"Diez"

Primera conversación

escrito por mariamcardoso

Habían pasado diez meses desde la loca invitación de Bulma cuando fue finalmente capaz de tener una conversación decente con Vegeta.

Él estaba en su invernadero, recostado sobre su espalda, aparentemente dormido, con las manos detrás de su cabeza. Ella se acercó, sus pies desnudos producían el sonido suave y usual de cuando se camina sobre el pasto húmedo. Se paró imponente junto a la forma relajada de él, fijándose en que era la primera vez que su cara no tenía esa expresión permanente de enojo con el ceño fruncido. Se veía relajado por primera vez desde que lo conoció.

Sus ojos se abrieron y cerraron con los de ella. Mirándola fijo, movió el cuerpo solo para, una vez más, clavar la mirada en sus ojos azules.

-¿Me puedo sentar? – dijo con una tranquilidad que realmente no sentía.

-Es tu casa, mujer - su voz sonó extraña, probablemente por el poco uso.

Sabía que no era necesario, pero igualmente le agradeció. Se sentó, piernas estiradas, pies doblados uno a cada lado y las manos detrás, soportanto su peso.

Los ojos de Bulma le dieron un vistazo al invernadero. Las rosas de su mamá, Scarlet Carsons, el cerezo florecido... Amaba la forma en que parecían llover flores debajo del árbol en primavera. Las lilas, las ciruelas blancas, los jazmines, el hibisco, la mañana gloriosa y la variedad de animales que su padre parecía criar allí. Una vez le dijo que tener un animal vivo en un invernadero puede mejorar la vida de las flores y hacerlas más hermosas. Tenía allí una fauna equilibrada.

Transcurrieron diez minutos de silencio hasta que Bulma volvió a hablar.

- Se está tan tranquilo aquí– dijo ella, olfateando el aire.

- Estaba tranquilo. – agregó él con una pizca de irritación en la voz.

Decidió ignorarlo y decir "huele bien también." Se apoyó en su espalda y gimió en forma de queja mientras se estiraba. El día se había vuelto muy largo.

Vegeta comenzó a pararse cuando la mano de Bulma agarró la suya y le suplicó con la mirada que se quedara. Él dirigió la vista hacia sus manos y luego a ella, todavía acostada en el suelo y mirándolo. Frunció el ceño mientras se recostaba. Por un momento, ella se conmocionó al verlo cumplir uno de sus deseos. Bulma se acostó sobre su lado izquierdo para así quedar frente a frente, Vegeta apoyó la cabeza en las manos, de nuevo, e inclinó sus piernas.

- ¿Vegeta? - murmuró.

- ¿Hum? - respondió.

- ¿Puedo preguntarte algo? – dijo, sintiéndose poco dispuesta.

Abrió los ojos y la miró, fijamente a los ojos.

- Puedes preguntar, pero no significa que yo responda. – contestó fácilmente.

- Si… si en este momento pudieras pedir un deseo a las esferas del dragón, ¿cuál sería?

Por un momento, sus ojos oscuros se abrieron ampliamente, pero tan pronto como empezó, terminó. A Bulma le gustaba cómo los ojos se le encendían cuando, en realidad, sentía. Siempre tuvo la idea de que tenía bonitos ojos… para un hombre muerto. Pero cuando sentía, sus ojos podían brillar y su expresión de hombre muerto simplemente desaparecía.

- ¿Nunca has pensado en ello? - ella preguntó, con calma mirando fijamente a sus ojos.

- Ya conoces lo que yo pediría, mujer. ¿Por qué preguntar? - dijo mientras cerraba los ojos y echaba un suspiro.

Durante un momento consideró marcharse, pero era muy curiosa sobre él. Siempre lo era. Es por eso que él estaba viviendo con ella.

- ¿Por qué desperdiciar un deseo para convertirse en un super saiyajin? – le cuestionó poniéndose de pie.

Vegeta se tensó y pasado un segundo ya estaba de pie a su lado, con la cara llena de ira inimaginable.

- ¡No sería gastado! Posiblemente tú no puedes entenderlo, débil mujer terrícola. -le echó en cara girando para dejar el invernadero.

- Vegeta, aún tienes mucho por aprender sobre los humanos. Lo que quise decir era por qué gastar en eso el deseo, si vas a convertirte en un super saiyajin tarde o temprano. - dijo con calma.

Su tranquilidad comenzaba a ponerlo nervioso. Ella era una contradicción andante. Si al principio le tenía miedo, ahora no le temía ni una pulgada. Ella se mostraba tranquila y nerviosa junto a él. Ella sentía repugnancia y compañerismo por él. Siempre alrededor de él.

Él se paró, agotado, en su camino y se dió vuelta para afrontarla. En cuanto Bulma vió sus ojos, tuvo que ponerse de espaldas. Sentía a su corazón como si pudiera ser visto latiendo desde el exterior de su cuerpo. En los ojos de él se vislumbró una emoción que no podría nunca, en su vida, imaginarse en los ojos de Vegeta. En ellos se veía agradecimiento.

Pasaron minutos sin decir una palabra. Bulma decidió girar para ver si Vegeta se había marchado, sólo para darse cuenta de su proximidad. Los diez centímetros que los separaban no la hicieron sentir muy cómoda, pero al mismo tiempo quería hacer aquellos diez centímetros desaparecer. Dió un paso atrás.

- Ve... ¿Vegeta?- dijo sin aliento.

- Creí que me odiabas, mujer. - dijo él, con la expresión en blanco.

- Yo...

