Esta es una parodia no oficial del primer libro de Harry Potter hecha sin fines de lucro y cuyo único objetivo es divertirse, no gano dinero con esta (ojalá, pero el mundo no es perfecto) asi que solo diviértanse.
El Niño que AzotóEl señor y la señora Cursy, vivían en el numero 4444 de cierta calle de mala muerte, estaban orgullosos de decir que eran muy normales, lo cual era cierto si los comparaban con sus actuales vecinos entre los que se encontraba una pareja de heroinómanos, tres enanos de circo homosexuales, un hombre que compartía su casa con una vaca entre otras personas de parecido talante.
Cerdón Cursy era el director de una empresa llamada Pujins que fabricaba supositorios. Era un hombre corpulento y rollizo, por no decir tan gordo que su piel se ponía roja por la presión de mantener tanta grasa corpórea y con un bigote inmenso. La Señora Cursy era completamente lo contrario, una mujer alta y plana cuya actividad favorita era ver a sus vecinos y grabarlos para programas de bajo nivel intelectual con la esperanza de ganar algún premio. Además tenían un hijo pequeño llamado Dunkey (le habían querido poner donkey pero no supieron deletrearlo) y para ellos no había mejor niño que él, aunque era obvio dado que los hijos de las otras familias eran algo que dejaba mucho que desear.
Los Cursy tenian un secreto, y su mayor temor era que los descubrieran, habían sido hippies en su juventud y aún guardaban algunos objetos esotéricos en una habitación del segundo piso. De ahí en fuera todo lo demás era normal.
Y es aquí donde la historia comienza, aunque en realidad la historia ya había comenzado cuando comencé a escribir, no entiendo porque la historia no comienza desde allí y si desde aquí pero en fin, sigamos con la historia.
El señor Cursy se fue a su trabajo como todas las mañanas, y notó algo extraño, había un gato al principio de la calle, en realidad no era raro ver un gato en la calle, raro hubiese sido verlo conduciendo un automóvil o cantando viejas canciones en zuajili, eso si sería raro, pero lo que llamó la atención del señor Cursy era que el gato parecía estar leyendo el letrero que indicaba que calle era, lo que nuestro actual protagonista no vio fue que había un pequeño pichón sobre el letrero y eso era lo que el gato estaba viendo.
Al llegar a su trabajo se olvidó del gato e hizo lo que habitualmente hacía en el trabajo, lo cual estaba muy lejos de ser trabajar, se comió una caja de rosquillas, leyó su revista de vaqueros favorita, vio la telenovela "El Apache que Amé" y jugó solitario en su computadora. Tal vez si hubiese tenido un poco mas de materia gris hubiese visto las miles de lechuzas que sobrevolaban la ciudad, pero si, Cerdon Cursy a veces superaba los limites de la idiotez y no se dio cuenta de nada. A media tarde fue por un pequeño tentempié, que consistía en una torta de tamaño extragrande, 10 tacos de seso, una pizza de pepperoni y una coca light por eso de las calorías. Mientras esperaba que alguien lo pudiese mandar rodando nuevamente a su trabajo se puso a escuchar las conversaciones ajenas:
-Los Pottero eso es lo que he oído…
-Si su hijo Harry
El Señor Cursy se quedó petrificado, sintió que algo le oprimía el pecho, luego soltó un eructo tan grande que mando a volar a la gente del lugar, y siguió su camino porque tenía que regresar de su descanso de media hora que se había extendido dos.
Regresó a su casa tranquilamente pero algo lo detuvo, el gato de la mañana estaba parado sobre su barda con un mondadientes y sentado plácidamente sobre sus extremidades inferiores mientras se rascaba la barriga, el señor Cusy quiso correr al gato pero este ni se inmutó, probablemente porque traía unos audífonos pensó el señor Cursy así que desistió y entró en su casa, cenó, se puso su pijama y se durmió con absolutamente ningún otro pensamiento mas que el de un pato con tutu bailando algún tipo de danza de la lluvia. No podía haber nada mas extraño en su vida que eso.
¡¡Cuanta razón tenía! Definitivamente no había algo mas extraño que eso. Pero algo bastante cercano a ello se aproximaba.
Todo era tranquilidad en la calle, lo único que se oía era el lejano chirriar de una cama a la que le faltaba aceite y no actividad y el maúllo de un gato triste y viudo con su lomo peludo al final del callejón.
