Disclaimer: Harry, Draco y sus amigos pertenecen a Joanne Rowling y sus asociados, los pergaminos pertenecen a quien los haya inventado. Yo sólo soy responsable de los momentos de ocio que me permitieron escribir esta historia. Como se dice por ahí, por amor al arte.
Notas de la autora: heme aquí de nuevo. Quiero iniciar agradeciendo el apoyo a mis fics anteriores, realmente me animan a seguir escribiendo y compartiendo con ustedes estas historias. Quería cargar este capítulo desde el viernes, pero ff no colaboraba y después tuve unos días muy ajetreados, pero ya. Aquí estamos, finalmente el longfic del que he venido hablando.
En esta ocasión vengo con algo muy diferente a mis trabajos anteriores. Una idea que nació de una forma y me terminó dando más dolores de cabeza de los que esperé. Pero quizás les comente más al final. Fue difícil elegir dos categorías, porque este fic es más una mezcla de muchas cosas: nostalgia, humor, amistad, algo de tristeza y por supuesto, romance. Quizás advertir que es un Drarry que va despacio, en que primero se da una amistad y luego... lo que todos amamos. Sin más introducción, vamos a la historia.
Capítulo 1: pergaminos encantados y Thestrals
"I don't know where you're going, but do you got room for one more troubled soul?
I don't know where I'm going, but I don't think I'm coming home/
No sé a dónde vas, ¿pero tienes espacio para otra alma atribulada?
No sé a dónde voy, pero no creo que vuelva a casa"
Alone together, Fall Out Boy
-Así que estos son los famosos pergaminos encantados –dijo Ron, mirando con interés la pila de pergaminos en la mesilla.
-Veo que has oído de nosotras.
-Medio colegio está distraído con eso –apuntó Hermione retrayendo un poco el labio en un rictus de disgusto.
-¿Cómo funcionan?
-Hola, Harry. Verán, es un sistema sencillo de utilizar y que tiene encantados a todos los que lo han probado –Parvati parecía muy a gusto con su faceta de negociante. ¿Cuántas veces habría repetido ese mismo monologo?- los pergaminos son hechizados en parejas. Los mezclamos y luego se venden por separado. Sólo tienes que comprar uno, empezar a escribir, ¡y listo! tienes un nuevo amigo por correspondencia.
-¿Esa es la novedad? –fue la reacción de Hermione, quien parecía estar repasando el reglamento en su mente para ver si podía decomisarlos.
-Entonces… si yo tengo un pergamino y escribo algo, eso aparece en el de la otra persona… ¿y esa persona podrá responderme? –maquinó el pelirrojo.
-¡Exactamente! Podrían hablar de lo que sea y el anonimato te protege.
-Eso es genial.
-Pero tú no necesitas uno, ¿verdad, Weasley? Tú ya tienes novia –la voz se acercaba por el pasillo derecho y sorprendentemente, Parvati recibió al recién llegado con una sonrisa enorme.
-Blaise, que gusto verte.
-¿Qué buscas aquí, Zabini? –increpó Ron, tomando una actitud defensiva.
-Tranquilo, Weasley. Solo soy un comprador más.
-¿Tú los usas? –Hermione ni siquiera intentó disimular la sorpresa.
-Es un buen medio de comunicación, bastante entretenido.
-Y por cierto, no sólo sirve para coquetear. Los pergaminos encantados fueron ideados para tener amigos. Si nuestros usuarios los compran con otro propósito, no es nuestra responsabilidad –estableció- ¿cuántos llevarás, Blaise?
-Que sean seis.
-¿Tan pocos amigos tienes? –cuestionó Ron con tono burlón.
-Por favor, Weasley. No creerás que son para mí. Hay ciertos chicos y chicas Slytherin que jamás podrían aceptar que utilizan una de estas cosas. Por fortuna, yo soy un poco más flexible en cuanto a lo que puedo hacer sin perder la clase.
-No los estarás revendiendo en tu sala común, ¿verdad? –Parvati le dirigió una calculada mirada suspicaz.
-Oh, por mi honor que no lo hago.
-Bien –Blaise extendió la mano entonces, entregándole una bolsita de franela.
-Puedes revisarlo.
-Correcto. ¿Quieres elegirlos?
-No. Dame suerte –y le sonrió con galantería. Parvati no se dejó amedrentar y fue seleccionando pergaminos al azar.
-Gracias por tu compra.
-Seguramente me verás pronto.
-Eso espero.
