Diane miraba el paisaje frente a ella.
El sol se ocultaba detrás de las montañas pintando el cielo con tonalidades rosas opinando todo a su alrededor, más sin embargo veía la obscuridad comenzar a llegar. La gigante suspiro suavemente mientras continuaba moviendo la mano, acariciando el suave cabello de la persona que ahora dormía en si regazo.
Se sonrojo tímidamente rememorando aquel tierno beso que le había dado enfrente de la capilla de aquella destruida iglesia.
-King… -acaricio la palabra mientras esta salia suavemente de sus labios. Sus ojos recorrieron los rasgos del hada que aun dormía; su pequeña nariz, sus largas pestañas, sus labios rosados. -Lo siento… Tuviste que esperarme demasiado…
El viento alboroto sus cabellos haciéndole cosquillas a la chica, quien es sumergía en sus recuerdos recién recuperados.
Recuerdos de una infancia llena de alegrías al lado de aquel chico, alegrías que terminaron con un sabor agridulce al verse abandonada.I
Ya no importaba, después tendría tiempo para preguntar por eso.
King… Despierta pronto.
Ahora sabia la verdad de sus sentimientos. Sabia que aquel amor que sentía por el capitán no era más que un capricho.
Era el amor que sentía hacia King buscando salir, buscando a su verdadero dueño.
Quiero decírtelo pronto…
El rey hada se removió inquieto con una pequeña sonrisa en los labios, como si fuera consiente del hecho que se encontraba en el regazo de su amada.
La gigante quien gracias a la medicina de Merlín se mantenía de el tamaño de una persona normal río suavemente mientras acariciaba la mejilla del chico.
Quiero decirte la verdad sobre mis sentimientos por ti.
