… lindo. Todavía le costaba expresarme sus sentimientos por completo. Mi dulce y sombrío Dick… somos tan distintos…

Escuché risas a lo lejos, provenían de la sala principal. El reloj indicaba que ya era más de medio día.

-¡Oh… me quedé dormida! –grité y salí disparada hacia la sala. No quería perderme de la acción, al menos de la que podía escuchar antes de que todos saliesen a pelear y me dejaran sola. Bueno, con Raven. Me sentía un poco mal por ella, por mi culpa tendría que ponerse en el papel de niñera y vigilarme. Raven no es exactamente el tipo de chica que disfruta acompañar a los demás, a pesar de ser amigas sabía que esto le molestará mucho… o le molesta, no sé si Robin ya se lo dijo.

-¡Vamos viejo, no puedes negar que es delicioso! –exclamó Chico Bestia. –Nada como un exquisito almuerzo antes de combatir el crimen.

-¡Esto está lejos de ser delicioso! No sé cómo pude permitirte preparar comida una vez más…- declaró Cyborg. –Necesito tocino de verdad, no una imitación falsa, debería… -paró en seco cuando me vio.

La larga mesa de nuestra cocina estaba ocupada por todos mis amigos. También había dos personas más en el lugar. Mi novio me miró algo sorprendido, supongo que no me esperaba ver aquí.

-Star…- murmuró Robin.

-Vaya vaya, miren quién es…- comentó Chico Flash de forma burlona. -¿Al fin decidiste unirte a la acción? –Me echó un vistazo de pies a cabeza. –Por cierto, lindas piernas…

¡Ouch! –exclamó él cuando su novia le propino un codazo en el hombro.

Chico Bestia y Cyborg empezaron a reír de forma escandalosa. Raven solo los miró y rodo los ojos. Mi apuesto chico maravilla sonrió ligeramente, sabía que su mejor amigo estaba bromeando.

-¿Siempre eres tan cortés? –renegó Jinx a su chico y después me dedicó una inspección rápida. –¿Es mucho pedir que te cambies, Starfire? –Lucía un poco incómoda.

-Yo…lo… siento. No sabía que teníamos visitas. ¡Pero me alegra mucho verlos, amigos! –extendí mis brazos con intenciones de dar un fuerte abrazo. -¡Es glorioso tenerlos aquí! –me dirigí hacia ambos. Una luz rosada brotó de los dedos que Jinx acababa de chasquear.

-Así no te nos vas a acercar, Star. –Ella me dijo maliciosa.

-Vamos Jinxie no la reprimas… -Chico Flash prosiguió. –Es bueno verte otra vez, Kori.

-Lo mismo digo, amigos. –Analicé mi vestimenta y decidí que era hora de ir a mi cuarto. –Volveré pronto. –Finalicé y salí disparada a mi habitación.

Salí de la ducha, tomé una toalla naranja y me envolví en ella. El vapor todavía rondaba en mi baño. Al ver mi reflejo en el espejo quise explorar un poco mi "herida" de ayer.

Dick tenía razón. Había desaparecido y no dejó rastro alguno. Esto era demasiado extraño, hacia unas horas la sangre no dejaba de aparecer a través del corte, y de pronto ya me encontraba sana nuevamente.

A puesto a que a estas alturas mis amigos ya encontraron una posible respuesta. Me coloqué ropa casual puesto que hoy no habría acción para mí. Una blusa de mangas color verde, y una camisa azul cuadriculada para hacer juego. Al menos, así lucían bien para Donna, mi otra gran amiga.

Pantaloncillos azulados que cubrían mis piernas por completo, esto último para que mi amiga Jinx no se irritara al verme. ¿Qué hay de malo con mis piernas?

