Prefacio

.

Soy algo torpe, lo sé, y me río un poco fuerte. Tengo la asombrosa habilidad de ser Metamorfomaga, lo que me hace ver, a veces, como fenómeno. No soy muy buena para hacer el aseo y para vestirme apropiadamente; en conclusión, tengo tendencia a ser diferente a la chica promedio. Sin embargo, fuera de eso, continuo siendo muy normal, con alegrías, tristezas, problemas que llegan a volarte el trasero y soluciones que son menos útiles que el conserje de Hogwarts.

Por supuesto, creí siempre que el único grave problema que tendría que enfrentar en mi vida, serían los que abordarían el tema familiar, o los que generaba mi madre cuando me regañaba. Pero, nunca pensé que mi vida fuera a dar un giro tan brusco sólo por la miope acción de Cupido.

El amor, definitivamente, parece acarrear más infelicidad y dolores de cabeza que cualquier otra cosa y aún así continúas siendo, por la mayoría de tu vida, esclava de éste, aunque te retuerza las entrañas, te haga gastar rollos de papel higiénico tanto llorar; aunque te deje en carne viva las nalgas por la urticaria que te ha dado por la incertidumbre de si te quiere o no, y aunque te azote con el látigo de la indiferencia y la crueldad diez mil veces.

Claro que, no por ser Tonks me salvaría de ese inconveniente. No por ser Tonks, me dejaría de enamorar de las personas más complicadas del mundo. No por ser Tonks me zafaría de las flechas de Cupido.

Y no, por ser Tonks, sería más inteligente frente a este sentimiento que otras personas.

Es aquí donde comienza la historia de la primera etapa oculta de mi vida amorosa. Una historia que nadie que me conociera habría creído posible…