DÍAS DE LLUVIA
Disclaimer: Saiyuki y sus personajes son propiedad de Kazuya Minekura, yo sólo espero que me los deje para mis paranoias n.n
1
Era un día nublado, el cielo anunciaba lo peor. Llovería! Lo cual no era nada bueno. Bien puede parecer que la lluvia no es algo malo; y, ciertamente, no lo es; al menos en sí misma. A fin de cuentas es sólo agua. Mas en algunos casos, lo importante no es la lluvia, si no los sentimientos que ella despierta. Y ése era el problema aquí. Éste fenómeno meteorológico reavivaba recuerdos perdidos que se creían borrados, nosiendo así.
Pero si no era suficiente que lloviese había que sumarle el transporte, un jeep! No por que fuera incómodo, que va! Ni por que fuera lento, ni mucho menos! Si no porque como ya sabréis no tienen capota por lo cual se mojarían.
Y la compañía tampoco era la más recomendable un monje corrompido cabreado que odia la lluvia, un mono tonto que en vez de cerebro tiene un estómago y un conductor agotado que trata de esconder sus sentimientos mientras intenta mantener el orden.
"Desde luego, en que momento me dio por unirme a esta gente." – eran los pensamientos de uno de los pasajeros del asiento trasero. Un chico pelirrojo de ojos carmín y piel oscura rondaría los 22 años, que miraba al cielo.
Llevaban más de un año recorriendo China, camino de la India para detener la resurrección de Gyumao, uno de los demonios más poderosos que jamás haya existido. Por negarse a convivir con los seres humanos, fue derrotado por el Dios de la Guerra Nataku hace 500 años, y ahora alguien, trataba de revivirlo. Su misión era impedirlo. Aunque siempre había algo en el camino que los retrasaba; si no eran los subordinados de Gyokumen Koushu (2ª mujer de Gyumao) o Kogâiji (hijo de éste con Rasetsunyo, la 1ª mujer), eran aldeanos en peligro o fantasmas del pasado. A este paso cuando llegaran a Houtou (el castillo donde se encuentra "la gran familia de yôkais (yôkai-demonio)") serían viejecitos de bastón y no podrían hacer nada.
-Vaya! ñ.ñU parece que va a llover ñ.ñU – decía el conductor, un chico de unos 21 años de pelo castaño, con un monóculo en su ojo derecho, en su rostro se vislumbraba una sonrisa forzada – y seguimos sin encontrar la salida de este bosque, jejeje...
-Hmmp! – era la única respuesta del monje, un chico rubio de 23 años, que ya tenía una venita en la cabeza.
Grrgrrgrr... se dejó oír desde el asiento de atrás del Jeep. Eso aún aumentó más la venita de la cabeza del monje y el malestar del otro.
-mmm... harahetta! (tengo hambre) Sanzô! Tengo hambre! Cuando vamos a llegar? – un chico moreno de ojos dorados y piel oscura de unos 18 años se quejaba con auténtica desesperación. Mas sus lamentos no fueron escuchados o al menos atendidos, así que continuó – necesito comer algo, voy a desfallecer TTOTT
-Oi, Sanzô! (oi -Hey!) – el pelirrojo - Aquí tu mascota dice que no aguanta más, si se muere me quedo con su sitio XP
-Cómo que mascota, estúpido Kappa Salido! (Kappa -duende de agua)(1
-Kappa Salido! Pero bueno! Más respeto Mono Tonto!
-A quién llamas mono? Eres un Kappa! Una Cucaracha!
La discusión seguía detrás; mientras, delante, el rubio se enfadaba cada vez más, y su acompañante trataba de calmarlo.
-Jejejeje... como están los niños hoy, eh, Sr. Sanzô? ñ.ñUUUU
-ù.uXXXXX yo... los mato! –se levantó de su asiento, harisen (abanico gigante) en mano, y empezó a golpear a los de atrás, que asustados se abrazaron pidiendo clemencia. – Me tenéis harto los dos! Callaos de una vez u os meto una bala entre ceja y ceja, me oís?
Ambos asintieron y durante un rato todo volvió a la calma, hasta que
Grrrgrrrgrrrr (el estómago de Gokû sonaba de nuevo) – mmmm tengo mucha hambre.
BANG – un tiro al aire
-Jajajaja... calma, calma... Sr. Sanzô, no debería hacer eso... podría herir a alguien – fingiendo preocupación.
-A ver si es verdad... – respondía el aludido.
-Gokû no te preocupes, ya falta poco para llegar al próximo pueblo. – el chico no dijo nada sólo suspiró. – Gojyô, mira en mi bolsa, aún debe de quedar algún pan de carne.
-Gracias Hakkai! X3 – gritaba abrazándolo mientras recibía lo que el pelirrojo sacaba de la bolsa.
-De nada, de nada – y añadió en voz baja – pero tienes que hacerme un favor, ya queda poco, procura no fastidiar mucho a Sanzô, ok? – el otro afirmó con decisión.
Pasaron tres horas en las que Gokû tuvo que hacer verdaderos sacrificios por no hablar ya que la comida se había acabado y volvía a tener hambre, pero por fin habían llegado. Era un pueblo pequeño y modesto en el que no parecía haber altercados con los yôkais. Empezaban a caer las primeras gotas de lluvia cuando entraron en una posada para pasar la noche.
Lo primero que hizo el ojidorado fue preguntar por la cena con ojitos de cachorrito abandonado y lo segundo salir flechado en la dirección que le habían dicho seguido de un refunfuñante monje que, al fin y al cabo y aunque jamás lo reconocería, disfrutaba de la vitalidad del niño.