Mis pies fueron cubiertos con unas botas cortas de color beige. Eran mis favoritas, mi mejor amigo me las regaló hace tiempo. Él era tan detallista…

El fuerte sonido de la alarma surgió y me obligó a volar presurosa para llegar al centro de operaciones. Aunque nuestro líder me había prohibido acompañarlos, era mi derecho saber qué es lo que sucedía y ver cómo podía ser útil.

Cuando arribé a mi destino pude divisar a todos correr para alejarse de allí. Chico Flash llevaba en sus brazos a Jinx. Robin no estaba… probablemente él ya se hallaba montado en su motocicleta para ganar tiempo. Cyborg estaría en el auto T conduciendo a su lado. Chico Bestia parecía una clase de ave gigantesca y ágilmente abandonó la torre.

Raven simplemente se quedó flotando mientras se cruzaba de brazos y pies. Supongo que a ella le toca monitorear la misión.

-¿Qué sucede, Raven? –Me le acerqué un poco. Aún no sabía si estaba molesta por tener que quedarse conmigo.

-Robots invaden la ciudad. –Habló con tranquilidad, sin quitar su vista de la pantalla.

Lo pensé por unos breves instantes antes de volver a hablarle.

-¿Estás molesta conmigo? –dije con inocencia. Espero que no sea así.

-¿De qué hablas? –dirigió su mirada hacia mí. Después pareció comprender. –Starfire no me molesta quedarme aquí, es por tu propio bien. Además, Robin reclutó ayuda.

Me gocé internamente al escucharla. Parecía estar de buen humor. Le sonreí y me acerqué junto a ella para observar un poco mejor a nuestros amigos.

Entonces recordé…

-Raven… ¿Sabes por qué la herida desapareció milagrosamente? –pregunté curiosa y toqué mi vientre cubierto.

Ella volvió a observarme y poco a poco se puso de pie. Con su mano en mi hombro murmuró: -Lo lamento Star, aun no encuentro un veredicto. Pero prometo ayudarte. –finalizó con su voz un poco desanimada. Más de lo usual.

-Descuida Raven, solo que… no lo entiendo…

-Tampoco yo. Es decir, ¿Cuándo fue la última vez que un arma terrestre te hizo daño? –me miró pensativa. –Es evidente que la espada de Slade no es de por aquí… -escuché burla y asombro en sus palabras.

-Lo que no entiendo es por qué me ataca cada vez que tiene la oportunidad. ¿Raven? ¿Crees que en verdad quiera asesinarme?

-Star, estoy segura de que lo último que quiere es matarte. Supongo que Robin ya te lo comentó, él necesita obtener algo de ti. –Me miró como si esperara una respuesta, una confesión de algo que yo no sabía.

-No sé qué quiere de mí exactamente. No soy como tú Raven, no soy especial y todos mis secretos familiares ustedes los saben.

Y era verdad. Mis amigos estaban notificados sobre mí y lo que fue de mi vida en Tamaran. Conocieron a mi malvada hermana, a mi k´norfka El Emperador Galfore, incluso tenían un pequeño concepto de la apariencia de mi hermano, Wildfire.

Yo no tenía nada que ocultar, eso era lo que más me preocupaba.

Antes de que Raven hablara, escuchamos el sonido de la batalla que comenzaba a librarse en el centro de la ciudad.

Vi como Cyborg lanzaba su ataque a lado de Robin. Eran unos robots inmensos, lucían exageradamente equipados. Chico Bestia ahora era un dinosaurio feroz que acababa con sus enemigos rápidamente.

Jinx lanzaba su mala suerte hacia ellos haciéndolos quebrar. Seguido de eso, Chico Flash terminaba de arruinarlos al correr a su alrededor, despedazándolos por completo.

La batalla lucía bien, y creí que concluirían pronto. Pero entonces la pantalla comenzó a fallar, las voces e imágenes de nuestros amigos desaparecían y regresaban muchas veces.

-¡Algo está interfiriendo! –Raven exclamó y se sentó frente al monitor para intentar repararlo.

