HOW TO BE A HUMAN?

I

The new human

El ruido de autos y de personas charlando a lo lejos lo hizo despertar. Él abrió sus ojos con pesadez, sintiéndose agotado. Nunca antes se había sentido de esa manera, y tampoco había escuchado ruidos como aquellos. De donde él provenía, los ruidos eran provocados por el ruido de las espadas al chocar, cosa que se daba en limitadas situaciones. En aquel lugar, él no sentía ese cansancio como el que él sentía en esos momentos.

Observó con detenimiento todo a su alrededor, aun acostado en el suelo, boca arriba. Unas largas y muy amplias paredes se extendían a ambos largos del lugar donde se encontraba. Parecía ser que él estaba recostado en medio de dos edificios. El cielo se veía más lejos de lo usual (de donde provenía, los cielos estaban realmente cerca). Parecía estar soleado, por que el firmamento poseía un llamativo color azul.

Él, con bastante esfuerzo, se colocó de pie. Se sentía tan pesado y mareado, que no tardó ni siquiera un minuto en caer de bruces al suelo. Se pegó fuertemente en su pecho, en sus rodillas y se había heridos las palmas de sus manos con las pequeñas rocas del suelo.

—Auch— se quejó, llevando sus dedos a su boca. ¿Esa era su voz? Se escuchaba tan rara…tan humana que logró que un escalofrío (algo que tampoco él había sentido en su vida) recorriera su espalda. ¿Qué le había pasado a su voz?

Volvió a colocarse de pie, esta vez aferrándose de un par de cajas vacías que había allí. Llevó sus manos a la pared y se sostuvo por unos minutos. Por primera vez se observó sus manos… ¡ya no eran blancas! Poseían una tonalidad humana, un color albaricoque casi caramelizado. ¿Qué diablos le había pasado?

Con nerviosismo y con manos temblorosas, se tocó el pecho. '…Bum,bum,bum…' ese era el sonido que sus manos podían percibir en su pecho. En más de un centenar de ocasiones, estando en su mundo, él había llevado sus manos a su pecho, pero sólo encontraba un hueco, uno que lo definía como lo que era él. Un ser vacío. Pero ahora…

…él tenía un corazón…

¡Eso era imposible! ¿¡Qué le había pasado! ¡Por todos los dioses del universo! ¿En que se había convertido él?

Sintiéndose por primera vez en su vida asustado, el joven corrió, pero debido a que aun no sabía cómo manejar ese peso (más tarde se enteraría que era debido a la diferencia de gravedades de su mundo y ese) cayó al suelo, esta vez pegándose más fuerte en el pecho y en sus piernas.

—Maldición— gritó, volviendo a escuchar esa voz tan varonil y humana. Él no poseía (anteriormente) una voz como esa. Todo lo contrario, él tenía una voz rara, casi retorcida, pero esa era claramente humana.

A pocos pasos de donde él estaba tirado, observó un destello que le llamó la atención. El astro dorado que producía rayos de luz-según él- provocaba que ese objeto destellara.

Con su mano derecha, atrajo el pequeño objeto de cristal. Lo soltó en cuanto sin querer se cortó un dedo. Un ardor recorrió dicha área, por lo que curioso, él observó el dedo. Un líquido color escarlata, que no sólo era denso sino que también era caliente, se produjo en forma de gota en la puntita de su dedo y se deslizó por este. Él había visto ese líquido en innumerables ocasiones, pero jamás lo había visto en él. Confuso, tomó el objeto que lo había cortado y se observó en el, quedándose perplejo.

— ¿Qué demonios…— su imagen ya no era la misma. No es como si antes a él le interesara el cómo se veía, pero teniendo tantas ventanas de cristal en el lugar donde vivía, era más que obvio que él podía verse.

Su cabello, anteriormente del color de la nieve, poseía un tono casi parecido al ébano. Era tan negro como la noche. Sus ojos, aquellas orbes que le producían temor a todo aquel que lo viese, de orbes negras y doradas, ahora eran normales. Sus irises no eran doradas, sino azules, una tonalidad azul turquesa tan llamativa como dos gemas preciosas finamente incrustadas en dos grandes orificios.

Él no sabía que había ocurrido, pero de algo si estaba seguro, él ya no era un hollow. Él era un humano. Era igual o más humano que el 'rey'.

