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Ya es más de la media noche y todos se encuentran dormidos, menos Po, él se encontraba acostado en su cama, pero despierto, últimamente no ha dormido bien… ¿Cuántos días lleva así? Es muy probable que haya pasado una semana desde la última vez que pudo dormir bien, cansado, cerro sus ojos y trato nuevamente de relajarse, quería dormir, de momento eso era todo lo que quería. Se giró en la cama queriendo reacomodarse… tres minutos después, estaba soñando.
:::En el sueño:::
Era temprano en la mañana, Po caminaba a orillas de un lago, todo el alrededor está rodeado por un busque de bambú y arboles con hojas de diferentes colores, el cielo nocturno resplandecía con el brillo del sol, una corriente de viento cálido lleno el lugar de dulces aromas e hizo que se desprendieran varias hojas de los árboles, haciendo que danzaran con la corriente de aire. Todo el lugar es precioso, el más hermoso en el que ha estado, se detuvo a escuchar el sonido de los árboles y admirar el paisaje.
- es hermoso –dijo, acompañando esas palabras por un suspiro
- sí, lo es –menciono Tigresa mientras se detenía a su lado- pero creo que es más bello en la noche, con el brillo de las estrellas reflejado en la laguna –él no sabía de donde había salido, pero le encantaba estar en su presencia aunque fuera en un sueño; entonces se preguntó si ella soñaba con él, tal vez si, o quizás soñaba un mundo sin él, donde ella fuera El Guerrero Dragón- ¿ocurre algo?
- ¿en?... no, nada… ¿Qué decías?
- que ya tendríamos que haber regresado al palacio
- ¿Por qué?, ¿está pasando algo?
- no me estabas escuchando ¿verdad? –suspiro, decepcionada
- no, lo siento, no volverá a pasar –bajo la mirada, arrepentido. Luego lo noto, nunca le dio mucha importancia a lo que los demás pensaban de él, pero lo que ella pensaba era muy importante para él- ¿Qué camino debemos seguir? Yo no sé dónde estamos… jeje.
- por aquí, vamos
Ella lo guio por un sendero que creía haber visto en alguna parte, en algún tiempo… y el lugar era precioso sin duda, todo el camino estaba adornado de flores silvestres e impregnado en su aroma, pero nada tan bello comparado con la persona que lo guiaba de vuelta al palacio; las flores debían envidiarla por eso.
- ¿Cómo es que conoces este lugar? –ella bajo levemente su mirada al escuchar la pregunta de Po, al parecer era algo en lo que no le traía buenos recuerdos- … ¿está todo bien? Si no quieres hablar de eso… –Tigresa dudo antes de responderle.
- a veces… solo… quería escapar
- ¿de qué?
- de…
Sin poder terminar de escuchar lo que ella decía, todo a su alrededor comenzó a nublarse velozmente mientras el suelo se desvanecía… entonces comenzó a caer, agito sus brazos en un intento desesperado de sujetarse de algo mientras caía al vacío… lo único que abarcaba su atención fueron los ojos de Tigresa al decir esa última palabra… se veía triste.
:::Ya despierto:::
Al reaccionar ya se encontraba en su cuarto, agitado… y en el suelo. Trato de calmar su agitada respiración.
Po no sabía que pensar, la cabeza le daba vueltas… ya hace mucho tiempo un sentimiento ha crecido en su corazón, a tal punto que nubla sus pensamientos… ¿Por qué?, ¿Por qué después de tanto tiempo aún se siente de esa forma?... era cierto que la admiraba mucho, pero ¿Quién no? Es decir, ella es bárbara… no… más que eso, ella es radical… y aun así… ella es su amiga, nada más… y aunque le encantaría ser más que eso… lo más probable es que lo mande a volar antes de siquiera terminar de hacer la pregunta.
Una sonrisa se dibujó en su rostro… acababa de admitir lo que sentía por ella, por Tigresa… ¿sería correcto?, ¿Por qué no podría serlo?, ¿preguntarle? Solo tenía que armarse de valor (mucho valor) y… ¿y luego qué?, ¿Qué debía hacer? Ella no es como cualquier otra, ella es la maestra Tigresa… sea lo que sea que piense hacer, tiene que ser especial.