La figura alta de un hombre apareció de la nada, como si la tierra lo hubiese vomitado con asco de sus entrañas, traía el sombrero torcido y gafas de media luna (en principio eran redondas pero estaban partidas), una larga barba color blanco (aunque con varias manchas no identificadas en ella) y vestía con lo que parecía un manto mal acomodado y que evidentemente le quedaba demasiado pequeño.
De sus mal acomodadas ropas y sin dejar de tambalearse peligrosamente, sacó una resortera plateada, tomó una piedra de la calle y la lanzó a la única farola que iluminaba la calle...
Falló miserablemente.
Después de 10 intentos, tres ventanas rotas, activar la alarma de un coche, pegarle a un transeúnte y ocultarse de la patrulla que fue a investigar, el extraño personaje tomó un palo y golpeó la farola hasta que la luz se extinguió.
Lo cual por cierto fue muy estúpido porque era noche cerrada y no se veía ni la nariz, el personaje dio un paso y chocó contra la farola...
-Mierda... –dijo sobándose
Volvió a caminar hacia su destino y...
Se volvió a pegar con la farola
De pronto apareció una pequeña luz, la cual provenía de una vela encendida por el gato que movía la cabeza con coraje contenido.
-De...hip...debí suponerlo... ¿El doctor Livingston supongoo? –dijo aquel personaje tambaleándose hacia el gato.
El gato miró al cielo con exasperación y de un salto bajo de la barda donde estaba, pero cuando llegó al suelo ya no era un gato, era una mujer que fácilmente podría estar en la exposición de las Momias de Guanajuato, o formar parte del museo de historia natural, vestía extrañas ropas en un estilo mas bien a la "caja fuerte" por eso de la combinación.
-¿Otra vez bebiendo Dunberdoor?
-¿Se me nota muuucho? –dijo tambaleante
-Nomas tantito –dijo con sarcasmo la mujer
El personaje era Alco Dunberdoor, su nombre completo era Alco Lico Petronilo Patricio Toribio Dunberdoor, pero prefería acortarlo porque casi nunca se acordaba, era el director del Colegio mas prestigiado de magia del país... de hecho era el único colegio de magia del país (y de todos los países de ese meridiano), el único loco que aceptó el trabajo después de que el anterior director fue expulsado por inquietantes comportamientos con alumnas del colegio. Solo que Dunberdoor era muy dado a la bebida, y casi siempre se tambaleaba.
-¿Qué... hip... hace aquí profesora Mandonagal?
-Aquí esperando clientes –dijo con ironía
-¿Le digo un secreto? –dijo acercándose a ella – aquí no pasa mucha gente y no creo que estén tan desesperados
El profesor Dunberdoor recibió un bien merecido golpe que lo enterró en el piso propinado por la profesora con un garrote que había aparecido como por arte de magia.
-¡Estaba esperándolo a usted pedazo de animal! –dijo histérica
-Pero si yo no quiero sus servicios
Seguido de esto llegó un segundo golpe que enterró al director un metro en el suelo.
Dos horas después este despertó un poco mas sobrio, pero definitivamente mucho mas crudo, y se encontró a la profesora sentada a un lado con llamas en los ojos.
-Me duele la cabeza –dijo y sintió un enorme chichón en la cabeza
-Se lo tenía merecido – contestó la profesora – ahora dígame... ¿son ciertos los rumores?
El director miró seriamente a la profesora Mandonagal, se acomodó sus gafas y buscó en su bolsillo
-Quiero dejar claro que no importa que haya oído yo nunca he tenido nada que ver con una cabra que le pertenece a mi hermano, no estoy vinculado en terrorismo internacional y no trafico con armas no autorizadas
-¡No me refería a eso idiota! –dijo una sobredimensional cabeza de la profesora
-¡ah bueno! –el director soltó el desintegrador con mira láser que había empuñado por si tenía que desaparecer algún peligroso testigo- ¿Entonces de que rumor me habla?
-Hablo de los Pottero y de su hijo... dicen que el que "no puede ser nombrado" fue a su casa y... ¿qué es eso?
La profesora se detuvo al ver como el director había colocado una línea de polvo blanco sobre la barda y parecía a punto de aspirarla por la nariz.
-¿Esto? –y señaló la línea – oh, solo es un pequeño producto muggle que me gusta mucho llamado "coca" ¿no quiere probarlo? Es Colombiano
La profesora se preguntó si no se refería a esa bebida que tantos muggles idolatraban, pero luego llegó a la conclusión que el polvo no se bebía y menos por la nariz, así que desistió.