-Granger. Weasley. Potter –asintió hacia cada Gryffindor y se alejó por el mismo pasillo.
-Le he vendido más de una docena. A estas alturas, cada Slytherin de último año debe tener un pergamino.
-¿No crees que es un poco irresponsable no saber quiénes son tus clientes? ¿Y sí se los está vendiendo a chicos de primero? –demandó Hermione, con la mirada brillante.
-Es una de las reglas. No son aptos para nadie menor de quince años. Tienen un hechizo especial ejecutado personalmente por mi hermana.
-Y ella es muy lista –añadió una voz cantarina.
-Luna –saludó Harry.
-Ah, hola, Harry.
-Luna, dime que tú no… -rogó Hermione.
-Todo el mundo habla de esto. Tengo curiosidad.
-Bueno, pues todo el mundo parece olvidar que este año daremos los EXTASIS.
-Precisamente por eso los necesitan, Hermione. Hay que distraerse un poco –la aludida chasqueó la lengua. Parvati se giró hacia el pelirrojo- ¿tú si te animas?
-Yo… -Ron miró de reojo a la chica, que parecía estar esperando algún paso en falso- no lo creo, Parvati.
-Qué pena. ¿Harry? ¿Luna?
-Llevaré tres –dijo la rubia, al tiempo que rebuscaba en un monedero peludo.
-¿En serio, Luna? –insistió Hermione, como si quisiera hacerla entrar en razón pero supiera con antelación que era una causa perdida.
-Bueno, así tendré el triple de posibilidades de encontrar a alguien agradable.
-Suena lógico –admitió Parvati, recibiendo el dinero.
-Claro que suena lógico para ti –murmuró la castaña.
-¿Por qué no los eliges para mí, Harry?
-¿Qué? ¿Yo?
-Sí, por favor –la mirada de Luna ya no era tan inocente y limpia como Harry la recordaba, pero había una especie de chispa naciente en ella, como si después de los horrores vividos había algo que se conservaba intacto.
A Harry siempre le conmovía notar ese aspecto de la chica, así que alargó la mano y tal como hizo Parvati, escogió unos pergaminos al azar.
-¿Sabes qué, Parvati? Llevaré otro.
-¡Genial! ¿El cuádruple de posibilidades?
-Ah… no, no es para mí.
-¿Quieres que también lo elija? –ofreció el chico.
-No, este lo elijo yo –y tras entregar unas monedas a Parvati, tomó el que estaba justo al final del montón- y es para ti, Harry.
-¿Qué?
-Bueno, te veías indeciso sobre si comprar o no. Y tomé la responsabilidad de decidir por ti. ¿Quién sabe? Tal vez llevemos pergaminos gemelos.
-¿Eso sería posible? –preguntó Ron.
-Pues no es imposible, pero sería muy difícil –informó Parvati- ahora unas advertencias, chicos. Como dije, tenemos una norma que regula que los pergaminos solo puedan ser utilizados por mayores de quince años. Sirven a toda hora y emiten un poco de calor cuando reciben un mensaje. Los mensajes que envíen y reciban se borran después de un par de horas. Y si ya llenaron el pergamino y quieren seguir escribiendo, sólo apliquen un "Evanesco" y se borrará todo lo que hayan escrito. Tengan en mente que aún hay algunos pergaminos por vender, así que si no reciben una respuesta, esperen un día o dos y luego inténtenlo de nuevo. Sí rompen o queman el pergamino, el hechizo se anula. Sigue siendo un pergamino, después de todo. ¿Alguna duda?
-Ninguna. Estoy lista para una nueva aventura –proclamó Luna, abrazando los pergaminos.
-Me alegra escucharlo. Gracias por su compra.
-Oye, Luna. Gracias –dijo Harry, tras aceptar el pergamino.
-No hay de qué –y se alejó dando saltitos con la capa ondeando tras ella.
-Es un fraude –se quejó Hermione, aun después de la cena.
-¿Sólo porque tú no lo apruebas? –inquirió Harry, ganándose una mirada de fastidio. Ron sonrió tras su palma. Desde que había empezado a salir con Hermione se abstenía de hacer por sí mismo ese tipo de comentarios. O de celebrar los de Harry.
-Es una pérdida de tiempo, Harry.
-Es algo ingenioso, ¿no crees?