Yo seguía contemplando lo poco que podía ver. Sentía la angustia brotar sobre mí. ¡Ellos nos necesitan!

-No… ¡No puede ser! –Raven se puso en pie y se veía molesta. Sus ojos brillaban intensamente…

Entendí el por qué al instante. Slade había arribado al lugar, al parecer los monstruos metálicos solo fueron una distracción.

Divisé a mis cinco amigos peleando con nuevos robots que si mal no recuerdo, son los mismos que nuestro némesis habitualmente envía para hacer el trabajo sucio por él.

-¡Son demasiados! –grité espantada. -¡Debemos ir! –le di una ojeada a Raven… sus ojos habían vuelto a la normalidad y pareció pensar un poco.

-Tú te quedarás aquí, Star. –ordenó.

-¡No! ¡Nuestros amigos nos necesitan! –alegué molesta.

-Robin dio la orden y tendrás que obedecer. –dijo más calmada de lo que creí. En eso, levitó y estaba lista para irse. Yo le reclamé nuevamente.

-¡No voy a quedarme aquí!

Ella ni siquiera se inmutó cuando en un movimiento rápido, me atrapó con sus poderes.

-Azarath Metrion Zinthos –soltó con placidez.

Sus poderes parecían una cadena alrededor de todo mi cuerpo. Me había dejado completamente inmóvil.

-Es por tu propio bien. –y después se esfumó.

-¡RAVEN! –chillé furiosa. -¡RAVEN! ¡NO PUEDES DEJARME ASÍ!

Pero ella ya no estaba. Me había quedado completamente sola. Lo único que podía hacer ahora era mirar a la borrosa pantalla. La pelea seguía, y no lucía nada bien.

Observé a mi captora aparecer repentinamente en la escena, lista para la batalla. Cada uno de ellos daba lucha a los usuales robots de Slade. Los más grandes ya habían sido vencidos. Mi novio pronto se encontraba cara a cara con él, y lo combatió ferozmente. Luego divisé a Chico Flash ayudándole. Pasaron unos momentos y todos los titanes ya le tenían acorralado. Era muy desconcertante que Slade no atacara con su usual salvajismo. De cierta forma, parecía estar más débil.

Ellos están ganando la pelea. Dije dentro de mi cabeza.

-Bien, bien, bien… pero qué tenemos aquí… -escuché una siniestra voz. –Koriand´r de Tamaran –rió a lo bajo. –De nuevo nos encontramos, querida.

¡Oh… por X'Hal! Conozco esa horrenda voz… él es…

-Slade. –expresé amargamente cuando lo vi.

Salió de las sombras y pude inspeccionarlo mejor. Era él… y ahora me tenía a su merced. El poder de Raven seguía aprisionándome. Él pareció notarlo, pero no le dio importancia.

-Asumí que Robin no sería capaz de ponerte en riesgo, así que decidió dejarte aquí para no sufrir otro accidente.- Pronunció lentamente. –Siempre voy un paso adelante de él. –prosiguió mientras se cruzaba de brazos, sin dejar de observarme. -¿O no, princesita?

-¿Qué quieres? ¿Qué me harás? –le dije tratando de sonar agresiva, aunque no pude ocultar el miedo en mis palabras.

Volvió a reír. ¿Qué le causaba tanta gracia? ¡Me sentía aterrada!

-Así que el chico aún no lo ha descubierto ¿Eh? –otra voz apareció en el lugar, solo que no pude identificarla. Sonaba gruesa y bufona. Sentía sus pasos aproximándose.

-¿Cómo está tu lesión, Starfire? –Slade preguntó triunfante. Puedo jurar que solo se estaba burlando de mí. –Inspecciónala. –ordenó a su acompañante. Posteriormente se aventuró a observar la pantalla central de la base.

Unas manos tocaron mi cintura, tratando de girarme hacia quién quiera que fuera. El poder de mi amiga era infalible, así que no logró moverme.