Le era imposible hacer a un lado sus sentimientos, no por más tiempo, esto está acabando con el lentamente: ya no puede pensar claramente, no puede concentrarse en nada, ni si quiera en el Kung fu; no puede dormir bien porque sus sueños siempre son interrumpidos, no puede comer porque simplemente no está de humor para la comida, incluso ha dejado de cocinar, su paz interior se esfumo hace mucho tiempo; en pocas palabras, estaba muerto en vida y sabía exactamente por qué… se trata de algo que sabe desde hace ya bastante tempo, pero no quería aceptar lo que siente si eso significaba perder una amistad… o su vida; aunque… guardar el sentimiento en lo más profundo de su ser le está haciendo demasiado daño.
Volvió a su cama y cerro sus ojos nuevamente, solo quería dormir.
¿Habrán notado los demás su comportamiento "inusual"?, ¿lo habrá notado Tigresa? Esperaba que no fuera así, se había esforzado mucho en aparentar que nada estaba pasando. Hizo a un lado todas sus inseguridades y trato de relajarse… otra vez… "si lo llegan a notar será por mis ojeras y mi bajo desempeño" pensó.
:::W:::
El sonido del gong se escuchó desde lejos.
- Buenos días maestro –al escuchar el saludo en coro Po se apresuró en salir. Por lo menos había conseguido dormir después de la media noche hasta la mañana.
- Po, sal de inmediato –ordeno el maestro Shifu con poca paciencia
- ya llegue, buenos días maestro
- dime Po… -el panda dejo de escuchar las palabras de su maestro al ver que su compañera más querida estaba parada frente a la puerta, trato de no hacer contacto visual, pero su atención le pertenecía solo a ella- ¿me estas escuchando panda?
- si, por supuesto que si –mintió, lo que fue obvio para Víbora y para el maestro; los demás no se interesaron
- maestro, ¿quiere que nos adelantemos? –Pregunto Tigresa, dándole vida a un alma con las notas de su voz sin siquiera notarlo
- si, por favor
Los cinco furiosos se encaminaron inmediatamente al salón de entrenamiento, el lugar donde Po invento el nivel cero… y el primer lugar al que van todas las mañanas. Estando a medio camino Víbora decidió que ya habían pasado suficiente tiempo en silencio.
- espero que fuera impresión mía… ¿Po en verdad le mintió a Shifu?
- no lo creo… pero de ser así no me gustaría estar en su lugar –se burló el insecto
Tigresa lo pensaba, la verdad no le importaba si Po le mentía a Shifu, después de todo era su problema, sin embargo, es cierto que no ha dado su 100%... o al menos no desde… aquella conversación en que… ¿sería posible que…? No… el ayer es historia. Luego de que se formulara esa pregunta inesperada, sacudió su cabeza; ella era la maestra Tigresa, no debía preocuparse por cosas tan triviales. Alzo la vista y se concentró en el cielo, estaba despejado y decía claramente que sería un día soleado.
- va a llover hoy –dijo en un susurro, solo para sí misma
- ¿Qué? Pero ni siquiera no hay nubes en el cielo –le respondió mono mientras se detenía
- ¡oigan espérenme! –el grito de Po se escuchó como eco en la distancia, y a lo lejos solo se podía ver una mancha negra que se aproximaba lentamente, jadeando, por lo que todos se rieron en sus adentros.
- ojala llegue el día en que pueda correr más de 20 segundos sin cansarse –todos se rieron por el comentario de Mantis; excepto Tigresa, que estaba concentrada en otra cosa; y Víbora, que siseo, el pequeño insecto le debía más respeto al Guerrero Dragón- ¿Qué? Se vale soñar… y ya me canse de esperar
- bueno… nadie dijo que tenías que esperar con nosotros –dijo Tigresa
- cierto, míralo… ni siquiera sé si se está acercando
- te acompaño –le dijo Mono, Grulla asintió con la cabeza y los tres se marcharon
- ¿quieres que me quede contigo? –pregunto Víbora a su amiga, quien tenía su vista clavada en algún punto del vacío y no se molestó en hacer contacto visual al responder:
- si tú quieres, pero parece que va a tardar –su amiga entendió que quería estar a solas con él, aunque eso no era lo que Tigresa había querido decir.
