Disclaimer: Naruto, su mundo y sus personajes pertenecen a Masachi Kishimoto.
Aviso: Este fic participa del Reto especial: Ino Yamanaka. Del Foro La Aldea Oculta entre las Hojas.
Estoy aquí
Comenzaba por el final y subía siguiendo el recorrido de las lágrimas hasta terminar de enjugarlas. Era una pequeña costumbre, que Inoichi tenía con su hija cada vez que la veía llorar.
Se situaba frente o al lado de ella, y después de enjugar la lagrima, sin mediar palabra, dejaba que Ino llorara su desventura abrazada a su cuello. Podían ser simplezas de la niñez o pubertad, o situaciones de verdadero dolor (como la muerte de su maestro), no importaba él, siempre que podía, estaba ahí demostrándole su apoyo. Sabía que había cumplido con su labor, cuando después de intercambiar algunas palabras, una media sonrisa aparecía en el rostro de Ino, entonces él colocaba el mechón de cabello que le cubría un ojo, tras su oreja y la besaba en la frente.
Pero ya no puede, la muerte es un gran impedimento. La ve llorar acurrucada en su cama en posición fetal, intentando ahogar sus sollozos con la almohada, sus delgados hombros tiemblan por el llanto; se ve devastada, e Inoichi siente que la impotencia lo desarma.
—Ino —la llama. Ella no lo escucha, no puede.
Se acerca lo más que puede, no quiere incomodarla, se recuesta a su lado quedando cara a cara. Ino tiene los ojos cerrados y el rostro bañado en lágrimas; es difícil saber por dónde empezar a secarlas, y por la posición en que ella se encuentra la mayoría de ellas terminan en la almohada. Inoichi suspira y acaricia suavemente la mejilla de su hija. Desea con todas sus fuerzas que Ino lo sienta, que sienta que él está ahí con ella, que siempre lo va a estar. Entonces Ino abre los ojos con un gesto de asombro, y por un instante le parece que sus miradas se cruzan, eso quiere creer, pero nota que la mirada contraria lo atraviesa.
Al menos el llanto ha cesado, Ino se incorpora a medias; con una mano apoya su peso en el colchón, mientras que con la otra seca sus lágrimas. Pasea su mirada por toda la habitación en busca de algo, de él.
—Estoy aquí —dice con la esperanza de que lo escuche. Ino se tensa un poco, pero vuelve a recostarse, esta vez boca arriba, soltando lentamente todo el aire que retuvo en sus pulmones. Se queda mirando el techo sujetando entre sus dedos una medallita que tiene colgada en el cuello. Inoichi la reconoce; era suya, una medallita con el símbolo del Clan Yamanaka.
Nuevas lágrimas vuelven a acumularse en Ino, pero esta vez sonríe mientras llora.
—Te amo tanto, papá —dice con la voz rota—. Yo…, gracias.
No mira hacia su dirección, Inoichi no tiene la certeza de que Ino sepa que él está ahí, pero lo sintió, aunque sea un poco. Sabe que su hija es fuerte y eso lo tranquiliza, más ahora que la ve secarse sus lágrimas, sonreír de lado, acomodar su mechón de pelo tras la oreja y besar la medalla.
Gracias por tomarse el tiempo de leer. Espero les guste.
