Un pequeño viaje
-¿Estás emocionada? – preguntó Charlie cuando la casa empezaba a desaparecer y Edward seguía agitando su mano en señal de despedida.
Me volteé, todavía algo aturdida debido a su deslumbrante sonrisa.
-Sí papá – respondí – hace mucho tiempo que no veo a mamá - o mejor dicho, hace mucho tiempo que no veo a mamá en buen estado. Las dos únicas ocasiones en las que la había visto habían sido en el hospital de Phoenix cuando James intentó matarme y la otra fue cuando me visitó y yo estaba en estado zombi por todo el tema de Edward abandonándome.
Viajábamos a Florida para verla, todavía tenía los pasajes que Carlisle y Esme me habían regalado, y estaban a punto de vencer. En realidad el plan era ir con Edward, pero Charlie todavía no aceptaba que haya vuelto con él, así que, tomando totalmente por sorpresa a mi novio, le propuse a Charlie que visitáramos a Renée.
-Bella, Bella – me despertó una voz áspera y el portador de esa voz comenzó a sacudirme por los hombros. Fastidiada, abrí los ojos para ver a mi padre – ya llegamos.
-¿Eh? Ah, bueno – le contesté medio dormida y seguí a toda la gente que se amontonaba en el pasillo para salir del avión.
Cuando pisé tierra firme no se por qué pero me agarró un mareo terrible, tuve que apoyarme en Charlie para no caerme de cara al piso. Se dio vuelta sorprendido y con voz burlona me dijo:
-¿Apenas pusiste un pie en Florida y ya te tropezaste? –
-Ja, ja. Muy gracioso –
-Es parte de tu encanto – en el remoto caso de que tuviera encanto, pero no me sentía con ganas de discutir.
Entre todas las cabezas de toda la gente que había en el aeropuerto divisé la de mi madre, como siempre, sonriente, y a su lado un también sonriente Phil. Nos vieron porque mi mamá empezó a agitar los brazos de un lado a otro – parecía que en vez de saludarme estaba aterrizando un helicóptero – me reí y apresuré el paso, y de milagro, no volví a caerme. Ya casi llegaba a ella, y parece que fue una mala idea que me moviera más rápido, me dieron náuseas y tuve que desviarme para vomitar en un cesto de basura.
-¡Bella, Bella! ¿Estás bien? – gritó mi mamá a mi lado.
-Sí, haceme acordar que no coma más comida de avión.