Víbora siguió con su camino con una leve sonrisa disimulada, deteniéndose por un momento para ver de reojo a su amiga… pensando: "espero que pronto seas capaz de abrir tu corazón, para encontrar el sentimiento que lentamente fue estableciendo su lugar en el".
Tigresa noto el gesto de su amiga, que era como si estuviese viendo una escena romántica, pero no dijo nada a cambio, ¿Qué estaba pasando por la mente de su amiga? Últimamente ha estado actuando extraño, pensándolo mejor, todos han estado actuando extraño… incluyéndola a ella, Tigresa… puede que sea porque ha estado pensativa estos últimos días. Con un suspiro profundo bajo su mirada, luego dirigiendo su vista hacia la mancha que se aproximaba en la lejanía. De todas las cosas que negaba, había una que la atormentaba, era que el panda se había ganado su cariño y aprecio, cosa que estaba bien en un principio, pero los sentimientos se hacían cada vez más profundos, al comienzo trato de disimularlo pero era algo que simplemente no se podía esconder… y puede que Víbora ya lo haya notado.
¡Imposible! ¿Qué es lo que siente por ese panda gordo y torpe?, ¿acaso es…?... no… ¿Cómo?, ¿Por qué lo había permitido? No hizo nada por detenerlo, se compadeció de él, lo ayudo a resolver sus problemas, estuvo cuando él necesitaba ayuda, si caía siempre estaba ella para brindar su apoyo, en ocasiones incluso había prestado su hombro para que llorara sus penas; ella ha estado para él y viceversa… ¿y viceversa?, ¿pudiera ser que Po sintiera lo mismo?, ¿acababa de admitir que sentía algo por él?
- si no te apuras llegaremos el año que viene –le grito a Po
- ya… ya… voy, uff… gracias por esperar –logro decir entre jadeos
- yo no diría eso
- p… ¿Por qué no?
- porque ahora tenemos que alcanzarlos –dijo por diversión, pero por lo general no bromea de esta forma, así que Po dudo
- no hablaras en serio –al escucharlo Tigresa sonrió, sabía que él necesitaba recuperar el aliento antes de perderlo en el entrenamiento- ¿Tigresa?
- por supuesto que no Po, pero debemos seguir –y comenzó a caminar para que Po la siguiera
- si... de acuerdo –por unos segundos, pensó lo siguiente que diría- dime… ¿alguna vez quisiste escapar de algo o alguien?
- ¿Qué?
- no tienes que responder si no quieres –nervioso, jugaba con sus dedos- es solo una pregunta tonta…
- no, está bien –aclaro- es solo que no lo esperaba… -pensó su respuesta- … yo… creo que no, tampoco se me ocurre una razón para escapar –eso fue algo decepcionante, al parecer los sueños no son tan fieles a la realidad como pensaba- ¿y tú?
- sí, de niño me gustaba imaginar que me escapaba para pasar un día con ustedes: los cinco furiosos –decía completamente animado- y más que nada quería conocert… -cerro su boca al instante cuando se dio cuenta de lo que estaba por decir.
- si… supongo que a veces los sueños se hacen realidad –había escuchado la frase incompleta, pero no le dio importancia- ¿Cómo te imaginabas este lugar?
- bueno… nunca me había imaginado el palacio si a eso te refieres –se había esforzado por conseguir una buena mentira, claro que se imaginaba el palacio, pero intentaba manipular la conversación para decir lo que quiere decir, sin importar la respuesta, debía decirle lo que había callado por tanto tiempo- … la verdad es que me preguntaba como serian ustedes en persona, ya sabes… si serían más grandes que sus figuras de acción o si olerían a pino –eso ultimo hizo reír a Tigresa- si, en serio… incluso llegue a pensar que tus garras eran de madera.
-¿Qué? –Preguntó entre risas- ¿en serio pensaste eso?
