LA INTRIGA
-¿Akane?
Unos ojos azules recorrian la habitación de su prometida, esperando ver a la dueña de la habitación de un segundo a otro sin embargo, no había señal de la muchacha.
-Aún no llega Ranma- sonrió Kasumi, detrás de él, resaltando lo evidente.
-¿Todabia?- preguntó girándose para quedar frente a la joven- ¿Sabes a dónde fue?
Kasumi notó cierta preocupación en la mirada azulina.
-No, sólo sé que salió muy temprano esta mañana, no me dijo a dónde.
Ranma desvió la vista al reloj colgado en la pared de la habitación, que indicaban las cinco de la tarde.
-¿A estado todo el día fuera? y si... le ocurrió algo.
-No lo creo- sonrió negando con la cabeza- Ambos sabemos que nuestra querida Akane es muy fuerte y sabrá defenderse, además ella misma me dijo que llegaria a la hora de cenar así que no te preocupes.
Ranma frunció levemente el ceño. Su prometida había salido muy temprano y estaría todo el día en quién sabe qué lugar, hasta la hora de cenar, pero ¿en dónde? ¿con quién?
-Ranma, me gustaría conversar contigo- habló Kasumi sacándolo de sus pensamientos.
-C... Claro, ¿en dónde..?
-Aquí en la habitación de mi hermanita está bien- sonrió- ¿Me esperas un poco? tengo que ir a tender estas sábanas y vuelvo. Esperame aquí, ¿si?- dijo mostrándole las blancas sábanas que sostenía entre sus manos.
-Esta bien, pero ¿De qué me quieres hablar? digo, para saber a qué atenerme- sonrió.
-Descuida, es sólo un tema que me ha estado dando vueltas en la cabeza durante mucho tiempo y que ahora quiero aclarar contigo- sonrió con intenciones de tranquilizarlo- Ya vuelvo.
Ranma la vio salir del cuarto.
El chico miró nuevamente a su alrededor, la habitación de su prometida era un lugar realmente acogedor, los peluches y muñecos sentados cuidadosamente por su prometida sobre una repisa le hizo sonreír inevitablemente. Akane resultaba ser una chica tan terca, violenta y poco femenina, pero a veces... le parecía tan indefensa, tan frágil y tierna, que le costaba creer que fuese real, que todo aquello pudiese habitar en una sola chica.
Suspiró y se dirigió a la cama para sentarse en su borde. Entrecerró los ojos conservando la sonrisa, dedicándole otro pensamiento a su prometida, cuándo la puerta se abrió y él desvió la vista a ella, viendo entrar por ella a la mayor de las Tendo con su habitual sonrisa.
-Ranma...- comenzó Kasumi, tomando asiento a su lado- Te quiero hablar sobre Akane.
El chico alzó ambas cejas con interés y esperó a que ella continuara.
-Estás enamorado de ella, ¿verdad?
Ranma la miró sin decir nada durante unos segundos, procesando la preguntaba que acababa de hacerle la joven tan directamente.
-¿Q... que?- preguntó, sonrojándose notoriamente.
Kasumi suavisó su mirada, y sonrió acercando su mano a la mejilla del chico.
-Descuida, yo sé muy bien la respuesta pero, quiero que tú me la digas- sonrió con dulzura.
-Yo... Yo...- tartamudeó desviando la mirada.
Kasumi aún con la mano sobre la colorada mejilla del chico, habló suavemente.
-Ranma, quiero que sepas que sea cuál sea tu respuesta no se la diré a nadie. Sabes que puedes confiar en mi.
El chico volvió a enfocar su mirada en el rostro casi angelical de la mayor de las Tendo, quién le sonreía casi maternalmente. Sabía que no podría mentirle a Kasumi.. no a ella.
-Yo... S.. Sí, yo... La amo..- dijo dificultosamente.
Kasumi aumentó el tamaño de su sonrisa y apartó la mano de la mejilla del chico.