Bien, al menos si querrían hacer algo malo en mi contra, les costaría mucho tiempo librarme de la oscura energía.

El chico se puso delante de mí e intentó cortar la energía con un artefacto que no logré distinguir. Me empecé a desesperar mucho. ¿Qué hacen aquí? ¿Sabían que yo estaba expuesta…? ¿De verdad Robin es tan predecible?

Miré de reojo al soldado que forcejeaba con lo imposible. Soltó maldiciones a lo bajo y luego noté que su cabeza brillaba. Se veía extraño…

-¡¿Qué piensan hacer conmigo?! –vociferé desesperada.

Slade volteó a verme lentamente. El sujeto que estaba frente a mí seguía luchando contra el poder de Raven. Al menos jamás lo logrará… mi voz interior habló, tratando de animarme.

-Los Titanes no tardarán en llegar. Necesito velocidad. –al decir aquello, saltó violentamente sobre mí y blandió su enorme espada.

Creí que me mataría en ese instante, no pude pensar en nada más.

Su espada penetró la energía que me mantenía presa. Al cabo de unos momentos, empecé a sentir descargas eléctricas provenientes del corte que había causado Slade.

Grité con todas mis fuerzas por el dolor. La magia de Raven me estaba debilitando, tenía que hacer algo…

-¡AHHHHHHHHHHHHH! –Rápidamente me impulsé hasta arriba, con mis manos envueltas en puños, comencé a liberar mi energía interior y poco a poco el dolor desaparecía. Luego extendí ambos brazos y un esplendor verde emanó de mí.

El poder de Raven había desaparecido.

Sentía mis ojos ardiendo por la ira. Estaba tan molesta que no medí la fuerza de mis actos y lancé rayos de estrella hacia el lacayo de Slade, quien se estrelló en nuestro enorme ventanal. Escuché que gritó del dolor pero rápidamente se incorporó.

Una risa desquiciada llamó mi atención.

-Perfecto. –Slade empezó a aplaudir. -¡Eres la indicada, pequeña! –terminó y repentinamente sacó unas esposas muy grandes. Eran similares a las que los Citadel me habían proporcionado cuando…

-¡NO! – me dirigí hacia él para propinarle un fuerte golpe, pero su soldado me detuvo de un solo salto.

-¡No tan rápido, linda! –me tacleó y me sostuvo con ambos brazos.

Slade se aproximó a mí con las esposas y por más que quise oponerme, me las colocó a la fuerza haciendo que mi poder disminuyera.

-Ahora, nos vamos. –se levantó y ordenó al otro sujeto a cargarme. Creo que olvidaron por completo la magnitud de mis poderes.

Antes de que ese chico me volviera a tocar, le disparé rayos con mis ojos, tumbándolo y haciendo que gimiera con rabia y dolor. Slade parecía perder la paciencia…

-¡Suficiente! –Ferozmente, voló por unos instantes mientras su cuerpo giraba automáticamente. Golpeó mi mandíbula con mucha fuerza haciendo uso de una de sus piernas. Caí abruptamente contra el suelo, mi cabeza empezó a arder.

-Sácala de aquí. –Decretó con desesperación mientras se daba cuenta de que los Titanes se dirigían de vuelta a la base. Posiblemente Raven sintió que necesitaba ayuda, debido a que su campo de fuerza fue destruido bruscamente.

-Ya lo oíste linda, despídete. –El soldado me cargó sin esfuerzo sobre su espalda y justo cuando movió su brazo derecho en busca de algo, una energía rosada lo rodeó y le obligó a soltarme.

Nuevamente caí al suelo y me sentí peor. De alguna manera, las esposas me quitaban fuerza.

-¡No irán a ningún lado! –exclamó Jinx. Seguido de eso, giró ágilmente y liberó energía contra Slade. Él, sorprendido, salió volando hacia nuestra sala.