- y hasta la fecha todavía no sé si son garras postizas
- te puedo garantizar que son reales
- bueno, solo hay una forma de estar seguro
Dicho eso tomo su nano… ambos fueron recorridos por una corriente eléctrica que llego a sus corazones e hizo que latieran con más fuerza, ambos lo sabían, los dos pudieron sentir por un instante los latidos del otro; casi como reflejo cruzaron sus miradas. Él se vio automáticamente perdido en el brillo de esos ojos color ámbar, deseando estar lo suficientemente loco para poder besarla con todo el sentimiento que había estado guardando desde hace demasiado tiempo, pero no debía, no podía darse ese lujo… sabe que debe ser paciente o perdería toda oportunidad de hacer ese deseo realidad… y aun si ella pudiera estar anhelando lo mismo, tendrá que ser paciente… ¡pero nunca fue bueno en eso!
Por su parte Tigresa se había congelado de pies a cabeza, su estómago se revolvía en su interior y tenía que luchar para tener bajo control su acelerado corazón; quiso salir corriendo, alejarse, orden que su cuerpo ignoro por completo. Después de todo si había algo de lo que quería huir… de sus sentimientos, no los podía controlar, por más que intentara era imposible… y esos ojos verdes la miraban tan profundamente que se sintió indefensa, ¡odiaba sentirse así! Pero ese instante fue tan… mágico, que simplemente no pudo apartar su vista de esos ojos verdes; no supo cuánto había durado ese momento… pareció un segundo, pero se sintió eterno. Luego Po reacciono.
- ¿Cómo es que las sacas? –aparentaba estar inspeccionando su mano.
- … así –aun no salía completamente de "el trance" por lo que al mostrar sus garras corto accidental y profundamente la palma de Po- ¡perdona, no quise!
- descuida, ahora sé que son reales… jeje –trato de restarle importancia, en el fondo estaba alterado… pensando: "¡No puede ser, solo necesitaba más tiempo!" mientras Tigresa cortaba un pedazo de la tela que usaba de cinturón para vendar la mano sangrante de su amigo.
Luego de vendar la mano de Po, sin pensarlo dos veces, Tigresa apretó la mano de Po entre las suyas para evitar que siguiera sangrando, su pelaje era tan y acolchonado que entendió porque los niños saltaban a abrazarlo todo el tiempo, pero ese no era el momento para pensar en eso; ahora debía ayudarlo.
- tenemos que tratar la herida –comenzó a avanzar sin soltar su mano, se sentía torpe por haber ocasionado su herida… pero trataba de no pensar en eso, de momento sabía que en el salón de entrenamiento esta lo que necesita, pues Po suele accidentarse en los entrenamientos. Ambos avanzaban rápido, tal vez demasiado para Po, pues de alguna forma tropezó con una pequeña piedra en el camino… como reflejo detuvo su caída con la mano vendada, por lo que grito de dolor con tanta fuerza que los otros 4 furiosos debieron escucharlo.
- eso dolió –grito, sujetando su mano con dolor- ¿Quién pone piedras en el camino? –Tigresa se rio un poco al escuchar su pregunta.
- vamos, levántate –le dijo, ayudándolo a ponerse de pie para que ambos pudieran seguir con su camino.
De nuevo lo noto, fue obvio, era algo que no podía evitar, si Po se caía ella sentía la necesidad de ayudarlo a levantarse… y sin importar que tanto luchara contra sí misma, no podía hacerse a un lado para que él se levante solo… no podía dejar de preocuparse por él… ¡no puede ser! ¿Qué es lo que siente por ese panda gordo y torpe? Debía estar perdiendo la cabeza para sentirse así por él… después de todo son amigos y nada más… pero al sentir su mirada penetrante pudo ver algo, no estaba muy segura de que era… ¿podría ser que él estuviera sintiendo lo mismo? Un momento… ¿Qué siente ella? Es tiempo de aceptarlo pero… ¿ella enamorada del panda?
Tigresa abrió la puerta, ambos entraron al salón de entrenamiento tranquilamente, avanzaron directamente hacia un cofrecito de madera que estaba pegado contra la pared, al fondo del salón. Tigresa abrió el candado con una de sus garras tan fácilmente, que cualquiera diría que lo hace a diario. Víbora fue la primera en darse cuenta de lo que estaba pasando y dejo lo que hacía para ver cómo estaba su amigo de blanco y negro; Grulla la siguió al darse cuenta de su ausencia.