-No sabes lo feliz que me hace tu respuesta- se expresó.
Ranma sonrió incómodo, desviando la mirada evadiendo la castaña de la chica.
-Estoy segura que ella siente lo mismo por ti.
Volvió inmediatamente la vista a los ojos de la joven.
-... ¿por qué dices eso?- preguntó con bien disimulada ilusión.
-porque se pone celosa cada vez que tus otras prometidas se acercan a ti, además hacen tan linda pareja- sonrió, imaginando la boda del par de adolescentes más problemáticos de toda Nerima.
Ranma sonrió levemente.
Kasumi pestañó dos veces como recordando algo, y dijo.
-¿por qué estabas buscando a mi hermanita?
-Es que quería enseñarle unas cuántas técnicas para concentrarse más a la hora de pelear. En realidad, vine a su habitación esta mañana pero, no la encontré, a la hora de la comida tampoco estaba y creí que ya había vuelto- comentó distraídamente, ya menos sonrojado que antes.
-Ya veo... Me pregunto en dónde estará- dijo más para sí, que para el joven mirando al techo.
-Lo mismo me pregunto yo- dijo casi por inercia.
Kasumi bajó la mirada a los ojos azules del muchacho y sonrió.
-Bueno, esté dónde esté no creo que esté sola además, ella sabrá defenserse- dijo poniendose de pie.
-Sí, tienes razón- dijo imitándola.
Ambos salieron del cuarto, ella con una hermosa sonrisa que reflejaba lo feliz que le hacía sentir la confesión por parte del chico y él, con una inmensa incertidumbre y una pisca de verguenza reflejada en los últimos sonrojos de sus mejillas.
-"¿dónde estará?"- pensó.
-Iré a ver si papá y tio Genma quieren algo, de seguro están jugando goki- sonrió la muchacha.
-Bien.
Kasumi tomó un pasillo en dirección a la entrada del jardín en dónde habitualmente el par de amigos se ubicaban a jugar como cada tarde.
Ranma la miró alejarse y luego suspiró pesadamente.
-Ire a entrenar un poco- musitó y tomó el pasillo contrario.
Entró dejando la puerta abierta del dojo y caminó hasta el centro del lugar. Cerró los ojos.
-"Akane... ¿dónde estás? ¿con quién?"-pensó inevitablemente, abrió los ojos y enfocó la vista en algún punto del piso de madera e inició su ronda de golpes a su oponente invisible, intentando apartar a su joven prometida de su mente y con ella, todas las dudas que lo acechaban desde aquella mañana, pero a pesar de su esfuerzo, no pudo hacerlo.
Cuándo el sol se estaba escondiendo, el chico seguía entrenando, se encontraba ya bastante sudado y cansado debido al ejercicio corporal, se había quitado la camisa dejando a la vista sus bien trabajados pectorales y pequeñas gotas de sudor que yacían afortunadas sobre él. Cuándo la figura de Akane se hizo presente en el dojo, Ranma al sentir su presencia desvió la vista inmediatamente a la entrada en dónde se encontraba la joven, mirándolo seria y completamente sonrojada, con la cabeza ligeramente baja mirándolo hacía arriba, intentando inútlimente que él no descubriera el sonrojo de su rostro.
-¿..Akane?- preguntó alzando ambas cejas.
-Hola, K.. Kasumi me dijo que... estabas aquí.
-Sí, así es pero, lo que no sé es dónde has estado tú- comentó tomando la toalla que yacía sobre el piso.
-¿Y... yo?- preguntó apuntándose a sí misma.
-Sí, tú- dijo comenzando a secarse el sudor su perfecto torso.
-¡¿Sabes qué, podrías ponerte la camisa?!- exclamó mirándolo exaltada.
Ranma la miró desconcertado durante unos segundos, hasta que cayó en la cuenta.