Siendo un hollow, él tenía un conocimiento bastante limitado del mundo humano. Él solo representaba los instintos básicos del 'rey', aquellos de cómo sobrevivir, pero no de cómo vivir, y ahí-según su intelecto- es que estaban los problemas. No era lo mismo matar para salvar el pellejo, a tener que buscar comida y vivir entre humanos. Definitivamente lo último era más difícil, puesto a que jamás lo había hecho en toda su existencia.

Se quedo tirado en el suelo, observándose en aquel pedazo de papel. Podía ver como los pequeños orificios de su nariz se abrían y se cerraban cada vez que respiraba hondo. En pequeñas ocasiones, sus ojos se cerraban automáticamente y él perdía por esos microsegundos la visibilidad. Se obligó a si mismo a que sus ojos no se cerrasen, pero no pudo evitarlo.

No se veía nada mal- pensó él mientras se veía en el cristal de manera seria. Obviamente mantenía las mismas facciones del 'rey'. Tenía ese patético 'ceño fruncido' que enmarcaba su rostro y que para eliminarlo, tenía que obligarse a si mismo relajar el área, pero no se veía mal.

Su piel tenía la misma coloración albaricoque de sus manos. Allí no había rastros de sus antiguas facciones. Trató de hacer un gesto amenazante, uniendo sus cejas y frunciendo su frente y uniendo sus dientes. En vez de verse amenazante, cruel o sádico, se parecía a un adolescente realizando muecas tontas e infantiles.

Bufó. No le gustó para nada el verse de esa manera. Ahogó un suspiro, dejándose caer su rostro sobre sus manos. ¿Qué iba él a hacer? Él no sabía nada acerca del mundo humano, ¿qué iba a hacer ahora?

Se volteó, observando una vez más el cielo. Llevó sus dos manos tras de su cabeza, percatándose de que parecía tener una camisa de manga corta de color blanca. Su tela era tan suave, que ni siquiera se había percatado de que la tenía puesta. El cielo estaba nublado y parecía ser que en los minutos donde él había estado observándose se había nublado. ¿Acaso el ser que habitaba allá arriba en las constelaciones estaba triste? En su mundo, el cielo se nublaba única y exclusivamente cuando el rey estaba triste. Él no tenía sentimientos (bueno, anteriormente) pero debía confesar que a él no le agradaba la tristeza. El solo pensar en una persona triste, algo se movía dentro de él.

Cerró sus ojos azules por unos minutos. ¿Qué era eso que sintió cuando pensó en la tristeza? ¿Qué era la tristeza? Él sabía cómo se sentía, pero no sabía el porqué se sentía ni el que significaba. Meditó unos minutos, con sus ojos cerrados y sus manos tras de su cabeza. En el silencio interior, solo pudo escuchar el ruido de su corazón al palpitar.

…Bum, bum, bum… era lo único que podía distinguir. Era fuerte, constante y por lo que supuso, saludable. Era tan extraño sentir ese ruido que en tantas ocasiones (muy en el fondo, por supuesto) había anhelado escuchar. Ese…ese era el ruido que hacía un corazón humano. Él comprendió que ahora no era un hollow, sino que era un humano. Un joven humano.

Las primeras gotas de lluvia lo hicieron pestañear con torpeza, hasta abrir sus ojos. La lluvia comenzó a ser mucho más fuerte y él, simple y sencillamente se quedó mirando las nubes grises. ¿Por qué se sentía tan raro?

Él siempre había estado viviendo solo en el interior del rey. Si bien allí estaba Zangetsu, el espíritu no era un ser muy conversador y siendo un hollow él tampoco nunca había tenido sentimientos, así que no le importaba en lo más mínimo el estar días, semanas e incluso meses (cuando el rey perdió sus poderes) sin hablar con nadie. Simplemente se sentaba con sus piernas cruzadas, observando el cielo azul.

Pero ahora, que él se encontraba (o eso pensaba) en el mundo humano, él se sentía…solo. ¿Acaso todos los humanos se sentían de esa manera cuando nadie les hablaba?

Las gotas de lluvia comenzaron a hacerse cada vez más fuertes. Parecía ser que el ser que habitaba en el firmamento estaba muy triste, porque el cielo estaba sumamente gris, y la lluvia no se detenía.