No era el momento de ahogarse en sus palabras. Finalmente estaba teniendo con Vegeta la conversación que quería.

- Yo también pensé que lo hacía. Antes lo hacía, antes te temía... pero ahora simplemente eres uno de nosotros.

Vegeta gruñó.

- Nunca seré uno de ustedes. Y deberías seguir temiéndome aún, todavía deberías... odiarme, porque luego de que destruya a los androides me voy a ir, para no volver nunca más.

Bulma asintió y miró el suelo, para que Vegeta no le viera los ojos. Él se alejó, un paso atrás.

- Todavía no me dijiste cuál es tu deseo. -dijo ella con la voz acuosa.

- No me muestres debilidad, mujer. Desearía volver a tener mi planeta.

Ella levantó la cabeza y se secó una lágrima que tuvo el coraje de salir de su ojo.

- ¿Te sientes solo? - le preguntó con voz decidida.

- ¿Solo? - preguntó Vegeta confundido.

- Si. ¿O ibas a pedirle al dragón por tu planeta y no por tu raza? - preguntó sorprendida.

- Por supuesto. Siempre viví solo. Lo que necesito es un lugar a dónde pertenecer, no compañeros, y no pertenezco aquí. -dijo, cruzando los brazos y colocando su peso sobre una pierna.

- Oh... creí que te gustaba aquí. Pareces feliz, o al menos, lo mayormente feliz que puedes ser, la mayoría del tiempo. Tienes comida, tienes equipo para entrenar, tienes...

Vegeta esperó unos segundos pero ella no volvió a hablar.

- ¿Qué tengo?

- Nada. Tienes razón. No perteneces aquí.

Bulma comenzaba a irse cuando él la tomó por el codo. Lo miró a los ojos y luego a su mano, que la sostenía por el codo.

- Termínalo, Bulma.

El asombro se cruzó por su cara. Él nunca la había llamado Bulma y ahora entendía por qué. La forma en que lo dijo, el tono de su voz y el más mínimo gesto de emoción que había oído la hizo temblar.

- Vegeta, me tienes a mí. Si me necesitas voy a estar aquí.

- ¿Por qué? Yo no puedo darte nada a cambio. No tengo nada.

Bulma se dió vuelva para enfrentarlo y le tocó la cara con su mano. Vegeta se estremeció, como si se hubiera quemado y frunció el ceño.

- ¿Por qué huyes de mi? Yo no puedo lastimarte.

Ella acercó su mano de nuevo y, por primera vez, tuvo la oportunidad real de tocar a Vegeta.

- Por supuesto que no puedes lastimarme.

- Vegeta, no necesito que me des nada. Este lugar no es como los otros en donde estuviste. Soy perfectamente feliz, dando lo que puedo. -dijo sonriendo.

- Ustedes, los humanos, son una raza estúpida. Si yo no tuviera un gramo de honor, tomaría lo que necesito y te dejaría morirte en manos de los androides. -dijo alejándose, provocando que la mano de Bulma saliera de su cara.

- Pero yo no te daría lo que te doy, si supiera que nos traicionarías... que me traicionarías a mi.

Un poco de fastidio se asomó en el hermoso rostro de él.

- Odio toda tu estúpida charla emocional.

- Lo sé. Por eso la uso tanto contigo. Creo que algún día, vas a aprender a que te guste. Me gusta pensar que, incluso, la necesitarás.

- Realmente lo dudo.

Vegeta le dió la espalda y por unos minutos la conversación desapareció. La siguió sintiendo detrás de él, haciéndole agujeros en la espalda con los ojos, escuchando su respiración. Pero cuando de verdad pensó que la conversación había terminado...

- ¿Por favor, puedes quedarte luego de que los androides sean derrotados? -le preguntó a su espalda.

Vegeta simplemente no entendía por qué ella lo quería tener cerca. No sabían nada el uno del otro. Raramente hablaban. En realidad, raramente se veían. ¿Era solo curiosidad? Él no era una rata de laboratorio, como para que ella lo quiera estudiar.

- No.

Entonces, se dió vuelta y se fue. Ni siquiera le dió tiempo de decirle algo. Bulma se rió y miró hacia el cielo.

- Él nunca va a entender. Él no siente las mismas cosas que nosotros.

Fuera del invernadero, Vegeta escuchaba.

- ¿Por qué los humanos hablan alto cuando están solos? Pero más importante... ¡¿por qué hablo alto cuando estoy solo?!


Ten es una historia escrita por mariamcardoso en este mismo sitio, publicada el 21 de junio del 2008. Hasta ahora beteada por partytimexelent (tercera y quinta conversación) y Pearl3 (cuarta conversación).

Maria escribió también en los fandoms Cowboy Bebop, Final Fantasy X-2 y Dragon Ball Z, entre otros.

Ten consistirá de diez conversaciones que emiten a la relación entre Bulma y Vegeta.

Rated: Fiction M - English - Romance/Drama - Bulma & Vegeta - Chapters: 11 - Words: 23,385 - Reviews: 158- Favs: 105 - Follows: 83 - Updated: 04-09-10 - Published: 06-21-08 - id: 4339744

Quería traducir esta historia desde el 2008... y ya estamos en 2012. Sí, el colmo de los colmos. Parece que fue hace 100 años que le mandé ese mensaje a la autora con la idea y accedió, con toda la onda del mundo a que yo la traduzca, y así le agradecí, publicándola 440 años después. Pero en fin, mejor tarde que nunca. Espero que la disfruten tanto como yo.