- Po… ¿estás bien?, ¿Qué te paso? –pregunto ella
- eh… nada, tropecé y caí sobre una piedra afilada –al oír la respuesta de Po, Víbora se limitó a pensar: "mañana le diré que no es bueno mintiendo"
- ¿Qué? Ni siquiera habías entrado al salón ¿y ya tienes una herida? –Expreso Mantis, incrédulo- ese es un nuevo record –la mayoría se rio por la broma, menos Víbora, en cambio volvió a sisearle.
- si… ¿podemos hablar de otra cosa? –Po ya estaba cansado de los comentarios de Mantis
Cuando Po fue el único centro de atención, Tigresa aprovecho para salir… necesitaba pensar, estar sola… y solo Po noto su partida, sentado en el suelo, solo viendo como camina hacia la salida y sintiendo como una parte de él se va con ella, esto le recordó la realidad… un NO de Tigresa es un NO definitivo… y el rechazo seguro le rompería el corazón en dos. En ocasiones creía que estaba siendo muy negativo, pero también tenía que ser abierto a las posibilidades… porque la verdad… es que él solo quiere que todo esto termine, para decirle lo importante que es para él y que lo sepa… que sepa cuánto la quiere, sin ella todo pierde su sentido… porque para empezar, fue ella quien despertó su amor al Kung fu y es también gracias a ella que nunca se dio por vencido, aun si ella no lo sabía, sin importar cuán difícil fuera, él haría cualquier cosa con tal de ver su sonrisa, aun si implicaba renunciar a lo demás… él lo haría.
Antes de salir; la maestra Tigresa se detuvo y coloco suavemente su mano sobre el marco de la puerta, solo por unos segundos, observando el marco de madera con un sentimiento de profunda duda e indecisión… por un momento pareció que ella diría algo pero luego miro a Po… quien sintió como si el corazón se hubiera detenido por completo, pues no pudo sentir latido alguno… esos ojos color ámbar combinaban maravillosamente con la luz dorada del sol. Sin aviso, Tigresa siguió con su camino, dejando a un panda sin aliento y con los ojos bien abiertos. Por unos segundos, sus compañeros se dedicaron a entender lo que estaba pasando.
- ¿Qué bicho te pico? –pregunto Mantis, terminando con el silencio del momento.
- ¿enamorado? –Pregunto Grulla con cierta picardía
- ¿ah?... ¿Qué?... ¿de Tigresa?, ¿están locos? –Po intento disimular cuanto pudo, solo consiguiendo hacerlo más evidente para todos
- eres malo mintiendo –le dijo finalmente Víbora, cansada de que intentara lo mismo- y peor fingiendo… ¿Por qué tratas de negarnos la verdad? –Po suspiro ante la pregunta, sabía que no los engañaba
- está bien… la verdad es que… no quería que ella lo supiera, ni ustedes tampoco
- entonces es cierto, ¿Qué piensas hacer? –pregunto Mono, entusiasmado
- ¿comprar una armadura? –Bromeo, cosa que no le causo gracia a nadie- em… la verdad pienso decirle lo que… ¿creen que sea buena idea? Ya saben… decirle –pasaron varios segundos antes de que alguien se animara a responder esa pregunta. Después de pensarlo, Víbora opino:
- Po… yo creo que…
- ¡están atacando el Valle! –grito Tigresa desde la entrada
- ¿a quién se le ocurre atacar tan temprano?, ¿Qué no tienen nada mejor que hacer? –se quejó Po
- ¡Po!
- ya voy –dijo apresurado, como un niño regañado
Los seis maestros se encaminaron hacia el Valle, corriendo a través del templo hasta llegar a la "puerta principal" [la que cerraron frente a Po en la primera película]
- y… ¿Cómo sabes cuando están atacando algún lugar? –le pregunto Po a Tigresa, llegando a las interminables gradas del palacio… justo antes de detenerse en seco
- no es difícil distinguir el humo desde aquí –le respondió. Po estaba boquiabierto… un sector del Valle se está incendiando… cerca del restaurante del señor Ping
- los hare pagar por eso –exclamo Mono, blandiendo su puño
Tigresa avanzo por las gradas al tiempo que Mono terminaba su frase, recordándole a los demás que no había tiempo para desperdiciar; los cinco la siguieron al instante, pero… Po iba algo distraído, pensando en lo que sería de su padre… imaginando más de mil cosas a la vez; pensando en lo peor, dio un mal paso y resbalo, los cinco furiosos no pudieron hacer más que observar como una bola de pelo blanco y negro los pasaba, rebotando hasta encontrarse en el final de las gradas. Tirado, adolorido y mareado… el Guerrero Dragón aclaro su vista lentamente, siendo sus amigos lo primero que logra distinguir.