Con un poco más de esfuerzo, se colocó de pie. Esta vez, se pegó a la pared y cuando sintió que estaba listo, estiró su pierna izquierda y luego hizo lo mismo con la derecha. Repitió esos pasos una y otra vez, teniendo que aferrarse bien porque en más de una ocasión estuvo a punto de caerse. Tomándole el truco y sintiéndose preparado para caminar, se soltó de su agarre y dio un primer y torpe paso.

Estuvo a punto de caer, pero con algo de balance y moviendo sus manos hacia los lados, recuperó su postura y pudo volver a dar otro paso. Luego dio un tercer y cuarto paso, los que fueron menos torpes. Hizo cinco pasos más y al final, pudo caminar sin complicación alguna. Una sonrisa de lado se dibujó en sus labios sin que él se diese cuenta, ante su triunfo.

Con cierta curiosidad, caminó hasta el final del callejón, encontrándose con algo jamás visto. Una ciudad a todo 'vapor'. El joven observó todo con la boca abierta y con sus pupilas dilatadas. ¿Qué demonios? ¡Eso era tan diferente a su mundo! Prefería mil veces estar en el silencio, observando el mismo paisaje sin fin a estar en un lugar como ese.

Había unas máquinas que catalogo como excesivamente peligrosas. Eran rápidas, solo se detenían cuando una luz se tornaba roja y estaban pintados de diferentes colores. Había unos pequeños, otros medianos y unos enormes. Luego de verlos un par de minutos más, se dio cuenta de que no eran tan peligrosos, al contrario, parecían una aventura que deseaba dominar. Los mas que le gustaron fueron los pequeños que no tenían techo. Se imaginó a sí mismo en uno de esos y se prometió mentalmente que buscaría la forma para subirse a uno.

Con su cabello sobre su frente, el joven comenzó a caminar por la acera, que estaba abarrotada de personas con unos objetos grandes sobre sus cabezas, que eran sostenidos por unos largos palos que se parecían a las zampaktos. Otras personas-las mismas que observó con el ceño fruncido- lucían unas ridículas capas sobre sus cabezas y cuerpos. Nadie allí estaba como él, mojándose bajo la lluvia, todos se cubrían, excepto él.

—Jovencito, tú tan bonito y mojándote. Ten—una mujer bastante mayor, con una amigable sonrisa, le tendió uno de esos objetos grandes que todos tenían sobre sus cabezas y que él había comparado con las zampaktos— utilízala para que no te mojes más, porque podrías enfermarte.— le explicó la amigable mujer, aun sonriéndole.

Él dudó un instante, pero con cierta duda lo tomó, devolviéndole (inconscientemente) la sonrisa a la mujer. Observó el objeto en sus manos, y no sabiendo como abrirla, volvió a mirar a la mujer, que rió por lo bajó y la abrió, presionando un pequeño botón. —Ustedes, jovencitos, ni siquiera saben cómo abrir un paraguas por estar tan involucrados en esas animaciones y en esos 'mangas'— le reprendió con cierta dulzura en la voz la mujer. La anciana le colocó lo que ella había llamado 'paraguas' sobre su cabeza y como por arte de magia, la lluvia no continúo cayendo sobre su cabeza.

Sonriendo como un niño, la anciana le revolcó sus cabellos negros, antes de proseguir caminando bajo su propio paraguas, dejando al ex hollow anonadado con el exuberante objeto. Como un tonto, se quitó el paraguas, y el agua volvió a caer sobre su cabeza. Volvió a colocarlo, y esta se detuvo. Si hubiese tenido una de esas en el mundo interior, todo hubiese sido mucho más sencillo.

El grito de una mujer lo hizo dejar caer el paraguas. Más delante de donde él se encontraba, la amigable anciana había sido atacada por un hombre, que le robó su bolsa y la tiró (a la señora) al suelo. Él, sintiendo una ola de irritación ante tal acto, corrió hacia donde estaba la señora, y luego corrió tras del ladrón.

