Hola chic s! Bienvenidos a esta nueva historia Outlaw Queen. Este es el primer capitulo y se que es corto, pero les prometo que intentare hacer los demás más largos. Espero que les guste mucho esta historia y que la sigan hasta el final.
Espero leer sus comentarios y sugerencias y si quieren que continué con esta historia.
Hice un videito sobre este fanfic así que véanlo y si pueden denle un like y dejen un comentario también: Outlaw Queen - Mine /ur2WDnH_oc
Gracias por leer.
Regina tenía los ojos perdidos en el libro y movía la cabeza solo para ver los apuntes que hacía rápidamente en la libreta. Tenía un examen importante mañana y debía aprenderse conceptos y estructuras de cada uno de los monosacáridos que existían. Nadie le dijo que ser Químico Farmacéutico Biólogo iba a ser fácil, pero era una carrera que realmente le apasionaba. Regina tenía que ingeniárselas para estudiar por las mañanas y trabajar por las tardes para poder pagar la carrera; era mesera en una pequeña cafetería en el centro de la ciudad y su atuendo diario eran jeans oscuros, una blusa blanca y sobre eso un mandil negro.
—El chico guapo regreso, y te está mirando — Dijo Mary Margaret con una sonrisa.
Regina levanto la vista y un pequeño mechón de cabello se le escapó de su cola de caballo y le cayó cobre la frente.
—¿Lo puedes atender tú? — Le preguntó a su amiga.
Mary negó con la cabeza mientras sonreía y Regina resoplo.
—Es por algo que lleva tres días seguidos viniendo y siempre se sienta en tu sección.
—Tal vez solo le guste esa mesa — Regina puso la pluma entre las páginas del libro y lo cerró poniéndolo enzima de la libreta y haciéndolos a un lado.
—Yo creo que le gusta más la mesera que la mesa.
Regina fulmino a su amiga con la mirada y se acomodó el mechón de su oscuro cabello detrás de la oreja, metió las manos al mandil y saco el pequeño blog de notas y la pluma que utilizaba para tomar las ordenes. Ella caminó hacía la mesa donde el chico se encontraba y antes de hablar se relamió los labios y se aclaró la garganta lo que hizo que el chico levantara la vista.
—¿Qué desea ordenar? — Preguntó ella indiferente.
—El café del día y… — El chico miro el menú por un par de segundos — Un sándwich de queso asado.
Regina anotó la orden en el blog y asintió mientras se mordía el labio, era una costumbre que ella tenía cada vez que anotaba alguna cosa. Ella sintió la mirada del chico viéndola fijamente.
—¿Necesita algo más?
—No nada más, gracias — El chico sonrió.
Era bastante guapo, su cabello era castaño claro y lo llevaba corto, tenía los ojos color gris y una sonrisa de comercial con hoyuelos en sus mejillas. Regina tenía que reconocerlo, era el sueño de cualquier chica adolescente, pero ella ya no lo era.
La morena se dio media vuelta y camino hacía la ventanilla en donde se entregaban las órdenes para dejar la nota del chico, y aun así podía sentir que él la seguía mirando.
—¿Cuál es su problema? — Preguntó Regina arrugando la frente mientras se recargaba en la barra de bebidas que atendía su amiga.
—No creo que tenga ningún problema — Respondió Mary Margaret — Él es perfecto.
—Si David te escuchara decir eso, seguro ardería de los celos.
David era el novio de Mary Margaret y parecía todo un príncipe, era alto y rubio con los ojos azules y un cuerpo que derretiría a cualquiera. Ellos llevaban juntos desde la preparatoria y ella y la parejita estaban en la universidad juntos, mismo campus pero diferentes carreras. Regina y Mary se conocían desde la secundaria y prácticamente habían crecido juntas.
—Pero no me escucho — Mary cruzo los brazos sobre la barra — Y nadie tiene porque decirle — Regina sonrió negando con la cabeza — ¿Cómo vas con la prueba?
—Pues, prácticamente no me he aprendido ni la mitad. Pero la noche es larga.
—No puedo creer que desperdicies tus noches estudiando.
—Pues para aquellos que trabajamos y nos interesa estudiar, no nos importa pasar la noche leyendo para aprobar todas las materias — Comentó Regina con un tono sarcástico.
—No me culpes por mi memoria fotográfica — Mary se encogió de hombros — No lo puedo evitar.
Regina hizo una mueca y volteo hacia la ventanilla cuando la campana que anunciaba las órdenes listas sonó. Caminó hasta la ventanilla y coloco el plato con el sándwich de queso en una charola y sirvió una taza de café tomando la jarra del café recién hecho. La morena camino con la charola en las manos y sintió que los nervios se hacían presentes en su estómago; la mirada constante del chico la ponía nerviosa, pero de una manera extraña, la asuntaba y la intrigaba al mismo tiempo.
Cuando llego a la mesa, el chico le sonrió mientras quitaba las manos de la mesa para que Regina le pudiera servir su orden. La morena dejo el plato y la taza sobre la mesa y se apoyó la charola en la cadera.
—¿Se le ofrece algo más?
El chico le dio un sorbo al café y dejo la taza en la mesa negando con la cabeza.
—Todo está perfecto.