-Esta bien, esta bien... ¿Fue por eso que te pusiste tan colorada?- sonrió burlón, tomando la camisa que había abandonado hace unas horas.
Akane lo miró molesta.
-Eres detestable, Ranma.
-Prefiero ser eso a ser una marimacho- contestó frunciendo el ceño, colocándose la camisa- Bien, ya me la he puesto ¿mejor?
-La verdad es que sí- dijo aún molesta.
-Bien, ¿me vas a decir en dónde has estado todo el día?
-No te lo puedo decir- dijo negando con la cabeza- Lo siento, pero sólo te buscaba para entregarte esto- dijo sacando un papelito de su bolsillo.
-¿Y qué es eso?- preguntó frunciendo el ceño y acercándose a la chica para recibir el papelito que le era ofrecido.
-Es una entrada para el festival de primavera, esa que se celebra todos los años aquí en Nerima sólo que mi padre jamás ha intentado conseguir invitación- sonrió la chica, visiblemente entusiasmada.
Ranma miró el papel y luego a ella, alzando ambas cejas preguntó.
-¿Cómo la conseguiste?
-No me preguntes- dijo seria, para luego sonreír- sólo me gustaría que fueras.
-Dejame adivinar- dijo mirando al techo, pensativo- Y tú quieres que vaya contigo ¿verdad?- sonrió picaramente, volviendo la vista a la chica.
-¡Claro que no!- exclamó frunciendo el ceño- por mi puedes ir con quién se te de la gana.
-¿A sí?- sonrió, acercando su rostro al de ella.
-Asi es- dijo sintiendose ligeramente intimidada por la cercania de ambos rostros, pero no lo dejó ver.
-Pues, entonces tengo a muchas candidatas que estoy seguro estarán encantadas de acompañarme- sonrió alejandose nuevamente.
-Por mi bien- dijo fingiendo desinterés.
-Y dime... ¿le has conseguido entradas a toda la familia?
La joven asintió con la cabeza, volviendo a sonreír con el mismo entusiasmo.
-¿Y que fiesta es esa?
-Es una fiesta que se realiza aquí todos los años. Algunos cantan y otros bailan en el escenario, construyen todos los años uno nuevo por lo cuál todos son diferentes, cada año son mejores, es todo un show y al final hay fuegos artificiales, y hay...
-¿Cuándo es?- interrumpió el pequeño relato lleno de entusiasmo y alegría de la joven.
-Faltan dos días- sonrió entusiasta.
-¿Y por qué nunca hemos ido?
-¿No te dije antes que mi padre jamás volvió a conseguir entradas?- dijo molesta y agregó- La última vez que fui fue el año anterior al que tú con tu padre llegaron, todos los años ibamos porque... porque...-Ranma la miró, notó el cambio de actitud de ella, cómo su sonrisa se desvanecía poco a poco y su mirada castaña que antes reflejaba entusiasmo y alegría, en ese momento no reflejaba más que tristeza, una enorme carga de tristeza que ni el tiempo ha sido capaz de borrar- Mamá las conseguía siempre, pero ese año... ella.. murió y nunca más hemos ido... Para ella esa fiesta era muy importante, papá nunca nos ha querido decir por qué ni ella tampoco... siempre que le preguntábamos decía que era su secreto, de ella y de mi papá... Esta será la primera vez que asistiremos sin ella...
El chico la miró durante unos segundos más en los que ella guardó silencio, parecía que lloraría de un momento a otro.
-"Se ve tan frágil, tan delicada... parece una niña asustada... dan unas ganas enormes de abrazarla, de protegerla"-pensó el chico mirándola con dulzura.
-¡Pero, este año quiero ir!- exclamó, volviendo a su alegría inicial con una enorme sonrisa- Espero que vayas junto a la familia o junto a tu pareja, pero es muy importante para mi que vayas.
Ranma la miró sorprendido.
-¿Y... por qué es tan importante?
-Porque sí- contestó sencillamente.