Le costó cierto esfuerzo el alcanzar a dicho hombre, pero logró llegar a él y tomarlo por el cuello, lanzándolo hacía el suelo y pegándole un fuerte puñetazo en el rostro. ¿Eso era lo que sentía el rey cuando peleaba en el mundo humano? Pegó otro fuerte puñetazo, sintiendo como la nariz del sujeto se quebraba y como una gran cantidad de sangre fluía por ella. ¿Así era como los humanos peleaban? Realmente, no se sentía nada bien. A él le agradaba pelear con una zampakto, le agradaba ver la sangre cuando fluía por el enemigo, porque ahora… ¿porque ahora no le gustaba?

El ladrón estaba inconsciente debido a los fuertes puños de él. El joven se alejó de ese hombre y se pegó a la pared, observando sus puños repletos de sangre. Limpió sus puños, tratando de evitar todas esas preguntas que venían a su mente pero fue en vano. ¿Por qué sentía tanto asco hacia algo que disfrutaba hacer antes? ¿Por qué al ver ese hombre con su rostro roto en el suelo le producía…lastima?

¿Qué le había pasado a él?

—Gracias, jovencito, mil gracias por detener a ese ladrón. — la anciana, que había llegado junto a un par de personas se le acercó a él, sonriéndole. Él, con cierto esfuerzo, le sonrió de manera tímida. Parecía ser que esas personas que le estaban sonriendo consideraban que él había hecho algo bien. De hecho, él debía sentirse bien. Cuando estaba aburrido en el mundo humano, le gustaba pelear con Zangetsu o con el 'rey' cuando ese se dignaba en aparecer, ¿así que porque le molestaba tanto el haberle pegado a un tipo que parecía ser malo?

—Ven, te compraré un dulce en la repostería por haberme ayudado de ese delincuente— comenzó la anciana, tomándole de sus manos y halándolo con suavidad y caminando entre la pequeña multitud que se hacía cargo del ladrón. La señora le cubrió con su propio paraguas y los dos caminaron por la acera.

Por primera vez se percataba que hacía frío. Esa era una sensación que tampoco había percibido en su vida, así que era totalmente nuevo ver y sentir su cuerpo temblar por este. La anciana le observó con lo que él catalogó como lástima. —Descuida, te compraré un té caliente y veras como el frío se te va. Imagino que tu mamá debe estar preocupada y cuando te vea así de mojado, pegará el grito en el cielo— rió por lo bajo la anciana. Él no sabía porque ella reía, pero aun así le acompaño, riendo por lo bajo también. Esa señora le agradaba, quizás por ser la primera persona que le trataba bien.

Su rey lo trataba como escoria. Parecía ser que él (el rey) pensaba que a él le agradaba estar en su interior, cuando eso era totalmente falso. Prefería ser un adjuchas en Hueco Mundo a estar dentro de ese tonto shinigami. Sintió un escalofrío al recordarlo. —Descuida, pronto llegaremos. Por cierto, yo soy Hisana-san. ¿Cómo te llamas?— le preguntó la mujer.

¿Nombre? ¿Cuál era su nombre? Su mente comenzó a trabajar el doble, tratando de pensar cuál era su nombre. Bueno, el 'rey' le llamaba "cabrón, freak, hijo de puta" entre otras, y dudaba infinitamente que ese fuera un buen nombre. Observó hacía los lados y encontró lo que parecía ser un periódico (para él era solo un papel con letras) en el suelo. En su portada había un sinfín de letras, pero había un título bastante ancho y grande. Decidió que no era japonés, pero como tampoco sabía el idioma y supuso que la señora tampoco, leyó el título en silencio y tomó la parte que creyó que parecía ser un nombre. El título leía algo como "A new discovery is going to change the human history…"

—…Human…— murmuró. Fue lo único que comprendió de ese título tan largo. No sabía qué diablos era human, pero imagino que debía ser un nombre bueno o algo así. No le pasó por la mente que tenía que ver con 'humano', en lo que irónicamente se había convertido. La mujer, que tampoco comprendía otro idioma que no fuera el japonés asintió.

—Vaya, ese nombre debe ser extrajeron, Human-kun— comentó la anciana, sonriente. Él asintió, llevando sus manos a sus recién descubiertos vaqueros azules. Parecía ser que al menos, cuando salió del interior del 'rey' lo habían vestido como humano. Y una vez más, pasó por alto el término humano y 'human'.

