Blaine Anderson se muda a un pequeño pueblo para rehacer su vida y crea grandes muros emocionales que serán traspasados por Kurt Hummel, uno de los habitantes del pueblo.
Cuando Blaine cree haber encontrado la paz y felicidad que anhelaba, alguien de su pasado regresa a atormentarlo.
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Adaptación de la película "Safe Haven"
Historia sugerida por"hummelandersonsmythe" (•^-^•)
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CAPÍTULO 1
"Huyendo"
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En un barrio de lujo, un hombre con el cabello cubierto de gel por completo, corre desesperado por las calles en medio de la noche, lleva un brazo manchado de sangre y en el otro una bolsa de tela.
Su respiración es completamente agitada y va llorando, al llegar a una casa golpea la puerta insistentemente hasta que una mujer mayor abre y al verlo en ese estado lo hace pasar preguntándole qué había ocurrido.
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El hombre permanece oculto en dicha casa un par de días, se mira al espejo su cabello largo y rizado le cubre la frente ahora que no tiene ningún rastro de gel y la barba le empieza a crecer. Le agradece a la mujer por todo y en medio de la noche se va.
Camina a toda prisa por las calles, lleva puesto un abrigo de mangas largas y capucha con la que oculta su rostro lo más posible. Mira hacia todos lados para asegurarse que nadie lo siga.
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La policía busca al hombre por todas partes, ha recorrido todo el vecindario y nadie da razón de él. Empiezan a pensar en las posibilidades que tiene de escapar y los medios mediante los cuales podría hacerlo.
Llegan a la conclusión que la única forma de huir sin llamar la atención es en bus.
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El hombre de cabello rizado llega al terminal de buses y compra un boleto, está muy nervioso, las manos le tiemblan, se va tropezando con las personas y llama mucho la atención, al darse cuenta de ello, sale corriendo en busca del bus en el que se va a ir.
Cuando se está acomodando en un asiento, alcanza a divisar a dos agentes de policía que están deteniendo a los buses para inspeccionarlos y se tensa por completo.
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Un detective que era el más interesado en encontrarlo estaba revisando un bus y mostrando a todas las personas una foto del fugitivo, alguien creyó reconocerlo pero luego descartó la posibilidad ya que no era exactamente igual como lucía el hombre que había tropezado con él minutos atrás.
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El bus en donde iba el hombre de cabello rizado partió antes de que la policía llegara de ese lado, así que nunca se detuvo ni fue inspeccionado. Él respiró profundamente y se arrimó al espaldar cerrando los ojos pero sin sacarse la capucha.
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En un pequeño puerto el bus realiza una parada, se anuncia a los pasajeros que tendrán 15 minutos para bajarse. El hombre de la capucha toma la bolsa con la que viaja, baja y empieza a recorrer el lugar, el cual parece tranquilo y acogedor.
Está arrimado a una pared cuando ve dentro de una tienda a un hombre alto, blanco, cabello castaño, parece atractivo, pero no es posible estar seguro estando a esa distancia. Atiende a las personas que se bajaron del bus. Cuando todos los pasajeros han salido, se acerca y compra un vaso plástico, lo cual llama la atención del hombre castaño.
- ¿Sólo eso va a llevar?
El encapuchado asiente con la cabeza.
- Son 97 centavos.
El hombre paga y pronuncia un "gracias" antes de salir de la tienda.
Camina un poco más y llega a un muelle, respira profundamente mientras siente la brisa acariciándole el rostro. Escucha al bus anunciando su retirada del pueblo, se muerde el labio y decide quedarse, una vez que éste ha partido, se apoya en un barandal para observar el paisaje.
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El oficial llegó a la estación de policía y saludó a sus compañeros.
- Aquí están todos los videos de las cámaras de seguridad de la terminal de buses – dijo uno de ellos.
- Gracias, ya los reviso – tomó el disco y lo colocó en su computadora. Estuvo durante horas revisando detenidamente segundo a segundo cada video, no pensaba dejar escapar al fugitivo.
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Cuando anocheció, el hombre se quitó la capucha y se acomodó debajo del largo muelle y se dispuso a dormir.
Al día siguiente comenzó a recorrer las calles para conocer el lugar, no le tomó mucho tiempo darse cuenta que el pueblo era realmente pequeño, pocas casas, todos se conocían entre sí, una tienda, un restaurante, etc. Cada local era el único que había en su especie.
Varios días transcurrieron en los que deambulaba de un lado a otro, contemplaba el paisaje, compraba cualquier cosa para comer en la tienda, se sentaba al atardecer a observar la hermosa puesta de sol y dormía en el muelle.