-¿Y tú acaso no te irás con nosotros?
-No...- dijo desviando la mirada.
-¿Por qué?
-Qué te importa- dijo frunciendo el ceño-Yo iré con otra persona.
-¿Qué otra per...?- dijo molesto, pero fue interrumpido.
-¡Está lista la cena!- oyeron a Kasumi desde la cocina.
Akane sonrió inevitablemente, y sin más salió del dojo dejando a su prometido solo en él.
-¿Qué otra persona?- susurró sintiendo la ira corroerlo, apretó los puños con fuerza y luego miró al sitio en dónde anteriormente estaba su prometida- Akane.. ¿en qué diablos andas metida?
-Estoy tan feliz de que hayas conseguido estas entradas, hija.. hace tanto que no ibamos- suspiró Soun nostálgico, de repente se le habían quitado las ganas de comer y se había quedado mirando el delicioso platillo ensimismado, como recordando viejos tiempos.
-Sí, siempre las conseguía mamá. Recuerden que para ella este festival era muy importante..- acotó Kasumi, con la misma nostálgia.
-Jamás nos alcanzó a decir por qué- dijo Nabiki, quién se limitaba a sonreír con meláncolia- Era tan bonita, se parecía mucho a ti Akane.
-Todos decían eso- contestó Soun.
Ranma miró de reojo a su prometida, no había dicho nada durante toda la cena y comia despacio.
-Es una pena que haya.. que haya.. muerto tan.. joven- prosiguió Soun, su mirada se tornaba cristalina a cada segundo- Era tan bella y la amaba tanto...
-Pero, no hay que ponerse triste amigo- sonrió Genma, dándole ánimos.
-Tiene razón, señor Saotome- sonrió levemente, y miró a su hija menor algo más animado- Y Akane dinos, ¿De adónde sacaste las entradas?
La joven levantó la cabeza, encontrando la mirada de todos los presentes posada en ella, mirándola con atención.
-Me las dio un amigo- contestó sencillamente.
-¿Qué amigo?- preguntó Nabiki, sonriendo traviesamente.
-Un amigo que conocí- sonrió la chica- Es muy importante para mi que todos ustedes vayan, será una noche muy especial.
-¿Por qué lo dices, pequeña Akane?- preguntó Kasumi, con ternura.
-Será una sorpresa- sonrió.
-¿Una sorpresa?- cuestionó Soun, extrañado.
-Tranquilo padre, si Akane no quiere contarnos hay que respetar su decisión- inquirió Kasumi, sonriéndole a su hermana pequeña quién, le sonrió agradecida.
-Supongo que irás con Ranma ¿verdad?- dijo Nabiki, con una pequeña sonrisa entrecerrando los ojos.
Soun y Genma sonrieron ampliamente, esperando una respuesta afirmativa por parte de la chica. Kasumi, rió por lo bajo al mirar el sonrojo en el rostro del muchacho de azules ojos quién, la miraba de reojo.
-No...
Un silencio en general reinó.
-¿Cómo que no?- Soun fue el primero en reaccionar.
Akane bebió algo de jugo y luego miró a su padre, con determinación.
-Iré con otra persona.
-"Otra persona... ¿Quién diablos es esa otra persona? ¿Será acaso un chico?"-pensó Ranma, molesto, esperando conseguir más información de la conversación entablada en la mesa.
-¿Otra persona?- preguntaron todos en general, excepto Ranma- ¿Quién?
-No es asunto suyo, por cierto Kasumi- contestó poniendose de pie, mirando a su hermana mayor entusiasmada- Mañana es domingo ¿verdad?- todos asintieron con la cabeza, excepto Ranma- pues, no voy a desayunar aquí pero, si llegaré a almorzar. Gracias por la comida- sonrió tomando su plato vacío para llevarlo al lavaplatos y luego, salir de la cocina dejando a todos en un intenso silencio.
