Aquella era una modesta casa al menos eso había dicho el señor Gill de Rais mientras violines, violonchelos y un piano formaban una hermosa melodía, aquel cortesano provenía de una familia acaudalada e importante. Nunca se había casado puesto que Jeanne era a la que mas deseaba y según decía amaba con fervor, desgraciadamente el destino se la había arrebatado cruelmente.

Durante los años subsecuentes su vida de soledad se había vuelto más monótona y aburrida, hasta aquel día en que encontró nuevamente a su adorada Jeanne…

Caminaba por las calles de Francia recordando todo sobre su doncella hasta su muerte.

-muévete maldita mocosa, tienes una cita con la horca- aquel capataz le empujaba sin ninguna consideración, la chica vestida con unos cuantos ropajes viejos y sucios contenía su furia.

Gill de Rais al ver a la joven quedo maravillado con su belleza, sin dudarlo se acerco al hombre.

-no debería de tratar a una dama de ese modo-

-señor es una bruja, un monstruo que debería morir-

- cuanto quieres por ella-

- pero ella no…-

-te daré lo que tu me pidas- aquella oferta tentadora logro salvarle la vida.

Ambos subieron al carruaje, ella le miraba cautelosamente

-debes tener hambre, toma come esto- gentilmente le había dado un pan.-vamos no tiene veneno ni nada de eso-

-que quiere de mi- dijo tajantemente

Le dedico una sonrisa y miro por la ventanilla.-¡vaya! Hemos llegado a casa-.

-no me ha contestado- su mirada retadora le incomodaba.

- necesito compañía… además tu te le pareces, podría jurar que son la misma persona- se volvió para verla nuevamente.

- no se de que me habla- sus muñecas atadas forcejeaban.

- eres acusada de brujería al igual que mi Jeanne, pero descuida tu no morirás mientras estés conmigo- acerco su mano al rostro femenino pero ella se alejo rápidamente.

Vale había caído en manos de un maniático pero esta vez no caería en juegos sucios.

Él la miraba detenidamente, a pesar de esa pinta tan espantosa que tenia podía ver a una chica bella y decidida, definitivamente ella era Jeanne, tal vez solo debían conocerse y pasar mas tiempo juntos. Esos eran sus pensamientos, bajaron del transporte y aun atada la llevo adentro de la gran mansión; era fría y sin vida. Sin duda el tipo estaba deprimido por la muerte de su mujer pensó ella al mirar todo.

Ese seria el comienzo de una nueva vida.


Am jajaja esto ya se volvió costumbre conmigo creo que escribiré unos cuantas historias mas :) sobre estos dos… kona kana lee te agradezco mucho tus palabras y de verdad espero que mi siguientes escritos te gusten mucho :) asi como a mi me encantan escribirlos bueno sin mas por el momento me despido