- aun no te has enfrentado a nadie… ¡y ya estás en el suelo! –dijo incrédulo el insecto, sobre el estómago de Po
- sí, sí, ya entendí… hoy no es mi día –se quejó, molesto
- Po, levántate –ordeno Tigresa, asumiendo su posición de combate
- esa sí que es una entrada –menciono un gorila
- si… que lo haga de nuevo –un leopardo
Frente a Po había 12 enemigos: tres de ellos eran gorilas con martillos y tres gorilas con hachas, los otros seis eran leopardos con armadura y espadas en sus manos.
- … a ellos…
No hubo tiempo para reaccionar, en un parpadeo los 12 enemigos se habían dividido en parejas, separando de esta forma a los 6 maestros, evitando que trabajaran como equipo… y estaba por complicarse más…
Un leopardo intento acertar una estocada a Grulla mientras el otro intentaba lo mismo desde sus espaladas, Grulla se agacho, tomando las espadas con su pico y aprovechando ese precioso momento para tomar altura y despojar a los leopardos de sus armas… fue entonces cuando los vio… sobre los techos.
- ¡arqueros! –grito para alertar a sus compañeros, soltando las espadas en el acto
Eran en total 30 lobos arqueros los que podía ver, cada uno estratégicamente ubicado sobre los techos de las casas, estos no perdieron su tiempo y de dispararon a los maestros del Valle… quienes pudieron haber recibido sus flechas de no haber sido por la advertencia de Grulla. Estaban en problemas… y Tigresa lo sabía, pero lo dos gorilas que luchaban en contra suya no le dejaran hacer nada mientras aun puedan usar sus martillos contra ella, los dos gorilas estaban tan bien coordinados y entrenados que parecía una coreografía más que una batalla, un error la llevaría a encontrarse de cerca con uno de esos martillos. Los arqueros volvieron a apuntar sus flechas, esta vez con un solo objetivo: El Guerrero Dragón.
- chicos… ¡ayuda! –pidió Po
Los cinco furiosos hicieron lo que estuvo en su poder para liberarse del dominio de sus adversarios, pero no pudieron… estaban bien entrenados, al parecer todo había sido planeado con el propósito de derrotarlos aquí… en su hogar.
Evadiendo un golpe mortal, Tigresa logro sujetar la mano que sostenía el martillo, haciendo que el gorila lo soltara con un solo movimiento, luego, en otro movimiento rápido pero desesperado, ella lanzo el martillo directo a Po; los arqueros dispararon sus flechas directo al blanco… afortunadamente, el martillo fue más veloz, mandando a Po lejos de las flechas con el poderoso impacto; cuando esto paso, se escuchó el sonido de algo al crujir y Po termino en el suelo, completamente aturdido. Escucho un sonido… desde dentro de la casa a su izquierda, aclaro su visión… ellos estaban preparando una ballesta para disparar a través de la ventana de la casa… apuntaban a sus amigos, más específicamente… a Tigresa… en ese momento quiso gritar, pero no tuvo la fuerza para hacerlo, al segundo intento… logro escucharse algo, para el tercer intento… la ballesta había sido disparada.
- ¡Tigresa… Nooooo!
El tiempo se detuvo por un instante, su corazón se aceleró, ella no vio la ballesta hasta que estaba muy cerca… era demasiado tarde.
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Nota de la autora: ¡Hey! Si, tu, antes de que saltes al siguiente capítulo o a otra historia, ¿Qué te pareció esta primera parte? Cuéntame ^^
Estoy abierta a opiniones, criticas, observaciones, etc. Cualquier feedback es bien recibido.