Caminaron un par de minutos más, siendo Hisana-san la única que platicaba. El ex hollow se enteró que la anciana tenía cinco hijos y dieciocho nietos, que tenía a una vecina a la que adoraba como a una nieta y que debía tener su misma edad (la señora se esmeró en recalcarle una y otra vez que esa chica era sencillamente HERMOSA, algo a lo que él asintió, por que hasta ese momento en su vida, ninguna humana le atraía), que tenía un gato que su adorada vecina (sí, la que tantas veces describió como hermosa) le había llamado 'Bigotes' y que su esposo le encantaba ver televisión, en especial los juegos de golf. También le comentó, que si le veía en otra ocasión, le prepararía una cena.

Los dos llegaron hasta un pequeño pero muy decente local. Dos enormes cristales estaban en la entrada, en cuyo medio había una puerta que leía 'Repostería'. Habían varios dibujos de lo que él imagino debían ser dulces. Hisana-san le abrió la puerta y él repitió las mismas palabras que ella le había dicho a otra señora cuando esta le entregó unas llaves que se le habían caído. —Arigatou— la señora sonrió, mientras sus ojos brillaban de manera especial.

— ¡Si yo sabía que aun existían chicos educados! Yo sabía que mi querida Hime-chan no era la única persona cortes en este mundo. Aquí entre nos—se acercó al oído de él—mis nietos no son nada de educados. Son problemáticos y todo un dolor de cabeza. Se lo he contado a mis hijos, pero ellos no hacen nada al respecto. ¡Como desearía que tú y Hime-chan fueran mis nietos!— la señora llevó-de manera graciosa según él- sus manos a su pecho, para luego llevar uno de sus dedos a sus labios. —No, mejor no, porque si no, no podría jugar a Cupido— comentó, dejando al pobre joven confuso. —Chicos, ustedes siempre densos a lo que a mujeres se refiere, huh. — la anciana le pegó un suave codazo a su hombre, lanzándole una guiñada de entendimiento.

Él se detuvo frente a todos esos dulces que estaban colocados en bandejas. Había algunos redondos, cubiertos de lo que parecía ser cremas de colores, y con pelotitas de colores sobre ellos. Otros eran largos, cuadrados o circulares, cubiertos de un polvo blanco. Solo uno de esos dulces, que estaba servido en una taza de cristal transparente, que era de color oscuro y con algo de pasta verde y con un 'topping' de una fruta roja, le llamó la atención. Estiró su mano hacía el dulce y sus dedos chocaron con una pared. Él miró confuso. ¿Cuál era ese poder? ¿Quién poseía el poder de hacer semejante campo magnético, que le impedía la entrada?

— ¿Así que te gusta el 'Mousse de chocolate con wasabi'? Opino que los dulces franceses son buenos, pero las viejas como yo, prefieren las galletas danesas, que tampoco tengan wasabi. Pero como mi salvador desea un dulce francés, así será. — dijo la mujer sonriente. Él aun continuaba curioso por saber qué clase de magnetismo era ese, cuando una de las empleadas lo abrió y sacó el dulce de allí adentro.

Así que esa cosa protegía los dulces. Supuso que esos dulces debían contener algo mágico para ser protegidos de esa forma. El moshe ese que la Hisana-san le había mencionado estaba ahora frente a él. Subió su mirada y se encontró con una chica ruborizada hasta el cuello. El observó el dulce y lo tomó de las temblorosas manos de la chica. —Arigatou— replicó, con una sonrisa de lado.

La empleada, sino hubiese sido por la severa mirada de Hisana-san, se hubiese lanzado sobre el chico. Para la pobre chica era algo nuevo ver semejante modelo entrar a la repostería. ¡Eso era un sueño! No todos los días se veía a un chico de cabello negro, ojos turquesas, aspecto de modelo, con su camiseta mojada marcando cada uno de sus músculos y que le dedicase una sonrisa como esa. Aika, la empleada, decidió que ese sin duda alguna era el mejor día de su vida y le rogó a todos los dioses que su esposo aun no encontrado, fuera como ese ejemplar frente a ella.

El chico llevó el dulce a su boca y lo mordió suavemente, esperando que un ataque o un brillo esplendido ocurriesen cuando el dulce fuese mordido. Para su sorpresa y desanimo, no ocurrió nada…hasta que su paladar disfrutó ese dulce. ¡Por Kami-sama! Esperaba que una canción celestial comenzara a sonar en cualquier instante, y que rayos de luces dorados invadieran ese lugar ante el sabor celestial de ese dulce.