Por fin había pasado el estrés del examen y ese viernes Regina estaba completamente libre ese fin de semana; había terminado la tarea en la escuela y hasta le había alcanzado el tiempo para leer un poco sobre el siguiente tema a tratar al iniciar la semana.
Cuando ella llego a la cafetería se sentía relajada y sin presiones. Observo como su amiga sonreía al verla llegar y Regina camino directo a la barra para saludarla.
—¿Qué tal la escuela?
—Todo normal, nada agitado — Dijo Mary con una sonrisita — ¿Tu qué tal?
—Termine la tarea y ahora puedo quedarme en el departamento a ver Netflix todo el día de mañana — Respondió sonriendo. Regina solo trabajaba de lunes a viernes medio tiempo y solo cuando era muy necesario los fines de semana.
—Por cierto… Te están buscando — Mary hizo un movimiento con la cabeza para que Regina volteara a ver al chico rubio sentado en la misma mesa de siempre — Lleva ahí media hora.
—¿Y no ha ordenado nada? — Preguntó Regina arqueando una ceja.
—Dijo que solo quería ser atendido por ti — Su amiga sonrió burlonamente y Regina le hizo una mueca — Creo que deberías atenderlo — Mary se acomodó el fleco de su cabello ondulado y oscuro.
Regina camino detrás de la barra y dejo la mochila debajo de la barra junto con su chaqueta. Se recogió su cabello en una coleta dejando su fleco suelto, se colocó el mandil y tomo aire antes de caminar a la mesa del chico rubia. En esos cinco segundos de trayecto, ella había tomado una decisión; enfrentaría al chico de una vez por todas.
—Hola — La saldo él con una sonrisa en el rostro.
—Mira amigo, no sé qué te traigas entre manos pero ya basta. No me gusta que me estés mirando tanto o que exijas que solo yo te atienda — Regina arrugaba la frente y hablaba en tono molesto.
—Tranquilízate — Dijo el mostrándole las manos — Solo vengo porque me gusta la comida de aquí y el café es riquísimo.
—¿Y entonces porque siempre me estas mirando y exiges que yo te atienda? — Regina se cruzó de brazos y miro al chico levantando las cejas.
—Eso tiene una explicación, pero la verdad me da mucha pena decírtelo.
—No me importa, tienes que darme una explicación.
—¿Qué está pasando aquí? — Interrumpió el gerente de la cafetería, acercándose a la mesa. El hombre era alto y fornido y vestía de jeans y camisas formales. Regina siempre había creído que era un señor que quería parecer muchacho — ¿Hay algún problema?
—No — Se apresuró a decir el chico al ver la cara de preocupación de Regina — Simplemente estaba conversando con la señorita, pidiéndole recomendaciones del menú — El chico sonrió naturalmente.
El gerente miro a Regina y ella solamente bajo la mirada al suelo rogando porque se la traga la tierra.
—Si es así, entonces que disfrute su comida señor — El gerente caminó de regreso a su oficina y dejo escapar el aire que estaba conteniendo.
—Gracias por eso — Dijo ella mirando al chico.
—No te preocupes, al fin y al cabo fue mi culpa… ¿Qué vas a ordenas?
—Tengo ganas de algo dulce, pero la verdad no tengo idea de que pedir — Comentó él tomando el menú para ver la sección de postres.
—Te puedo recomendar el pastel séptimo cielo, es una mezcla de chocolate con leche, chocolate amargo, chocolate blanco y una mezcla de queso crema tipo cheescake; esta de verdad muy rico.
—Suena delicioso… Que sea el pastel y el café de siempre.
Regina asintió y dio media vuelta para caminar. Cuando llego a la barra Mary Margaret le preguntó qué había pasado pero ella solo negó con la cabeza y le pidió una rebanada de pastel mientras ella servía café en una taza.
Cuando regreso a la mesa a entregar la orden, el chico la estaba mirando con una pequeña sonrisa y Regina solo bajo la vista.
—Que lo disfrutes — Dijo ella poniendo las cosas en la mesa.
—¿Quieres saber porque vengo aquí? Claro, además de la comida y el café — Regina lo miro y asintió nerviosa — Me gustas. Eres muy hermosa, y desde el primer día que entre aquí, me gustaste bastante.
Regina lo miro confundida y levanto una ceja tratando de no sonrojarse.
—Ni si quiera me conoces.
—Eso es lo que quiero, conocerte — El chico sonrió — Claro, si tú me lo permites.
—¿Por qué haces esto?
—Ya te lo dije, me gustas, eres muy atractiva — Él se echó para atrás en la silla y se cruzó de brazos — Claro, al menos que yo te sea indiferente.
Regina sonrió ante su comentario y se acomodó el fleco detrás de la oreja mordiéndose el labio inferior.
—Mañana tengo el día libre.
El chico la miro sorprendido y sonrió ampliamente.
—¿Qué te parece si me pasas tu número para que me avises a donde puedo pasar por ti — El chico saco su teléfono del bolsillo — Claro, si quieres.
Regina tomo el teléfono y puso su número en él y su nombre.
—Aún no se tu nombre — Regina le extendió la mano para entregarle el teléfono.
—Soy Robín.
—Mucho gusto Robín.
Él tomo el teléfono y observo la pantalla con una sonrisa.
—Igualmente Regina.
¿Que tal? ¿Que les parece?