-¿A dónde va Akane?- preguntó Genma- Hoy no la vi en todo el día.
-No, es que salió muy temprano estubo todo el día fuera- contestó Kasumi, terminando de comer.
Nabiki dejó los palillos sobre la mesa, mirando al prometido de su hermana que ya había terminado de comer, miraba el plato vacio en silencio, como meditando algo con el ceño fruncido.
-¿Qué te pasa, Ranma? ¿Acaso estás celoso por aquella persona que irá con Akane al festival de primavera?
El muchacho levantó sus ojos azules para posarlos sobre los castaño oscuro de Nabiki, pero se irritó aún más al ver su inmensa y burlona sonrisa.
-Claro que no, Akane no me interesa en absoluto- mintió, sin más se puso de pie y tras decir un seco "gracias por la comida"- salió de la cocina.
Subió las escaleras y al pasar por el cuarto de su prometida, oyó su voz conversar con alguien. Guiado por la curiosidad, se acercó a la puerta y pegó su oreja a la madera de ésta.
-"¿Está con alguien?"- pensó, frunciendo el ceño.
-Si... claro, Yum... si, entiendo... ¡esta bien! mañana estaré ahí... sí, yo también estoy tan ansiosa... no le he dicho a nadie, será nuestro secreto no te preocupes... claro.. buenas noches- oyó la entusiasta voz de su prometida.
Sin pensarlo dos veces, abrió la puerta de golpe y vio a su prometida de pie junto a la cama con un teléfono móvil en sus manos, acabando de finalizar la llamada.
-¡¿Es qué no sabes llamar a la puerta? No te he dado permiso para entrar!- exclamó la chica, mirándolo molesta.
-¿Tú con un móvil? ¿De dónde rayos sacaste el dinero?- preguntó molesto.
-¿Qué te importa?
-Me importa mucho, al igual que me importa saber en dónde diablos has estado todo el día y saber en dónde estarás mañana- dijo cerrando la puerta fuertemente detrás de sí.
-¡No eres mi dueño! yo puedo hacer y estar dónde yo quiera, ¿entendido? además, no te pienso decir nada ¡por mucho que me ruegues!- exclamó realmente furiosa.
-¿Y tampoco me dirás de dónde sacaste ese móvil?- preguntó mirando al caro aparato que su prometida tenía en su mano.
-Tampoco, ese es asunto mio.
-¿Y quién rayos es este tal Yum? ¡Yum! ¡¿Quién se puede llamar Yum?! -contestó exasperado.
-¡No te burles! Y es un amigo, ¡no te metas en mi vida y sal de aquí, no soporto tu presencia!
-Escuchame bien lo que te voy a decir Akane, voy a llegar al fondo de esto, no voy a descansar hasta saber de qué se trata todo esto de ese tal Yum, ese móvil tan caro y sobretodo, a dónde vas tanto tiempo o mejor dicho... con quién.
Akane se acercó a paso firme hacia el joven, acto seguido una sonora bofetada se dejó oír en toda la habitación.
-¡¿Qué rayos insinúas?!- gritó fuera de sí, mientras separaba la mano de la mejilla golpeada sin embargo, la mano de su prometido sujetó la suya con firmeza y la miró a los ojos con fiereza. La otra mano de la joven iba a actuar cuándo también fue agarrada fuertemente por la otra mano del muchacho, que sin dejar de mirarla habló:
-Creo que lo has entendido bien, de lo contrario no me hubiese golpeado y oyéme bien, si me vuelves a golpear.. si me vuelves a golpear, juro que te arrepentirás, no tienes idea de lo que soy capaz de hacer por ti, Akane, soy capaz incluso de investigar quién es ese tal Yum y golpearlo, estoy seguro que no le quedarán ganas de acerse a ti de nuevo, ni tú de volverme a golpear- dijo con voz amenzanate y sin más, salió del cuarto dando un portazo.
Continuará...