— ¿Y bien? ¿Cómo lo encontraste?— preguntó Hisana-san, culminando de comer sus galletas danesas. La mujer le había pedido a una de las empleadas que le prepararan dos teses, por lo que tres empleadas se encontraban "preparando el té" y cuchicheando y mirando a Human-kun. La mujer negó la cabeza. ¡Esas arpías no iban a intervenir en sus planes para ese chico e Hime-chan! "Lo siento, pequeñas perritas, pero el chico aquí ya tiene dueña" pensó la mujer, sonriendo satisfactoriamente. La mujer encaminó al chico hasta una mesa vacía y los dos se sentaron.

—Bueno— fue la única palabra que le vino a la mente. Sabía que no honraba el sabor de ese dulce, pero no tenía idea de que otro nombre podía darle. La crema verdosa esa era la que le daba ese toque picante y delicioso. Ese, sin duda alguna, era su nuevo postre predilecto.

—Si, Hime-chan hace cosas buenas, claro, cuando no le agrega wasabi, pero aun así son buenas. — dijo ella, rodeando los ojos. Las tres empleadas llegaron a la mesa, con las dos tazas de té. La que sostenía la bandeja con los teses era una chica de una melena rubia esplendida. La chica le sonrió coquetamente al chico. Las otras dos empleadas, una de cabellera negra y otra castaña se rieron tontamente. —Niñas, en mis tiempos, los hombres eran los que iban tras las mujeres, no al revés. Disimulen un poco más, o parecerán necesitadas y eso, mis niñas, no es nada atrayente para la mentalidad masculina. Por cierto, gracias por el té— dijo Hisana-san, quitándole las dos tazas de té de la bandeja y sonriéndoles de forma que quería decirles "váyanse a coquetear a otro lado, perras", logrando que las tres chicas salieran de allí corriendo. —Ahh, fanáticas, nunca cambian. — suspiró la mujer, tomando un poco de su té.

— ¿Fanáticas?— cuestionó el llamado "Human-kun", mientras llevaba la taza a sus labios. En cuanto aquel caliente líquido tocó su paladar, ahogó las ganas de gritar, llorar y escupir el líquido. ¡Demonios! Esas chicas habían calentado de más ese té. Observando que Hisana-san también había sentido lo mismo y que se esforzó por tragarlo de manera educada y elegante, él trató de hacer lo mismo. Nada es más doloroso que sentir algo caliente escurrirse por la garganta y eso él lo sabía por cuenta propia. El frio que antes había sentido por la lluvia se le fue, pero el dolor en el estomago, los labios, la lengua y la garganta lo hicieron abrir la boca y tragar el frío aire, esperando algo de alivio.

—Malditas hijas de…— murmuró en voz muy baja la mujer, cerrando sus puños sobre la mesa, haciendo mucho más presentes y notables sus venas. —Si, Human-kun, fanáticas. A esas chicas, tú les gustas. Les pareces atractivo y les atraes. No esperan el momento de tomarte por el cuello de la camisa y llevarte a las cocinas. — replicó ella como si supiese de eso. —Ahh, ¿Por qué ustedes los hombres son tan inocentes y no se dan cuenta de algunas cosas?— se preguntó a sí misma, negando la cabeza y tomando una cuchara de plástico blanca y mezclando el té. —En mis tiempos, éramos nosotras las que nos hacíamos las inocentes y los chicos eran los coquetos. Pero— la mujer arregló su cabello blanco y colocó su rostro sobre sus manos— nosotras también éramos coquetas. — añadió, sonriente.

Él no sabía a que ella se refería el ser coqueto. El 'rey' jamás había utilizado ese término y él apostaba su trasero y su vida a que el rey jamás había sido coqueto. Y aunque realmente no le importaba mucho (bah, ¿a quién engañaba?) el que era ser coqueto, frunció el ceño. — ¿Coqueto?— preguntó.