-¡Starfire! –Gritó Chico Flash mientras se acercaba a mí.

-¿Estás bien? –Jinx preocupada se arrodilló a mi lado. Con su poder, liberó mis manos de las esposas. Sostuvo mi cabeza contra sus piernas mientras su novio se movía velozmente hacia nuestros enemigos. Inició una batalla entre esos dos intrusos con el velocista.

-E-estoy bien… ayúdalo. –le murmuré a ella. Seguido de eso, Raven apareció en su forma de cuervo y atacó a nuestros enemigos.

Los aprisionó con su impresionante poder, hasta que Slade volvió a extraer su inusual arma afilada y traspaso su energía, liberándose de su agarre.

Chico Flash corrió en su ayuda pero el otro soldado le arrojó una… "X" color rojo…

¿Red X? pensé con desconcierto. ¿Está trabajando para Slade? Oh, jamás creí que él podría unirse al mal por completo. Después de todo, siempre nos ayudó.

Mientras que Slade y Raven peleaban, Chico Flash soltaba descargas mientras su cuerpo temblaba rápidamente. Poco a poco se libraba de la "X" que lo mantenía preso. Jinx veía la escena preocupada, y, cuando Red X se dispuso a atacarlo nuevamente, ella liberó su mala suerte hacia él, pero no pudo hacerle daño, antes una enorme marca roja la rodeó y la paralizó en el suelo.

-¡Jinx! –Su novio, molesto, se libró de su amarre y corrió hacia ella.

Para mi mala fortuna, se distrajeron un momento de mí y Red X aprovechó para tomar una de sus estampas gigantes y provocarme descargas eléctricas por todo el cuerpo.

Gemí del dolor y antes de que Chico Flash reaccionara, desaparecí entre los brazos de "X" hacia un lugar muy oscuro. Esto era obra de la función de su cinturón que se alimentaba de Xenothium.

Nuestras respiraciones se escuchaban en el lugar. Su amarre a mis muñecas me debilitaba poco a poco. No podía siquiera liberar energía. Me desvanecía rápidamente.

-¿Vas a matarme? –le pregunté con mi voz llorosa y llena de terror.

Se empezó a reír con voz ronca.

-No, aún. –me respondió aun riendo. No podía divisar sus gestos debido a su enorme y redonda máscara. Sus manos pronto me aprisionaron a una pared y levantaron lentamente mis brazos. Con una mano sostuvo mis dos muñecas, y con la otra levantó lentamente mi blusa verde.

-¡Ah! ¡Déjame ir, por favor! – Grité con más miedo.

Me ignoró y siguió con lo suyo. Mi blusa llegó por arriba de mi ombligo y él sin soltarme se acercó un poco para inspeccionar mejor el área.

-¡No me toques! ¡Por favor!... –empecé nuevamente, pero él me interrumpió.

-Oye ya cállate, solo quiero revisar el área de tu "herida" –enfatizó con malicia, pero su voz sonaba extrañamente tranquila.

Luego de eso soltó mi blusa y su cabeza se enderezó para quedar cara a cara conmigo. O bueno, máscara con cara.

Segundos después se aproximó a mi oído y susurró: -Así que estás intacta, eh princesa. –No me lo preguntó, creo que a pesar de todo, él y su amo, Slade, ya sabían que la herida había desaparecido. Pero aún no entendía nada de nada.

-¿Q-qué es lo que quieren de mí? –mi voz temblorosa sonó nuevamente.

Tardó en contestarme.

-Amm, pronto lo averiguarás. Ahora si me disculpas, debo regresar a tu hogar para patear algunos traseros… -pronunció al tocar la "X" de su cinturón. Antes de que se teletransportara, me arrimé hacia él y el efecto del Xenothium me envolvió a mí también, haciéndome volver a mi hogar.

-Pero qué… -no terminó, pues Cyborg le disparó con su cañón y lo hizo caer, lejos de mí.