-No entiendo la fascinación con eso. Es solo un pergamino con un hechizo de… -Harry bostezó, deslizándose un poco en la butaca y con lagrimillas en los ojos- …EXTASIS. Además… -otra vez esa palabra. Sí le dieran un sickle por cada vez que Hermione la decía… necesitaría una nueva cámara acorazada en Gringotts. Y eso que ya tenía dos- …no me fío de eso.
-Buenas noches, chicos –dijo el moreno, aprovechando la pausa.
-¿Te vas tan temprano?
-No quería ser tan obvio… pero creí que querrían estar un rato a solas –Hermione apartó la mirada, sus mejillas tornándose color rosa. Ron por su parte, frunció el ceño, reconociendo la estrategia de Harry para irse a esconder tras las cortinas de su cama endoselada. Lo hacía mucho últimamente, pasando cada vez menos tiempo en la sala común- los veo luego –añadió sin darles ocasión para retenerlo y pronto hubo desaparecido por la escalera de caracol.
Harry llegó hasta la soledad del dormitorio circular, con la caldera en el centro a todo dar, debido a lo frío de la estación. Se le antojaba tirarse a la cama tal como estaba, con túnica, sombrero, zapatos y todo. Pero se obligó a desvestirse metódicamente. Se le daba más eso de ser organizado, de hacer las cosas con un patrón determinado para no tener que pensar de más. Era simple: quitarse el gorro, dejar la varita bajo la almohada, quitarse los zapatos, vaciar los bolsillos… mientras hacía eso, un trozo de papel en blanco llamó su atención. El pergamino encantado. No estaba seguro de haber llegado a comprarlo por sí mismo. No es como si necesitara con urgencia un amigo. Tenía a Ron y Hermione. Claro que desde que ellos eran pareja y él ya no estaba con Ginny las cosas eran algo… diferentes.
Siguió con su rutina para ponerse pijama, pero no se quitó los lentes cuando hubo finalizado. En su lugar, dio un vistazo alrededor y a pesar de ser el único en la habitación, corrió las cortinas y se metió bajo las sabanas. Tomó el ejemplar de Quidditch weekly y lo abrió cerca del final. La lectura de las últimas páginas le tomó escasos minutos y pronto se encontró mirando el pergamino en blanco, antes de sacudir la varita y convocar una pluma. ¿Qué podía perder?
-Hey.
-Hola.
-Vaya, no creí que obtendría una respuesta tan pronto.
-Ni yo que llegaría a usar esta cosa.
-¿Entonces por qué lo compraste?
-No lo hice. Una amiga me lo obsequió.
-Qué coincidencia. Una amiga fue quien lo compró para mí.
-¿Y sólo decidiste probarlo?
-Bueno, tiene su gracia.
-Literalmente podrías estar hablando con cualquier persona.
-Sólo con mayores de 15 años.
-Wow. No corres muchos riesgos, eh. ¿Ravenclaw?
-¿Qué? ¿Ya empezaremos a contarnos secretos?
-Depende. ¿Algo jugoso que quieras contarme?
-Lo siento… ¿estoy detectando a un Slytherin?
-Tú no contestas, yo tampoco.
-Chico listo
¿O chica?
-Con chico estabas bien.
-Mucho gusto, soy tu nuevo amigo de pergamino encantado.
-Olvida lo que dije antes. Eso fue jodidamente Hufflepuff.
-Y yo afirmo lo que dije antes. Eso fue muy Slytherin.
-Debes estar muy aburrido.
-Es sábado por la noche, hace frío y estoy solo.
-¿Hay alguna propuesta en esa frase?
-Jajaja. Lo escribí sin intención, lo prometo.
-Bien. Porque tendrías que invitarme a una bebida primero.
-¿Cerveza de mantequilla o whiskey de fuego?
-Chocolate.
-Ahora, eso sí fue muy Hufflepuff.
-Touché.
-¿Qué hacías antes de que te escribiera?
-Leía.
-¿Algo interesante?
-Quidditch weekly.
-¡Imposible! Justo terminé de leerla. ¿Qué opinas sobre las nuevas reglas para los cazadores?
-Insulsas. El quidditch se ha jugado así por años.
-Le quitará emoción al juego, ¿verdad?
-Exacto. Tal vez represente algo de riesgo, pero es lo que hace al quidditch un juego sobre el que se apuestan miles de galeones al año.
-Definitivamente eres Slytherin.
-Oh, vamos. ¿Nunca has apostado sobre el resultado de un partido?
-Siempre que sea en contra de los chudley cannons.
-Jajaja. Una estrategia simple pero eficaz.
-¿Tú por quién apuestas?
-Depende de los pronósticos.