— ¡Pero niño! ¿Acaso tus padres no te han explicado nada? No me digas que ni siquiera sabes de donde provienen los bebes…— la cara perpleja de el chico la hizo negar la cabeza horrorizada. —Bien, tomaré esto como la señal de Kami-sama para volver a ser una sensei. — masculló para sí, comiéndose una de sus galletas. El arte de ser coqueto es algo natural, mi querido Human-kun. Haz esto— la mujer guiño el ojo izquierdo— vamos, hazlo— le pidió.

Eso era raro. Él no estaba seguro si eso era hecho por todos los humanos (el rey jamás lo había hecho), pero supuso que si Hisana-san lo hacía era por algo, así que lo intentó, ganándose el aplauso de la mujer.

— ¡Excelente! Ahora, haz eso mismo a una de esas chicas allá en donde se encuentran las vitrinas. Es para ver como esta tu nivel— le explicó, señalando las empleadas que anteriormente habían estado frente a la mesa. Así que ese lugar donde estaban los dulces se llamaba vitrina…interesante. Pensando en eso, el chico lanzó una guiñada, provocando que las chicas se quedaran paralizadas y que sonrieran como tontas y que sus rostros se tornaran rojos. Una de ellas, la de cabello castaño que le había entregado el dulce, se desmayó. —Tienes talento, hay que explotarlo un poco más, pero definitivamente tienes talento. — le dijo Hisana-san

— ¿Cómo sabe de esto, Hisana-san?— cuestionó él, por primera vez en su vida humana construyendo una oración más o menos larga y llamándole por el nombre a la mujer. Le sorprendió bastante reconocer que era más educado que su rey, pero en una que otra ocasión, el tonto de Ichigo había "abierto" la línea entre su mundo y el de él, permitiéndole escuchar el regaño de su padre o de un tal Ishida. "Eres un idiota descerebrado" "No tienes modales" eran muchas de las acusaciones. Él le preguntó a Zangetsu y este le explicó que se referían a que el rey no utilizaba sufijo alguno para referirse a las personas. Él no iba a ser llamado idiota como su rey.

—Uno tienes sus mañas y sus experiencias, Human-kun. Veras, cuando era joven, yo era un tanto avispada como esas tres chicas allí, bueno como dos de ellas porque la otra pues no es más que una fanática principiante.— miró a las dos chicas socorrer a la otra—pero bueno, ¿qué puedo decirte? Aprendí de mi esposo. Él era tan guapo cuando joven, así como tú. Para muchos, el ser coqueto es malo, para mi es divertido. Mi esposo y yo nos divertíamos muchísimo molestando a las personas. No siempre fui así de vieja, ¿sabes? Modestia aparte, yo era una de las chicas más bonitas del Instituto de Karakura. — sonrió la mujer. El ex hollow sonrió de lado, antes de tomar un sorbo del té. —No sé porque, pero me recuerdas a mi esposo, Human-kun, por eso me agradas. A parte de que también te pareces a mi fallecido hijo, Misaru— murmuró ella por lo bajo.

— ¿Qué le ocurrió?— preguntó el joven, observando la gran tristeza que opacó a la mujer. A él no le agradaba ver a las personas tristes, le recordaba los momentos en donde él debía batallar con todas esas presiones, sentimientos y lluvias que surgían en el interior del rey. Eso lo deprimía.

—Él era un chico bueno, y tenía cierto parecido contigo. Hubiese cumplido ayer los treinta y cuatro años. Misaru falleció cuando tenía más o menos tu edad, diecisiete años, a causa de un accidente de tráfico. El conductor estaba ebrio y lo atropello. Fue tan duro…una parte de mí murió en ese instante. — los ojos color miel de la mujer se cristalizaron y por un instante él pensó que lloraría, pero ella sacó fuerzas y le sonrió. —Pero bueno, no hablemos de cosas tristes. Te enseñare a ser todo un ejemplar para cuando regreses al instituto luego de estas vacaciones, enamores a todas esas chicas. — murmuró la mujer, con alegría en la voz. Definitivamente esa mujer le agradaba.

La puerta de la entrada se abrió, dejando entrar el frío del exterior. El ex hollow pudo apreciar una de esas ridículas capas para protegerse de la lluvia. Era de color amarilla, y poseía unos patitos impresos. El recién nombrado 'Human-kun' escuchó las risas y murmuraciones de las empleadas (la tercera se recuperó) hacia la persona recién llegada.