-Mmm... no gracias –dijo mientras el director lo aspiraba de un golpe y parecía volar a otra dimensión. –Ahora dígame, ¿es cierto lo de los Pottero? ¿El que no puede ser nombrado...?
Dunberdoor interrumpió a la profesora –Ya le he dicho que lo llame por su nombre, no se que fijamiento por no llamarlo como debe ser
-Bueno, es que usted es un caso especial, yo no puedo pronunciar su nombre –dijo la maestra seriamente pero un poco avergonzada
-¿Cómo? Pero si es retefácil, que tiene de malo decir Voldigujaerkyugoanequiloxantanopolicledesconchifamort?
Se hizo un repentino silencio, incluso pequeñas gotas aparecieron en la mirada seria y desconcertada de la profesora.
-No pues si, "retefácil" –dijo con sarcasmo – Quien sabe porque nadie lo dice, por eso es mas fácil llamarlo "el que no puede ser nombrado", es mas literal.
Dunberdoor ignoró este último comentario y sacó algo de su bolsillo, observó el condón medio usado y luego lo desechó mientras la profesora miraba con asco, luego sacó lo que parecía un reloj con muchas manecillas, y lo observó con detenimiento.
-Ya se le hizo tarde –dijo misteriosamente
-¿Acaso puede leer un artefacto así? –preguntó la profesora Mandonagal con asombro, por un momento creyó que eran ciertos los rumores de la grandeza y poder del director.
Dunberdoor se sujetó la cabeza y sonrió – En realidad no tengo idea de que dice, pero ¿A que me hace ver impresionante y místico?
La profesora cayó de lado muy al estilo de los animes japoneses tras este comentario. Eso de creer que era grande tal vez fue efecto de la oscuridad, podía hacer ver incluso decente al tipo... bueno, tanto no.
-¿A quien espera? –dijo ya recuperándose
Pero no hubo necesidad de responder a la pregunta pues el sonido de música Metal a todo volumen inundó el lugar, mientras unas brillantes luces de neón verde chillante deslumbraron a los dos personajes al grado de que tuvieron que cubrirse los ojos con las manos.
Por el cielo apareció lo que aparentemente era una moto voladora, encima de él venía alguien mas extraño aún. Con un fuerte golpe cayó la moto dejando ver a quien la ocupaba, era un hombre casi tres veces mas grande de lo normal y mucho mas gordo, tenía una enmarañada barba negra y vestía de piel negra con cadenas sujetas a los brazos y un pañuelo gigante amarrado en su cabeza.
-Profesor Dunberdoor y... ¿Quién es usted? –dijo dirigiéndose a la profesora
-Pedazo de idiota, soy la subdirectora
-Ah perdón, es cierto, es que estoy un poco distraído últimamente, es que verá, estaba yo con una mujer que tenía unas enormes...
-¡Nacrid! Luego cuentas eso –lo interrumpió Dunberdoor a quien en lo personal la vida íntima de su empleado no le interesaba en lo más mínimo –¿Lo traes contigo?
-¿A quien?
-¡Nacrid! ¡Al niño!
Nacrid miró hacia la oscuridad por un momento como si intentara recordar algo...
-¡Demonios! ¡Sabia que olvidaba algo!
Dicho esto subió de nuevo a la moto y arrancó a toda velocidad...
Los dos profesores se quedaron en total y completo silencio. Las palabras estaban de más.
Dos horas después, y cerca del amanecer se oyó de nuevo el sonido de música a todo volumen y el mismo hombre apareció con un bulto en los brazos.
-¿Ahora si lo trajiste? –dijo cansinamente el director
-Si señor director –mostró el bulto –Me senté sobre él en el camino pero... err... creo que esta dormido
La profesora volteó los ojos con exasperación y le quitó al niño de los brazos. Comprobó que efectivamente el niño solo estaba dormido. Entre la mata de pelo azabache se podía ver claramente una cicatriz con la forma del llavero del gigante, probablemente consecuencia de haberse sentado en él. Detrás de esta se podía ver tenuemente otra, en forma de mariposa.
-Curiosa cicatriz –comentó la profesora -¿La tendrá de por vida? Es... un poco extraña
-Si... pero yo tengo una en forma de cachorrito que le encanta a las chicas, me dicen "ay que tieeeernooo" y eso porque esta justo en mi...
