Holaa! :)
Este es el primer fic que comparto en internet y hace muuuucho tiempo que no escribo uno, así que tengan eso en mente si quieren comentar por favor ^_^
Los primeros 2 caps no son lemon, el tercero tiene apenas un poco y el cuarto.. bueno, tiene más jeje
Espero que les gusteee! Estoy completamente enamorada de Hak y Yona :3
Capítulo 1.
Hak corría desesperadamente por el bosque buscando a Yona. Estaban practicando con la espada cuando un grupo de bandidos los atacó. Yona estaba exhausta, no estaba en condiciones de pelear, por lo que Hak le ordenó que se metiera entre los arbustos y lo esperara allí. La chica lo dudó pero le hizo caso. Esos tipos no representaban un problema para él, después de todo, era la Bestia del Trueno y tenía la fuerza de mil hombres. Pero sí había un problema, más de uno en realidad. Hacía un par de días habían tenido una batalla importante y él aún estaba herido, se movía un poco más lento de lo común debido al dolor. Además estaba algo cansado por el entrenamiento con Yona y no tenía su arma de siempre, sólo una espada. Y ellos eran muchos.
Pero como siempre, nunca se dejaría vencer si era por protegerla a ella. Como pudo terminó con los bandidos. Jadeando, herido y arrodillado en el piso, le dijo a la chica que ya podía salir. No obtuvo respuesta. Su corazón se aceleró.
-¿Princesa?- Miró por todos lados, no estaba. Se levantó y comenzó a llamarla, corriendo, buscándola, gritando. Unos minutos después llegó a un claro. Uno de los bandidos la había tomado mientras él luchaba con los demás, tenía una cortada en un brazo, de seguro esa había sido Yona intentando defenderse. En ese momento la vio. Estaba en el piso, de ojos cerrados, tenía dos flechas en la espalda, no se movía. Esta vez, el corazón de Hak no se aceleró, sino que se detuvo. Sintió un terror enorme en su pecho y un dolor que nunca había sentido antes, uno que superaba todas las heridas que alguna vez pudo haber tenido. Algo sobrehumano se apoderó de él. En un segundo mató al bandido y tomó a Yona en sus brazos. No quiso quitar las flechas, temía hacerle más daño. Sintió una débil respiración y eso le devolvió el alma al cuerpo.
-Oye, Yoon, ¿cuánto falta para la cena? Zeno está masticando pasto de nuevo- Dijo Jae-ha suspirando y señalando al Dragón Amarillo.
-Faltan unos minutos, el secreto de esto es la cocción, no puede ser demasia...-
-¡Yoon!- Hak estaba llegando al lugar donde se encontraban los demás cargando a Yona.
Todo era caos. Recostaron a Yona dentro de la tienda, boca abajo. El chico intentaba encontrar una manera de quitar las flechas sin empeorar las cosas. Shin-ah y Zeno ayudaban trayendo agua, preparando vendajes y medicina. Jae-ha y Kija sólo le gritaban a Hak.
-¡YA BASTA!- El grito de Yoon hizo callar a los demás. -¡Ustedes tres, salgan! No están siendo de ayuda, no puedo concentrarme con sus gritos y están ocupando lugar, ¡así que salgan!-
La noche cayó y unos minutos después Zeno salió de la tienda.
-Todo está bien. Yoon logró quitar las flechas de una manera segura, por suerte no habían tocado ningún órgano, limpió su herida y la cerró. Probablemente la señorita no despierte en toda la noche, pero está fuera de peligro-
Jae-ha y Kija respiraron aliviados. Hak sólo se levantó y se alejó.
-¿Así que te vas? ¿Haces que casi la maten y luego te vas? ¿Ni siquiera te impo...?-
-Jae-ha- Yoon había salido de la tienda. -Déjalo. Su deber... No, lo que más desea es proteger a Yona, hoy no lo logró y casi le cuesta la vida, su orgullo probablemente esté tan lastimado como ella, si no más-
Al día siguiente, mientras preparaban el desayuno, Yona despertó. Shin-ah, quien se encontraba en la tienda con ella en ese momento, la ayudó a sentarse y le dio un poco de agua para beber. Ao le alcanzó una bellota. Ella le sonrió e inmediatamente preguntó por Hak.
-Hak... Está tomando un baño- le mintió Shin-ah.
Los cuatro dragones y Yoon se acomodaron como pudieron dentro de la tienda y desayunaron junto con la chica. Aún estaba muy dolorida y no podía recostarse sobre su espalda, pero tenía apetito y eso era buena señal. Estaba cansada así que volvió a dormirse luego del desayuno. Los demás salieron, excepto por Zeno que era el encargado de cuidarla en ese momento.
Yona estuvo durmiendo bastante durante dos días, pero cada vez que se despertaba, preguntaba por Hak. Siempre le daban una excusa, estaba buscando agua, estaba buscando comida, se estaba dando un baño, estaba buscando medicina... Una noche, luego de que Yoon le cambiara los vendajes, Yona lo sorprendió con una pregunta.
-¿Por qué no quiere venir a verme?-
El chico suspiró.
-Está bien. Le he estado llevando medicina y comida, sus heridas están terminando de sanar, creo que ya no le duelen-
-No fue lo que pregunté. ¿Acaso está enojado conmigo?-
-Yona, no debería meterme en esto, debes hablarlo con él, pero no, te aseguro que no está enojado contigo-
Los ojos de la chica comenzaron a llenarse de lágrimas.
-¿Entonces qué? Si no está enojado conmigo, ¿por qué...? ¿No entiende que quiero verlo?-
-No te preocupes, ya vendrá-
-Iré a buscar agua- Dijo el más joven del grupo a la mañana siguiente mientras tomaba su bolso.