El recién llegado, se quitó la capa amarrilla y dejó al descubierto una larga melena naranja, que le caía en cascadas por toda su espalda. Su rostro-según él- era parecido a una de esas muñecas de porcelana que Hisana-san le había mostrado en el camino. Sus ojos eran de color gris, y tenían una forma rara pero muy bonita. Ella era delgada, de estatura mediana y su piel era blanca, no como la de él en la antigüedad, pero si un poco mas pálida que él en esos momentos. Poseía la sonrisa más radiante que él jamás había visto (y que podía apostar que él no podría imitar y que nadie podía realizar) en toda su existencia. Sus dientes eran tan blancos como los de él, pero sus labios eran pequeños y finos.

—¡Buenas tardes!— exclamó ella, con tanta alegría que lo contagió a él, que no pudo sonreír como tonto. — ¡Ohayo, Hisana-san!— saludó la chica, elevando su mano y moviéndola con delicadeza y dulzura en forma de saludo. La recién nombrada sonrió y le hizo una señal para que fuera hacia ella.

—Hime-chan, querida— comenzó Hisana-san, con gran amabilidad en su voz. La chica le sonrió con dulzura y observó al chico que estaba junto a la anciana, mientras un sonrojo bastante evidente se extendía por sus mejillas. —Ahhh, has visto a mi querido pupilo— dijo ella. —No te preocupes querida, todas caen bajo su mirada turquesa— Para Orihime, Hisana-san era una réplica de Matsumoto-san pero envejecida. Ambas eran adorables, buenas y excelentes amigas, pero en cuanto encontraran algo con que avergonzarte, no dudarían en hacerlo.

—H-Hisana-san— murmuró avergonzada Orihime, cubriendo su rostro. Él le observó en silencio. Esa voz, esa voz él la había escuchado, ¿pero dónde? Y esos ojos grises, él también los había visto en una ocasión, pero él estaba seguro que en la ocasión que los vio, no mostraban alegría…

— ¡Bah! Human-kun, te presentó a Orihime Inoue— ¿Inoue? ¿Inoue?

"…No te mueras... ¡No te mueras Kurosaki-kun! No tienes por qué ganar, no tienes por qué seguir intentándolo, solamente no te hagas más daño por favor.…"

"…¡Kurosaki-kun!... ¿Qué hago?...¡Sálvame, Kurosaki-kun!..."

"…Inoue…¿estás bien, Inoue?..."

"…hijos de puta, ¿qué le hicieron a Inoue?..."

Esa chica…por Kami… esa chica debía ser ella, la chica que el rey había ido a rescatar. Él se le quedó observando, para luego entreabrir sus labios y decir —…Inoue…—


N/A: ¡Hola! Sí, se que se supone que no deba subir una historia mas, pero pues... ¿que se le va a hacer? xD Este fic estuvo dándole vueltas y vueltas y mas vueltas a mi cabeza. Es el primer fic que hago con Shirosaki como protagonista. Como han visto, es totalmente diferente a los Shiros que están acostumbrados a ver. Pienso hacer un par de cosas mas, así que...a ver que surge. Como paring principales pues obviamente es el Hichi/Hime y el Ichihime. Probablemente habrá renruki, solo que no tan desenvuelto como acostumbro a hacer. Lo coloco en Ichihime porque a pesar de ser Shirosaki el protagonista, pues él es parte de Ichigo y pues... no cuento más nada.

AVISO: A un par de mis seguidores ya le he enviado este aviso, pero vuelvo a colocarlo por aquí. NO estare actualizando NINGUNO de mis fics hasta nuevo aviso, probablemente luego de una o dos semanas. Tengo mis razones, y entre ellas esta la decadencia de criticas en mis fics.

SUMMARY: Él nunca había visto una chica tan hermosa como ella.

DISCLAIMER: Bleach es propiedad de Tite Kubo, a mi solo me pertenece la nueva personalidad de Shiro.

IMAGEN DE SHIRO: Para los que les interese ver la nueva imagen de Shiro, aquí está: http: / killerqueen04. tumblr. /tagged / shiro {unan los espacios}

N/A: Por favor, deseo saber que piensan de esta historia. Es muy IMPORTANTE que me digan, por favor! Si la lees, por favor deja una pequeña crítica, ese es el pago para nosotros los escritores de fanfiction. Gracias!