Me tengo que ir, tengo un ensayo de transformaciones a medio escribir.
-Ya es algo. Yo solo le he puesto mi nombre al pergamino.
-Entonces es hora que dejes a un lado pergaminos encantados y tomes tu pluma.
-¿Responderás de nuevo o tiro el pergamino?
-No te deshagas de él tan pronto.
-De acuerdo. Buenas noches.
-Buenas noches.
Harry bajó el pergamino aun sin creer lo que acababa de suceder. ¿En serio había tenido una pequeña conversación con alguien sin tener ni la más remota idea de quién era?
Bueno, tenía la sospecha de que podía ser un Slytherin.
Y a pesar de lo descabellado que sonaba, no estaba realmente en contra de repetir la experiencia.
-¿Hola?
-¿Por qué entre signos interrogativos?
-No lo sé. Para ver si estabas disponible o no.
-Ah.
Aquí estoy.
-¿Qué tal tu domingo?
-Lo usual. Desayuno en el gran comedor, avanzar con las asignaciones y vagar por ahí. ¿Y tú?
-Algo así. También visité las cocinas.
-¿Por qué?
-Tenía hambre.
-¿No fuiste al banquete?
-Tenía hambre después del banquete.
-...de acuerdo.
-¿Terminaste de leer la revista?
-Así es.
-¿Alguna sugerencia para mis apuestas de las próximas fechas?
-Las avispas se llevan la liga.
-¿Eso crees?
-Claro. Su buscadora se lesionó, pero tiene una suplente estupenda.
-Ya veré que tan confiable es tu palabra.
-No volverás a dudar de mí después del juego de la otra semana.
-De acuerdo.
¿Y qué hay de nuestra liga estudiantil? ¿Gryffindor o Ravenclaw?
-Me gustaría decir Ravenclaw, pero todos sabemos lo necio que es Potter.
-Jajajaja, ¿y eso que tiene que ver?
-No está feliz si no le gana la snitch a todos. Se contenía con Chang, pero dudo que lo haga con el chico nuevo.
-Sí, también lo dudo. Entonces, ¿apuestas por Gryffindor?
-Prefiero mantenerme neutral.
-Vaya. ¿Pero asistirás al juego?
-Dudo que puedas reconocerme. Asiste casi todo el colegio. Y no estaré escribiendo a medio juego.
-No lo decía por eso, yo tampoco lo haré. Sólo quería hacer conversación.
-Ah.
Sí, iré.
-No suenas muy entusiasta.
-No pude estar en el equipo de mi casa este año.
-¿Por qué?
-Una lesión.
-Un poco de crecehuesos y estarás como nuevo. Te lo dice alguien con historial de fracturas.
-Es un poco más complicado que eso.
-Ah.
Es una pena, entonces.
-Tal vez consigo narrar un partido.
-¿En serio? ¿Crees que harías un mejor papel que Luna Lovegood?
-Era sólo una idea.
Me voy. Tal vez te escriba luego.
-De acuerdo, adiós.
-¿Qué hacías? –Harry prácticamente dio un salto en su lugar, impulsado por lo cerca que había sonado la voz de Ron. Esperaba que no hubiera estado espiando sobre su hombro.
-Estaba… ya sabes.
-Ya sabes –repitió- cuánta exactitud. ¿Estabas usando el pergamino?
-¿Me acusarás con Hermione?
-Harry… -suplicó- sabes que tengo que estar de acuerdo con ella en algunas cosas. Es parte de ese lío de ser pareja.
-Por lo que yo recuerdo, se enamoró de ti cuando siempre le llevabas la contraria –pinchó, aprovechando la distracción para esconder el pergamino bajo su ensayo de transformaciones.
-Por Merlín, tienes razón.
-Ajá.
-¿Y tienes idea de con quién hablas?
-Ahora mismo hablo contigo –Ron rodó los ojos de forma dramática y dio un manotazo descuidado al aire.
-No le diré a Hermione.
-No funciona así. Lo del pergamino –aclaró, ante la mirada dolida de su amigo- sólo hablamos de cosas irrelevantes, creo. Quidditch, básicamente.
-Oh. ¿Algo interesante?
-Bueno, cree que Gryffindor ganará en el partido contra Ravenclaw porque "Potter es muy necio" –el pelirrojo se echó a reír, apoyando la cabeza contra el respaldo de la butaca.
-Pues tiene razón, eh. Ya siento que me agrada. ¿Volverás a hablar con él… o ella?