Aunque trataba de pasar desapercibido, algunos de los habitantes ya se habían percatado de su presencia y lo solitario y misterioso que era.
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Estaba sentado frente al restaurante observando la gran afluencia que tenía, no era de extrañarse siendo el único lugar donde se podía ir a comer, pero no sólo las personas del pueblo iban sino también muchos turistas.
Finalmente se decidió y se levantó, fue caminando en dirección del restaurante y cuando entró se acercó a una mujer que estaba detrás del mostrador.
- ¡Buenas tardes! ¿Puedo hablar con el dueño por favor?
- ¡Buenas tardes! – contestó con amabilidad la mujer – Soy la dueña, ¿en qué puedo ayudarte?
- Tal vez esto suene inusual, pero ¿tiene algún puesto de trabajo para mí?
La mujer lo observó detenidamente – bueno, como verás hay mucho que hacer aquí, así que podría encontrar un puesto para ti, aunque no sé si tienes experiencia atendiendo mesas.
- Sí, si tengo experiencia.
- Bien, entonces eres bienvenido.
- ¿De verdad? – la miró anonadado - ¿Tengo trabajo?
- Personas con ganas de trabajar son las que hacen falta en el mundo – le sonrió.
- Muchas gracias, le aseguro que no se va a arrepentir de haberme dado la oportunidad y confiado en mí.
- Eso espero.
Comenzó a enseñarle todo lo que necesitaba saber y darle un mini entrenamiento.
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El policía seguía revisando videos, llevaba días haciéndolo, pero no se daba por vencido. Era tarde en la noche y todos se habían ido ya. Estaba cansado, se sobaba la cabeza con frustración cuando vio algo que le llamó la atención, un grupo de personas abordaban un bus, todos iban formados y subiendo despacio, de pronto alguien llegó corriendo y se subió a toda prisa y con evidente nerviosismo.
- Mierda – exclamó enojado – hizo un zoom y pudo reconocer el rostro del hombre al que perseguía, sólo que en lugar de llevar el cabello lleno de gel, lo tenía libre de producto por lo que los rizos le caían hacia los lados.
Trató de ver la placa, pero el ángulo de la toma no lo permitía, así que decidió centrarse en los demás detalles en busca de cualquier indicio sobre el lugar hacia donde iba el bus. Pudo ver que el cartel luminoso que decía "ATLANTA" se encendía.
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Un nuevo día empezaba y el hombre de cabello rizado seguía las instrucciones que le daba la dueña.
- Recuerda permanecer atento a las mesas, es importante estar pendiente de lo que quieren los clientes, pero sin atosigarlos. Puedes preguntarles una vez si necesitan algo, pero nada más, sólo una vez.
También vendemos comida para llevar – continuaba con el adiestramiento – llevarás siempre esta insignia con tu nombre para que los clientes puedan identificarte y llamarte si se les ofrece alguna cosa. Hablando de eso, soy tan despistada, no te he preguntado tu nombre.
- Blaine.
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El hombre de rizos observaba una cabaña apartada del pueblo, estaba en lo profundo del bosque, totalmente apartada de toda civilización.
- Necesita unos cuantos arreglos, pero como verá es una casa preciosa – decía la vendedora – está ubicada en una zona excelente, ideal para alguien que prefiere un lugar tranquilo, además está completamente amueblada. Así que ¿qué opina?
- La quiero.
- Muy buena decisión. Podemos llegar a un acuerdo para el financiamiento.
- La voy a comprar en efectivo.
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Era su primera noche en una cama después de un buen tiempo, se acostó y cayó dormido casi de inmediato.
"El hombre llevaba el cabello totalmente peinado con gel y vestía un traje elegante… de pronto gritaba mientras forcejeaba con alguien, él sostenía un cuchillo y se lo clavó a la persona con la que peleaba"
Blaine se despertó asustado en medio de la pesadilla, le tomó un par de minutos aclarar su mente y recordar dónde estaba. Vio las ventanas abiertas y se levantó de un brinco para cerrarlas.
Los ventanales eran grandes y no tenían cortinas, así que podía observar todo hacia fuera, de la misma forma en que cualquiera podría observar hacia dentro. Se sintió tenso en ese momento y comenzó a retroceder lentamente, cuando dio un paso hacia atrás, se rompió la madera, dejando su pie atrapado y haciéndolo caer de espalda.
Durante el resto de la noche no pudo volver a conciliar el sueño, estaba completamente paranoico observando a todos lados.