No estaba mintiendo del todo, sí iba a buscar agua, pero también quería hablar con alguien.
Lo encontró arriba de un árbol, a la orilla del río.
-Oye, Bestia- Hak no se movió. -¿No quieres bajar? Está bien, pero por lo menos escucha. Entiendo que tengas tu orgullo lastimado y que no quieras soportar los sermones de Jae-ha, pero Yona está triste. No entiende por qué no la vas a ver y cree que estás enojado. Pregunta por ti todo el tiempo. Deberías dejar tu orgullo de lado e ir a verla. Es lo mínimo que le debes-
Un par de días después, Yona pudo pararse y caminar un poco. El dolor seguía ahí, pero ya no era tan fuerte. Esa noche, cuando pensó que todos dormían, se levantó y salió de la tienda, acompañada de Ao. Él la guió hasta el río y luego se fue. Hak estaba sentado en el pasto, tan sumido en sus pensamientos que no la escuchó acercarse.
-Te extraño-
Los ojos del chico se abrieron de golpe y la miraron. Se había sobresaltado porque no había notado su presencia, pero además por lo que le había dicho. Él no dijo nada, sólo desvió su mirada mientras ella se sentaba a su lado.
-¿Por qué no ibas a verme?-
-¿Cómo sabías que estaba aquí?-
-Le pedí a Ao que siguiera a Yoon. No respondiste mi pregunta-
-No molestes- Dijo él todavía mirando hacia otro lado.
-Nunca antes me habías dejado sola, ni siquiera cuando te lo pedía-
Pasaron varios minutos, él seguía sin decir nada, miraba al piso.
-Creo que Yoon se equivocó. Me dijo que no estabas enojado conmigo, pero creo que se equivocó- se formó un nudo en su garganta y comenzaron a salir lágrimas de sus ojos. El corazón de Hak se estremeció, no había nada que le doliera más que verla u oírla llorar. Ella continuó hablando.
-No encuentro... otra razón... por la cual me hayas abandonado... cuando te necesitaba... Y ahora ni siquiera me miras... ¿Puedes por lo menos decirme qué hice? Te necesito, Hak, no quiero que...-
-¿Me necesitas?- Hak la miró directo a los ojos. -¿Me necesitas? ¿Para qué? ¡¿No entiendes lo que sucedió?!-
-Hak...- Por primera vez, Yona lo vio angustiado a tal punto que apenas podía controlar sus emociones.
-No pude... No pude protegerte... Eran unos simples bandidos y no pude...- Cerró los ojos fuertemente y bajó la cabeza. -No estoy enojado contigo, Princesa, y tampoco es por mi orgullo como dijo Yoon. Nunca había sentido tanto miedo como cuando te vi en ese claro, herida, sangrando, sin moverte. Sí tengo el orgullo herido, claro que sí, fallé en mi deber, en mi promesa al Rey Il. Pero no es sólo eso. Dejé que mi poder se me subiera a la cabeza... Y te decepcioné a ti. Siento vergüenza de sólo pensar en mirarte, no tengo derecho...-
-Hak, mírame- Yona tomó su rostro entre sus manos y lo levantó. -No me decepcionaste. Nunca lo hiciste. Tenías heridas importantes de antes, yo te forcé a entrenar conmigo y ellos eran muchos-
-¡No son excusas! No hay... No hay excusa para mi descuido, Princesa-
-Está bien, ¿es así como quieres verlo? Es cierto, fallaste en tu deber, pero tu deber no es sólo protegerme, es estar a mi lado y ahora sigues fallando, dejándome sola. Te ordeno que regreses y me cuides- Ella comenzaba a llorar de nuevo. -Y te ordeno que no me vuelvas a dejar sola-
Hak estaba sorprendido, no se había dado cuenta de cuánto lo necesitaba, cuánto lo extrañaba, no se le había ocurrido que pudiera ser así después de lo que había pasado. En un impulso, la abrazó. Estaba temblando.
-No puedo perderte. Quiero llevarte lejos, lejos de todas estas batallas, todo este caos, todo este sufrimiento, a un lugar donde estés a salvo, donde no te pueda pasar nada, donde no tenga miedo cada vez que decides luchar-
-Hak...- Yona no creía lo que escuchaba, siempre supo que Hak se preocupaba por ella, pero todo eso que le estaba diciendo, que le había dicho... Eso no podía ser sólo preocupación.
-Quiero que seas feliz, de nuevo. Quiero poder hacerte feliz-
-Entonces cuídame. Regresa conmigo, abrázame mientras duermo y no me vuelvas a abandonar-
-¿Me lo estás ordenando?-
-No, te lo estoy pidiendo- Se miraron, ella le sonrió, él apoyó su frente en la de ella y cerró los ojos.
-Eres lo más importante que tengo... mi Princesa-
Yona se estremeció al oír a Hak decir esas palabras. Una mezcla de calidez, felicidad y nervios la inundó y no supo cómo reaccionar. Lo único que se le ocurrió fue pedirle que volvieran a la tienda, diciéndole que aún estaba dolorida. Él asintió, pero también se percató de su incomodidad, aunque esta vez era distinta. La subió a su espalda y fue caminando despacio. Ella podía sentir sus músculos bajo su cuerpo, su calor, su aroma. Era consciente de que Hak era un joven apuesto, no pasaba desapercibido para ella, pero nunca se había permitido verlo como algo más que un amigo o un hermano, sin embargo se daba cuenta de que a medida que pasaba el tiempo, disfrutaba más estar con él, mirarlo, sentirlo cerca, que la abrazara o le tomara la mano por cualquier motivo. También se divertía con sus celos. A veces se preguntaba si él se divertiría con los suyos, si los tuviera claro, porque después de todo, no viajaban con ninguna otra chica, así que no tenía nada de qué estar celosa.