-Él. No lo sé, Ron.
-Mmm. Hey, ¿estás haciendo lo de transformaciones? ¿Ya hiciste la parte sobre transformaciones básicas en humanos?
-Eres un idiota, Ronald.
-¡Fue un accidente, Mione!
-¡Que no me digas así! –exclamó, elevando el tono una octava mientras seguía peleando con su túnica chamuscada.
-Lo siento, amor. Es que la tentácula…
-Fuiste muy descuidado, admítelo. Si hubieras seguido mis instrucciones, todo habría ido bien. Ahora nos descontaron puntos y yo tengo una túnica menos. Sin hablar de mi cabello…
-¿Qué pasó con tu cabello? Está como siempre –Harry hizo una mueca y se quedó parado. Ni él, con su corto historial de fracasos amorosos, habría hecho semejante comentario. Hermione aceleró el paso, casi trotando. Era difícil decir si se molestaría o terminaría llorando- ¡Hermione, espera!
-No te va a esperar, Ron –murmuró, desde el sitio en que se había quedado anclado.
De verdad, si todos los noviazgos eran así, agradecía que Ginny lo hubiera botado.
Lo peor de las peleas de sus amigos, era la situación incómoda en que lo ponían. Ron asumía que estaría de su lado. Y lo haría, como un buen amigo. El problema es que generalmente era Hermione quien tenía la razón. Suspiró, pasando una mano por su cabello. Le gustaría visitar a Hagrid, como en los viejos tiempos. Todo era tan sencillo entonces. Sólo tres amigos creyendo que Snape era malo y tomando un poco de té con el guardabosques. Escuchó pasos amortiguados en la hierba y se volteó a medias. Malfoy iba saliendo del invernadero tres, tratando de embutir en su mochila tres botellas de líquido verdoso.
-Malfoy –saludó, ocasionando que el rubio casi tirara una de las botellas.
-Eh… Potter –asintió, deteniéndose para seguir con su tarea.
-¿Te ayudo?
-¿Qué? No es… -le dio un vistazo rápido, apartando la mirada casi de inmediato- seguro. ¿Podrías sostenerla?
-Claro –Harry tomó la mochila, abriéndola todo lo que podía- ¿qué es lo que llevas?
-Un poco de abono que Sprout me ayudó a preparar.
-¿Un poco? Llevas como para dos plantas adultas.
-Ah… tengo varios ejemplares. Por si alguno no consigue llegar a la etapa adulta –obviamente se refería al proyecto de Herbología.
Todo estudiante de séptimo –en su caso octavo- que quisiera obtener el EXTASIS de Herbología, debía crear un ejemplar mestizo que combinara algunas de las propiedades más utilizadas en las pociones.
-Es… una muy buena idea.
-Gracias –dijo aun sin verlo a los ojos, cuando consiguió cerrar la mochila.
-No es nada.
-¿Te quedas? -¿qué tan raro sería caminar hacia el colegio en compañía de Malfoy? Seguramente Ron lo tomaría como una muestra inequívoca de locura transitoria. La visión de otra cabellera rubia moviéndose entre los arboles le distrajo.
-Sí. Tengo que… reunirme con alguien. Hasta luego, Malfoy.
-Seguro –el Slytherin se echó la mochila al hombro y comenzó a andar hacia el castillo.
Esa había sido la primera "conversación" que sostenían en lo que iba del curso, y no había sido una propiamente. La verdad es que Malfoy había regresado muy raro ese año. No del tipo raro que lo hacía sospechar de que tramaba algo, sino del tipo raro… excluido. Solía encontrárselo por su cuenta, a lo sumo acompañado de Parkinson, pero siempre parecía retraído. Incluso estando con ella parecía que la única que hablaba de algo era la chica. Ya no estaba en el equipo de quidditch, aunque aún era prefecto y tenía las mejores notas del año. Otro motivo que amargaba a Hermione, aunque no lo dijera. Cuando Malfoy subía las escaleras de piedra, notó que había seguido todo su recorrido y se encaminó con presteza al área del bosque donde había visto a su amiga.
Tal como lo esperaba, Luna estaba rodeada de Thestrals. Tenía dos cajas abiertas a sus pies. Había unas crías comiendo de ellas, mientras la chica sostenía una tercera caja de la que sacaba trozos de carne cruda que arrojaba a los mayores.
-Hola, Harry –saludó.
-¿Cómo sabías que era yo?
-Te vi hablando con Malfoy.