-¡STARFIRE! –La voz de Robin hizo eco en toda la sala. Lo busqué con desesperación y pronto noté que estaba peleando a lado de todos los demás en contra de Slade y de un ejército de robots que posiblemente invocó en su necesidad.

Intenté liberarme de la pegajosa goma, pero no podía ni lanzar energía de mis ojos.

De un momento a otro, un robot iba a atacarme con una espada… Oh, no de nuevo…

Sentí la cuchilla lastimar mi cuello y después mi brazo. Pronto paró en seco. Alguien había derrumbado al androide partiéndolo por la mitad.

Torcí un poco mi cuello para intentar mirar a mi salvador. Para sorpresa mía, Red X había traspasado al robot. Aunque después recordé que él y Slade me quieren para algo… tienen un plan conmigo y es posible que me necesiten con vida para ello.

De un salto, "X" se lanzó a su amo y rápidamente desaparecieron de la vista de todos.

Suspiré aliviada. Por fin había terminado.

-¡¿Estás bien, Star?! –Robin gritó y se deslizó en mi dirección.

-¿Qué diablos pasó aquí? –Una furiosa Jinx se acercó hacia nosotros, apoyándose en los hombros de su pareja.

-¿Star, qué sucedió? –indagó Cyborg.

Mi novio me sostuvo y miró mis muñecas atadas. El Chico Bestia se transformó en un pequeño animal peludo y saltó para mordisquear la goma roja. Raven le dio un golpe rápido con su mano y lo hizo botar al otro lado.

Con su magia, liberó mis manos.

-¡Hey! –exclamó Bestita, pero ella lo ignoró.

-Star… -Dick posó su mano cubierta por su guante sobre mis muñecas, estaban muy rosadas por el amarre y siendo sincera, me hallaba muy delicada.

-¿Qué es lo que ese loco quiere contigo, Star? –Chico Bestia arrojó la pregunta que todos estaban pensando mientras se ponía de pie y volvía a su forma humana.

Con poca fuerza le respondí…

-L-les interesaba mucho, s-saber sobre m-mi herida.

-Slade asumió que estarías aquí, ¿Cierto Star…? –me cuestionó mi novio. Asentí.

-Debí saberlo. –su voz impregnada de culpa me hizo sentir peor. Él no era un adivino, no podía saber lo que sucedería.

-Lo importante es que te encuentras bien, Star. –Me sonrió Chico Flash.

-¿Y qué haremos ahora, Robin? –Preguntó Cyborg con preocupación. –Starfire está siendo acechada… además, ¿Qué estaba haciendo Red X con él?

-No lo sé, por ahora nos concentraremos en mantener a Starfire a salvo. –dijo mientras me alzaba en brazos y me rodeaba para reconfortarme.

-Haremos guardias. Cyborg, Chico Bestia, ustedes tienen el primer turno. Después Raven y Jinx. Al dar las 4 a.m. será el turno de Wally y el mío.

-¿Y como por qué tenemos que ir nosotros primero, ah? –Chico Bestia se quejó.

-¿A caso eso importa? –Como siempre, Raven lo regañó con poca emoción. Aunque sé que se esmera mucho por fastidiarlo, y que de hecho le gusta hacerlo.

-Será mejor que vayamos a dormir. –Cyborg dio un bostezo y activó la seguridad de la torre. Vaya… la batalla de hoy duró mucho tiempo.

-Vas a estar bien, Star. –Me dijo un amable y sonriente Chico Flash. Su hermosa novia también me sonrió. –Descansa, Starfire. –Luego ambos caminaron agarrados de las manos hacia el área de dormitorios, parecían estar cansados, Wally ni siquiera utilizó sus poderes como era su costumbre.

-Buenas noches. –Raven dijo y me miró un instante. –La espada es poderosa… puede embestir con facilidad mi poder y el tuyo. Imagino que por ello es que te hirió, solo que tu estado natural rechazó el poder de su arma y pudo regenerarse.