-¡Gracias! Mucha información para mi –le interrumpió la momia... perdón, profesora –ahora tome al niño y termine el trabajo
La mujer le puso al niño en brazos al profesor.
-Si, si, no se sulfure, no le vaya a dar un ataque por el coraje –guardó silencio un momento y luego añadió: -pensándolo mejor... si sulfúrese.
La profesora sacó de nuevo su enorme garrote pero detuvo el golpe pues Dunberdoor interpuso ante él al niño.
Mientras, Nacrid se hurgaba la nariz con amplia habilidad utilizando un clip desdoblado, realizando complicadas volteretas que parecían llegar al cerebro. Bueno, regresando al tema principal, el director se dirigió con paso decidido y de manera triunfal y a la vez amarga hacia la puerta del número 6666 de la calle, dejando al niño con total majestuosidad en la puerta de la casa. Al ponerse de pie un caprichoso rayo de luz salido de quien sabe donde le iluminó el rostro dramáticamente.
-Eh... Dunberdoor... –dijo la profesora lentamente
-¿Si? –le contestó el director mirando aún hacia el cielo
-Dejaste al niño en la casa equivocada... es la casa de la izquierda, el número 4444...
-Eh... ya lo sabía
Intentando mantener su majestuosa pose, pero con las mejillas fuertemente sonrosadas, llegó ante la puerta de la casa de alado, discretamente comprobó que fuera el número correcto y... tropezó y dejó caer al niño con fuerza.
La profesora ahogó un grito y se tapó los ojos con las manos mientras negaba con la cabeza.
-Estamos bien, estamos bien –dijo levantándolo y sacudiéndolo –Esta... errr... durmiendo si. –terminó notando que el niño estaba inconsciente, aunque dudaba que durmiera, comprobó que siguiera respirando. Finalmente lo depositó en la puerta de la casa.
Lo cual fue sumamente estúpido porque eran inicios de noviembre y hacia un frío de los mil demonios, además el pobre niño solo traía una miserablemente delgada manta, para colmo, en lugar de estar en una suave cama, estaba acostado en la fría y dura piedra.
-¿No piensa dejar una carta para explicarle a su tía lo que ocurrió? –preguntó la profesora antes de irse.
-Mañana...
-Alco...
-Ok, ok, voy –y sacó un papel de dentro de su túnica –Tenga, yo de aquí ya no me muevo.
La profesora, exasperada la tomó y con paso rápido lo puso dentro de la manta. Luego regresó a donde el profesor estaba y se despidieron. Un gato desgarbado apareció en lugar de la profesora y posteriormente se deslizó por una esquina y se perdió de vista.
Nacrid fue interrumpido de la siesta que había decidido tomar por el director, se despidió de él con voz aguardientosa y partió en su motocicleta. Finalmente solo quedaba Dunberdoor, miró de nuevo a la calle, pensó en restaurar la luz del lugar pero lo pensó mejor, era demasiado esfuerzo par él y la verdad creía que le hacía un favor a tan singular calle. Dentro de la inmensa oscuridad desapareció sin que nadie supiera como.
Nadie se imaginaba que sucesos extraños ocurrieran en esa calle, considerando que la semana pasada un camello, salido de quien sabe donde, había matado a uno de los habitantes de la calle, o el hecho de que tenían su propio pozo de brea y como olvidar la enorme fogata que varios de los vecinos habían prendido intentando quemar a la anciana y loca vecina acusándola de bruja. Sin embargo si, cosas mas extrañas ocurrirían y alguien que no era tan extraña como el resto de los vecinos pero si muy especial viviría ahora entre ellos.
Por la mañana, mientras la Sra. Cursy sacaba la basura (la cual no había sacado en una semana y comenzaba a apestar) tropezó con un bulto que estaba en su puerta. Después de semejante golpe el niño finalmente despertó y comenzó a llorar con fuerza, sorprendiendo a la mujer que lo levantó y vio como una nota caía de entre las mantas.
Recogió la nota y la leyó.
Se preguntó que tenía que ver un bebe con una lista del supermercado...
-o-o-o-oo-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o
Finalmente! Hacia siglos que comencé esta historia pero la había abandonado y nunca la terminé. Ahora me volví a animar y decidí terminar esta parodia del primer capítulo de Harry Potter. ¿Les gustó? ¿La continuaré? ¿La Sra. Cursy descubrirá quien es ese niño con una nota del super? ¿Dejará Dunberdoor de beber? Solo el tiempo y los reviews lo dirán.