-Ah, claro. Veo que sigues teniendo debilidad por los Thestrals.
-Son unas criaturas hermosas. Este año más personas pueden verlos, pero prefieren actuar como si ellos no estuvieran ahí –la voz de la Ravenclaw tenía el tono melodioso usual, sin importar de lo que hablara- no es su culpa. Es parte de su naturaleza las condiciones en que pueden ser vistos. Hay cosas que no podemos cambiar.
-Veo que hay nuevas crías –dijo torpemente, apabullado por la facilidad con que Luna decía cosas como esas.
-¿No son lindos? Tienen unas pocas semanas, pero ya pueden andar solos. Luego deberán aprender a volar.
-¿Los mayores les enseñan?
-No. Se mueven por instinto. Aprenden a volar cuando sus alas aún son débiles, por lo que sufren un par de caídas antes de emprender grandes vuelos. Pero no renuncian. Si en cada nuevo intento van un poco más alto… sus alas se harán fuertes y podrán ir a donde gusten, aunque prefieren vivir en manadas.
-Has aprendido mucho de ellos, ¿no? –algunos Thestrals volteaban al sonido de su voz, pero perdían el interés cuando notaban que no llevaba nada en las manos.
-Eso creo. ¿Cómo te va a ti, Harry?
-Bien. Ya sabes… con la tarea y los chicos. Todo es como siempre.
-Salvo que no lo es, ¿verdad?
-¿Por qué lo dices?
-Porque todo cambia. Daremos los EXTASIS y hay gente corriendo por todas partes, preocupados todo el tiempo. Y es como si los días volaran como hojas de otoño. Tal vez si todos fuéramos más despacio, el tiempo también sería condescendiente.
-¿No te preocupan los EXTASIS?
-Me preocupa que se acabe el pudín antes de que pueda probarlo. Me preocupa manchar de tinta mi túnica mientras dibujo. Me preocupa pasar demasiado tiempo en interiores, desperdiciando los rayos de sol invernales.
-Nunca lo dije… vi el mural que hiciste en tu habitación con… nuestros retratos. Era hermoso.
-No era para que lo vieran.
-Oh.
-Hay cosas que creamos para nosotros mismos.
-¿Para qué lo pintaste?
-Para no sentirme sola –Harry tragó saliva. Le encantaría adjudicárselo al olor de la carne cruda, pero sabía que el nudo en su garganta era por un motivo muy diferente.
-No estás sola, Luna.
-Lo sé. Y dime, ¿usaste el pergamino?
-Sí, un par de veces.
-Yo usé los tres. No tuve mucha suerte con el primero. La segunda persona supo quién era casi de inmediato, pero el tercero no me decepcionó.
-Yo… hablé con un chico. No ha sido mucho, pero me agradó.
-Qué bien –Luna puso la caja en el suelo y retrocedió dos pasos. Una pareja de Thestrals se acercó de inmediato para comerse las sobras- tengo que ir por unas cosas al invernadero. ¿Podrías hacerles compañía mientras terminan de comer?
-Por supuesto –Harry dudaba que las criaturas siquiera lo notaran, pero prefería seguirle la corriente.
-Bien. Y Harry… tú tampoco estás solo.
-Gracias, Luna –susurró, aunque la chica ya se había alejado varios metros.
Notas finales: creo que tras esas pequeñas conversaciones podrán entender por qué esta historia me dio dolores de cabeza. La idea inicial era hacer algo estilo "Whatsapp magos". De hecho, escribí primero todas las conversaciones. Luego decidí agregar más sub tramas y darle algo de continuidad, así que tuve que armar la historia alrededor de los "chats" y créanme, fue más difícil de lo que pensé. Y aunque esta historia está muy lejos de ser un songfic, me es imposible separar mi escritura de la música. Se podría decir que este fic tiene un playlist enorme, por lo que decidí compartirlo un poco antes de cada capítulo, en especial las canciones que sentí que significaban algo para la trama.
Creo que se entendió, pero las frases "normales" pertenecen a Harry y las frases "en negrita y cursiva" son de su "amigo de pergamino". Agradecería que me digan si el formato es claro.
Bueno, es todo por hoy. Estaré actualizando los viernes, esta vez fue una excepción debido a los problemas de la página. Me parece que el máx de capítulos que me permitiré son 25 y tengo 18 escritos a la fecha, así que no me quedaré sin material. Y ya. Muchas gracias por leer, espero que se prenden de él como yo.
Hasta el viernes, Allyselle