-¿De qué hablas? –Preguntó Robin con incertidumbre.

-El arma que posee Slade tiene un poder limitado que afecta cualquier tipo de energía. Pero no tiene suficiente fuerza como para hacer al daño irreversible.

-Quieres decir que… -Mi novio me observó a los ojos. –esa espada pretende hacer daño pero que no lo hace del todo… ¿O no, Raven?

-Quiero decir que está probando la resistencia de Starfire. –dijo en seco.

-¿Mi resistencia? ¿Pero, para qué? –la miré desconcertada.

-Aguarda un segundo, te refieres a que está utilizando a Starfire como conejillo de indias para su nuevo cuchillo de cocina ¿No? – Chico Bestia intervino.

-Eres un genio, Chico Bestia. –ella le respondió.

Él refunfuñó y la miró indignado.

-Será mejor que todos vayamos a la cama. Ha sido un día largo. –Robin caminó hacia la puerta principal, cargándome. Chico Bestia y Raven se fueron por el otro pasillo mientras discutían sobre Raven burlándose de él a todas horas.

Robin me dejó sentada en mi cama mientras se metía a mi baño y prendía la luz, sin cerrar la puerta.

Le di una inspección rápida a mis muñecas… estaban totalmente coloradas y dolía un poco. De pronto, recordé algo que resultaba ser muy importante…

Cuando Dick salió del baño, le dirigí la palabra.

-¿Por qué querías que nos encontrásemos esta noche en la azotea, Dick? –le sonreí levemente.

Caminando hacia mí, contestó:

-Quería llevarte a un lugar especial, Star. – dijo con voz calma. –Pero supongo que eso puede esperar. –Se sentó a mi lado y me guiño un ojo. –Debo advertirte, que no es lo que tú crees.

-¿Y qué es exactamente? –repliqué juguetona.

-Ya lo verás. –Me beso en la mejilla y después pasó a retirar mi camisa azul. Con timidez me quité la blusa verde que ya estaba bastante sucia. Él se levantó y comenzó a quitarse su traje de combate. Dio inicio con sus guantes, seguido retiró su brillante capa y la tiró al suelo. Me quedé observándolo sin decir absolutamente nada. Disfrutaba verlo así.

Terminó de desvestirse. Ahora solo traía sus pantalones y su antifaz. Volteó a verme y solo sonrió… quizá por la cara que hice al ver su cuerpo sin ropa.

Bajó sus manos lentamente hasta su cinturón multiusos y con un ligero movimiento, lo desabrochó.

-Dick… ¿Qué planeas? –le cuestioné un poco nerviosa.

No dijo nada, al contrario me tomó por los pantalones que aún traía puestos y comenzó a desabrocharlos.

-¡Dick...! –repliqué espantada, aunque estaba ansiosa.

-Tomaremos una ducha, Kori. Necesitamos relajarnos. –dijo juguetonamente mientras apartaba el antifaz de su rostro. Seguido de eso, me cargó nuevamente y nos dirigió hacia el baño. Esta noche será larga, presentía que no descansaría en lo absoluto, y no exactamente porque Dick estaría conmigo… si no porque las palabras que Raven me había dicho seguían haciendo eco en mi cabeza.

Está probando la resistencia de Starfire. Quiere algo de ti…

Mis pensamientos me atormentaban.

La espada hirió mi piel por un tiempo limitado. Pero logró hacerme mucho daño.

¡Eres la indicada, pequeña!

La espada de Slade tenía poder suficiente para confrontar el poder de Raven.

Mi novio vuelve a alterarse. Su salud está en riesgo.

Tengo que encontrar una manera de resolver esto. Pero no puedo contarle a Robin mis planes, enloquecería si descifrara solo un poco de lo que preparo en mi mente…

Continuará…