El pelirrojo estaba ayudando a llevar unas bolsas al moreno cuando vio una camarera muy guapa que iba de un lado a otro a un ritmo frenético. Era alta, delgada, morena, ojos claros y llevaba un vestido ajustado de color verde-turquesa. Hakkai se dio cuenta:
-Ve! – Gojyô le miró confundido – Ve! Yo puedo con esto solo. Ve!
-Muchas gracias, Hakkai! Te debo una! Te lo compensaré! – dijo mientras corría a cortejar a la muchacha.
-Sí, claro. Hn... – dijo sonriendo forzado y giró para ver la ventana. Llovía a cántaros; mejor alejarse de todo ser viviente antes de contagiarles la depresión.
Kyuuuu... sonó sobre su hombro, afortunadamente Hakuryu podía entrar y no tendría que pasar la noche en la calle. Tomó las bolsas y subió a la habitación, por una vez en mucho tiempo tenían una para cada uno y podrían relajarse a sus anchas y largas.
-Pareces cansado, pequeño amigo – un débil kyuuuu fue la respuesta. – descansa seguro que mañana Sanzô quiere salir a primera hora y 'no esperará a nadie!' – imitando el tono del rubio gruñón.
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Gojyô seguía con la muchacha que sonreía divertida.
-Y dime Reika, a que hora acabas tu turno? Podría invitarte a algo...
-Pues ya casi he acabado, si me esperas... – dijo marchándose moviendo su cuerpo de modo incitante.
Minutos más tarde estaban en la habitación, no le había hecho falta llevarla de copas para que cogiera el puntillo, ella llevaba el puntillo. Apagó la luz quedando casi a oscuras de no ser por la que provenía de la calle y los relámpagos que azotaban el cielo. Se acercó sensualmente arrodillándose frente al chico que la miraba con lujuria. Ella sonrió casi maliciosamente mientras acariciaba el bien modelado cuerpo de Gojyô, desabrochando el cinturón y el pantalón sin dificultad acariciando suavemente la entrepierna.
(pervert el resto xalos sueños XP)
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Eran las tres de la mañana todos dormían tranquilos, menos un monje corrupto que con la climatología de ese día no hacía más que recordar su pasado; a su maestro, muerto de la mano de los yôkais que iban tras su Sutra en una noche como esa... su debilidad, su culpa, odiaba sentirse así pero no podía evitarlo. Mas hoy había algo raro, a su lado en su cama había un bulto que se movía lenta y rítmicamente; sí, era un cuerpo. El pequeño del grupo dormía plácidamente a su lado y aunque sonara raro el acariciar su cabeza le daba cierta paz que antes no tenía, quizás por eso no lo echó de la habitación cuando empezó a dormirse.
En otra habitación un dragón blanco despertaba para ver a su amo aún en pie mirando tristemente a través de la ventana. Sabía de más que nada podía hacer pero al menos no lo dejaría solo. Voló hacia donde se encontraba Hakkai y se acomodó en su regazo. Notó que estaba temblando y respiraba fuerte. Días de luchas sin parar contra subordinados de Kogâiji y Gyokumen Koshû y de insomnio por continuar su viaje además de darle la mitad de su comida a Gokû para evitar enfrentamientos con Sanzô habían terminado por minar la salud del viajante con más aguante. El problema es que el tiempo de ese día lo atormentaba más que cualquier yôkai o monstruo de película y es que su pasado también estaba marcado por la lluvia, la sangre y la pérdida de un ser querido. Su adorada hermana que además era su novia. Raptada y violada por los yôkais, se quitó la vida delante de él, en una noche como la que ahora veía, tras decirle que había engendrado al hijo de Hyakuganmao, el rey de aquella 'tribu' de demonios. Esa noche no se presentaba mucho mejor que otras atrás, la pasaría en vela.
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Ya en la mañana...
El sonido de los pájaros acudió a sus oídos era de día. En que momento se había ido la oscuridad de la noche? Abrió los ojos y buscó a su alrededor, no había rastro de la chica, sabía que no había sido un sueño... aunque casi lo pareciera. Con suerte esa mañana se irían y todo quedaría en una noche maravillosa; él no era hombre de quedarse con una sola mujer, y no cambiaría ahora.
Cuando bajó, Sanzô y Gokû estaban desayunando, bueno, el monje tomaba un café mientras leía el periódico y el chico devoraba una inmensa remesa de alimentos. Le extrañó no ver al moreno así que después de un café y algo de comida que le robó al mono, no sin un regaño de éste, subió a ver cómo estaba su compañero de fatigas.
Konban wa! Adoro Saiyuki, tenía ganas de hacer un fic sobre la serie, y aquí esta, tengo escrito hasta el capi 3, y le quedan dos capis más, pero los iré subiendo poco a poco.
Soy malísima para los títulos, xo me gusta mas que el otro que tenía. no se si le pega o no, xo bueno... ya me contaréis XP
Espero q el fic guste a mi si me gusta XP xo q voy a decir yo q soy la autora.
Ya me comentaréis lo que os parece.
Nota: El Fic al principio lo escribi y se lo pasé a algunos amigos mios que no conocen la serie, por eso hay explicaciones de algunas cosas y la traduccion de palabras es también por eso.
1 El Kappa tiene forma de tortuga con un plato con agua en la cabeza, si este plato se seca, el Kappa muere. No es que Gojyô tengo esta forma, pero Gokû siempre le llama así por su miedo al agua.
2 Harisen: es un abanico grande que los cómicos usan para pegarse y hacer reír al público; el de Sanzô es exageradamente mas grande y lo usa pa' lo propio, PEGAR A GOKÛ Y A GOJYÔ.
