NOTAS: … Así que finalmente aquí esta… Esta es la historia principal de lo que ya han leído en Cause I came here so you'd come for me. Va a ser por lo menos un año desde que escribí esto y la verdad tan solo estaba botado por ahí en mi escritorio así que decidí subirlo. Me quiero disculpar de cierta manera y al mismo tiempo no, sé que mis capítulos son cortos y créanme yo como lectora detesto cuando los fic son cortos y he aquí el dilema con mi faceta de escritora puesto que siento que cuando escribo y me alargo demasiado soy bastante aburridora como estas notas al principio de mis capítulos. Así que tratare de alargar mis escritos, pero eso significaría que me demoraría mucho más tiempo en actualizar historias, pues realmente me domina la flojera. Quisiera darles unas gracias especiales a JaselLuna y a mimato bombon kou por sus reviews que han sido gran parte de la razón por la cual sigo escribiendo y gracias a toda la gente que se ha dado la molestia de leer esto y mi otra historia. Respecto a la actualización de la otra historia, todavía no he terminado el capítulo, siendo lo más honesta posible llevo unas 260 palabras y un bloqueo inmenso en mi cabeza, así que lo que me demore en terminar todavía es incierto. Como siempre Digimon no me pertenece, el titulo proviene de "Cinderblock Garden" de All Time Low y ultimo pero no menos importante indicar que esto se debe a mi gata Nymeria que no se calla nunca.
El maullido fue lo suficientemente alto para romper su concentración.
Matt pasó sus manos alborotando aún más su ya despeinado cabello antes de dejar el bajo apoyado contra la pared con sumo cuidado.
Paseó dentro de su departamento buscando el gato, que sin saber cómo, se encontraba en algún lugar de su hogar. No es como si hubiera un amplio sitio en el que buscar, había pedido que le consiguieran uno de los departamentos con menos metros cuadrados en la ciudad. Desde hace unos años que la soledad se le hacía insoportable, y el pent-house que solía poseer en el centro de la ciudad, solo lograba aumentar su desdicha. Otro de los motivos por lo cual había decidido solicitar este "Agujero de Ratas", como su padre lo había denominado la primera, y cabe decir, última vez que lo fue a visitar, era por la mejor acústica que se creaba en el pequeño espacio. La mayoría del tiempo convivía con el sonido de su bajo y sus pensamientos. El sitio era diminuto, sí, pero de cierta manera Matt se convencía que hacía que su vida fuera más llevadera.
Devuelta a la búsqueda del minino, también ayudaba el hecho que el chico nunca se molestó mucho en decorar el lugar o amoblarlo adecuadamente. Así que el gato tenía bastante poco lugar en el cual esconderse. Se acordaba de su la expresión en el rostro de su madre aquella tarde en que la pobre abrió los gabinetes de la cocina y encontró tan solo un paquete de platos desechables de cartón barato y cubiertos de plástico. Sin embargo la despreocupación de Matt le estaba jugando a su favor. Trató de evitar la sonrisa que se le extendía por el rostro, pero falló. Algo cálido revoloteó en su interior. No había ganado en un largo tiempo. Se pudo escuchar así mismo diciendo: "Eventualmente, siempre voy un paso adelante de los demás, Ma." Y al escuchar la afirmación en voz alta frunció el ceño, sonaba como si se pudiera acostumbrar al hecho de animales desconocidos apareciendo en su apartamento.
Tal vez Tai tenía razón cuando comentó sobre lo extraños que habían estado sus cambios de ánimo últimamente, Matt se negaba a admitirlo ante sí mismo y a todos los demás, pero tal vez su mejor amigo no se había merecido sus golpes en esa ocasión. Sin importar, toda la razón que hubiera en las palabras de Tai o si incluso se trataban de solo blasfemias, lo dicho por el chico había tocado un nervio en la superficie fría de Matt, y eso sí que no lo iba a perdonar. De la misma manera en que su mejor amigo no lo había perdonado por lo sucedido hace ya más de dos veranos atrás.
Matt se aseguraba que sus pasos apenas fueran audibles, dado que no sabía mucho sobre los gatos en particular, y ciertamente no quería asustar a la criatura y que este hiciera un desastre en su hogar. Los maullidos del animal cada vez eran más seguidos, el chico empezó a extrañar el silencio que era tan familiar en el lugar. Ya se le estaba acabando la paciencia, en la cocina no había nada que indicara la presencia de un gato en el lugar y la sala también se encontraba vacía del intruso. Más vale que el minino no hubiera dejado sus necesidades biológicas esparcidas en alguna parte del piso, eso sería lo último que faltaría, para estropearle el medianamente buen humor que Matt lucía ese día.
No podía pensar en ninguna de las formas en que el animal se había introducido al apartamento. Yamato siempre comprobaba que las cerraduras se encontraran bloqueadas dos veces al día, realmente no le simpatizaban las visitas, especialmente las que llegaban al umbral de su puerta sin avisar. Y también contaba como factor contribuyente a su teoría que el edificio en que vivía tenía una estricta política contra la tenencia de mascotas en el lugar. Siendo cierto que muchas personas violaban esa regla, Matt se atrevería a asegurar que sus vecinos de piso no poseían ningún tipo de animal escondido en sus apartamentos, pero al mismo tiempo podría equivocarse, no era conocido por ser una persona amigable, en el último año no podía recordar haber intercambiado alguna que otra palabra con alguien de los que vivían en ese mismo piso.
Se preguntó a si mismo si habría alguien preocupado buscando al intruso que se encontraba en su compañía, y si este estaba más preocupado por el hecho de haber perdido su querida mascota, o porque si lo atrapaban sería botado del edificio. Sabía cómo costaba encontrar apartamentos en la ciudad e incluso en las afueras en este tiempo, su mudanza se había retrasado unos tres meses más de los que el chico hubiera querido. Sintió lastima por el pobre diablo que en el peor de los casos estaría sin un techo esta noche. Y por un estúpido gato. Yamato no podía creer como a veces las personas arriesgaban asi su propio pellejo, y todo por lo que se habían esforzado por conseguir por algo insignificante como una criatura convencionalmente doméstica. Bueno, pero tal vez, conseguiría ayudar a ese pobre diablo y ese sería un gran aporte a su ego, ya no podrían decir que Yamato Ishida era completamente desalmado.
